Sello de Juan Calvino
Por tanto, recuerden que en otro
tiempo, ustedes los gentiles en la carne, que son llamados “incircuncisión” por
la tal llamada “circuncisión,” hecha en la carne por manos humanas, recuerden que en ese
tiempo ustedes estaban separados de Cristo, excluidos de la comunidad de
Israel, extraños a los pactos de la promesa, sin tener esperanza y sin Dios en
el mundo. Pero ahora en Cristo Jesús, ustedes, que en
otro tiempo estaban lejos, han sido acercados por la sangre de Cristo.
Porque Él
mismo es nuestra paz, y de ambos pueblos
hizo uno, derribando la pared intermedia de separación, poniendo fin a la enemistad en su carne, la Ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear
en El mismo de los dos un nuevo hombre, estableciendo así la paz, y para reconciliar con Dios a los dos en
un cuerpo por medio de la cruz, habiendo dado muerte en ella a la enemistad.
Y vino y anunció paz a ustedes que estaban lejos, y paz a los que estaban cerca. Porque por medio de Cristo los unos y
los otros tenemos nuestra entrada al Padre en un mismo Espíritu.
Así pues, ustedes ya no son extraños ni
extranjeros, sino que son conciudadanos de los santos y son de la familia de
Dios. Están edificados sobre el fundamento de
los apóstoles y profetas, siendo Cristo Jesús mismo la piedra angular, en quien todo el
edificio, bien ajustado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor. En Cristo también ustedes son juntamente
edificados para morada de Dios en el Espíritu.
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