1 Cuídense de hacer el
bien en público sólo para que la gente los vea. De otro modo, no recibirán
recompensa del Padre que está en los cielos. 2 Por eso, cuando
socorras a algún necesitado, no lo pregones a bombo y platillo, como hacen los
hipócritas en las sinagogas y en las calles, para que la gente los alabe. Les
aseguro que esos ya han recibido su recompensa. 3 Cuando socorras a
un necesitado, hazlo de modo que ni siquiera tu mano izquierda sepa lo que hace
tu derecha. 4 Así tu buena obra quedará oculta y tu Padre, que ve en
lo escondido, te recompensará. […]
19 Y
es que el temor los había invadido a él y a todos sus compañeros a No acumulen
riquezas en este mundo pues las riquezas de este mundo se apolillan y se echan
a perder; además, los ladrones perforan las paredes y las roban. 20
Acumulen, más bien, riquezas en el cielo, donde no se apolillan ni se echan a
perder y donde no hay ladrones que entren a robarlas. 21 Pues donde
tengas tus riquezas, allí tendrás también el corazón. […]
25 Por
lo tanto les digo: No anden preocupados pensando qué van a comer o qué van a
beber para poder vivir, o con qué ropa van a cubrir su cuerpo. ¿Es que no vale
la vida más que la comida, y el cuerpo más que la ropa? […]
33
Ustedes, antes que nada, busquen el reino de Dios y todo lo justo y bueno que
hay en él, y Dios les dará, además, todas esas cosas. 34 No se
inquieten, pues, por el día de mañana, que el día de mañana ya traerá sus
inquietudes. ¡Cada día tiene bastante con sus propios problemas!
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