EL DIOS VIVO: SU GRANDEZA
Karl Barth, Instantes
Gloria a Dios en las alturas. (Lucas 2.14)
El Dios de la confesión cristiana de fe, a
diferencia de todos los demás dioses, no es encontrado e inventado, ni es un
Dios descubierto en última instancia por el hombre; no es el cumplimiento de lo
que el hombre de todos modos estaba buscando y a punto de encontrar. Nosotros,
los cristianos, hablamos del que ocupa absolutamente el lugar de todo cuanto en
otras ocasiones se suele llamar “Dios” y, por lo tanto, desbanca y excluye todo
eso y afirma ser sólo El la verdad. Allí donde se llega a ver al verdadero
Dios, los dioses caen por tierra, y El queda como el Único. Él es el que está
por encima de nosotros, y también por encima de nuestros más elevados y más
profundos sentimientos, esfuerzos e intuiciones, por encima de los productos
del espíritu humano por muy sublimes que éstos sean. Y esto guarda relación con
lo siguiente: Dios no es sólo indemostrable e inescrutable, sino también
inconcebible. “Dios en las alturas” significa aquel que está cimentado absolutamente
en sí mismo y, de ese modo, es real. Aquel que está patente y se hace patente a
nosotros, los hombres, única y exclusivamente por sí mismo. Precisamente este “Dios
en las alturas” se ha vuelto como tal al hombre, se ha dado al hombre, se le ha
hecho cognoscible. “Dios en las alturas” no denota un totalmente Otro que nada
tiene que ver con nosotros ni nos atañe en nada, que sería eternamente aje- no
a nosotros; “Dios en las alturas”, en el sentido de la confesión cristiana de
fe, significa: aquel que desde las alturas se inclina profundamente hasta
nosotros, ha venido a nosotros, se ha hecho de los nuestros. Dios en las
alturas es el Dios que se muestra como el verdadero Dios y, por tanto, como
aquel que en modo alguno está en nuestras manos, a pesar de lo cual nos ha
tomado precisamente así de la mano.
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CANONIZACIONES 2014: UN ABORDAJE NO CATÓLICO (II)
Es verdad que el tamaño del país
relativiza bastante ese crecimiento numérico, pero también es cierto que, si
bien de manera lenta, el rostro religioso de la sociedad mexicana está mutando
progresivamente. No ser católico en una sociedad así tampoco es impedimento
para acercarse a la fenomenología que de cualquier modo afecta a las mayorías y
a las minorías que siguen, muchas veces con escaso interés, lo que sucede en el
espectro católico-romano.
Al
redactar estas líneas, no se puede olvidar el impacto que ha tenido en México
(el país “siempre fiel” al catolicismo más tradicional, aunque con sus islotes
progresistas y carismáticos) el conocimiento del apoyo irrestricto de Wojtyla a
ese personaje satanizado muy a posteriori por su propia iglesia, pero que en sus
mejores tiempos encarnó la práctica más triunfalista del catolicismo de
orientación abiertamente pre-conciliar: Marcial Maciel. Todo lo que ahora se
sabe sobre él pasó hace muchas décadas por los despachos pontificios sin que se
le marcara un alto porque acaso su capacidad para convencer a las clases
sociales más encumbradas de las que obtuvo ingentes recursos económicos,
influyó más que su pésima fama acumulada y hoy difundida hasta el cansancio.
Podría decirse, sin temor a la equivocación, que Maciel fue el paradigma de lo
más opuesto a una opción por los pobres, pues su labor entre los feligreses
católicos más ricos se colocó a años luz de lo que se vivió en otras zonas
geográficas, ideológicas y culturales de su misma iglesia. Lejos se ve ya el
impacto del Concilio Vaticano II impulsado por Roncalli y que abrió las puertas
para el diálogo y el surgimiento de nuevas formas de espiritualidad, liturgia y
acción.
Porque
hay que decirlo sin medias tintas: el esfuerzo de Wojtyla por echar atrás esas
reformas y ajustes tuvo un resultado muy eficaz y le vino como anillo al dedo a
quienes anhelaban volver a las viejas maneras de ser católico en nuestro
subcontinente. Para muestra, vayan los casos de los obispos ya fallecidos
Sergio Méndez Arceo y Samuel Ruiz. El primero, para quienes en el ámbito no
católico no estén muy familiarizados, encabezó desde Cuernavaca una auténtica
“revolución” religiosa que intentó centrar en la persona de Cristo la vida de
fe de la grey católica. Ruiz, a su vez, promovió formas de inculturación que,
en su momento, le ganaron una enorme oposición en Roma. A la muerte de Méndez
Arceo, se buscó acabar con su legado colocando a Juan Jesús Posadas Ocampo en
su lugar, y en Chiapas, se impuso a Raúl Vera como obispo coadjutor de Ruiz
para echar por tierra su huella pastoral, sin imaginar que asumiría las
posturas de éste en una espectacular conversión que dura hasta la fecha.
Además de
apresuradas, ambas canonizaciones (sobre todo la de Wojtyla, rechazada por
diversos sectores católicos con base en su manifiesta inoperancia o complicidad
para tratar el bochornoso caso de Marcial Maciel y los Legionarios de Cristo)
resulta, a todas luces, una medida desesperada para tratar de frenar el éxodo
de católicos que se calcula en unos 10 mil por día en América Latina,
especialmente después de la “experiencia Ratzinger”, en la que la falta de
carisma del notable teólogo encumbrado al trono papal hizo (entre otras cosas
conocidas y otras que tardarán tiempo en revelarse), que él mismo abdicase al
puesto. Muchos de esos fieles perdidos por el catolicismo, ciertamente no van a
dar a las demás iglesias, sino que recalan en el agnosticismo o en el abierto
ateísmo, además de que otras religiones, como el islamismo, también consiguen
adeptos fruto de esa “sangría religiosa”.
Por
último, las palabras de Barranco son lapidarias ante la falta de sensibilidad
del Vaticano en aras de acelerar la subida a los altares de alguien como
Wojtyla: “En otras palabras, el papa polaco tiene algunos expedientes
candentes, humeantes, propios de un estadista de larga duración. Sin embargo,
los escándalos mundiales de pederastia surgen en su pontificado y los hereda al
sufrido Benedicto XVI, estigmatizando una herida en el capital moral de la
Iglesia”. En México todavía está muy fresca la herida causada por Ratzinger al
negarse a hablar personalmente con las personas que fueron objeto de pederastia
por Maciel. Quizá ése sea el mayor estigma que ahora resplandece en su
ignominia a los ojos de muchos, creyentes o no, católicos o no, porque se
trata, a todas luces de un asunto relacionado con los derechos humanos de las
personas, un tema que ninguna iglesia puede darse el lujo de poner en segundo
plano:
Existen personas y organismos sociales en México que han externado
indignación por la negativa del Vaticano a considerar las pruebas documentales
que muestran que en los mismos archivos de la Santa Sede existen por lo menos
212 expedientes que ponen de manifiesto el comportamiento doloso y patológico
no sólo de Maciel, sino de sus legionarios. Estos textos son invisibles para la
Congregación para las Causas de los Santos y, afortunadamente, están contenidos
en el libro La voluntad de no saber. El encubrimiento eclesiástico no sólo
ampara, entonces, a los pederastas, sino a los propios encubridores.
Y
curiosamente, el apelativo de “papa bueno” para Roncalli, contrasta
rotundamente con la parafernalia que sigue acompañando la huella de Wojtyla. Y
Blancarte no deja de subrayar estos claroscuros: “Se pueden decir muchas cosas
del papa polaco, pero ciertamente el adjetivo de ‘bueno’ no sería el que más le
acomodaría”. Tal vez por eso, la convocatoria de diversos grupos católicos,
dentro y fuera de México, para manifestar su inconformidad hacia esta
canonización (“Pide el Observatorio Eclesial al Papa detener la canonización de
Wojtyla”, www.jornada.unam.mx/2014/04/09/sociedad/046n2soc;
“Grupo de fieles cuestiona la
canonización del papa Juan Pablo II”, www.nacion.com/mundo/europa/Grupo-fieles-cuestiona-canonizacion-papa_0_1410258995.html) sea un signo de que los tiempos están cambiando, aunque otros
sectores se resistan. (LCO)
Notas
[1] B. Barranco, “La canonización
de Estado de Juan Pablo II”, en La Jornada, 23 de abril de 2014,www.jornada.unam.mx/2014/04/23/opinion/018a1pol.
[2] R. Blancarte, “La política de
la canonización”, en Milenio Diario, 22 de abril de 2014,www.milenio.com/firmas/roberto_blancarte/politica-canonizacion_18_285751424.html.
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PEÑA NIETO SE COMPROMETE CON OBISPOS CATÓLICOS A ACCIONES
CONJUNTAS CONTRA LA VIOLENCIA
ALC
Noticias, 8 de mayo de 2014
En la sede de la Conferencia del Episcopado (CEM), en Cuautitlán,
Estado de México, al norte de la capital, tuvo lugar el pasado viernes 2 de
mayo una reunión del titular del Ejecutivo con más de 100 prelados, ante
quienes expuso cómo han descendido los índices delictivos en el país, según
consigna la nota de El Universal. Además, “se comprometió con los
religiosos a realizar acciones conjuntas para contrarrestar la violencia en el
país y a dar respuesta a sus inquietudes en un plazo no mayor de cinco días”.
Todo ello porque Enrique Peña Nieto abrió la posibilidad de “que los obispos le
compartan información en materia de inseguridad y violencia, la cual obtiene
ellos a través de los fieles, aunque los religiosos resaltaron que no todas las
personas están denunciando los delitos”.
Eugenio Lira, secretario general de la CEM,
dio a conocer lo abordado en el encuentro privado que duró más de una hora y en
el cual se habló de la situación de los migrantes, los alcances de la reformas
estructurales y las leyes reglamentarias en discusión. Estuvo presente también
secretario de Gobernación (Interior), Miguel Ángel Osorio Chong y Eruviel
Avila, gobernador del Estado de México. Los obispos, encabezados por el
presidente de la CEM, Francisco Robles Ortega, le expresaron su preocupación
“porque las reformas estructurales respondan al bien de la población”, agrega
la nota.
“Fue el comienzo de un diálogo sobre este tema
de las reformas estructurales, el tiempo fue breve y quedan muchas cuestiones
que aclarar, por eso quedó abierto el diálogo para seguirlo por la vía
institucional. Hay más cosas que aclarar y profundizar más sobre las reformas”,
dijo Eugenio Lira. “Se trató de un diálogo importante, necesario y oportuno por
lo delicado de reformas estructurales que impactan al presente y futuro del
país. Son reformas necesarias, pero en los que hay temas que nos preocupan a
los obispos, y el Presidente dio respuesta en algunos temas al respecto, pero
habrá que profundizar más por las vías institucionales”, añadió.
Sobre el primer punto mencionado, en su
artículo quincenal, Bernardo Barranco refirió más detalles al afirmar que
Robles Ortega expresó: “La gente se pregunta en qué le beneficiarán las
recientes reformas estructurales y el tiempo que tardará en que esto se vea
reflejado de manera concreta en la paz, en la vida democrática, en su economía
y en su progreso integral. Esta incertidumbre se ve acrecentada por las
situaciones de violencia, inseguridad, desempleo y pobreza que viven muchas
personas”. Asimismo, le entregaron a Peña Nieto un comunicado titulado Por
México ¡actuemos!(www.cem.org.mx/contenido/337-mensaje-de-los-obispos-de-mexico-por-la-paz-desarrollo-educacion.html).
Allí se plantean con cierta energía varias preguntas sobre la coyuntura actual
del país:
¿Qué garantizará que la Reforma Educativa impulse un verdadero desarrollo integral para todos; una reforma en la cual se reconozca el derecho fundamental de padres y madres de familia, y la sociedad en su conjunto asuma la responsabilidad que le corresponde; y no venga a alimentar una nueva estructura burocrática que sólo defienda sus propios intereses? ¡Sin educación de calidad no hay personas, ni pueblos libres!
¿Qué garantizará que la Reforma Fiscal fomente una contribución verdaderamente justa, equitativa, corresponsable, clara, sin complejidades y que sea utilizada con honestidad y transparencia para construir un país con menos desigualdades, que favorezca el empleo digno y bien remunerado y las inversiones productivas; o será una maraña en la que puedan evadirse o esconderse quienes se benefician de los recursos del pueblo de México? ¡Sin honestidad, veracidad y transparencia los recursos seguirán siendo botín de pocos!
¿Que garantizará que la Reforma Política consolide una auténtica democracia y una real participación ciudadana que supere las artimañas de los más habilidosos para lucrar con el poder? ¡Sin verdadero amor al prójimo, sólo habrá una búsqueda ambiciosa de pedazos de poder!
¿Qué garantizará que la Reforma Energética haga que los recursos del País se inviertan para superar los graves atrasos de gran parte de la sociedad mexicana, y que las inversiones públicas o privadas, nacionales o extranjeras sean promotoras de progreso social, humano y comunitario, y cuidadosas del medio ambiente, por encima de intereses particulares? ¡Si la persona humana no está por encima del dinero, el dinero le pondrá precio a cada persona!
¿Qué garantizará que la Reforma en Telecomunicaciones ponga al alcance de todos las ventajas de la tecnología, la calidad de los contenidos y el respeto a la dignidad y privacidad de los ciudadanos? ¡Sin verdad y sin justicia los monopolios sólo cambiarán de manos, la manipulación de la opinión pública y de los contenidos la definirán los intereses dominantes!
¿Qué garantizará que la Reforma Fiscal fomente una contribución verdaderamente justa, equitativa, corresponsable, clara, sin complejidades y que sea utilizada con honestidad y transparencia para construir un país con menos desigualdades, que favorezca el empleo digno y bien remunerado y las inversiones productivas; o será una maraña en la que puedan evadirse o esconderse quienes se benefician de los recursos del pueblo de México? ¡Sin honestidad, veracidad y transparencia los recursos seguirán siendo botín de pocos!
¿Que garantizará que la Reforma Política consolide una auténtica democracia y una real participación ciudadana que supere las artimañas de los más habilidosos para lucrar con el poder? ¡Sin verdadero amor al prójimo, sólo habrá una búsqueda ambiciosa de pedazos de poder!
¿Qué garantizará que la Reforma Energética haga que los recursos del País se inviertan para superar los graves atrasos de gran parte de la sociedad mexicana, y que las inversiones públicas o privadas, nacionales o extranjeras sean promotoras de progreso social, humano y comunitario, y cuidadosas del medio ambiente, por encima de intereses particulares? ¡Si la persona humana no está por encima del dinero, el dinero le pondrá precio a cada persona!
¿Qué garantizará que la Reforma en Telecomunicaciones ponga al alcance de todos las ventajas de la tecnología, la calidad de los contenidos y el respeto a la dignidad y privacidad de los ciudadanos? ¡Sin verdad y sin justicia los monopolios sólo cambiarán de manos, la manipulación de la opinión pública y de los contenidos la definirán los intereses dominantes!
Según Barranco: “Por primera vez en mucho tiempo, los obispos abandonan el lenguaje de terciopelo para confrontar ante los protagonistas de las reformas el destino del país”. Algo que, en efecto, no sucedió en los dos sexenios anteriores gobernados por Acción Nacional, tradicionalmente de orientación católica. Esta actitud un tanto beligerante y de exigencia estaría en consonancia con la línea dictada por el papa Bergoglio en el sentido de que “los obispos deben comprometerse más con los pobres y deben tener un rol social más decidido”. Este articulista va más allá:
Es particularmente refrescante este giro porque la jerarquía venía abusando de su apoyo incondicional y acrítico hacia los gobiernos en turno. Parecía no sólo refugiarse en los poderes del Estado para colocar su agenda, sino también para enfrentar la creciente competencia religiosa de las iglesias pentecostales. Después de mucho tiempo, la jerarquía asume a la sociedad como referente, como su real interlocutor. Después de mucho, los obispos, con cuidado y delicadeza, toman distancia de las opciones y apuestas que está haciendo el gobierno de Peña Nieto.
Esta nueva postura afectaría la credibilidad de Peña ante los duros reproches de algunos sectores y los más recientes sucesos: desde el abierto desafío de los grupos de autodefensa en Michoacán hasta los desplegados del director de cine Alfonso Cuarón. El, al parecer, inesperado viraje de los obispos obedecería a las próximas visitas al Vaticano y así no llegar “con las manos vacías” frente a las exigencias sociales y pastorales de Bergoglio.
Casualmente, unos días antes de esta reunión, y a la luz de las recientes canonizaciones de los papas Roncalli y Wojtyla, han circulado algunos artículos que dan a conocer estadísticas relacionadas con la constante disminución de la población católica en el país. [2] Particularmente, El Universal publicó un reportaje amplio sobre ese tema.[3] Finalmente, el lunes 5, el programa de Barranco en la televisión estatal (http://oncetv-ipn.net/sacroyprofano/) estuvo dedicado a discutir el Estado laico y las reformas a los artículos 24 y 40 constitucionales, modificados para establecer la “libertad religiosa” y la laicidad del Estado de manera específica.
[1] B. Barranco, “El factor Francisco en la relación Iglesia-Estado”, en La Jornada, 7 de mayo de 2014,www.jornada.unam.mx/2014/05/07/opinion/023a2pol.
[2] Cf. la Encuesta Nacional de Cultura y Práctica Religiosa, del Instituto Mexicano de Doctrina Social,www.encuestacreerenmexico.mx/, y el Panorama de las religiones en México 2010, del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi),www.inegi.org.mx/prod_serv/contenidos/espanol/bvinegi/productos/censos/poblacion/2010/panora_religion/religiones_2010.pdf.Según la primera, 89 millones de ciudadanos se consideran católicos, mientras que 23 pertenecen a otra o ninguna religión.
[3] Majo Siscar, “Bajan católicos, suben evangélicos”, en El Universal, 23 de abril de 2014, www.eluniversal.com.mx/nacion-mexico/2014/periodismo-de-investigacion-bajan-catolicos-suben-evangelicos-1005360.html.
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