domingo, 11 de mayo de 2014

Letra 367, 11 de mayo de 2014

EL DIOS VIVO: SU GRANDEZA
Karl Barth, Instantes

Gloria a Dios en las alturas. (Lucas 2.14)

El Dios de la confesión cristiana de fe, a diferencia de todos los demás dioses, no es encontrado e inventado, ni es un Dios descubierto en última instancia por el hombre; no es el cumplimiento de lo que el hombre de todos modos estaba buscando y a punto de encontrar. Nosotros, los cristianos, hablamos del que ocupa absolutamente el lugar de todo cuanto en otras ocasiones se suele llamar “Dios” y, por lo tanto, desbanca y excluye todo eso y afirma ser sólo El la verdad. Allí donde se llega a ver al verdadero Dios, los dioses caen por tierra, y El queda como el Único. Él es el que está por encima de nosotros, y también por encima de nuestros más elevados y más profundos sentimientos, esfuerzos e intuiciones, por encima de los productos del espíritu humano por muy sublimes que éstos sean. Y esto guarda relación con lo siguiente: Dios no es sólo indemostrable e inescrutable, sino también inconcebible. “Dios en las alturas” significa aquel que está cimentado absolutamente en sí mismo y, de ese modo, es real. Aquel que está patente y se hace patente a nosotros, los hombres, única y exclusivamente por sí mismo. Precisamente este “Dios en las alturas” se ha vuelto como tal al hombre, se ha dado al hombre, se le ha hecho cognoscible. “Dios en las alturas” no denota un totalmente Otro que nada tiene que ver con nosotros ni nos atañe en nada, que sería eternamente aje- no a nosotros; “Dios en las alturas”, en el sentido de la confesión cristiana de fe, significa: aquel que desde las alturas se inclina profundamente hasta nosotros, ha venido a nosotros, se ha hecho de los nuestros. Dios en las alturas es el Dios que se muestra como el verdadero Dios y, por tanto, como aquel que en modo alguno está en nuestras manos, a pesar de lo cual nos ha tomado precisamente así de la mano.
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CANONIZACIONES 2014: UN ABORDAJE NO CATÓLICO  (II)

Es verdad que el tamaño del país relativiza bastante ese crecimiento numérico, pero también es cierto que, si bien de manera lenta, el rostro religioso de la sociedad mexicana está mutando progresivamente. No ser católico en una sociedad así tampoco es impedimento para acercarse a la fenomenología que de cualquier modo afecta a las mayorías y a las minorías que siguen, muchas veces con escaso interés, lo que sucede en el espectro católico-romano.
Al redactar estas líneas, no se puede olvidar el impacto que ha tenido en México (el país “siempre fiel” al catolicismo más tradicional, aunque con sus islotes progresistas y carismáticos) el conocimiento del apoyo irrestricto de Wojtyla a ese personaje satanizado muy a posteriori por su propia iglesia, pero que en sus mejores tiempos encarnó la práctica más triunfalista del catolicismo de orientación abiertamente pre-conciliar: Marcial Maciel. Todo lo que ahora se sabe sobre él pasó hace muchas décadas por los despachos pontificios sin que se le marcara un alto porque acaso su capacidad para convencer a las clases sociales más encumbradas de las que obtuvo ingentes recursos económicos, influyó más que su pésima fama acumulada y hoy difundida hasta el cansancio. Podría decirse, sin temor a la equivocación, que Maciel fue el paradigma de lo más opuesto a una opción por los pobres, pues su labor entre los feligreses católicos más ricos se colocó a años luz de lo que se vivió en otras zonas geográficas, ideológicas y culturales de su misma iglesia. Lejos se ve ya el impacto del Concilio Vaticano II impulsado por Roncalli y que abrió las puertas para el diálogo y el surgimiento de nuevas formas de espiritualidad, liturgia y acción.
Porque hay que decirlo sin medias tintas: el esfuerzo de Wojtyla por echar atrás esas reformas y ajustes tuvo un resultado muy eficaz y le vino como anillo al dedo a quienes anhelaban volver a las viejas maneras de ser católico en nuestro subcontinente. Para muestra, vayan los casos de los obispos ya fallecidos Sergio Méndez Arceo y Samuel Ruiz. El primero, para quienes en el ámbito no católico no estén muy familiarizados, encabezó desde Cuernavaca una auténtica “revolución” religiosa que intentó centrar en la persona de Cristo la vida de fe de la grey católica. Ruiz, a su vez, promovió formas de inculturación que, en su momento, le ganaron una enorme oposición en Roma. A la muerte de Méndez Arceo, se buscó acabar con su legado colocando a Juan Jesús Posadas Ocampo en su lugar, y en Chiapas, se impuso a Raúl Vera como obispo coadjutor de Ruiz para echar por tierra su huella pastoral, sin imaginar que asumiría las posturas de éste en una espectacular conversión que dura hasta la fecha.
Además de apresuradas, ambas canonizaciones (sobre todo la de Wojtyla, rechazada por diversos sectores católicos con base en su manifiesta inoperancia o complicidad para tratar el bochornoso caso de Marcial Maciel y los Legionarios de Cristo) resulta, a todas luces, una medida desesperada para tratar de frenar el éxodo de católicos que se calcula en unos 10 mil por día en América Latina, especialmente después de la “experiencia Ratzinger”, en la que la falta de carisma del notable teólogo encumbrado al trono papal hizo (entre otras cosas conocidas y otras que tardarán tiempo en revelarse), que él mismo abdicase al puesto. Muchos de esos fieles perdidos por el catolicismo, ciertamente no van a dar a las demás iglesias, sino que recalan en el agnosticismo o en el abierto ateísmo, además de que otras religiones, como el islamismo, también consiguen adeptos fruto de esa “sangría religiosa”.
Por último, las palabras de Barranco son lapidarias ante la falta de sensibilidad del Vaticano en aras de acelerar la subida a los altares de alguien como Wojtyla: “En otras palabras, el papa polaco tiene algunos expedientes candentes, humeantes, propios de un estadista de larga duración. Sin embargo, los escándalos mundiales de pederastia surgen en su pontificado y los hereda al sufrido Benedicto XVI, estigmatizando una herida en el capital moral de la Iglesia”. En México todavía está muy fresca la herida causada por Ratzinger al negarse a hablar personalmente con las personas que fueron objeto de pederastia por Maciel. Quizá ése sea el mayor estigma que ahora resplandece en su ignominia a los ojos de muchos, creyentes o no, católicos o no, porque se trata, a todas luces de un asunto relacionado con los derechos humanos de las personas, un tema que ninguna iglesia puede darse el lujo de poner en segundo plano:

Existen personas y organismos sociales en México que han externado indignación por la negativa del Vaticano a considerar las pruebas documentales que muestran que en los mismos archivos de la Santa Sede existen por lo menos 212 expedientes que ponen de manifiesto el comportamiento doloso y patológico no sólo de Maciel, sino de sus legionarios. Estos textos son invisibles para la Congregación para las Causas de los Santos y, afortunadamente, están contenidos en el libro La voluntad de no saber. El encubrimiento eclesiástico no sólo ampara, entonces, a los pederastas, sino a los propios encubridores.

Y curiosamente, el apelativo de “papa bueno” para Roncalli, contrasta rotundamente con la parafernalia que sigue acompañando la huella de Wojtyla. Y Blancarte no deja de subrayar estos claroscuros: “Se pueden decir muchas cosas del papa polaco, pero ciertamente el adjetivo de ‘bueno’ no sería el que más le acomodaría”. Tal vez por eso, la convocatoria de diversos grupos católicos, dentro y fuera de México, para manifestar su inconformidad hacia esta canonización (“Pide el Observatorio Eclesial al Papa detener la canonización de Wojtyla”, www.jornada.unam.mx/2014/04/09/sociedad/046n2soc; “Grupo de fieles cuestiona la canonización del papa Juan Pablo II”, www.nacion.com/mundo/europa/Grupo-fieles-cuestiona-canonizacion-papa_0_1410258995.html) sea un signo de que los tiempos están cambiando, aunque otros sectores se resistan. (LCO)

Notas

[1] B. Barranco, “La canonización de Estado de Juan Pablo II”, en La Jornada, 23 de abril de 2014,www.jornada.unam.mx/2014/04/23/opinion/018a1pol.
[2] R. Blancarte, “La política de la canonización”, en Milenio Diario, 22 de abril de 2014,www.milenio.com/firmas/roberto_blancarte/politica-canonizacion_18_285751424.html.

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PEÑA NIETO SE COMPROMETE CON OBISPOS CATÓLICOS A ACCIONES CONJUNTAS CONTRA LA VIOLENCIA
ALC Noticias, 8 de mayo de 2014

En la sede de la Conferencia del Episcopado (CEM), en Cuautitlán, Estado de México, al norte de la capital, tuvo lugar el pasado viernes 2 de mayo una reunión del titular del Ejecutivo con más de 100 prelados, ante quienes expuso cómo han descendido los índices delictivos en el país, según consigna la nota de El Universal. Además, “se comprometió con los religiosos a realizar acciones conjuntas para contrarrestar la violencia en el país y a dar respuesta a sus inquietudes en un plazo no mayor de cinco días”. Todo ello porque Enrique Peña Nieto abrió la posibilidad de “que los obispos le compartan información en materia de inseguridad y violencia, la cual obtiene ellos a través de los fieles, aunque los religiosos resaltaron que no todas las personas están denunciando los delitos”.
Eugenio Lira, secretario general de la CEM, dio a conocer lo abordado en el encuentro privado que duró más de una hora y en el cual se habló de la situación de los migrantes, los alcances de la reformas estructurales y las leyes reglamentarias en discusión. Estuvo presente también secretario de Gobernación (Interior), Miguel Ángel Osorio Chong y Eruviel Avila, gobernador del Estado de México. Los obispos, encabezados por el presidente de la CEM, Francisco Robles Ortega, le expresaron su preocupación “porque las reformas estructurales respondan al bien de la población”, agrega la nota.
“Fue el comienzo de un diálogo sobre este tema de las reformas estructurales, el tiempo fue breve y quedan muchas cuestiones que aclarar, por eso quedó abierto el diálogo para seguirlo por la vía institucional. Hay más cosas que aclarar y profundizar más sobre las reformas”, dijo Eugenio Lira. “Se trató de un diálogo importante, necesario y oportuno por lo delicado de reformas estructurales que impactan al presente y futuro del país. Son reformas necesarias, pero en los que hay temas que nos preocupan a los obispos, y el Presidente dio respuesta en algunos temas al respecto, pero habrá que profundizar más por las vías institucionales”, añadió.

Sobre el primer punto mencionado, en su artículo quincenal, Bernardo Barranco refirió más detalles al afirmar que Robles Ortega expresó: “La gente se pregunta en qué le beneficiarán las recientes reformas estructurales y el tiempo que tardará en que esto se vea reflejado de manera concreta en la paz, en la vida democrática, en su economía y en su progreso integral. Esta incertidumbre se ve acrecentada por las situaciones de violencia, inseguridad, desempleo y pobreza que viven muchas personas”. Asimismo, le entregaron a Peña Nieto un comunicado titulado Por México ¡actuemos!(www.cem.org.mx/contenido/337-mensaje-de-los-obispos-de-mexico-por-la-paz-desarrollo-educacion.html). Allí se plantean con cierta energía varias preguntas sobre la coyuntura actual del país:


¿Qué garantizará que la Reforma Educativa impulse un verdadero desarrollo integral para todos; una reforma en la cual se reconozca el derecho fundamental de padres y madres de familia, y la sociedad en su conjunto asuma la responsabilidad que le corresponde; y no venga a alimentar una nueva estructura burocrática que sólo defienda sus propios intereses? ¡Sin educación de calidad no hay personas, ni pueblos libres!

¿Qué garantizará que la Reforma Fiscal fomente una contribución verdaderamente justa, equitativa, corresponsable, clara, sin complejidades y que sea utilizada con honestidad y transparencia para construir un país con menos desigualdades, que favorezca el empleo digno y bien remunerado y las inversiones productivas; o será una maraña en la que puedan evadirse o esconderse quienes se benefician de los recursos del pueblo de México? ¡Sin honestidad, veracidad y transparencia los recursos seguirán siendo botín de pocos!

¿Que garantizará que la Reforma Política consolide una auténtica democracia y una real participación ciudadana que supere las artimañas de los más habilidosos para lucrar con el poder? ¡Sin verdadero amor al prójimo, sólo habrá una búsqueda ambiciosa de pedazos de poder!

¿Qué garantizará que la Reforma Energética haga que los recursos del País se inviertan para superar los graves atrasos de gran parte de la sociedad mexicana, y que las inversiones públicas o privadas, nacionales o extranjeras sean promotoras de progreso social, humano y comunitario, y cuidadosas del medio ambiente, por encima de intereses particulares? ¡Si la persona humana no está por encima del dinero, el dinero le pondrá precio a cada persona!

¿Qué garantizará que la Reforma en Telecomunicaciones ponga al alcance de todos las ventajas de la tecnología, la calidad de los contenidos y el respeto a la dignidad y privacidad de los ciudadanos? ¡Sin verdad y sin justicia los monopolios sólo cambiarán de manos, la manipulación de la opinión pública y de los contenidos la definirán los intereses dominantes!

Según Barranco: “Por primera vez en mucho tiempo, los obispos abandonan el lenguaje de terciopelo para confrontar ante los protagonistas de las reformas el destino del país”. Algo que, en efecto, no sucedió en los dos sexenios anteriores gobernados por Acción Nacional, tradicionalmente de orientación católica. Esta actitud un tanto beligerante y de exigencia estaría en consonancia con la línea dictada por el papa Bergoglio en el sentido de que “los obispos deben comprometerse más con los pobres y deben tener un rol social más decidido”. Este articulista va más allá:

Es particularmente refrescante este giro porque la jerarquía venía abusando de su apoyo incondicional y acrítico hacia los gobiernos en turno. Parecía no sólo refugiarse en los poderes del Estado para colocar su agenda, sino también para enfrentar la creciente competencia religiosa de las iglesias pentecostales. Después de mucho tiempo, la jerarquía asume a la sociedad como referente, como su real interlocutor. Después de mucho, los obispos, con cuidado y delicadeza, toman distancia de las opciones y apuestas que está haciendo el gobierno de Peña Nieto. 

Esta nueva postura afectaría la credibilidad de Peña ante los duros reproches de algunos sectores y los más recientes sucesos: desde el abierto desafío de los grupos de autodefensa en Michoacán hasta los desplegados del director de cine Alfonso Cuarón. El, al parecer, inesperado viraje de los obispos obedecería a las próximas visitas al Vaticano y así no llegar “con las manos vacías” frente a las exigencias sociales y pastorales de Bergoglio.
Casualmente, unos días antes de esta reunión, y a la luz de las recientes canonizaciones de los papas Roncalli y Wojtyla, han circulado algunos artículos que dan a conocer estadísticas relacionadas con la constante disminución de la población católica en el país. [2] Particularmente, El Universal publicó un reportaje amplio sobre ese tema.[3] Finalmente, el lunes 5, el programa de Barranco en la televisión estatal (http://oncetv-ipn.net/sacroyprofano/) estuvo dedicado a discutir el Estado laico y las reformas a los artículos 24 y 40 constitucionales, modificados para establecer la “libertad religiosa” y la laicidad del Estado de manera específica.


[1] B. Barranco, “El factor Francisco en la relación Iglesia-Estado”, en La Jornada, 7 de mayo de 2014,www.jornada.unam.mx/2014/05/07/opinion/023a2pol.
[2] Cf. la Encuesta Nacional de Cultura y Práctica Religiosa, del Instituto Mexicano de Doctrina Social,www.encuestacreerenmexico.mx/, y el Panorama de las religiones en México 2010, del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi),www.inegi.org.mx/prod_serv/contenidos/espanol/bvinegi/productos/censos/poblacion/2010/panora_religion/religiones_2010.pdf.Según la primera, 89 millones de ciudadanos se consideran católicos, mientras que 23 pertenecen a otra o ninguna religión.
[3] Majo Siscar, “Bajan católicos, suben evangélicos”, en El Universal, 23 de abril de 2014, www.eluniversal.com.mx/nacion-mexico/2014/periodismo-de-investigacion-bajan-catolicos-suben-evangelicos-1005360.html.

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