LIBERTAD
Karl Barth
Instantes. Santander, Sal Terrae, 2005, pp. 97-98.
Habéis
sido llamados a la libertad.
Gálatas 5.13
E
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s verdad
que un ser humano libre, en la medida en que esta expresión tenga sentido, se esforzará por ser independiente. Pero el ser humano libre no está obligado a
querer ser independiente de la presión exterior. También puede soportar
cualquier disciplina no deseada.
Uno se acerca al meollo de la
cuestión cuando describe la libertad como superioridad del ser humano respecto
de cuanto pretende forzarlo interiormente. Las palabras y hechos del ser humano
libre permiten reconocerlo como alguien que, en todo caso, tiene bajo control
su respeto por la importancia de su propia persona, su temor a sus
inferioridades, su tenacidad para seguir estimando las metas escogidas en otro
tiempo, su preocupación por su buena fama.
Pero la negación de la falta
de libertad nunca puede ser otra cosa, ni siquiera en sus formas más nobles,
que una preparación para la libertad. Los seres humanos libres son personas que
piensan y actúan
de manera positiva: ¡cada uno de ellos constituye un signo de esperanza, de
consuelo, de aliento para muchos que siguen sin ser libres! Son necesarios,
pues, precisamente para bien de quienes siguen sin ser libres.
Demos un último paso: de suyo,
no se entiende que haya seres humanos libres. La libertad es un don libre. El Dios
libre, ante el cual todos deben declararse no libres, pero que quiere cuidar y
ha cuidado largo tiempo precisamente de quienes no son libres, es el origen de
la libertad. Continuamente crea nuevos seres humanos libres. Y la actividad verdaderamente
decisiva de la libertad de éstos, renovada cada mañana, consistirá en invocar:
“¡Haznos libres, Señor!”.
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IGLESIA AMMI-SHADDAY,
1999-2006
Rubén D. Núñez Castro
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stando por
concluir el periodo de llamamiento pastoral del Pbro. Salatiel Palomino López
con la iglesia Ammi-Shadday nuestros hermanos tienen un ofrecimiento de trabajo
en Estados Unidos. En ese tiempo nos acompañaron en el ministerio pastoral de
la iglesia los hermanos Eliseo Vílchez y su esposa Deniz…. a lo largo de un año
aproximadamente. El A.I. Jonathan Forcada comentó que un hermano acababa de
terminar sus estudios en el seminario pero que tenía alguna relación con la
Iglesia Príncipe de Paz. Se trataba del seminarista graduado Rubén Arjona
Mejía, pero que todavía no estaba ordenado; vimos que era una buena oportunidad
y lo contactamos para invitarlo a colaborar con la iglesia. A pesar de que
nuestro hermano Rubén Arjona tenia algunos planes y de su relación con el
consistorio de la iglesia Príncipe de Paz con gusto aceptó colaborar con
nosotros. Después de un año de trabajar en nuestra iglesia su esposa tuvo la
oportunidad de hacer un posgrado en el extranjero, y solicitó permiso para
retirarse por un año de la relación con la Iglesia para acompañar a su esposa y de alguna forma
también hacer algunos estudios para fortalecer su ministerio, dejado a la
iglesia en plena libertad de buscar algún otro pastor, pues consideraba que era
mucho tiempo para que la iglesia estuviera sin atención pastoral.
Cuando
se supo que nuestro hermano Rubén Arjona y su esposa iban a regresar al país
nuevamente se le contactó para invitarlos a continuar su trabajo con nosotros, lo
cual aceptó y de esa forma se incorporó nuevamente al trabajo pastoral. En este
periodo recibió el llamamiento como pastor y comenzaron los trámites ante el
Presbiterio Berea para su ordenación e instalación. Después de un tiempo, el 23
de junio de 2002 fue ordenado e instalado como pastor de la Iglesia
Ammi-Shadday por un periodo de 5 años y así comenzó una relación de pastor e Iglesia, su trabajo
se destacó por llevar a la práctica viva el ministerio de la mujer, pues en
este tiempo se prepararon algunas hermanas para ser oficiales de la iglesia,
tanto ancianas como diaconisas, y en un culto muy solemne y memorable la
iglesia Ammi-Shadday y el Pbro. Arjona Mejía ordenaron las primeras hermanas
para oficiales de la iglesia. También cabe reconocer su participación cercana
con los jóvenes de nuestra iglesia, la preparación y enseñanza sobre la
administración del sacramento de la Santa Cena para los niños, la preocupación
y atención solidaria en todos los aspectos por los más necesitados. A fines de 2006
tuvo que separarse del trabajo pastoral
de nuestra iglesia. Agradecemos a nuestro Dios la vida y ministerio del Pbro.
Rubén Arjona Mejía por su valiosa colaboración y aportación en la vida de la
Iglesia Ammi-Shadday.
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70 AÑOS DE LA MUERTE DE DIETRICH BONHOEFFER
Jacqueline Alencar, Protestante Digital, 9 de abril de 2015
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l
pastor, teólogo y profesor alemán Dietrich Bonhoeffer fue encarcelado en 1943 y
ejecutado el 9 de abril de 1945 por el régimen nazi. Su ejemplo de vida ha
inspirado a los cristianos de distintas tendencias y sensibilidades desde
entonces. Pero también ha tenido una influencia importante en el pensamiento y
desarrollo teológico, el cual sigue resultando relevante ahora que se cumplen
70 años después de su muerte. Entrevistamos a Eduardo Delás, teólogo y pastor
de la Primera Iglesia Evangélica Bautista de la Calle Quart, quien ha realizado
su tesis doctoral sobre el pensamiento eclesiológico y cristológico de
Bonhoeffer. Además, ha escrito, entre otros libros, Dietrich Bonhoeffer: Un
teólogo a contratiempo (2006).
¿Por qué eligió Delás profundizar en la
persona y teología de Bonhoeffer? El de Bonhoeffer —comenta Delás— es un
pensamiento eclesiológico y cristológico que necesitamos revalorizar en un
momento como el actual, poniéndolo al servicio del pueblo de Dios en el siglo xxi”. Además “si tuviese que definirse
su aportación al pensamiento teológico contemporáneo, Bonhoeffer tendría que
pasar a la historia como un teólogo de la realidad. La realidad de la iglesia,
dentro de la realidad del mundo, desde la realidad de un Dios que se ha
revelado en la persona de Jesús de Nazaret”. En la Introducción
General de su tesis, Eduardo Delás define a Bonhoeffer como “un pensador
cristiano capaz de rescatar de las ruinas de la teología liberal y de la
iglesia estatal nominal, una nueva comprensión del acontecimiento Cristo
nacida, a la par, de la erudición académica y de la experiencia eclesial, así
como de una nueva visión de la Iglesia que no brota de teorizaciones
metafísicas, ni de discursos domesticados por el poder, sino de un compromiso
radical e insobornable con la vida en comunidad desde el seguimiento de Jesús”.
Bonhoeffer también escribió: Sanctorum Communio, ¿Quién es y quién fue
Jesucristo?, El precio de la gracia, Ética, Resistencia y sumisión.
Comenzaremos hablando del libro Vida en comunidad, escrito por Dietrich
Bonhoeffer, pero antes me gustaría preguntarle qué le ha motivado a elegirlo
como tema de su tesis doctoral. ¿Podría comentarnos que aspectos abordó en la
misma? En realidad, la tesis se encuentra construida sobre un diálogo con
las obras más importantes del autor. Vida en comunidad no es una obra
muy conocida para el gran público, pero se trata de uno de los libros más
emblemáticos de Dietrich Bonhoeffer. Sobre todo, por el tema que trabaja: la
eclesiología.
Usted comenta en una separata de su tesis que la época en que se escribe Vida en comunidad está dominada por la
convicción central de que lucha y piedad confesante son los dos pilares sobre
los que ha de sostenerse la vida comunitaria... ¿Podría especificar un poco
más? Hace años escribí un libro sobre el autor titulado: Dietrich
Bonhoeffer: Un teólogo a contratiempo. La suya fue, exactamente, una vida
así: Corta, intensa y comprometida hasta sus últimas consecuencias. La Iglesia
Confesante, de la que Bonhoeffer había sido miembro fundador, formada por un
puñado de cristianos contrarios al régimen nazi y decididos a jugarse la vida
por defender la esencia del evangelio, imponía un modo de vivir que sólo podía
ser descrito en términos de lucha y piedad. Importa recordar que este libro fue
escrito en 1938.
¿Qué motivos llevaron a Bonhoeffer a escribir esta obra? ¿Cuál era el
trasfondo socio-político y teológico en el que se escribió? He citado antes algo del trasfondo
socio-político general. Pero, sobre todo, en este marco dramático en el que la
iglesia estatal (protestante y católica) se había entregado en los brazos de Hitler
y su modelo de cristianismo, era necesario disponer de un lugar donde pudieran
formarse teológicamente nuevos pastores para cuidar, orientar y enseñar a las
iglesias en la fe del evangelio. El problema era que muchos de los candidatos
provenían de universidades liberales en las que la fe, la piedad y el
cristianismo auténtico brillaban por su ausencia. La idea de escribir un libro
como Vida en comunidad era disponer de una “regla de vida” para
discipular a los candidatos al pastorado en las disciplinas de lo que llamamos
la Lectio divina: Lectura, Oración y meditación. Pero, más allá de eso,
la pretensión última era aprender a vivir en comunidad desde los valores del
reino de Dios: El amor, la misericordia, la justicia, el perdón y la
reconciliación. Ahí radica su carga de explosividad social. Se trataba de un
libro orientativo que todos los aspirantes a pastores deberían leer y meditar.
Es decir que el pastor de la
iglesia confesante alemana no se quedó de brazos cruzados cuando la Gestapo
cerró el seminario en el año 1937...
Nada de eso. La formación de pastores continuó a pesar de la
prohibición que incluía amenaza de cárcel. Que sepamos, se pudo seguir hasta
que se inició la guerra. La mayoría de los estudiantes fueron llamados a filas
y casi todos murieron en combate.
El libro fue censurado. Me
gustaría saber qué paso posteriormente...
En realidad, hacía años que Bonhoeffer tenía
prohibido enseñar teología en la universidad y, por descontado, también
escribir. Cuando Finkenwalde (El Seminario) cerró, se continuaron haciendo
copias del libro en pequeñas imprentas clandestinas. No había otro camino.
Volvamos al Seminario. ¿Por qué
piensa que además de sus clases de teología Bonhoeffer lo compartía todo con
los aspirantes a pastores?
Realmente, era una “escuela de vida”. Bonhoeffer enseñaba, pero
también convivía, comía y fregaba con los estudiantes. Tenía muy pocos años más
que la mayoría y era un hombre con evidentes habilidades sociales. La razón
última por la que se sumergió con ese nivel de implicación en el día a día de
la comunidad de estudiantes sólo podía ser ésta: “La palabra moviliza, el
ejemplo arrasa”. No hace falta añadir nada más.
¿La meta era vivir una vida
monacal, para no contaminarse con el exterior?
Claro que no. El objetivo último era aprender
a creer y vivir. Para la mayoría de los estudiantes lo que se enseñaba y
compartía en el Seminario era nuevo y distinto a todo lo que habían conocido.
Pero jamás se interpretó como un fin en sí mismo.
¿Por qué la insistencia en
trabajar una vida en comunidad antes de salir al exterior para difundir el
mensaje de Jesús?
La
vida en comunidad junto con la enseñanza teológica formaba parte de la
preparación para servir en las iglesias. La idea era aprender la imitación y el
seguimiento de Jesús, es decir, ser como él fue y vivir como él vivió. […]
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