domingo, 25 de octubre de 2015

Letra 441, 25 de octubre de 2015

REFLEJO
Karl Barth
Instantes. Santander, Sal Terrae, 2005, p. 134.

¡Alabadlo en su gran gloria!
Salmo 150.2


He Qi, La llamada de los discípulos

N
o podemos negar que Dios es espléndido por el modo en que irradia alegría y que, por tanto, todo cuanto él es lo es con belleza. Siempre que se afirme otra cosa, el anuncio de su gloria tendrá en sí mismo algo de peligrosamente triste, sin brillo, sin humor, por no decir aburrido. Dios se brinda a la criatura. Ésta es su gloria revelada en Jesucristo. Y la criatura a la que Dios se brinda puede alabarlo. Allí donde hay luz, es inevitable exponerse a la misma. Allí donde hay brillo se produce un reflejo. En consecuencia, todas las criaturas pueden contemplar que su destino consiste en dar en el tiempo una respuesta fuera de toda proporción, aunque fiel, al júbilo de que la divinidad está colmada desde la eternidad. Lo hacen los ángeles, pero lo mismo hace también la más ínfima criatura, para vergüenza y enseñanza nuestra.
El ser humano recupera en Jesucristo su destino, sí, con la promesa de que participará en la gloria de Dios; pero su ingreso en el coro de la creación celestial y terrena es tan sólo el de un rezagado lleno de vergüenza: la exultación de dicho coro nunca quedó interrumpida, pues, si padeció y suspiró, fue siempre y únicamente debido al ser humano, el cual, con inconcebible necedad e ingratitud, negó la participación de su propia voz en el júbilo que lo rodeaba.
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“CON LA REFORMA, LA BIBLIA SE ELEVA A UNA POSICIÓN ÚNICA DE AUTORIDAD”, Protestante Digital, 30 de octubre de 2014

Como cada 31 de octubre, millones de cristianos en todo el mundo recuerdan el movimiento que surgió en Europa en el siglo XVI que cambiaría para siempre el mundo: la Reforma protestante. Tras acercarnos a la figura de Lutero y los sucesos históricos que le tocó vivir, y repasar asimismo la influencia del pensamiento protestante en la formación de la sociedad europea, examinamos la teología de la Reforma, los principios que sostuvo entonces, y si éstos siguen siendo válidos para la iglesia del siglo XXI. Atiende Bernard Coster; teólogo, profesor bíblico en varios seminarios protestantes en España y coescritor del libro La reforma ayer y hoy.

Este 31 de octubre se celebra el Día de la Reforma. ¿Cuál era la situación de la iglesia cristiana ante la que Lutero “protestó”? ¿Qué creía aquella iglesia y por qué reaccionó así aquel fraile alemán?
Debemos comprender la reforma protestante como un momento en el que se forma una nueva tradición cristiana. En este siglo vemos un agotamiento de las tradiciones medievales: la institución del papado, la jerarquía, la teología escolástica, y los movimientos monásticos principales. Ya en el XV el pueblo cristiano busca una espiritualidad propia, independiente de la iglesia. No obstante, esta espiritualidad propia estaba desorientada. Esta espiritualidad recibe un impulso enorme de la Reforma por dos cosas: una teología nueva y una orientación nueva hacia la Biblia. Al mismo tiempo aparece un nuevo modelo de la iglesia. No tan jerárquico y autocrático, sino más aristocrático, aproximándose hacia una forma democrática.

El día 31 de octubre se relaciona con las 95 tesis de Lutero, un tratado contra la venta de indulgencias. Pero, ¿qué había detrás de esta protesta?
Lutero es mucho más que la lucha contra las indulgencias. Más que una nueva soteriología, aunque el movimiento de la Reforma, comienza con una acción teológica para despertar el debate sobre el abuso de poder de las almas por la Iglesia Católica, muy corrupta en Alemania. En aquella época, por ejemplo en España, la iglesia está mucho más controlada por los reinos, las autoridades, que en Alemania, donde la iglesia papal tiene mucho más espacio para abusar de un pueblo ingenuo por medio de este sistema de indulgencias. Lutero reacciona contra este engaño. […]
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LA REFORMA PROTESTANTE Y SU INFLUENCIA EN LA CULTURA OCCIDENTAL (III)
Valparaíso, Chile, 10 de octubre de 2015

En otro texto, Alicia Mayer explica la forma en que Lutero fue trasplantado, deformado y atacado en Nueva España, sin olvidar su aspecto físico, con tal de erigirlo como la encarnación de todos los males:

Condenar la Reforma y a quien se consideraba el padre de la misma fue la consigna y la política defendida por el estado-Iglesia español. […]
Lutero fue expuesto en la pivota propagandística del catolicismo postridentino, exhibido como el mayor enemigo de la fe. […] Enjuiciado Lutero desde el punto de vista moral y religioso, resultó, de ahí en adelante, un ente diabólico y execrable. […]
Entre 1580 y 1645, se formuló en la historiografía colonial una imagen que podríamos llamar “mítica” de Lutero, pero en un sentido negativo, como antihéroe. […]
Se sacó a Lutero a puntapiés de su contexto histórico y se proyectó a un mar de categorías. Llovieron sobre él infamantes adjetivos: era maldito, perverso, vil. Comúnmente se referían a él los autores como lobo, serpiente o cuervo.[1]

Importaba realmente poco si Lutero, el personaje, el ser humano como tal, en una imagen confiable, arribaba o no a las costas americanas. Lo que había llegado era el estereotipo de la herejía, la heterodoxia encarnada en un nombre y en un símbolo que representaba lo que tantos habían imaginado sin conseguir llevarlo a la realidad: la rebeldía instituida y formal en contra del gran edificio católico, hasta entonces intocado y vetusto. Todo ello como parte de un trasplante a tierras americanas del conflicto entre los dos movimientos antagónicos, que con todo y sus similitudes de fondo, escenificarían aquí nuevas y portentosas batallas ideológicas y culturales:

…cuando hablamos de América como nuevo escenario del conflicto Reforma-Contrarreforma, nos referimos precisamente a que el continente fungió como un gran teatro donde católicos y protestantes vivieron su diferente espiritualidad; los primeros tratando de hacerse dignos de la salvación mediante la renuncia, la caridad y las buenas obras; los segundos por medio del cumplimiento de su vocación sui generis, a través de la regeneración en esta vida con la confianza de una elección individual asegurada en el éxito personal y material. Ambos, caminando por diferentes vías, reflejan modos de vivir dramáticos.[2]

Miguel León-Portilla, en una reseña del libro de Mayer, señaló agudamente el fuerte contraste cultural, particularmente pictórico, descrito allí, y que marca una diferencia sustancial en la ideología religiosa y estética de la época: “En tanto que el protestantismo destruía imágenes, en Europa la Contrarreforma católica propició su exaltación”.[3] Y agrega una cita muy específica y elocuente del crítico de arte Francisco de la Maza sobre el barroco, aludida también por Mayer: “el barroco existe, querámoslo o no, gracias a Lutero”.
Pues bien, henos aquí, en uno de los territorios más barrocos y celosamente protegidos para impedir la presencia de la cultura (secularizada, autónoma, liberal) a cuyo surgimiento contribuyó parcialmente la Reforma Protestante, Ante este tipo de reflexiones, hemos de preguntarnos, forzosamente: ¿qué celebramos al recordar la Reforma?: ¿la lucha de un hombre o la emergencia de nuevos paradigmas de vida y cultura en medio de los inicios de la llamada modernidad?, o más bien, ¿el comienzo del fin de una manera determinada de creer para enfrentar el advenimiento de una nueva civilización, de una nueva cultura, de una nueva economía?
Tal vez todo al mismo tiempo, pero sin casarnos necesariamente con la idea burguesa de cultura ni de religión. La muerte de una determinada cultura religiosa asentada en los criterios medievales, como bien asentó hace de más de 100 años Ernst Troeltsch, cedió su lugar a nuevas conductas y mentalidades que, sin ser todavía del todo modernas, abrirían la puerta a otras formas de pensar y de situarse en el mundo, aunque todavía a medio camino entre las ideas medievales tradicionales y los ímpetus de lo que más tarde se conocería como modernidad.
Así lo expresa: “A pesar de su sacerdocio universal y de la interioridad del sentir, el viejo protestantismo cae bajo el concepto de la cultura rigurosamente eclesiástica y sobrenatural, que descansa en una autoridad directa y rigurosamente delimitable, diferenciable de la secular. Con sus métodos trataba precisamente de desarrollar esta tendencia de la cultura medieval de un modo más riguroso, íntimo y personal que podía hacerlo el instituto jerárquico de la Edad Media”.[4]
Ya desde esta perspectiva, iconográfica e ideológica, afloran elementos útiles para hacer valoraciones de los énfasis culturales de la Reforma, pues como han evidenciado diversos autores, como Werner Weisbach y Santiago Sebastián, tal movimiento obligó a la radicalización de su contraparte, la Contrarreforma, a tal grado que el barroco alcanzó niveles de expresión especialmente intensos al considerar sus autores que con él resistían el avance incontenible del protestantismo.
En España, particularmente, se extendió ampliamente la sensibilidad barroca. La exageración ornamental, propia de esa sensibilidad, sirvió como propaganda política y religiosa. La política utilizó ese arte exuberante como manifestación de su poder, mientras que la religión lo hizo para responder a la actitud iconoclasta protestante. Sebastián lo resume así: “El arte se contagia del espíritu religiosa de la época, y el arte contrarreformista tendrá como como nota el amor a lo recargado y fastuoso, como nota característica frente a la severidad y desnudez de la Reforma. […] A la Reforma contestó la Iglesia multiplicando las imágenes”.[5] Y a continuación, pasa a demostrar con interminables ejemplos la forma específica en que el catolicismo se defendió de la agresión iconoclasta.
Este autor sigue a Emile Mâle, quien exclamó: “La Reforma, en lugar de destruir las imágenes, las multiplicó; hizo crear nuevos temas, dio a los antiguos una significación y una belleza nuevas; en fin, fue sin duda uno de los más poderosos estimulantes del arte católico”.[6] Carl Gustav Jung exploró en profundidad las implicaciones de esta actitud radical del protestantismo:

La iconoclasia de la Reforma produjo literalmente una brecha en el muro de protección de las imágenes sagradas, que desde entonces fueron desintegrándose una tras otra. Resultaban molestas porque chocaban con la razón que despertaba. Por lo demás, hacía mucho que se había olvidado qué querían decir. […] ¿O quizá nunca se había sabido qué significaban y sólo en la época moderna sintió el hombre protestante que en verdad se ignoraba en absoluto qué se quería decir con el parto virginal, la divinidad de Cristo o las complejidades de la Trinidad?


Aparece, entonces, el tercer elemento en discordia, la modernidad, ante la cual las diversas vertientes cristianas tenían que situarse, no necesariamente a favor o en contra, pero sí mediante un atormentado debate en ocasiones. Aunque, ciertamente, el manejo de la imagen impresa se realizó simultáneamente al de los textos controversiales y propagandísticos, puesto que en ambas trincheras teológicas se caricaturizó, hasta ofensivamente, al enemigo.

1 A. Mayer, “Lutero y Alemania en la conciencia novohispana”, en Alemania y México: percepciones mutuas a través de impresos, siglos XVI-XVIII. México, Universidad Iberoamericana, 2005, pp. 203, 206, 211. 2 A. Mayer, “América: nuevo escenario del conflicto Reforma-Contrarreforma”, en María Alba Pastor y Alicia Mayer, coords., Formaciones religiosas en la América colonial. México, UNAM-Facultad de Filosofía y Letras, 2000, p. 17. Mayer habla sobre su libro en: https://www.youtube.com/watch?v=NO7o3PQs5rc.
3 M. León-Portilla, “¿Lutero en la Nueva España?”, en Históricas. Boletín del Instituto de Investigaciones Históricas, UNAM, núm. 87, enero-abril de 2010, p. 24, www.historicas.unam.mx/publicaciones/revistas/boletin/pdf/bol87/bol8704.pdf.
4 E. Troeltsch, El protestantismo y el mundo moderno. México, Fondo de Cultura Económica, 1951, pp. 31-32.
5 S. Sebastián, Contrarreforma y barroco. Lecturas iconográficas e iconológicas. Madrid, Alianza Editorial, 1981 (Alianza Forma, 21), p. 145, énfasis agregado. Cf. W. Weisbach, El barroco, arte de la Contrarreforma. Madrid, Espasa-Calpe, 1942; y Emile Mâle, “El arte y el protestantismo”, en El arte religioso de la Contrarreforma. Madrid, Ediciones Encuentro, 2001: “La Iglesia no sólo le contestó [a Lutero] a través de sus doctores, sino principalmente a través de sus artistas” (p. 53).
6 E. Mâle, op. cit., p. 101.
7 C.G. Jung, Arquetipos e inconsciente colectivo. Barcelona, Paidós, 1970, p. 24; cf. Ídem, Psicología y religión. Barcelona, Paidós, 1981: “A consecuencia de la destrucción de los muros de salvaguardia, los protestantes perdieron las imágenes sagradas como expresión de importantes factores inconscientes, y, asimismo, el rito, que desde tiempos inmemoriales ha constituido un camino firme para acomodarse con los poderes insondables de lo inconsciente”.
8 Elizabeth Eisenstein, La revolución de la imprenta en la Edad Moderna europea. Madrid, Akal, 1994, p. 46. Cf. Eduardo Galeano, “31 de octubre. Los abuelos de las caricaturas políticas”, en Los hijos de los días. Madrid, Siglo XXI, 2012.
9 N. Boileau, sátira citada por Olivier Millet y Philippe de Robert, Cultura bíblica. Madrid, Universidad Complutense, 2003, p. 276.
10 Javier Aranda Luna, “La lectura democrática”, en La Jornada, 11 de agosto de 2015, www.jornada.unam.mx/2004/08/11/04aa1cul.php?origen=opinion.php&fly=1.
11 O. Millet y P. de Robert, op. cit., p. 77.
(LC-O)

Actividades

OREMOS FERVIENTEMENTE POR TODOS LOS PLANES Y ACTIVIDADES DE LA IGLESIA. QUE EL SEÑOR LA SIGA GUIANDO COMO HASTA AHORA.

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CULTO DE ORACIÓN Y ESTUDIO
Martes 27 de octubre, 19 hrs.
Modera: A.I. Vicente Orozco G.

Llamamiento: Salmo 18.1-6
Himno: “Con cánticos, Señor” (79)
Oración de ofrecimiento
Himno: “Gloria a Dios en las alturas” (120)
Momentos de oración
Lectura bíblica: Isaías 23
Tema: Sobre Sidón y Tiro
Himno: “Tu nombre levantaré” (255)
Ofertorio
Bendición pastoral

PROFECÍA SOBRE TIRO
Emiliano Jiménez Hernández


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PRÓXIMAS ACTIVIDADES

NOVIEMBRE
“BENDITOS… LOS QUE MUEREN EN EL SEÑOR”: LA VIDA DE DIOS, VIDA DEL MUNDO

1 – Clase unida: Réquiem, de J. Brahms/ Santa Cena / Consistorio
7 – Actividad de evangelización
22 – Planeación para 2016, 17 hrs.
28 – Adorno del templo

29 – 1er Domingo de Adviento

Unirse a las reformas divinas de la vida humana, L. Cervantes-O.

25 de octubre, 2015

Toda la nación, desde el más joven hasta el más viejo, fue al templo. Allí, el rey les leyó lo que decía el libro del pacto que habían encontrado. Después se puso de pie, junto a una columna, y se comprometió a obedecer siempre todos los mandamientos de Dios, y a cumplir fielmente el pacto que estaba escrito en el libro.
II Crónicas 34.35-36, La Palabra (Hispanoamérica)

Ezequías, Josías, Lutero, Zwinglio, Müntzer, Bucero, Farel, Calvino y un larguísimo etcétera no son más que algunos nombres en la gesta continua del Espíritu Santo por renovar a su iglesia. Cada vez, incansablemente busca que el pueblo de Dios reaccione, responda y esté a la altura de los proyectos y planes divinos que atraviesan la historia humana. En lo recóndito del corazón de cada persona, así como en los grandes acontecimientos, su labor es un persistente intento por adecuar las circunstancias conflictivas al propósito supremo de hacer visible, en su mayor intensidad, el Reino de Dios en el mundo. En todos los episodios relacionados con esfuerzos claros de renovación y reforma de las actitudes, las mentalidades, las doctrinas y las prácticas, unirse a las intenciones divinas ha implicado enormes riesgos y dificultades, especialmente ante el orden establecido, es decir, precisamente aquellas estructuras que desean continuar vigentes, pero que son las que deben modificarse para dejar paso a nuevas realidades que muestren efectivamente el impacto del Evangelio de Jesucristo. Es por ello que acudimos nuevamente a beber de las grandes lecciones bíblicas e históricas para alimentar nuestra fe y nuestro ánimo por participar verdaderamente del proyecto, siempre inacabado, por hacer visible la eficacia del mensaje cristiano para renovar todas las cosas, tal como lo anunciaron los profetas y los visionarios cuyo testimonio está registrado en las Sagradas Escrituras.

Al leer el caso de Josías, en el antiguo Judá, somos testigos de un auténtico rescate de la Palabra histórica de Dios, un primer paso gigantesco para echar a andar una reconstrucción nacional en serio, con varios pasos adelante a los dados por Ezequías. Ciertamente, los recursos con que contaba el rey iban disminuyendo dramáticamente, pero el contexto de precariedad en muchos sentidos dotó a su empeño de una calidad moral y espiritual que fue capaz de dar origen a una auténtica escuela teológica (la llamada deuteronomista) que dejaría una marca indeleble en la historia del pueblo, pues proporcionó una auténtica relectura de los sucesos y acciones divinas que sigue iluminando hasta hoy la fe y perspectiva de quienes se acercan a ellos. La vinculación entre las reformas y esa tradición espiritual consiste en que el descubrimiento del Libro de la Ley (II Cr 34.14-15) desencadenó un despertar religioso que se centraría en un tema crucial para cualquier proyecto similar: la obediencia irrestricta a la palabra divina.

La reacción favorable del monarca a ese descubrimiento fundamental abrió las puertas para emprender una serie de movimientos encaminados a mejorar las políticas y acciones en todos los niveles. Fiel a su época, Josías respondió como creyó adecuado, esto es, buscar una palabra profética fresca y pertinente para su situación, reconociendo la validez de la presencia de hombres y mujeres tocados por el Espíritu para ese propósito : “Vayan a consultar a Dios, para que sepamos qué debemos hacer en cuanto a lo que dice este libro. ¡Dios debe estar furioso con nosotros, pues nuestros antepasados no obedecieron lo que está escrito aquí!” (v. 21). La profetisa Hulda (cercana a un servidor real) apareció entonces en escena y respondió enfáticamente a la solicitud de un mensaje nuevo, solamente que sus palabras fueron duras y directas, sin ánimo de quedar bien con nadie, como parte de la más genuina intransigencia profética: “El rey Josías debe enterarse del desastre que el Dios de Israel va a mandar sobre este lugar y sus habitantes. Así lo dice el libro que le han leído al rey. Dios está muy enojado, pues lo han abandonado para adorar a otros dioses. ¡Ya no los perdonará más!” (vv. 23-25). Para agregar una palabra de reconocimiento: “Pero díganle al rey que Dios ha visto su arrepentimiento y humildad, y que sabe lo preocupado que está por el castigo que se anuncia en el libro. Como el rey ha prestado atención a todo eso, Dios no enviará este castigo por ahora. Dejará que el rey muera en paz y sea enterrado en la tumba de sus antepasados. Luego el pueblo recibirá el castigo que se merece” (vv. 26-28). Se convoca entonces al pueblo y se anuncia la disposición de obedecer los mandatos divinos (vv. 31-33), lo que aconteció de manera oficial. ¿Miel sobre hojuelas? No necesariamente…

La lectura integral de los hechos implica mirar cada elemento con ojo crítico, como lo hizo Shigeyuki Nakanose:

a) la reforma tuvo varias consecuencias que beneficiaron a unos y perjudicaron a otros: “Todo el pueblo de las pequeñas ciudades del interior es obligado a venir al gran centro, hacer peregrinación, prestar culto, participar de las fiestas. La centralización posibilita arrancar más tributo a los campesinos, aumentar el lucro por el control de las rutas, intensificar el comercio”;
b) los que más lucraron con la reforma josiánica fuieron la casa real, los sacerdotes sadoquistas de la corte, los comerciantes y el “pueblo de la tierra”;
c) el Estado pudo ampliar su dominio y explotación;
d) los santuarios de los levitas del interior fueron cerrados y destruidos, y ellos fueron rebajados a una segunda categoría en la organización del culto;[1]

La reforma “fue un triunfo del yahvismo oficial sobre la religiosidad popular”, casi siempre ambigua y conflictiva. Y, por supuesto, hubo resistencia en los grupos afectados por ellas. Como respuesta, la escuela deuteronomista hizo una revisión de la historia de Israel, desde la conquista de la tierra hasta la reforma religiosa, según los intereses de Josías. “La presentación del ‘libro de la ley’ es una forma eficaz de legitimar la reforma. Otro elemento de justificación de ésta, como en el tiempo de Ezequías, es la teología davídica que proclamaba al rey como ‘hijo de Dios’, ‘padre y defensor de los pobres’”. El gran objetivo de esta historia Deuteronomista es mostrar la sobrevivencia de Judá gracias a la fidelidad de Yahvéh a la alianza con David y sus descendientes, lo que se convertiría en un horizonte utópico y mesiánico con el tiempo, capaz de renovar las esperanzas populares. No obstante, al cabo de tres décadas la historia mostró realidades durísimas: el exilio y la destrucción de la nación, tan bien descrita en las Lamentaciones y en el libro de Jeremías. Los redactores deuteronomistas tendrían mucho trabajo y lo cumplieron fielmente durante el exilio y después de él. El resultado: nada menos que la escritura completa del Pentateuco, un monumento teológico a la revelación y acción de Dios en la historia.



[1] S. Nakanose, “Para entender el libro del Deuteronomio. ¿Una ley a favor de la vida?”, en RIBLA, núm. 23, www.claiweb.org/ribla/ribla23/para%20entender%20el%20libro%20de%20deuteronomio.html.

II Crónicas 34.14-31

14 En el momento en que estaban sacando el dinero del templo, el sacerdote Hilquías encontró el libro de la Ley de Dios, que había sido dada por medio de Moisés. 15 Entonces Hilquías le dijo al secretario Safán: “¡Encontré el libro de la Ley en el templo de Dios!”. Y se lo dio. 16 Safán le llevó el libro al rey, junto con este informe: “Tus ayudantes están haciendo todo lo que les encargaste: 17 Juntaron el dinero que había en el templo, y se lo dieron a los encargados de la construcción. 18 Además, el sacerdote Hilquías encontró un libro y me lo entregó”. Entonces Safán se lo leyó al rey. 19 Y cuando el rey escuchó lo que decía el libro de la Ley, rompió su ropa en señal de tristeza. 20 Después les dio esta orden a Hilquías, a Ahicam hijo de Safán, a Abdón hijo de Micaías, al secretario Safán y a su ayudante personal Asaías: 21 “Vayan a consultar a Dios, para que sepamos qué debemos hacer en cuanto a lo que dice este libro. ¡Dios debe estar furioso con nosotros, pues nuestros antepasados no obedecieron lo que está escrito aquí!”.

22 Ellos fueron a ver a la profetisa Huldá, que vivía en el Segundo Barrio de Jerusalén. Huldá era la esposa de Salum hijo de Ticvá y nieto de Harhás. Salum era el encargado de cuidar la ropa del rey. Cuando la consultaron, 23-25 Huldá les contestó: “El rey Josías debe enterarse del desastre que el Dios de Israel va a mandar sobre este lugar y sus habitantes. Así lo dice el libro que le han leído al rey. Dios está muy enojado, pues lo han abandonado para adorar a otros dioses. ¡Ya no los perdonará más! 26-28 Pero díganle al rey que Dios ha visto su arrepentimiento y humildad, y que sabe lo preocupado que está por el castigo que se anuncia en el libro. Como el rey ha prestado atención a todo eso, Dios no enviará este castigo por ahora. Dejará que el rey muera en paz y sea enterrado en la tumba de sus antepasados. Luego el pueblo recibirá el castigo que se merece”.


Los mensajeros fueron a contarle al rey lo que había dicho Dios por medio de la profetisa Huldá. 29-30 Entonces el rey mandó a llamar a los líderes de Judá y de Jerusalén, para que se reunieran en el templo con él. A la cita acudieron todos los hombres de Judá, los habitantes de Jerusalén, los sacerdotes y sus ayudantes. Toda la nación, desde el más joven hasta el más viejo, fue al templo. Allí, el rey les leyó lo que decía el libro del pacto que habían encontrado. 31 Después se puso de pie, junto a una columna, y se comprometió a obedecer siempre todos los mandamientos de Dios, y a cumplir fielmente el pacto que estaba escrito en el libro.

Letra 440, 18 de octubre de 2015

ALEGRÍA ANTICIPADA
Karl Barth
Instantes. Santander, Sal Terrae, 2005, p. 134.

Estad alegres.
Filipenses 4.4


He Qi, El cántico de los ángeles

Q
uien quisiera cerrarse a la alegría ciertamente no sería una persona obediente. Pues para serlo también ha de querer estar alegre. El ser humano tiene alegría cuando en su vida se cumple alguno de sus grandes o pequeños deseos. Su vida le ha llevado a un punto en que, de momento, la vida no supone ya para él esfuerzo alguno, en que se le ofrece a sí misma como regalo. La vida le sonríe, y de tal manera que, de momento, también él puede a su vez sonreír.
La verdadera alegría llega como el Espíritu Santo —es en realidad el Espíritu Santo quien llega siempre allí donde se da la verdadera alegría—: llega sin que nadie sepa de dónde viene. Cuando alguien se alegra, el tiempo se detiene para él durante un instante. Mientras se alegra, en el fondo sólo quisiera que ese instante alegre durara indefinidamente. Esto, sin embargo, sólo se da en un único caso de alegría: en aquel que la Sagrada Escritura denomina “eterna alegría y deleite” en la comunión perfecta con Dios. Pero este caso sirve de modelo para todo cuanto llamamos alegría. “Me alegro” significa, por lo regular, “me alegro de algo que va a suceder”. La alegría suele ser alegría anticipada. Incluso en la experiencia del cumplimiento como tal se suele transformar inmediatamente en alegría anticipada, en alegría por ulteriores cumplimientos.
Todo cuanto conocemos y vivimos aquí y ahora como alegría es cumplimiento provisional. La voluntad de alegría debe ser, en todas sus formas provisionales, voluntad de esa alegría eterna: la revelación final de la alegría de una realización vital llevada a cabo en favor nuestro y a nosotros donada.

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WITTENBERG: ENTRE LUTERO Y LA QUÍMICA
Documental de la Televisión Alemana (2013)
www.dw.com/es/wittenberg-entre-lutero-y-la-qu%C3%ADmica/a-16699552


La ciudad de Wittenberg y la Iglesia Evangélica se aproximan a la gran conmemoración del aniversario que tendrá lugar en el año 2017. El 31 de octubre de 1517 Martín Lutero clavó sus 95 tesis en la puerta de la Iglesia del Palacio de Wittenberg. Se considera que este acontecimiento puso en marcha la Reforma y provocó un movimiento a nivel mundial. Las interpretaciones de Lutero supusieron un cambio que tuvo una influencia perdurable en Alemania y otras muchas partes del mundo.
Casi 500 años después tan sólo 10% de los 30 000 habitantes de Wittenberg se reconocen cristianos. En la sociedad secular de la antigua Alemania comunista no era fácil permanecer fiel al Cristianismo. Además, en la época del Estado de los Trabajadores y los Campesinos, la región se convirtió en un importante centro de producción de la industria química. En la década de los 70 la ciudad estuvo a punto de cambiar su nombre por el de “ciudad química de Wittenberg”. En este punto de discrepancia entre Lutero y la química y con la organización del aniversario de la Reforma como trasfondo, hemos acompañado a personas que viven en Wittenberg. ¿Qué piensan ellos de los costosos preparativos de la inminente conmemoración en su ciudad?

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LUTHERSTADT WITTENBERG, EL ORIGEN DE LA REFORMA PROTESTANTE
Valeria Céspedes, La Tercera, 25 de mayo de 2013

Llegar a esta ciudad es como abrir la puerta de una máquina del tiempo, sobre todo si se viaja en el ICE, el tren de alta velocidad alemán, y el punto de partida es Berlín. Bastan 45 minutos para entrar al mundo de Martín Lutero y, a la vez, en el mundo de la ex República Democrática Alemana (RDA). En Wittenberg Ciudad de Lutero, como se llama hoy, viven unos 50 mil habitantes. Está situada al suroeste de Berlín a orillas del río Elba, uno de los más largos de Alemania y Europa Central. Hasta mediados del siglo XV había sido una ciudad de comerciantes, luego Federico III, el Sabio, al trasladar su residencia a Wittenberg, en 1486, favorece el apogeo cultural al fundar la Universidad Leucorea, generando un escenario propicio para lo que ocurriría después.
Luego de cinco minutos de caminata desde la estación de trenes, en dirección al centro, se topa uno sin querer con el Roble de Lutero (Luthereiche), el lugar donde el reformador alemán quemó la bula papal Exsurge Domine del papa León X el 10 de diciembre de 1520, en presencia de estudiantes de la Universidad de Wittenberg. Hoy, señalado con una pequeña glorieta y con un banco, quizá para sentarse a reflexionar sobre tan importante hecho histórico o simplemente para contemplar a los habitantes del ex eje soviético, la mayoría adultos mayores paseando sin apuro en sus bicicletas. La extrañeza de la escena y el asombro de haber entrado a otro mundo sin previo aviso generan una rara mezcla de ambición turística, le darán ganas de ver más y de saberlo todo. Para ello la ciudad tiene bastante que ofrecer; cuatro Patrimonios de la Humanidad, un museo de la RDA e incluso una escuela de Hundertwasser.
La sensación de haberse transportado en el tiempo no se debe solamente a la arquitectura renacentista y a la impresionante torre del castillo, sino que, naturalmente, a la muy presente figura de Martín Lutero. En 2017 se cumplen 500 años de la Reforma y hoy más que nunca la ciudad y la iglesia evangélica alemana quieren dar a conocer al mundo el legado de su reformador.
Los preparativos del aniversario se respiran tanto en las calles como al interior de los edificios. Las iglesias claves en la historia de la Reforma están siendo renovadas a tiempo completo, incluso durante las visitas guiadas se sigue con el trabajo de restauración. Algunos hoteles lo usan como publicidad: “Si Lutero estuviera vivo, habría vivido y comido en este hotel”. Los restaurantes, por su parte, ofrecen menús de Lutero y su círculo, como Luther Rostbraten (carne mechada Lutero) u Hoy Cranachsteak (hoy bife Cranach) y para los vegetarianos las verduras llevan el nombre de Katharina von Bora, la mujer de Lutero. Haus des Handwerks se llama el restaurante que ofrece estas creaciones, donde los dueños aseguran que en su sótano hay un pasadizo secreto que daría a la casa de Lutero, que está justo al frente.
Existen diferentes visitas guiadas. Sin embargo, una buena opción para entender el contexto histórico es el mini-trenecito que cada dos horas atraviesa la ciudad contándole al visitante los entretelones de la Reforma y dónde tuvieron lugar. Después, se puede empezar recorriendo la Casa Museo de Martín Lutero, donde vivió 35 años, al principio como monje agustino en 1508 y luego en 1525 como padre de familia, al casarse con Katharina von Bora, una monja fugada de un convento. La casa se abrió al público en 1883 y hoy no sólo es el museo de la Reforma más grande del mundo, sino también Patrimonio de la Unesco. En ella se encuentran, además de la vida cotidiana y sus manuscritos, la habitación donde Lutero trabajaba (Lutherstube), dando charlas y discutiendo con sus estudiantes, parte de la casa que se ha conservado intacta hasta el día de hoy.
Siguiendo por la misma calle, está la iglesia del castillo (Schlosskirche), donde Lutero clavó las 95 tesis en su puerta el 31 de octubre de 1517, fecha que se considera como el inicio de la Reforma Protestante. Hoy, grabadas en la puerta de bronce del impresionante edificio, también Patrimonio de la Humanidad. Dentro de la iglesia están las tumbas de Lutero y Melanchthon. Un detalle que no se puede dejar pasar es la pintura que se encuentra sobre las tesis en la puerta. Cristo clavado en la cruz y abajo Martín Lutero y Philipp Melanchthon, filósofo y teólogo que apoyó el proceso reformador. Su casa es un interesante museo interactivo especialmente para niños y jóvenes.
La torre del castillo se ve prácticamente desde todas partes y de noche, iluminada, es un espectáculo imperdible. Si se sube a ella, la vista es fascinante. Sobresalen en el horizonte las dos enormes torres de la iglesia Marien Kirche, importantísima para el mundo luterano, ya que en ella se celebró por primera vez una misa en idioma alemán, el 25 de diciembre de 1521. En el altar se encuentran las pinturas de Chranach, quien retrata la nueva interpretación del mundo cristiano y, en él, los reformadores junto a Katharina von Bora. Lucas Chranach, pintor renacentista, nació en 1475, no sólo retrató la Reforma y a sus protagonistas, sino que además colaboró con Lutero haciendo públicos los manus
manuscritos de la Reforma. En 1524, Lutero tradujo el Nuevo Testamento al alemán y Chranach se encargó de la impresión, haciendo posible su divulgación en toda Alemania y en Europa. Luego, en 1534, una nueva versión de la Biblia de Lutero aparecería con las ilustraciones del pintor. Se puede visitar su casa y un patio (Chranach-Höfe) donde existen diversos proyectos artísticos.
Recorrer Wittenberg es una suerte de juego, donde cada nueva pista que se descubre lo invita a uno al siguiente capítulo de la historia. Algunos de ellos se pueden presenciar en vivo, cada año del 7 al 9 de junio se celebra el casamiento de Lutero y Katharina, fiesta de tres días donde participan unas 2.000 personas y cada 31 de octubre se realiza la conmemoración de la Reforma.
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LA REFORMA PROTESTANTE Y SU INFLUENCIA EN LA CULTURA OCCIDENTAL (II)
Valparaíso, Chile, 10 de octubre de 2015

Octavio Paz, por su parte, observó durante mucho tiempo las relaciones entre protestantismo, modernidad y democracia en América Latina, por lo que atribuyó a la Reforma la capacidad de Estados Unidos para insertarse en la modernidad y en la democracia, a diferencia de la herencia contrarreformista de los países iberoamericanos. Así lo expuso, inicialmente, en 1976: “En ese momento [la expulsión de los jesuitas de Nueva España] se hizo visible y palpable la radical diferencia entre las dos Américas. Una, la de lengua inglesa, es hija de la tradición que ha fundado al mundo moderno: la Reforma, con sus consecuencias sociales y políticas, la democracia y el capitalismo; otra, la nuestra, la de habla portuguesa y castellana, es hija de la monarquía universal católica y la Contrarreforma”.[1] Una y otra vez, el Premio Nobel mexicano asedió la enigmática realidad de Estados Unidos en varias de sus vertientes, política, cultural y social, sobre todo, para tratar de entender las razones de la diferencia y sus efectos en las naciones latinoamericanas. Le interesó, particularmente, saber por qué estos países, sin estar “negados” rotundamente para la democracia, seguían atrapados en enormes dificultades para adecuar a su situación los beneficios de la misma. […]
En 1961, en el prólogo a un número de la revista francesa Lettres Nouvelles, escribió, otra vez, sobre las diferencias entre las Américas latina y anglosajona, pero especificando ahora sus razones teológicas, no tan ocultas:

Desde su nacimiento, la América sajona fue una utopía en marcha. La española y la portuguesa fueron construcciones intemporales. En uno y otro caso, anulación del presente. La eternidad y el futuro, el cielo y el progreso niegan al hoy y a su realidad, a la humilde evidencia del sol de cada día. Y aquí termina nuestro parecido con los sajones. Nosotros somos los hijos de la Contrarreforma y la Monarquía universal; ellos, de Lutero y la Revolución industrial. Por eso respiran con facilidad en la atmósfera enrarecida del porvenir. También por eso están mal instalados en la realidad.[2] […]

En agosto de 1987, en una revisión de la problemática del momento, volvió a referirse a la “originalidad histórica” de Estados Unidos, en términos de la “revolución de la modernidad” acentuando aspectos que no había tocado previamente; “sobre todo en su expresión más radical y completa”, ese país, “consiste en una inversión de valores que es a un tiempo política y ética: el fundamento de la sociedad es la vida privada. La preeminencia de lo privado es, sin duda, una herencia de la Reforma, que, frente a la tradición del catolicismo romano, acentuó la subjetividad del creyente y consagró la libre interpretación de las Escrituras”.




[1] O. Paz, “El espejo indiscreto”, en Plural, núm. 58, julio de 1976, recogido en El ogro filantrópico. Historia y política, 1971-1978. México, Joaquín Mortiz, 1979, p. 55. Cf. L. Cervantes-Ortiz, “Centenario de Octavio Paz y Reforma Protestante”, en Magacín, de Protestante Digital, 31 de marzo de 2014, http://protestantedigital.com/blogs/4209/Centenario_de_Octavio_Paz_y_Reforma_Protestante.
[2] O. Paz, “Literatura de fundación”, en Puertas al campo. México, unam, 1966, recogido en Obras completas. 3. Fundación y disidencia. Dominio hispánico. 2ª ed. México, Fondo de Cultura Económica, 1994, p. 45. Énfasis agregado.

Actividades

TODOS ESTAMOS INVITADOS/AS A VER EL DOCUMENTAL SOBRE LOS 500 AÑOS DE LA REFORMA PROTESTANTE,
HOY A LAS 17.30 HRS.

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CULTO DE ORACIÓN Y ESTUDIO
Martes 20 de octubre, 19 hrs.
Modera: Alma Laura Adame H.

Llamamiento: Salmo 15
Himno: “Majestad” (235)
Oración de ofrecimiento
Himno: “Ahora soy de Cristo” (281)
Momentos de oración
Lectura bíblica: Isaías 22
Tema: Oráculo contra Israel
Himno: “De gloria en gloria” (543)
Ofertorio
Bendición pastoral

ISAÍAS Y SAMARIA
Jesús M. Asurmendi

El reino habla surgido rechazando la dinastía davídica. Esta división política en dos reinos correspondía de hecho a las diferencias que habla entre las tribus del norte y las del sur antes de la instauración de la monarquía en Israel. Así, pues, los habitantes del norte no estaban muy apegados a la dinastía davídica. El profeta Oseas, que predicó en este reino, la critica (5.8 15) o la ignora.

La actitud de Isaías frente a los hermanos del norte es diferente. Encontramos en su libro dos oráculos dirigidos expresamente a Samaria. En un oráculo de amenaza (Is 28.1-4), anuncia la destrucción de Samaria. El motivo de esta condenación no está claro; trata ciertamente a las gentes de Efraín de borrachas y a Samaria de orgullosa, pero lanza inmediatamente después estas mismas acusaciones contra los profetas de Jerusalén. Otro oráculo (Is 17.1, 6, 10, 11), que data de la guerra siro-efraimita, ofrece más datos: Damasco y Samaria van a recibir el mismo castigo, pero sólo a propósito de Samaria se explican los motivos del castigo. Samaria se ha entregado a cultos extranjeros, se ha olvidado de su Dios (17.10-11) El paralelismo del v. 10 permite comprender mejor la idea profunda de Isaías “Roca de refugio” es paralela a "Dios es salvador". Este término, “Roca”, aparece igualmente en Is 8.14, ligado fuertemente a la tradición cultual de Sión y de este modo a la tradición monárquica de Jerusalén. Si esta interpretación es correcta, esto quiere decir que Isaías acusa al reino del norte de haber abandonado a Dios y a la casa de David, poniendo a ambos en el mismo plano, en cierta medida.

En otro texto (Is 10.20-21), Isaías anuncia que la casa de Jacob, el resto de Israel, “se apoyará aquel día” en Dios, el Santo de Israel, y que el resto de Jacob volverá al "Dios guerrero”. ¿Quién es este "Dios guerrero”? El título de “guerrero" se le aplica frecuentemente a Dios, pero en Is 9.5 se le atribuye al nuevo rey de Jerusalén, descendiente de David. No es extraño que también en nuestro texto se aplicara este título al rey de Jerusalén. Esto quería decir que la salvación del remo del norte pasa por cl reconocimiento de la dinastía davídica. Isaías tema siempre ante la vista la unidad del pueblo de Dios y consideraba a la monarquía salida de David como una mediación de salvación necesaria para el pueblo entero Los habitantes del norte, y Oseas en concreto, pensaban de otra manera Pero después de la caída de Samaria, los que pudieron escapar del norte se refugiaron en el sur Esto llevara a ambos grupos a relativizar y a completar sus tradiciones respectivas y a progresar en el descubrimiento del verdadero Dios de Israel, superando sus propias tradiciones.
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PRÓXIMAS ACTIVIDADES


25 – Culto unido por el CDXCVIII Aniversario de la Reforma Protestante

domingo, 18 de octubre de 2015

Realizar la reforma en todas las áreas de la vida, L. Cervantes-O.

18 de octubre, 2015

De esta manera quedó restablecido el culto del Templo del Señor. Ezequías y toda la gente se alegraron de que Dios hubiera animado al pueblo, pues todo se había hecho con rapidez.
II Crónicas 29.35-36, La Palabra (Hispanoamérica)

La segunda etapa de las reformas de Ezequías en el antiguo Judá es una muestra de la forma en que podía profundizarse un auténtico proceso de cambio en una sociedad teocrática como aquella, en la que resulta difícil comprender hoy cómo es que el gobernante es quien ordena llevar a cabo las modificaciones de orden religioso. La profundidad y alcance de dichas reformas sólo podían ser evaluadas con el paso del tiempo y la manera en que las Crónicas presentan lo sucedido es una evidencia de que, aunque se intentó hacer las cosas bien, los intereses creados y las tendencias del momento llevarían a abortar o, cuando menos, a limitar la durabilidad y efectividad de las transformaciones: su hijo Manasés (considerado el peor de los reyes de Judá) “deliberadamente deshizo lo que quedara de la reforma de su padre: volvió a construir los santuarios rurales que Ezequías había destruido, alzó altares para los cultos cananeos, e inauguró nuevos cultos y prácticas paganos” [II Crónicas 33.2-9].[1]

A la limpieza física del templo y la purificación del mismo y de los sacerdotes le siguió el restablecimiento del culto: acompañado de las autoridades de la ciudad (v. 20), el monarca se dirigió al templo y ordenó la celebración del holocausto (vv. 21-22) con el fin de “expiar los pecados de la monarquía, del santuario y de Judá” y, además por todo Israel (v. 24). Inmediatamente, fueron instalados los levitas (v. 25a) a partir de lo establecido por David, Gad y Natán, pues el texto subraya la atención expresa a las órdenes divinas transmitidas  por los profetas (25b), todo acompañado por trompetas y música, con la mención inevitable de David, como músico (26-27). El acto de adoración que continuó fue solemne e impresionante (29-30), así como las palabras del rey: “Ahora que han quedado consagrados al Señor, acérquense a traer al Templo sacrificios y ofrendas de acción de gracias” (31). El holocausto mismo fue fastuoso y derrochador (32-35a: seiscientos toros y tres mil corderos).

Las palabras con que concluye esta sección del relato son importantes (“De esta manera quedó restablecido el culto del Templo del Señor”, 35b) por lo que representaron en esta etapa del proceso: se trataba de destacar el “gran calado” de las reformas (como tanto se repite en nuestros días) oficiales, con el pueblo como testigo impávido y tremendamente pasivo. Las imposiciones gubernamentales apuntaban a que, mediante la vía del decreto real, las prácticas religiosas fueran modificadas visiblemente en los elementos del culto, del sacrificio y de la conducción sacerdotal (con la observación de que “los levitas se mostraron más predispuestos a purificarse que los sacerdotes”, 34b), pero lo que quedaba pendiente era la reforma de las mentalidades, de las conciencias, que llevaban décadas de recibir el bombardeo de ideologías y acciones de injusticia e idolatría, lo uno por lo otro. Ciertamente, “Ezequías y toda la gente se alegraron de que Dios hubiera animado al pueblo, pues todo se había hecho con rapidez” (36), pero acaso esta rapidez con que se hicieron las transformaciones sería el signo de qué tan hondamente habían llegado, pues anclar semejante proyecto en la memoria histórica de una nación no era algo que pudiera hacerse de la noche a la mañana.

Porque el proceso continuó, como lo atestiguan los capítulos siguientes: el 30 narra el restablecimiento de la celebración de la Pascua, a la que invitó al reino del Norte (30.1) con una exhortación digna de recordarse en sus partes principales: “Israelitas, conviértanse al Señor, Dios de Abraham, Isaac e Israel, y el Señor se reconciliará con el resto de los que han escapado del poder de los reyes de Asiria. No imiten a sus padres y hermanos que, por ser infieles al Señor, Dios de sus antepasados, fueron condenados al horror, como ustedes mismos han podido comprobar. […] Si se convierten al Señor, sus hermanos e hijos hallarán compasión en quienes los han deportado y podrán regresar a este país, pues el Señor es misericordioso y compasivo y no les dará la espalda, si se convierten a él” (30.6-7, 9). Pero la respuesta fue pésima. En el cap. 31 se describe cómo se derribaron los elementos idolátricos (31.1), restableciendo también el orden sacerdotal y cultual, con lo que prácticamente se dio por terminada la reforma. La conclusión tiene un sabor triunfalista: “Ezequías actuó así en todo Judá, obrando con bondad, rectitud y fidelidad ante el Señor su Dios. Y todo cuanto emprendió al servicio del Templo, o referente a la ley y los mandamientos, lo hizo recurriendo a su Dios sinceramente. Y por eso tuvo éxito” (31.20-21). El capítulo siguiente es un resumen de los avatares militares que tuvo que enfrentar en el conflicto con Asiria.

Para decirlo en un lenguaje más consecuente (y teológico): la reforma de las almas es algo que únicamente compete al Espíritu divino y que, a través de las instancias que él elija, se lleva a cabo en los niveles más intangibles de la vida y, al mismo tiempo, en zonas visibles que la evidencien. Así, cada vez que es voz interior empuja y promueve cambios importantes, las resistencias humanas se activan también y tratan de impedir sui consecución completa, en medio de una dinámica histórica compleja y siempre exigente. En el antiguo Israel, a los esfuerzos de Josafat, Ezequías y posteriormente Josías, había que contraponer los impulsos y acciones contrarreformistas de otros reyes, que nunca faltaron. Lo mismo sucedió en la época de la Reforma Protestante y tampoco están ausentes en nuestra época. El Espíritu siempre es una fuerza renovadora en la historia y las reacciones ante él son múltiples. A los cambios iniciales de las reformas del siglo XVI, encaminados a eliminar los lastres y prácticas malsanas (como desnudar los templos de imágenes, por ejemplo), tuvieron que seguir las acciones más creativas que consolidaran el cambio en la conciencia y la mentalidad de las diversas sociedades, algo que requiere tiempo, seriedad y compromiso inquebrantable. Reformar todas las áreas de la vida en nombre de Dios es un proyecto interminable pero siempre necesario y hasta urgente.



[1] Alicia Winters, “La sangre derramada por Manasés. Resistencia contra el imperio en la literatura bíblica”, en RIBLA, núm. 11, www.claiweb.org/ribla/ribla11/la%20sangre%20derramada.htm.

Apocalipsis 1.9, L. Cervantes-O.

29 de agosto, 2021   Yo, Juan, soy su hermano en Cristo, pues ustedes y yo confiamos en él. Y por confiar en él, pertenezco al reino de Di...