ALEGRÍA ANTICIPADA
Karl Barth
Instantes.
Santander, Sal Terrae, 2005, p. 134.
Estad
alegres.
Filipenses 4.4
He Qi, El cántico de los ángeles
Q
|
uien quisiera
cerrarse a la alegría ciertamente no sería una persona obediente. Pues para
serlo también ha de querer estar alegre. El ser humano tiene alegría cuando en
su vida se cumple alguno de sus grandes o pequeños deseos. Su vida le ha
llevado a un punto en que, de momento, la vida no supone ya para él esfuerzo
alguno, en que se le ofrece a sí misma como regalo. La vida le sonríe, y de tal
manera que, de momento, también él puede a su vez sonreír.
La
verdadera alegría llega como el Espíritu Santo —es en realidad el Espíritu
Santo quien llega siempre allí donde se da la verdadera alegría—: llega sin que
nadie sepa de dónde viene. Cuando alguien se alegra, el tiempo se detiene para
él durante un instante. Mientras se alegra, en el fondo sólo quisiera que ese
instante alegre durara indefinidamente. Esto, sin embargo, sólo se da en un
único caso de alegría: en aquel que la Sagrada Escritura denomina “eterna alegría
y deleite” en la comunión perfecta con Dios. Pero este caso sirve de modelo
para todo cuanto llamamos alegría. “Me alegro” significa, por lo regular, “me
alegro de algo que va a suceder”. La alegría suele ser alegría anticipada. Incluso
en la experiencia del cumplimiento como tal se suele transformar inmediatamente
en alegría anticipada, en alegría por ulteriores cumplimientos.
Todo
cuanto conocemos y vivimos aquí y ahora como alegría es cumplimiento provisional.
La voluntad de alegría debe ser, en todas sus formas provisionales, voluntad de
esa alegría eterna: la revelación final de la alegría de una realización vital llevada
a cabo en favor nuestro y a nosotros donada.
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WITTENBERG: ENTRE LUTERO Y LA QUÍMICA
Documental de la Televisión Alemana (2013)
www.dw.com/es/wittenberg-entre-lutero-y-la-qu%C3%ADmica/a-16699552
La ciudad de
Wittenberg y la Iglesia Evangélica se aproximan a la gran conmemoración del
aniversario que tendrá lugar en el año 2017. El 31 de octubre de 1517 Martín
Lutero clavó sus 95 tesis en la puerta de la Iglesia del Palacio de Wittenberg.
Se considera que este acontecimiento puso en marcha la Reforma y provocó un movimiento
a nivel mundial. Las interpretaciones de Lutero supusieron un cambio que tuvo
una influencia perdurable en Alemania y otras muchas partes del mundo.
Casi 500 años
después tan sólo 10% de los 30 000 habitantes de Wittenberg se reconocen
cristianos. En la sociedad secular de la antigua Alemania comunista no era
fácil permanecer fiel al Cristianismo. Además, en la época del Estado de los
Trabajadores y los Campesinos, la región se convirtió en un importante centro
de producción de la industria química. En la década de los 70 la ciudad estuvo
a punto de cambiar su nombre por el de “ciudad química de Wittenberg”. En este
punto de discrepancia entre Lutero y la química y con la organización del
aniversario de la Reforma como trasfondo, hemos acompañado a personas que viven
en Wittenberg. ¿Qué piensan ellos de los costosos preparativos de la inminente
conmemoración en su ciudad?
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LUTHERSTADT WITTENBERG, EL ORIGEN DE LA REFORMA PROTESTANTE
Valeria Céspedes, La Tercera, 25 de mayo de 2013
Llegar a esta
ciudad es como abrir la puerta de una máquina del tiempo, sobre todo si se
viaja en el ICE, el tren de alta velocidad alemán, y el punto de partida es
Berlín. Bastan 45 minutos para entrar al mundo de Martín Lutero y, a la vez, en
el mundo de la ex República Democrática Alemana (RDA). En Wittenberg Ciudad de
Lutero, como se llama hoy, viven unos 50 mil habitantes. Está situada al
suroeste de Berlín a orillas del río Elba, uno de los más largos de Alemania y
Europa Central. Hasta mediados del siglo XV había sido una ciudad de
comerciantes, luego Federico III, el Sabio, al trasladar su residencia a
Wittenberg, en 1486, favorece el apogeo cultural al fundar la Universidad
Leucorea, generando un escenario propicio para lo que ocurriría después.
Luego de cinco
minutos de caminata desde la estación de trenes, en dirección al centro, se
topa uno sin querer con el Roble de Lutero (Luthereiche),
el lugar donde el reformador alemán quemó la bula papal Exsurge Domine del papa León X el 10 de diciembre de 1520, en
presencia de estudiantes de la Universidad de Wittenberg. Hoy, señalado con una
pequeña glorieta y con un banco, quizá para sentarse a reflexionar sobre tan
importante hecho histórico o simplemente para contemplar a los habitantes del
ex eje soviético, la mayoría adultos mayores paseando sin apuro en sus
bicicletas. La extrañeza de la escena y el asombro de haber entrado a otro
mundo sin previo aviso generan una rara mezcla de ambición turística, le darán
ganas de ver más y de saberlo todo. Para ello la ciudad tiene bastante que
ofrecer; cuatro Patrimonios de la Humanidad, un museo de la RDA e incluso una
escuela de Hundertwasser.
La sensación de
haberse transportado en el tiempo no se debe solamente a la arquitectura
renacentista y a la impresionante torre del castillo, sino que, naturalmente, a
la muy presente figura de Martín Lutero. En 2017 se cumplen 500 años de la
Reforma y hoy más que nunca la ciudad y la iglesia evangélica alemana quieren
dar a conocer al mundo el legado de su reformador.
Los preparativos
del aniversario se respiran tanto en las calles como al interior de los
edificios. Las iglesias claves en la historia de la Reforma están siendo
renovadas a tiempo completo, incluso durante las visitas guiadas se sigue con
el trabajo de restauración. Algunos hoteles lo usan como publicidad: “Si Lutero
estuviera vivo, habría vivido y comido en este hotel”. Los restaurantes, por su
parte, ofrecen menús de Lutero y su círculo, como Luther Rostbraten (carne mechada Lutero) u Hoy Cranachsteak (hoy bife Cranach) y para los vegetarianos las
verduras llevan el nombre de Katharina von Bora, la mujer de Lutero. Haus des
Handwerks se llama el restaurante que ofrece estas creaciones, donde los dueños
aseguran que en su sótano hay un pasadizo secreto que daría a la casa de
Lutero, que está justo al frente.
Existen
diferentes visitas guiadas. Sin embargo, una buena opción para entender el
contexto histórico es el mini-trenecito que cada dos horas atraviesa la ciudad
contándole al visitante los entretelones de la Reforma y dónde tuvieron lugar.
Después, se puede empezar recorriendo la Casa Museo de Martín Lutero, donde
vivió 35 años, al principio como monje agustino en 1508 y luego en 1525 como
padre de familia, al casarse con Katharina von Bora, una monja fugada de un
convento. La casa se abrió al público en 1883 y hoy no sólo es el museo de la
Reforma más grande del mundo, sino también Patrimonio de la Unesco. En ella se
encuentran, además de la vida cotidiana y sus manuscritos, la habitación donde
Lutero trabajaba (Lutherstube), dando charlas y discutiendo con sus
estudiantes, parte de la casa que se ha conservado intacta hasta el día de hoy.
Siguiendo por la
misma calle, está la iglesia del castillo (Schlosskirche), donde Lutero clavó
las 95 tesis en su puerta el 31 de octubre de 1517, fecha que se considera como
el inicio de la Reforma Protestante. Hoy, grabadas en la puerta de bronce del
impresionante edificio, también Patrimonio de la Humanidad. Dentro de la
iglesia están las tumbas de Lutero y Melanchthon. Un detalle que no se puede
dejar pasar es la pintura que se encuentra sobre las tesis en la puerta. Cristo
clavado en la cruz y abajo Martín Lutero y Philipp Melanchthon, filósofo y
teólogo que apoyó el proceso reformador. Su casa es un interesante museo
interactivo especialmente para niños y jóvenes.
La torre del
castillo se ve prácticamente desde todas partes y de noche, iluminada, es un
espectáculo imperdible. Si se sube a ella, la vista es fascinante. Sobresalen
en el horizonte las dos enormes torres de la iglesia Marien Kirche,
importantísima para el mundo luterano, ya que en ella se celebró por primera
vez una misa en idioma alemán, el 25 de diciembre de 1521. En el altar se
encuentran las pinturas de Chranach, quien retrata la nueva interpretación del
mundo cristiano y, en él, los reformadores junto a Katharina von Bora. Lucas
Chranach, pintor renacentista, nació en 1475, no sólo retrató la Reforma y a
sus protagonistas, sino que además colaboró con Lutero haciendo públicos los manus
manuscritos de la Reforma. En 1524, Lutero tradujo el Nuevo
Testamento al alemán y Chranach se encargó de la impresión, haciendo posible su
divulgación en toda Alemania y en Europa. Luego, en 1534, una nueva versión de
la Biblia de Lutero aparecería con las ilustraciones del pintor. Se puede
visitar su casa y un patio (Chranach-Höfe) donde existen diversos proyectos
artísticos.
Recorrer Wittenberg es una suerte de juego, donde cada
nueva pista que se descubre lo invita a uno al siguiente capítulo de la historia.
Algunos de ellos se pueden presenciar en vivo, cada año del 7 al 9 de junio se
celebra el casamiento de Lutero y Katharina, fiesta de tres días donde
participan unas 2.000 personas y cada 31 de octubre se realiza la conmemoración
de la Reforma.
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LA REFORMA PROTESTANTE Y SU INFLUENCIA EN LA CULTURA
OCCIDENTAL (II)
Valparaíso, Chile, 10 de octubre de 2015
Octavio Paz, por su parte, observó durante mucho tiempo las
relaciones entre protestantismo, modernidad y democracia en América Latina, por
lo que atribuyó a la Reforma la capacidad de Estados Unidos para insertarse en
la modernidad y en la democracia, a diferencia de la herencia contrarreformista
de los países iberoamericanos. Así lo expuso, inicialmente, en 1976: “En ese
momento [la expulsión de los jesuitas de Nueva España] se hizo visible y
palpable la radical diferencia entre las dos Américas. Una, la de lengua
inglesa, es hija de la tradición que ha fundado al mundo moderno: la Reforma,
con sus consecuencias sociales y políticas, la democracia y el capitalismo;
otra, la nuestra, la de habla portuguesa y castellana, es hija de la monarquía
universal católica y la Contrarreforma”.[1] Una y
otra vez, el Premio Nobel mexicano asedió la enigmática realidad de Estados
Unidos en varias de sus vertientes, política, cultural y social, sobre todo,
para tratar de entender las razones de la diferencia y sus efectos en las
naciones latinoamericanas. Le interesó, particularmente, saber por qué estos
países, sin estar “negados” rotundamente para la democracia, seguían atrapados
en enormes dificultades para adecuar a su situación los beneficios de la misma.
[…]
En 1961, en el prólogo a un número de la revista francesa
Lettres Nouvelles, escribió, otra
vez, sobre las diferencias entre las Américas latina y anglosajona, pero
especificando ahora sus razones teológicas, no tan ocultas:
Desde su
nacimiento, la América sajona fue una utopía en marcha. La española y la
portuguesa fueron construcciones intemporales. En uno y otro caso, anulación
del presente. La eternidad y el futuro, el cielo y el progreso niegan al hoy y
a su realidad, a la humilde evidencia del sol de cada día. Y aquí termina
nuestro parecido con los sajones. Nosotros
somos los hijos de la Contrarreforma y la Monarquía universal; ellos, de Lutero
y la Revolución industrial. Por eso respiran con facilidad en la atmósfera
enrarecida del porvenir. También por eso están mal instalados en la realidad.[2]
[…]
En agosto de 1987, en una revisión de la problemática del
momento, volvió a referirse a la “originalidad histórica” de Estados Unidos, en
términos de la “revolución de la modernidad” acentuando aspectos que no había
tocado previamente; “sobre todo en su expresión más radical y completa”, ese
país, “consiste en una inversión de valores que es a un tiempo política y
ética: el fundamento de la sociedad es la vida privada. La preeminencia de lo
privado es, sin duda, una herencia de la Reforma, que, frente a la tradición
del catolicismo romano, acentuó la subjetividad del creyente y consagró la
libre interpretación de las Escrituras”.
[1] O. Paz, “El
espejo indiscreto”, en Plural, núm.
58, julio de 1976, recogido en El ogro
filantrópico. Historia y política, 1971-1978. México, Joaquín Mortiz, 1979,
p. 55. Cf. L. Cervantes-Ortiz, “Centenario de Octavio Paz y Reforma
Protestante”, en Magacín, de Protestante Digital, 31 de marzo de
2014, http://protestantedigital.com/blogs/4209/Centenario_de_Octavio_Paz_y_Reforma_Protestante.
[2] O. Paz,
“Literatura de fundación”, en Puertas al
campo. México, unam, 1966,
recogido en Obras completas. 3. Fundación
y disidencia. Dominio hispánico. 2ª ed. México, Fondo de Cultura Económica,
1994, p. 45. Énfasis agregado.
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