MÁS INQUIETO QUE LOS MÁS INQUIETOS
Karl Barth
Instantes.
Santander, Sal Terrae, 2005, p. 133.
Lo veremos
tal cual es.
I Juan 3.2
He Qi, En viaje con Jesús
"Te esperamos, oh Hijo de Dios”. Es
decir, se trata de la revelación definitiva y universal de Jesucristo tal como
es: aquel en quien Dios ha amado al mundo y lo ha reconciliado consigo, ha
imputado ya su justicia a todos los seres humanos, ha quitado todos sus
pecados, ha alejado todo sufrimiento, ha enjugado toda lágrima, ha acallado
todo griterío, ha creado un nuevo cielo y una nueva tierra y ha hecho aparecer
en escena a la humanidad nueva. Así creen en él y lo aman ya ahora los
cristianos. Pero, como tal, está todavía oculto tanto a ellos como al mundo, ni
tampoco le conocen aún “cara a cara”. Sólo salen al encuentro de su revelación.
E igualmente al de la revelación de su propia condición de hermanos y hermanas
suyos y de hijos de Dios salvados y liberados. Ciertamente, en esta revelación tienen
la vida eterna, pero sólo en forma de promesa, la que él les ha hecho, no en
forma de cumplimiento.
De lo que cada cual se alegra
anticipadamente en la Iglesia, a partir de la resurrección de Jesús, es del
cumplimiento de la voluntad de Dios: que todos se salven y lleguen al
conocimiento de la verdad. Más inquieto que los más inquietos, más insistente
que los más audaces y apasionados de este entorno, pregunta el cristiano: “¿Por
qué te demoras, consuelo del mundo entero?”..., más inquieto y apasionado porque
está seguro de este futuro consuelo, porque aguarda conscientemente ese futuro,
pleno gracias a Jesús, y le sale al encuentro.
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LA REFORMA PROTESTANTE Y SU INFLUENCIA EN LA CULTURA OCCIDENTAL.
PROLEGÓMENOS PARA UN DIÁLOGO INTERDISCIPLINARIO (Fragmento)
Conferencia-Simposio organizado por Valparaíso
Evangélico
Pontificia Universidad Católica, Valparaíso,
Chile, 10 de octubre de 2015
No hay ningún camino directo que nos lleve de la cultura eclesiástica
del protestantismo a la cultura moderna no eclesiástica. Su significación clara
a este respecto tendrá que ser indirecta o hasta indeliberada y, a pesar de
todo, lo común a las dos culturas tendrá que radicar en una profundidad
escondida y no directamente consciente de su pensamiento. No es posible hablar
sin más de una creación de la cultura moderna por el protestantismo. Solo se
puede tratar de su participación, pero también ésta está lejos de ser algo
unitario y simple. En cada uno de los campos culturales es diversa y en cada
uno de ellos algo enrevesado y opaco en un grado mayor o menor.[1]
Ernst Troeltsch
Acontecimientos
tan disímbolos como la Revolución Francesa, la independencia de Estados Unidos
o la Revolución Industrial son vistos como consecuencias directas o indirectas
de los movimientos de renovación religiosa que, desde el siglo xvi cambiaron el rostro religioso de
Occidente. De manera esquemática, y siguiendo los planteamientos de Karl Holl
(1866-1926), podríamos dividir esta exposición para referirnos al impacto de
estas reformas en las diversas manifestaciones culturales: religión y vida
secular; economía y política; y educación, historia, filosofía y las artes.[2]
Cada una de ellas, con sus características propias y entremezcladas
continuamente, ha sido un campo propicio para desarrollar ese influjo con
múltiples y, por supuesto, contradictorios resultados. Cerca de los 500 años de
las acciones de Martín Lutero, la enorme diversificación de las ideas que
compartió con muchos de sus contemporáneos ha llegado hasta nosotros para
apremiarnos a dialogar desde la experiencia y el conocimiento comunes a fin de
alcanzar algunas conclusiones siempre parciales. Como sugiere Holl, en esos
campos es donde hay que buscar las aportaciones del genio protestante, a
sabiendas de que la religión es apenas uno de muchos factores en juego al
momento de hablar de un “impacto en el curso de la historia”.
Las reformas
religiosas, igualmente, más allá de su diversidad y sus respectivos enfoques
doctrinales y confesionales, también produjeron cambios culturales de
dimensiones variadas según los países, regiones e iglesias. De ahí que no sea
posible hablar de una manera uniforme, aunque existen paralelismos importantes
entre las diferentes vertientes. Con todo, es posible advertir que, en general,
y como parte de una sedimentación progresiva de las creencias y las prácticas
litúrgicas y de los ordenamientos doctrinales, en camino a la conformación de
la llamada “modernidad occidental”, se puede hablar de que al menos se
incubaron tres formas culturales fundamentales para el desarrollo, dentro y
fuera de la Iglesia, de una nueva convivencia social: una cultura crítica, una
cultura democrática y una cultura inclusiva, todo ello teóricamente en el germen
de prácticas que progresivamente tendrían que batallar con y crecer al lado de
la secularización de las sociedades.
Émile Leonard
enfocó el hecho de que si existieron cambios en los que pudo haber influido la
Reforma, éstos apuntaron más hacia una serie de transformaciones civilizatorias
y antropológicas, en dos momentos bien definidos:
Después de la liberación de las almas, la fundación de una
civilización. Con Lutero, sus émulos y sus rivales, la Reforma había dado todo
su mensaje propiamente religioso y teológico y las épocas siguientes no podían
hacer otra cosa que repetirlo y completarlo. Mas Lutero se había interesado
poco por la encarnación de este mensaje en el mundo secular, al cual aceptaba
tal como era, y las experiencias de Zwinglio, de Müntzer y de los anabaptistas
de Münster habían sido o de un contenido excesivamente reducido o demasiado
revolucionarias para hacer salir la Reforma del pietismo individualista donde
corría el riesgo de desmesurarse y disolverse. Estaba reservado al francés y
jurista Calvino el crear más que una nueva teología un mundo nuevo y un hombre
nuevo. El hombre reformado y el mundo moderno.[3]
Estaremos hablando, pues, por decirlo así, de la parte más creativa o
positiva del espíritu reformador, esto es, a partir de sus contribuciones más
visibles a la conformación de una nueva cosmovisión, la que ha prevalecido,
para bien o para mal, en Occidente. Un lugar preponderante en este análisis,
aunque no lo abordaremos directamente, será el papel que desempeñó lo que para muchos
fue un “redescubrimiento” de Lutero y que, para muchos pensadores cristianos
más cercanos en el tiempo representó un giro monumental en la experiencia de fe
para millones de personas: la libertad cristiana tal como la enseña el Nuevo
Testamento, y cuyo talante subversivo y crítico se muestra nuevamente en el
denominado “principio protestante”, tal como lo expuso en su momento Paul
Tillich.[4]
1. Política, democracia y economía
Los lugares comunes sobre la libertad y la apertura hacia la democracia
que anunció la Reforma protestante como uno de los componentes de la modernidad
occidental siempre están a la orden del día. La postura apologética que los
presenta como una de las grandes conquistas de la humanidad ha cedido su lugar
a una más matizada en la que, en efecto, se considera como un factor más en el
complejo sistema cultural e ideológico al que aludiremos constantemente.
Quentin Skinner afirma que el pensamiento de Lutero trajo consigo dos
implicaciones políticas de gran importancia, que explican lo distintivo e
influyente en sus ideas sociales y políticas. Por un lado, señala que estuvo
“decidido a repudiar la idea de que la Iglesia posee facultades
jurisdiccionales, y que, así, tiene autoridad para dirigir y regular la vida
cristiana”.[5]
Eso lo condujo a rechazar completamente la ley canónica y a oponerse también a
los privilegios que la Iglesia católica siempre reclamó acerca de contar con un
orden jurídico separado. […] (LC-O)
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Sociedad Bíblica de España
presenta campaña de difusión de Biblias
Protestante Digital, 8 de octubre
En el emblemático Paraninfo del Colegio El
Porvenir, el sábado 3 de octubre la Sociedad Bíblica (SB) presentó su pro-grama
misionero “La Biblia, corazón de la Reforma, corazón de Europa” a pastores y
representantes de Entidades de la Comunidad de Madrid. […]
Biblia que transforma vidas
José Pablo Sánchez, director de la
organización evangélica Decisión y del programa de televisión Buenas Noticias
TV, tuvo a su cargo el mensaje bíblico en el que subrayó “el poder de la
palabra de Dios para transformar la vida, es algo que yo he heredado y estoy
plenamente convencido de que la palabra de Dios es poderosa, y puede
transformar nuestra sociedad”. Nos llevó a la juventud de su padre, pastor
protestante de Úbeda, quien a los diecinueve años sintió el deseo de saber qué
decía la Biblia. Para dar respuesta a su inquietud se dirigió a la iglesia
católica enfrente de su casa y le expresó al cura su deseo. “El cura le contestó:
‘Mira, no te metas en líos, leer la Biblia te va a dar quebraderos de cabeza’.
Mi padre”, enfatizó José Pablo, “conoció al Señor leyendo la Biblia”.
Asimismo destacó el valor literario
de la palabra de Dios con las palabras de Antonio Muñoz Molina, escritor
español y académico de número de la Real Academia de la Lengua Española, quien
en una entrevista le expresó que la Biblia, literariamente hablando, era
extraordinaria. Para Muñoz Molina leer el libro el Job supone sumergirse “en el
escrito más profundo sobre el dolor humano, la dimensión más esencial de lo que
significa el dolor, y la respuesta más clara de todo lo que ha leído por ahí”,
concretó Sánchez. Además, Muñoz Molina considera que la contribución de
Casiodoro de Reina al castellano es tremenda porque tuvo que poner en el idioma
formas de lenguaje que antes no existían, como es el caso del lenguaje
apocalíptico. […]
Campaña: la
Biblia, corazón de la Reforma, corazón de Europa
José Luis Andavert, director general de la
SBE, presentó la campaña “La Biblia, corazón de la Reforma, corazón de Europa”.
Más que una campaña, dijo, es un esfuerzo misionero para redescubrir la Palabra
de Dios, del mismo modo que sucedió en la Reforma del siglo XVI. Enfatizó que
somos herederos de esa Reforma, hoy, en una Europa que necesita latir con el
corazón de Dios.
“Protestamos”, dijo Andavert, “ante
una sociedad inmoral que ha decaído en muchos de sus valores y necesita
redescubrir el mensaje del amor de Dios. Con la conmemoración del 500
Aniversario de la Reforma tenemos una oportunidad de oro para llevar la Biblia
a nuestros conciudadanos con la esperanza de afectar a nuestra sociedad”. “1
millón de razones que dar no es una campaña de la Sociedad Bíblica, es un
esfuerzo misionero de todo el pueblo evangélico para dar 1 millón de Biblias,
mientras oramos por quienes las reciben, para que Dios transforme sus
corazones”, expresó el director general de SB.
Christian Misch, responsable de
publicaciones de la SB presentó la web www.1millonderazones.org
que recoge toda la información de esta acción misionera. Las Biblias de la
campaña tienen un código QR que dirige a una página de descargas, con
herramientas evangelísticas y de ayuda para las personas a quienes los
cristianos regalemos una Biblia.
Paco Sánchez, coordinador de “1
Millón de razones que dar”, transmitió la buena acogida que esta acción
misionera está teniendo en las Fraternidades de Pastores y Consejos Evangélicos
a los que ha visitado en los últimos meses. Cerró el acto José Luis Andavert
con unas palabras de agradecimiento a Lola Calvo, por su aportación al logo y
al diseño gráfico de la campaña; a la Ferede, por incluir esta acción misionera
en el marco de las celebraciones del 500 Aniversario de la Reforma; al CEM por
su apoyo, a REMAR por su colaboración en la logística, a los protagonistas del
vídeo, al equipo de la SB y a todos los presentes por su asistencia.
[1] E. Troeltsch, El protestantismo y
el mundo moderno. [1911] México, Fondo de Cultura Económica, 1951
(Breviarios, 51), p. 38, www.liburuklik.euskadi.net/applet/libros/JPG/diputacion2/F.A.-64/F.A.-64.pdf.
[2] K. Holl, The cultural
significance of the Reformation. [1911] Nueva York, Meridian Books, 1959.
[3] É. Leonard, Historia general del
protestantismo. I. La Reforma. Trad. de S. Cabré y H. Floch. Barcelona,
Península, 1967, p. 263.
[4] P. Tillich, La era protestante.
[1948] Trad. de M. Horne. Buenos Aires, Paidós, 1965 (Biblioteca de ciencia e
historia de las religiones), pp. 245-246: “Este [el protestantismo] tiene un
principio que está más allá de todas sus realizaciones. Es el fundamento
crítico y dinámico de todas las realizaciones protestantes, pero no es en sí
una realización. […] Las trasciende como trasciende cualquier forma cultural.
El principio protestante, nombre derivado de la protesta ‘protestante’
destinada a contrariar las decisiones de la mayoría católica, contiene las
protestas divinas y humanas contra cualquier exigencia absoluta referente a una
realidad relativa, y se opone a la misma aun cuando la efectúe una iglesia
protestante. El principio protestante es juez de toda realidad religiosa o
cultural, incluyendo la religión y la cultura que se denominan a sí mismas
‘protestantes’”.
[5] Q. Skinner, Los fundamentos del pensamiento
político moderno. II. La Reforma. Trad. de J.J. Utrilla. México, Fondo de
Cultura Económica, 1978 (Sección de obras de política y derecho), p. 18.
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