El salmo 20
nos habla de la confianza puesta en Dios y Romanos 5 nos habla de la fe, la
gracia de Dios y la reconciliación; ambos pasajes nos hacen estar seguros de
que la presencia amorosa de Dios en toda circunstancia es segura e indudable.
El salmo 20
es:
- Una oración por el rey antes de una batalla
- Se confirma la confianza en Dios
- Al final se hace nuevamente una oración (1)
El salmo 20 remite a un tiempo en batalla donde la presencia divina es una garantía en toda circunstancia; sin embargo, la presencia amorosa de Dios no
sólo está en el tiempo de la batalla sino antes, durante y después de ella.
No sólo está
presente en el conflicto sino también en
la paz; no sólo en la adversidad sino también en la estabilidad; no sólo en la
tristeza sino también en la alegría.
En los
tiempos previos a las batallas de todo tipo, nuestro
Dios nos enseña a estar preparados con su armadura para estar firmes contra las asechanzas del enemigo. El enemigo busca la destrucción y para ello habremos de vestirnos con la verdad, la
justicia, la fe, el evangelio de la paz, la salvación y la Palabra de Dios
(Efesios 6:11). De igual manera en Lucas 22:46, el Señor Jesucristo dice: “…orad para que no
entréis en tentación”.
En las secciones del salmo 20 se destacan:
a) La ayuda
de Dios en el tiempo del conflicto y su protección
b) Su auxilio
seguro
c) Su
atención a nuestras ofrendas (lo cual nos debe hacer reflexionar sobre aquello que estamos
dedicando en nuestro corazón para nuestro Dios como parte de nuestra gratitud,
voto, o dedicación a Dios)
d) Los deseos
de nuestro corazón (y este punto debe complementarse con Mateo 5:8; Lucas
12:34; Col. 3:1; Lucas 6:45; Prov. 4:23; Salmo 20:6)
e) La
victoria que se logra cuando nuestra confianza está puesta en Dios
Nuestra
confianza en Dios y la Palabra de Dios es parte esencial para tener la
victoria que Cristo ofrece. La fidelidad de nuestro Dios permanece para siempre
y su presencia amorosa en toda circunstancia nos garantiza que no se aparta de
nosotros.
(1) Luis
Alonso Schökel, Biblia del Peregrino.
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