JAN HUS, UN REFORMADOR CONTRA LA IGLESIA CORRUPTA
El Informador,
5 de julio de 2015
La República Checa conmemora mañana el 600
aniversario de la ejecución en la hoguera de uno de sus héroes nacionales, el
reformador Jan Hus, quien luchó por una Iglesia más humilde, sin jerarquía y
menos corrupta.
Quemado el
6 de julio de 1415, Hus sigue en la memoria del pueblo checo con su mirada
desafiante a la muerte, plasmada en su monumento de la Plaza Vieja de Praga,
cerca de la capilla de Belén, donde se hizo famoso por sus prédicas.
Hus fue uno
de los filósofos más brillantes del incipiente movimiento protestante en la
Edad Media, y el concilio de Constanza de 1414 lo condenó a ser quemado en la
hoguera al insistir en sus denuncias contra la Iglesia de entonces.
Desde el
púlpito, este predicador y teólogo arremetió contra la vida relajada del clero
de su tiempo, las ambiciones de poder de los prelados, el olvido de las
sencillas formas de vida evangélica y los abusos en la venta de
indulgencias.
Ante estas
acusaciones que ponían en duda la autoridad de la Iglesia, el Concilio de
Constanza lo condenó por “herejía”.
Los
poderosos en la Iglesia alegaron que Hus se negó a aceptar una treintena de
tesis relativas a la predestinación, la Sagrada Escritura como única fuente de
fe o la negación de una jerarquía visible en la Iglesia, entre otras acusaciones. Su condena
a muerte demuestra que Hus estaba considerado por las autoridades eclesiásticas
del momento una amenaza.
”Lo más
llamativo es cómo logró convertirse en uno de los personajes más influyentes de
su tiempo, hasta ascender a rector de la Universidad Carolina, consejero del
rey y ganarse el favor de buena parte de la nobleza, algo que ningún reformador
había conseguido antes”
Así lo dijo
Martin Musilek, el comisario de la muestra “El maestro Jan Hus y su legado”,
que puede verse en el Museo Nacional de Praga. Musilek
precisó que la etapa de Hus al frente de la Universidad praguense “coincidió
con un período de afianzamiento de los intelectuales checos, frente a los
exponentes de la cultura alemana, que perdieron peso en la corporación académica”. Pero la
influencia de Hus no sólo se limita a lo religioso e espiritual sino alcanza
también lo lingüístico y político.
“Simplificó
el idioma, haciéndolo más accesible al pueblo, para que pudiera manejarse mejor
en las Escrituras”, que consideraba como la única fuente de fe, explica el
Musilek. Con motivo del 600 aniversario, se han organizado este año
exposiciones sobre Hus, tanto en Praga como en el Museo Husita de Tábor, al sur
de Praga. Además,
se ha reconstruido su casa natal en Husice, al sur de Bohemia, y la cadena pública
CT emitió una serie televisiva de tres capítulos, una coproducción con el canal
franco-alemán ARTE. El presidente checo, Milos Zeman, se ha unido a los
festejos y ha pedido colgar la enseña de Hus en el balcón del Castillo de
Praga, sede de la Presidencia.
El
Vaticano nunca ha rehabilitado formalmente al reformador checo, pues sus
ideales sobre cómo debe ser la Iglesia siguen en contradicción con la doctrina
católica. Sin embargo, el fallecido papa Juan Pablo II lamentó en 1999 “la
cruel muerte” que sufrió Hus y destacó “su valentía moral ante las adversidades
y la muerte”. A mediados de junio, el actual papa Francisco dijo que es
necesario continuar con el estudio de la persona y el trabajo de Jan Hus porque
se ha convertido en una iniciativa para el diálogo de todos los cristianos,
también más allá de las fronteras de la República Checa.
El
país centroeuropeo tiene una de las poblaciones menos religiosas del mundo, con
apenas un 10% que se declara católica, según el censo de 2011, mientras que las
Iglesias Protestante y Husita no llegan ni al 1% de la población. La enorme
mayoría del resto de los checos dicen no tener religión o se niegan a responder
sobre su afiliación religiosa.
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NUESTRO ADN. II: NUEVOS LÍDERES
· ¿Qué tipo de iglesia queremos ser?
Concepto
clave: Iglesia urbana y misional
· ¿Qué tipo de miembros queremos formar?
Concepto
clave: Discípulos comprometidos con el Reino-Iglesia
· ¿Qué tipo de liturgia queremos desarrollar?
Concepto
clave: Liturgia solemne, festiva, didáctica, comunitaria
· ¿Qué tipo de predicación queremos exponer?
Concepto
clave: Predicación fiel, relevante, transformadora
· ¿Qué tipo de ministerios queremos tener?
Concepto
clave: Ministerios evangelizadores y discipuladores
· ¿Qué tipo de acción social queremos hacer?
Concepto
clave: Acción social de redención integral
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NETANYAHU NO TIENE DISCULPA
Arnoldo Kraus
El Universal, 31 de enero de 2017
¿En qué
estaba pensando Bibi cuando escribió su nefasto mensaje en su cuenta ocial de
Twi- tter? Bibi —sobrenombre de Benjamin Netanyahu—: “El presidente Trump tiene
razón. Construí un muro en la frontera sur de Israel. Detuvo toda inmigración
ilegal. Gran éxito. Gran idea”. Ignoro si Bibi piensa y después escribe, si
escribe y después piensa o si lo que publica lo hace sin cavilar, sin saber lo
que dice, sin pensar en las posibles repercusiones y sin consultar al grupo de
asesores que me imagino tiene, tipo Trump.
Es
probable que el nefando Bibi lance sus peroratas sin consultar a su equipo; de
ser así, erróneo; de no ser así, y contar con el apoyo de sus ministros, peor
aún. Vale un poco, sólo un poco, la exigencia del ministro israelí de Interior
Aryeh Deri: “No entiendo por qué tuviste que hacerlo. Eso es un asunto
interno”; otro poco vale —casi nada— la opinión de Emanuel Nahshon, vocero de
la cancillería israelí: “El comentario del primer ministro se refería a su
particular experiencia en seguridad y no a una postura sobre las relaciones
entre Estados Unidos y México”. En cambio, mucho importa el momento, el tiempo
del mensaje: Bibi publicó su dislate horas después de que la Cancillería
mexicana celebrara un acto en recuerdo de las víctimas del Holocausto. Todos
sabemos los motivos del primer ministro: amistarse con Trump.
Todos
entendemos sus razones: acercarse al magnate presidente cuya locura lo ha
convertido en noticia de primera plana en muchos periódicos y cuyas acciones y
decretos incomodan a todos los que no son como él. Desde México, los motivos y
las estupideces de Bibi, producen asco. Su tuit no es, por supuesto, una
declaración de guerra; sí es, por supuesto, una falta de ética, sensibilidad,
conocimiento y diplomacia, propia del poder, propia de quienes tienen la
desvergüenza de venderse y arrodillarse ante Trump, propia de un ser endiosado,
egoísta, incapaz de escuchar, de escribir sandeces sin acercarse a sus asesores
no trumpianos y de no atender los reclamos del mundo al permitir la
construcción de nuevas viviendas en tierras palestinas.
Netanyahu
y su camarilla no tienen disculpa. Desconocer las sinrazones de Trump y
apoyarlo muestran su desdén a todos los que no piensan o son como él. Su falta
de interés por las convulsas relaciones entre México y EU muestran desconocimiento,
servilismo y oportunismo.
Su
tuit, no hay duda, lo atesora Trump. Su tuit ofende a México, a sus ciudadanos,
y a los miembros de la comunidad judía mexicana (yo soy uno de ellos), y quizás
a sus difuntos, cuyos hogares, como el de su padre —Varsovia— fueron arrasados
por el nazismo.
El
comunicado de prensa publicado el mismo día del desliz de Bibi por los
dirigentes de la comunidad judía en México es claro: “La Comunidad Judía de
México se deslinda del mensaje del primer ministro de Israel Benjamin Netanyahu,
sobre el muro fronterizo. No coincidimos con él… y rechazamos contundentemente
su postura… Nos solidarizamos con nuestros conciudadanos que viven, trabajan y
aportan en el país vecino cuyos derechos humanos tienen que ser respetados”.
¿En
qué o en quién piensas Bibi cuando piensas? Bien te haría recorrer el muro.
Bien te haría platicar con los trabajadores migrantes de México y de
Latinoamérica. Bien sería que tu esposa te acompañara: ¿es cierto que le falta
al respeto a las personas que trabajan en tu mansión?
¡¡¡Aaayyy!!!
Bibi, tan cerca de Trump, tan lejos de México.
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RELIGIÓN CIVIL Y GUERRA
DE RELIGIÓN
Roberto Blancarte
Milenio Diario, 31 de enero de 2017
La decisión
de Trump, de impedir el paso a su país a ciudadanos de varios países de mayoría
musulmana y, por el contrario, anunciar que se admitirá a los cristianos del
Medio Oriente, va más allá de un simple anti-islamismo, sin duda presente en la
mentalidad del grupo político que ha llegado al poder con él. Se trata del fin
de una concepción de la religión civil que había venido ampliándose en las
últimas seis o siete décadas y que incluía en el imaginario norteamericano la
existencia de un Dios no necesariamente ligado a una Iglesia, o a una religión
en particular. Los estadounidenses, hay que recordarlo, inventaron el principio
de separación entre el Estado y las Iglesias. Cuando decidieron, desde sus
cartas de declaración de derechos (la de Virginia es una joya), y con sus
enmiendas a la Constitución, que no habría Iglesias oficiales, propusieron un
modelo al mundo. El propio Jefferson, siendo el tercer presidente de Estados
Unidos, se refirió al “muro de separación” que la primera enmienda había
establecido.
Lo
anterior no significó, sin embargo, que los estadounidenses dejaran de aclamar
a Dios, se pusieran bajo su protección o lo convirtieran en su aliado alrededor
de la idea de un “Destino Manifiesto” como nación. Pero quedaba claro que no se
trataba de un Dios en particular, ligado a una confesión o Iglesia específica,
aunque la mayoría asumiera que era el Dios cristiano y particularmente
protestante. En la guerra civil se agregó en el papel moneda la frase In God
we trust (En Dios confiamos), pero seguía siendo un Dios no ligado a una
denominación, aunque la ambigüedad permaneciera, como hasta hoy, con el
juramento presidencia apoyándose en la Biblia.
Un
punto de quiebre vino con la elección, en 1960 del primer presidente
abiertamente católico: John F. Kennedy. Significó para muchos que los católicos
entraban en la corriente principal y se integraban a esta “religión cívica”
norteamericana. Después, la llegada de numerosos migrantes provenientes de
otras culturas, marcadas por otras religiones, como el budismo, el hinduismo o
el Islam, planteó nuevos retos a este modelo. Obama intentó su integración, con
muchas dificultades, pues el terrorismo se identificó, erróneamente, con los
musulmanes. Trump quiere negar esta realidad, pero al hacerlo, está negando el
principio secularizador que la religión cívica contenía y está replanteándolo,
muy equivocadamente, como una guerra de religión.
roberto.blancarte@milenio.com
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