JERÓNIMO SAVONAROLA (1492-1498)
Tema semestral
LA FE CRISTIANA FRENTE A
LOS DESAFÍOS ACTUALES
Objetivo
La fe
cristiana siempre ha sido exigida para responder a los desafíos de cada época.
Los tiempos actuales no son la excepción, pues demandan de cada creyente,
familia y comunidad respuestas y acciones claras basadas en las Escrituras y en
una sana doctrina. Por ello, este estudio pretende revisar seriamente algunos
temas acerca de los cuales los miembros de la iglesia escuchan con mayor
insistencia fuera del espacio cristiano. Abordarlos sin temor y con firmeza
evangélica permitirá fortalecer el criterio de los participantes y establecer
una plataforma de fe común.
Temario
1. El
compromiso cristiano en una sociedad no cristiana
2. La
práctica de la presencia cristiana en el medio socio-político
3. La fe y
los derechos humanos
4. Pobreza,
riqueza y vida sencilla
5. Hombre,
mujer y matrimonio ante Dios
*
1. El compromiso cristiano en una
sociedad no cristiana
Es
inconcebible que los seguidores de Jesucristo alguna vez se hayan tenido que
preguntar si a ellos les concernía o no el compromiso social, y que haya
surgido una controversia sobre la relación entre evangelización y
responsabilidad social. Pues es evidente que en su ministerio público Jesús recorría
los lugares “enseñando... y predicando” (Mt. 4.23; 9.35) y que “anduvo haciendo
bienes y sanando” (Hch. 10.38). Por lo tanto, “la evangelización y la
responsabilidad social han estado íntimamente relacionadas a lo largo de la
historia de la Iglesia... A menudo los cristianos han participado en ambas
actividades con naturalidad, sin sentir la necesidad de definir lo que hacían
ni por qué lo hacían”.
1.1 El
legado evangélico del compromiso social: los profetas: SAL 146.7-9; AM 8.4-10.
En
demasiados casos los evangélicos hemos sido, o tal vez aún somos, escapistas
irresponsables. Nos resulta más agradable disfrutar de la comunión unos con
otros dentro de la iglesia que servir fuera de ella, en un medio indiferente y
hasta hostil. Por supuesto, de vez en vez hacemos incursiones evangelísticas
en territorio enemigo (especialidad como evangélicos); pero luego nos
retiramos, cruzando el foso de regreso al castillo cristiano (la seguridad de
nuestra comunidad evangélica), levantamos el puente levadizo y hasta cerramos
los oídos a las súplicas desesperadas de quienes golpean el portal. En cuanto a
la acción social, en general decimos que en gran medida es una pérdida de
tiempo, en vista de la inminencia del regreso del Señor. Al fin y al cabo,
cuando la casa está en llamas, ¿de qué sirve colocar cortinas nuevas o reacomodar
los muebles? Lo único que importa es rescatar a las víctimas. De este modo
hemos tratado de aquietar nuestra conciencia mediante una teología espuria. […]
En
vez de evadir nuestra responsabilidad social, debemos abrir los oídos y atender
a la voz de aquél que en todos los tiempos llama a su pueblo a salir al mundo
perdido y solitario (como lo hizo él), para vivir y amar, testificar y servir, como
él y para él. Pues precisamente en esto consiste la “misión”. La misión es nuestra
respuesta humana a la comisión divina. Es un estilo de vida cristiano integral,
que comprende la evangelización y la responsabilidad social, y está dirigida
por la convicción de que Cristo nos envía a salir al mundo como el Padre lo
envió a él. Por lo tanto, allí es adonde nos debemos dirigir, para vivir y servir,
sufrir y morir por él. […]
El
Dios vivo es el Dios de la justicia además de ser el Dios de la justificación.
Ciertamente es el Dios de la justificación, el Salvador de los pecadores, el
Dios «misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y
verdad» (Ex. 34.6). Pero también le importa que nuestra vida comunitaria se
caracterice por la justicia.
Que hace justicia a los agraviados,
Que da pan a los hambrientos.
Jehová liberta a los cautivos;
Jehová abre los ojos a los ciegos;
Jehová levanta a los caídos;
Jehová ama a los justos.
Jehová guarda a los extranjeros;
Al huérfano y a la viuda sostiene,
Y el camino de los impíos trastorna. (Salmo 146.7-9)
Esto
no significa que realice todas estas cosas invariablemente, sino que ésa es la
clase de Dios que es. Es más, la demanda de promover la justicia de Dios, si
bien se dirige especialmente a su pueblo, se extiende a todas las naciones. La
compasión y la justicia social importaban no sólo en Israel sino también en las
demás naciones. Los primeros dos capítulos de la profecía de Amós presentan las
evidencias más claras de esta verdad. Antes de reprender a Judá por rechazar la
ley de Dios y volverse a la idolatría, y a Israel por agobiar a los pobres y
por negarles la justicia a los oprimidos (2.4-8), Amós pronunció el juicio de
Dios sobre las naciones vecinas (1.3-2.3): sobre Siria por su crueldad, sobre
Filistea por haber capturado a comunidades enteras para venderlas como
esclavos, sobre Tiro por haber quebrantado un tratado de hermandad, sobre Edom
por su cruel hostilidad contra Israel, sobre Amón por las atrocidades cometidas
durante la guerra, y sobre Moab por profanar los restos de un rey vecino. (John
Stott, La fe cristiana ante los desafíos contemporáneos. Buenos
Aires-Grand Rapids, Nueva Creación, 1991).
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MADRES DE LA BIBLIA. 20 RETRATOS PARA NUESTRO TIEMPO (I)
Margot Kässmann
En
lugar de eso, lo que nos llega de fuera son apreciaciones toscas y sin matices:
si las madres renuncian a una actividad profesional para dedicarse a la
educación de sus hijos, rápidamente se las descalifica con expresiones como
“grillos domésticos” o “simples amas de casa”. Estas descalificaciones
dificultan después la reincorporación al mundo del trabajo y el ejercicio de la
actividad profesional.
En
nuestra comunidad cristiana estaba vacante un puesto que había que cubrir en un
breve espacio de tiempo y entre los aspirantes a dicho puesto se encontraba una
mujer que había hecho precisamente lo que muchos desearían hacer: había dejado
de realizar una actividad profesional durante siete años y se había dedicado
por completo a sus dos hijos. Los miembros de la comisión que debía tomar la
decisión sobre la contratación no tuvieron dudas sobre la cualificada formación
de esta candidata; nadie le puso pegas.
Pero
pensaron: “Primero deberíamos reintegrarla en el mundo laboral”. ¿Es que acaso
las mujeres que trabajan en casa son vistas como si realmente habitaran en otra
galaxia? En cambio, si las mujeres con hijos siguen ejerciendo su profesión
habitual, en Alemania se las considera “madres desnaturalizadas”, y
recientemente incluso se las etiqueta con el término despectivo, aún más
fuerte, de “máquinas de parir”. Para quienes así piensan, estas mujeres son
unas irresponsables egoístas que quieren deshacerse de sus hijos lo antes
posible y no ocuparse de ellos, porque lo único que buscan es la propia
realización personal.
Nada
tienen que ver estas imágenes con la realidad de las madres trabajadoras, y
desde luego no hacen justicia ni al compromiso de estas mujeres para con sus
hijos, ni a la calidad de los centros de educación infantil. Pero si las
mujeres renuncian a tener hijos, es probable que enseguida sean catalogadas
como «chivas obsesionadas por la carrera».
En
nuestro país, algunas mujeres de cuarenta años tienen que afrontar miradas
críticas y preguntas como esta: “¿Es usted demasiado egoísta como para tener un
hijo?”. No se tiene en cuenta que tal vez una mujer no disponga de la pareja
con quien plantearse esa maternidad, o que existan problemas de salud, o que
alguien conceda al trabajo un papel importante en la propia vida, cosa por otra
parte totalmente legítima. En nuestro país, una de cada siete parejas no tiene
hijos, aunque le gustaría tenerlos, lo que sin duda representa también una
carga peculiar.
En
mi opinión, las preguntas que hoy hemos de plantearnos quienes vivimos en
sociedad son: ¿es necesario que toda mujer sea madre para que goce de una vida
plena? ¿Qué papel desempeñan realmente los varones en todo esto?
La
situación de las madres en nuestra sociedad me llevó a pensar: ¡madres
desnaturalizadas, máquinas de parir, grillos domésticos!... ¡Pero si todas estas
imágenes de la madre aparecen ya en la Biblia! Que a través de personajes
arquetípicos de la Biblia se describan constelaciones básicas de relaciones
humanas, lo sigo encontrando fascinante. Estas viejas historias resultan tan
actuales, que en ellas podemos hallar modelos y una amplia gama de proyectos de
vida. Proyectos de vida sobre los cuales Dios no emite juicios, sino que
acompaña. Son itinerarios de vida que, planeados o no, tanto entonces como
ahora, le marcan a uno el rumbo.
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