1-6 David y los jefes encargados del templo apartaron a Asaf, a Hemán y a Jedutún, junto con todos sus hijos, para que se encargaran de la música de los cultos. Estos músicos comunicaban mensajes de Dios por medio de sus cantos o acompañados por instrumentos musicales, y estaban bajo las órdenes directas del rey David. Asaf, Hemán y Jedutún dirigían a sus hijos cuando alababan a Dios en el templo, acompañados de arpas, platillos y otros instrumentos de cuerdas. Ésta es la lista de sus nombres:
Los hijos de Asaf: Jacur, José, Netanías, Asarela.
Los hijos de Jedutún: Guedalías, Serí, Isaías, Simí, Hasabías, Matatías.
Los hijos de Hemán: Buquías, Matanías, Uziel, Sebuel, Jeremot, Hananías, Hananí, Eliatá, Guidalti, Romamti-ézer, Josbecasa, Malotí, Hotir, Mahaziot.
Estos catorce hombres, junto con sus tres hermanas, formaban la familia de Hemán, y por eso llegó a ser muy poderoso, pues así se lo había prometido Dios.
7 Los que estaban entrenados para cantar a Dios fueron en total doscientos ochenta y ocho. 8 Éstos se turnaron, por medio de un sorteo, para prestar su servicio, sin importar que fueran adultos o jóvenes, maestros o estudiantes. 9-31 Se organizaron en grupos de doce; cada grupo estaba compuesto por el jefe de familia, sus hijos y hermanos. Cada grupo tenía el nombre del jefe de familia; éste es el orden en que les tocó servir: José, Guedalías, Zacur, Isrí, Netanías, Buquías, Jesarela, Isaías, Matanías, Simí, Azarel, Hasabías, Subael, Matatías, Jeremot, Hananías, Josbecasa, Hananí, Malotí, Eliatá, Hotir, Guidalti, Mahaziot, Romamti-ézer.
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13 Cuando la luz brilla, todo queda al descubierto y puede verse cómo es en realidad. 14 Por eso alguien ha escrito:
¡Despiértate, tú que duermes!
Levántate de entre los muertos,
y Cristo te alumbrará.
15 Tengan cuidado de cómo se comportan. Vivan como gente que piensa lo que hace, y no como tontos. 16 Aprovechen cada oportunidad que tengan de hacer el bien, porque estamos viviendo tiempos muy malos.17 No sean tontos, sino traten de averiguar qué es lo que Dios quiere que hagan.
18 No se emborrachen, pues perderán el control de sus actos. Más bien, permitan que sea el Espíritu Santo quien los llene y los controle. 19-20 Cuando se reúnan, canten salmos, himnos y canciones espirituales. Alaben a Dios el Padre de todo corazón, y denle siempre gracias por todo, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.
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