LAS DISCÍPULAS DE JESÚS (VIII)
Ana María Tepedino
Continúa el autor: “Dios perdona
a este Pedro o al autor de
este papiro a quien otro apóstol le corrige luego diciéndole: "Si el Señor
la juzgó digna, ¿quién eres tú para despreciarla?" Y termina diciendo: “Pero
lo que aquí nos interesa es la mentalidad que traduce sobre el valor de la
mujer como testigo y que hará que los evangelios acaben por transmitir el dato
del sepulcro vacío y de la proclamación de la Resurrección sin desautorizar a
las mujeres (no se atrevieron a tanto), pero haciendo que mediase la autoridad
de los apóstoles”. […]
Ante tales afirmaciones, nos
preguntamos de nuevo: ¿Por qué fueron escogidas las mujeres para dar testimonio
de un acontecimiento tan importante? La única razón posible es que había un
dato firme de la tradición, pues, según la nada sospechosa argumentación
anterior, ellos no habrían podido inventar, no podían haber creado ex
nihilo una narración que contrariaba de un modo tan visceral sus
prejuicios androcéntricos.
Los cuatro evangelistas narran de
manera extremadamente semejante la visita de las mujeres al sepulcro de Jesús
(cf. Mr 16,1-8; Mt 28,1-8; Lc 24,1-12; Jn 20,1-18). Como concordancias, en
todas las narraciones aparecen el nombre de María Magdalena, la piedra retirada
del sepulcro y el día de la semana.
Se han llevado a cabo diversos
estudios sobre las mujeres en el sepulcro, especulando sobre los distintos
nombres que aparecen. Algunos se preguntan si no se trataría de la misma
persona nombrada de forma diferente por los distintos evangelistas. Por
ejemplo: ¿Sería Salomé, en Marcos, la misma persona que la madre de los hijos
de Zebedeo, en Mateo, y la hermana de la madre de Jesús, en Juan?
Para una mejor comprensión de las
narraciones de cada uno de los evangelios, sería más pertinente la posible
identificación de dos grupos de mujeres entre las que tienen alguna vinculación
con la vida de Jesús: las primeras, relacionadas con la familia de Jesús; las
segundas serían las convertidas.
Entre las relacionadas con la
familia de Jesús, menciona a: María, la madre de Santiago y Juan; la hermana de
la madre de Jesús; María, la madre de Cleofás y tal vez Salomé. Entre las
convertidas estarían: María Magdalena; Juana, la mujer de Cusa, y Susana.
Posiblemente, los nombres de las
mujeres reflejen diversas tradiciones en torno a algunos nombres fijos, como
María Magdalena y la otra María.
Otro especialista, Sheppard,
encuentra cuatro visitas diferentes de cuatro grupos distintos de mujeres. Cada
evangelio se ocupa de un grupo, pero desconoce a los otros.
1) María
Magdalena, en el evangelio de Juan.
2) La otra
María, la madre de Santiago y José, junto con algunas mujeres, en el evangelio
de Mateo.
3) Juana y
otras, en el evangelio de Lucas.
4) Salomé y
otras, en el evangelio de Marcos.
La segunda
visita de María Magdalena (Jn 20,11-18). El autor dice que ninguno de los
cuatro grupos se encontró con Pedro y Juan, lo que podría explicarse por la
oscuridad y por las distintas calles utilizadas para acercarse al sepulcro.
Se aprecia
cierto énfasis al nombrar a las mujeres: Marcos identifica a las mujeres tres
veces: en 15,40, como testigos de la crucifixión; en 15,47, como testigos de la
localización del sepulcro, y en 16.1, como testigos del sepulcro vacío. Esa
triple referencia, ¿no será acaso una intención marcana de disculparse por el
silencio anterior y de mencionar el discipulado de la mujer?
Lo que todo esto
nos indica es que ni la tradición sinóptica ni la del cuarto evangelio
seleccionaron ni inventaron a las mujeres. Pero la tradición de la resurrección
a la que tuvieron acceso, que era más antigua, se refería a las mujeres que
habían estado vinculadas a Jesús durante su vida y estas tradiciones, que
habían sido escritas por hombres, expresan de forma unánime que esas mujeres
estaban íntimamente relacionadas con los orígenes de la fe en la resurrección y
con su proclamación.
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EL CAMINAR DEL DISCÍPULO
DISCIPULADO Y SEGUIMIENTO DE JESÚS
Dietrich Bonhoeffer
Cuando
Jesús exigió al joven rico la pobreza voluntaria, este sabía que sólo era
posible obedecer o desobedecer. Cuando Leví fue llamado a dejar su oficina de
contribuciones, cuando Pedro fue llamado a abandonar sus redes, no cabía duda
de que Jesús tomaba en serio esta llamada. Debían abandonarlo todo y seguirle.
Cuando Pedro es llamado a la mar insegura, debe levantarse y arriesgarse a dar
este paso. En todo esto sólo se requería una cosa: confiar en la palabra de
Jesús, considerarla como un terreno mucho más firme que todas las seguridades
del mundo.
En aquella
época, los poderes que querían situarse entre la palabra de Jesús y la
obediencia eran tan grandes como ahora. La razón discutía; la conciencia, la
responsabilidad, la piedad, la ley misma y la autoridad de la Escritura
intervenían para prevenir este extremo, este fanatismo anárquico. Pero la
llamada de Jesús se abrió paso a través de todo esto e impuso la obediencia.
Era la palabra misma de Dios. Lo que se exigía era la obediencia sencilla.
Si Jesús, por
medio de la sagrada Escritura, hablase hoy de esta forma a uno de nosotros, es
probable que argumentásemos del modo siguiente: Jesús manda una cosa muy
concreta, es verdad. Pero cuando Jesús manda algo, debo saber que nunca exige
una obediencia conforme a la ley; sólo requiere de mí una única cosa: que yo
crea. Y mi fe no está ligada a la pobreza o a la riqueza, o a algo semejante;
más bien, en la fe tengo la posibilidad de ser ambas cosas al mismo tiempo,
pobre y rico. Lo importante no es que yo carezca de bienes, sino que los tenga
como si no los tuviese, que esté libre interiormente de ellos, que no apegue mi
corazón a mis riquezas. Por ejemplo, Jesús dice: ¡Vende tus bienes!, pero
quiere decir: Lo importante no es que hagas esto externamente, sino que conserves
tranquilamente tus bienes, pero como si no los tuvieses. No apegues tu corazón
a tus bienes.
Nuestra
obediencia a la palabra de Jesús consistiría entonces en negarnos a la
obediencia sencilla, por ser legalista, para ser obedientes «en la fe». Con
esto nos diferenciamos del joven rico. En su tristeza, no pudo tranquilizarse
diciendo: Es verdad que, a pesar de la palabra de Jesús, voy a seguir siendo
rico; pero me liberaré interiormente de mi riqueza y, sintiendo toda mi
incapacidad, pondré mi esperanza en el perdón de los pecados y estaré en
comunión con Jesús por medio de la fe. Por el contrario, se alejó triste,
perdiendo la fe al faltarle la obediencia. En esto, el joven se mostró totalmente
honrado. Se separó de Jesús, y esta honradez se halla más cerca de la promesa
que una comunión aparente con Jesús basada en la desobediencia. Evidentemente,
en opinión de Jesús, el joven se encontraba en una situación en la que no podía
liberarse interiormente de su riqueza. Es probable que lo hubiese intentado mil
veces, como un hombre serio que busca.
Su fracaso lo
revela el hecho de que, en el momento decisivo, no pueda obedecer a la palabra
de Jesús. En esto se mostró honrado. Pero nosotros, con nuestra forma de
argumentar, nos distinguimos completamente del oyente bíblico de la palabra de
Jesús. Si Jesús dice a este: Abandona todo y sígueme, deja tu profesión, tu
familia, tu pueblo y la casa de tu padre; este hombre sabe que sólo puede
responder a tal llamada con la obediencia sencilla, porque precisamente a ella
se le ha concedido la comunión con Jesús. Pero nosotros diríamos: Sin duda, la
llamada de Jesús debe «ser tomada totalmente en serio», pero la verdadera
obediencia a ella consiste en que yo permanezca en mi profesión, en mi familia,
y le sirva con libertad interior.
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ALCANZA LA TIERRA “SOBREGIRO” ECOLÓGICO
La Jornada, 31 de julio de 2018
Este primero de agosto la Tierra
habrá alcanzado su límite y se estima que la humanidad habrá agotado, en
conjunto, todos los recursos que la naturaleza puede renovar en un año, por lo
que comenzará a vivir en deuda. […]
De acuerdo con
Global Footprint Network, para este primero de agosto la humanidad habrá usado
más de la naturaleza de lo que nuestro planeta puede renovar en todo el año.
Este día, estima, estaremos consumiendo lo que en teoría deberían producir más de
1.7 Tierras.
Esto se debe a
que usamos más recursos y servicios ecológicos de los que la naturaleza puede
regenerar, debido a la sobrepesca, sobreexplotación de bosques y a la emisión
de más dióxido de carbono a la atmósfera de lo que los ecosistemas pueden
absorber.
Como resultado
de este "sobregiro" ecológico, los costos para la Tierra son
evidentes en el mundo, y se aprecia en forma de deforestación, escasez de agua
dulce, erosión del suelo, pérdida de la biodiversidad y acumulación del dióxido
de carbono en la atmósfera.
Al respecto, el
CEO y cofundador de Global Footprint Network, Mathis Wackernagel, estos hechos
son los que han acelerado los efectos que hoy conocemos como cambio climático.
Como resultado,
hoy “estamos tomando préstamos de los recursos futuros de la Tierra para operar
nuestras economías en el presente. Como cualquier esquema Ponzi, esto funciona
por un tiempo; a medida que las naciones, las empresas o los hogares se hunden
cada vez más en deudas, finalmente quiebran”.
De acuerdo con los
datos recolectados por Global Footprint Network, países como Canadá, Estados
Unidos, México, España, Portugal Reino Unido, Italia, Alemania, Marruecos,
Argelia, Libia, Egipto, Sudafrica, Turquía, Arabia, India, China y Japón, por
mencionar los más representativos, tienen un déficit ecológico de -150 por
ciento.
Esto quiere
decir que dichas naciones consumen en conjunto 1.5 veces más de lo que les
corresponde, mientras que sólo países como Brasil, Bolivia, Paraguay, Congo,
Namibia y Madagascar son los únicos que tienen una biocapacidad mayor a su
consumo del 150 por ciento.
Si se mide por
dimensiones el grado de daño que los países hacen al mundo, los tres países que
más huella ecológica generan por hectáreas globales son China, con cinco mil
200 millones de hectáreas; Estados Unidos, con dos mil 670 millones de
hectáreas; e India, con mil 450 millones de hectáreas.
En esta lista de
huella de carbono México ocupa el noveno lugar con una huella calculada en 320
millones de hectáreas dañadas […]
Esa herramienta
permite definir cuántas tierras se necesitarían para satisfacer las necesidades
del mundo si todos vivieran al ritmo en que lo hace quien se somete a la
calculadora, así como la fecha personal en la que uno habría agotado todos los
recursos que le corresponden.
Es así como, a
través de esta calculadora, incluso por país, se sabe qué día es el que se
habrá consumido todos los recursos que le corresponden, de manera que la fecha
de "sobregiro" para México será el 29 de agosto próximo, mientras que
Estados Unidos lo rebasó desde el pasado 15 de marzo.
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