domingo, 28 de octubre de 2018

Letra 592, 28 de octubre de 2018


LA CATEDRAL DE BERLÍN
María Paz López
La Vanguardia, 6 de julio de 2018


Una de mis vistas preferidas de Berlín se encuentra en la muy céntrica y transitada zona de la Isla de los Museos, y es la que se obtiene apuntando la mirada hacia la fachada de la catedral protestante desde el Lustgarten (literalmente: jardín del placer), ese gran rectángulo verde habitado a la par por turistas y residentes que pasa por ser el jardín más antiguo de la ciudad.
Por detrás de la catedral, en el flanco derecho de la monumental cúpula, se ve asomar el pirulí enhiesto de la torre de la televisión de Alexanderplatz, que queda algunos centenares de metros más allá. En los raros y gloriosos días berlineses de cielo azul total y frío taladrante, las siluetas de la catedral y de la lejana torre televisiva parecen cortadas a cuchillo.
La catedral berlinesa (Berliner Dom) es la iglesia protestante más importante de Alemania, y como tantos otros edificios religiosos europeos, empezó pequeña —en el siglo XVI era una iglesia dominica, reconvertida en catedral en 1750—, y fue creciendo y modificándose conforme adquiría relevancia política.
A finales del siglo XIX, la dinastía de los Hohenzollern —con el Imperio alemán recién unificado en 1871 gracias a los desvelos del canciller Bismarck— se dijo que la modesta catedral que había reformado el arquitecto Karl Friedrich Schinkel a principios del siglo, ya no reflejaba las aspiraciones de la pujante monarquía, que residía en el colindante Palacio de Berlín. (Ese palacio, actualmente en fase de reconstrucción, sufrió muchas vicisitudes, pero ésa es otra historia.)
Así que el káiser Guillermo II decidió construir en el mismo lugar la actual catedral; las obras empezaron en 1894 y el templo se inauguró en 1905.
Como todos los grandes templos ubicados en zonas céntricas y turísticas, la catedral berlinesa brega con el hecho de ser un imán para visitantes, y al tiempo mantener la atención religiosa a la comunidad.
Son los mismos retos que afrontan las iglesias monumentales de ciudades globales; les ocurre lo mismo a las catedrales de Barcelona o Santiago de Compostela, a Notre Dame de París y a las grandes iglesias romanas y florentinas, y qué decir de la basílica de la Sagrada Familia…
Encajar fe y turismo suele suponer un continuo ejercicio de logística y creatividad para sus propios pastores, y para las propias comunidades.
El Berliner Dom tiene la particularidad de no estar asignado exclusivamente al barrio, así que entre sus 1.500 feligreses son del distrito de Mitte, desde luego, pero también del resto de Berlín, e incluso del land de Brandemburgo, que rodea a la capital.
La pastora principal, Petra Zimmermann, sostiene que esa composición heterogénea, unida a la ubicación de la catedral y a su relevancia histórica, hacen que esta iglesia esté muy unida a Berlín en su conjunto.
Y que por todo ello, iglesia y comunidad tienen mucho que decir sobre urbanismo y sobre decisiones estratégicas de la ciudad.
El año pasado, la catedral junto al río Spree tuvo un momento especial en ese sentido, debido a un gran acontecimiento religioso con tirón turístico: el quinto centenario de la publicación en Wittenberg por Martín Lutero de las 95 tesis que darían lugar a la Reforma protestante. El 31 de octubre del 2017 hubo un servicio religioso especial, con mucha música de Bach, y la catedral atestada.
Pero volviendo al edificio, llama la atención que la gran nave esté adornada profusamente: esculturas, mármoles, vidrieras, mosaicos, capiteles bruñidos, … con un cierto aire a basílica romana en todo su apogeo. A decir verdad, no parece una iglesia luterana, pues acostumbran a ser de paredes blancas y decoración escueta.
Pero el káiser Guillermo II quiso que ‘su’ catedral fuera suntuosa como símbolo de la monarquía; debía ser una réplica protestante de la gran catedral católica de Alemania, la catedral de Colonia. También influyó mucho el hecho de que su arquitecto, Julius Carl Raschdorff, era católico, y sentía fascinación por las construcciones renacentistas y barrocas italianas.
Destacan las capillas Taufkirche y Traukirche, y la Predigtkirche con su impresionante cúpula, la escalera imperial, el panteón de los Hohenzollern con casi un centenar de féretros de cuatro siglos, el museo de la catedral y la cúpula con sus vistas al barrio de Mitte. No se permiten visitas durante los servicios y actos religiosos.
Durante la Segunda Guerra Mundial, los bombardeos aliados dañaron gravemente la catedral, que perdió su cúpula, y al quedar en el sector este, permaneció en estado ruinoso durante decenios.
La antigua RDA comunista acarició la idea de derribarla, pero finalmente en 1975 comenzó la restauración, gracias también a fondos inyectados por la Iglesia evangélica de la Alemania occidental y por el propio Gobierno de la RFA. Las obras acabaron en 1993, tres años después de la reunificación de Alemania.

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EL CAMINAR DEL DISCÍPULO
DISCIPULADO Y SEGUIMIENTO DE JESÚS
Dietrich Bonhoeffer

Los discípulos de Cristo mantienen la paz, prefiriendo sufrir a ocasionar dolor a otro, conservan la comunidad cuando otro la rompe, renuncian a imponerse y soportan en silencio el odio y la injusticia. De este modo vencen el mal con el bien y son creadores de paz divina en medio de un mundo de odio y guerra. Pero nunca será más grande su paz que cuando se encuentren pacíficamente con el mal y estén dispuestos a sufrir. Los pacíficos llevarán la cruz con su Señor; porque en la cruz se crea la paz. Por haber sido insertados de este modo en la obra pacificadora de Cristo, por haber sido llamados a colaborar con el Hijo de Dios, serán llamados hijos de Dios.
“Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos». No se habla aquí de la justicia de Dios, sino de los padecimientos por una causa justa 5, por el juicio y la acción justas de los discípulos de Jesús. Los que siguen a Jesús renunciando a las posesiones, a la felicidad, al derecho, a la justicia, a la honra, al poder, se distinguen en sus juicios y acciones del mundo; resultarán chocantes al mundo. Y así serán perseguidos por causa de la justicia. La recompensa que el mundo da a su palabra y actividad no es el reconocimiento, sino la repulsa. Es importante que Jesús proclame bienaventurados a sus discípulos cuando no sufren inmediatamente por la confesión de su nombre, sino simplemente por una causa justa. Se les hace la misma promesa que a los pobres. Como perseguidos, se asemejan a ellos.
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LA RELIGIÓN ES MUY PELIGROSA
Antonio Coelho

La imagen de Dios de Jair Bolsonaro es la del Antiguo Testamento, la convicción del pueblo judío el Dios Pantocrátor el Todopoderoso que echo una alianza con el pueblo de Israel.
Toda la historia de Israel se explica como el camino del Pueblo Elegido, guiado por Dios.
La referencia al poder de Dios lleva consigo dos elementos.
El poder de Dios repercute en el Poder de Israel, esto genera un racismo religioso.
El poder de Dios repercute en el Poder de Israel, esto genera un complejo de superioridad.
Como consecuencia, la violencia se pone al servicio de Israel, cuando partimos de la Omnipotencia desgraciadamente se saca lo peor y la religión se vuelve muy peligros.
Porque Dios no es capaz de ser integrado en ningún sistema de pensamiento, en ninguna religión, en ninguna sociedad ni en ninguna geografía.
Según la imagen del hombre que tenemos, será la imagen de Dios que aceptaremos.
La imagen de Dios de Bolsonaro es la del Libro de Los Reyes del Libro de Los Jueces, del Dios de los Ejércitos, del Dios que mata a los niños en Egipto, que viola las mujeres, que arrasa con pestes.
Ese no es el Dios de Jesús, el crucificado en la cruz, que era para el Imperio romano el signo donde terminaban los criminales, las personas despreciadas. Ese Jesús desnudo, sin poder que muere en la cruz a consecuencia de su entrega por los más débiles, los leprosos, las prostitutas, que reconoce como personas, a las mujeres, a los niños, invisibles en la sociedad judía, no tiene nada que ver con la imagen de Dios de Bolsonaro.
En un pueblo como el brasileño, es terrible una imagen de Dios racista.
  

  
https://ecupres.com/2018/10/26/la-religion-es-muy-peligrosa/

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