14
de junio de 2020
Buenos días estimada
Iglesia Ammi-Shadday es una alegría compartir la Palabra con ustedes por este
medio, a la distancia. Algo positivo de este complicado tiempo de
confinamiento. Por acá ya estamos saliendo, eso esperamos. Justo hoy retornamos
el culto presencial en nuestra iglesia. Agradezco la invitación.
El
pasaje de Mateo 6:25-34, que nos ocupa en la reflexión de hoy, forma parte
como sabéis del gran discurso de Jesús llamado El Sermón
de la Montaña caps. 5-7 de este Evangelio; y compendiado por Lucas
(solo 30 versículos) en el llamado “Sermón de la llanura”
(cap. 6.20-49). San Agustín fue el primer autor en redactar un comentario del
mismo, veía en él un “compendio de todo el evangelio” lo cual me
parece muy acertado.
También
se ha dicho que el contenido es “terreno de encuentro” entre judíos y cristianos, por tener mucho en común. Tiene también
mucha de cercanía e incluso similitud con las tradiciones religiosas de la
India. Es sabida la influencia que este texto ejerció sobre
Gandhi.
Con
el Sermón
de la montaña uno se siente atraído y a la vez asustado por el carácter radical
y absoluto de su contenido. Este discurso es un
compendio de la ética cristiana. Es de lo más desafiante
que existe, es una noble utopía que pocos cristianos consiguen vivir. Estamos
ante un contenido parenético realmente importante. Nuestro objetivo hoy es
conseguir que el texto nos hable tanto a la razón, a la inteligencia como al corazón.
Sin
más preámbulos, pasemos a analizar el texto que nos ocupa hoy. Marcel Dumais,
en su libro:El Sermón de la Montaña, llama a
esta sección (6.25-34): No inquietarse.[1]
1. Por qué no, y
por qué si hay que preocuparse
El
lector
contemporáneo no puede dejar de hacerse preguntas por esta
enseñanza. La actitud que se exige parece irrealista e impracticable. ¿Se puede
vivir en nuestro mundo sin trabajar por asegurarse el sustento y sin prever el
futuro? El v. 34 parece dar la idea de vivir cada día como si no hubiese un
mañana cuando dice: Por lo tanto, no os angustiéis por el
mañana, el cual tendrá sus propios afanes. Cada día tiene ya sus problemas. También
dice el v. 26: Miren los pajaritos… Ellos no siembran ni
cosechan, ni guardan semillas en graneros. Sin embargo, Dios,., el Padre
(Providente) les da todo lo que necesitan”. Pero, cuando vemos
pájaros hambrientos en los paisajes urbanos, o cuando vemos a nuestro alrededor
y por los medios de comunicación social, el hambre de los pueblos, de las
personas; esta argumentación de Jesús parece derrumbarse.
El
mandamiento “No andéis
preocupados”
(NVI).
Expresión clave del texto. Figura al comienzo, en medio y al final del discurso
(vv. 25, 27.28.31.34). La versión (TLA)
Traducción en lenguaje actual que ustedes usan dice el v. 25:
No vivan pensando en qué van a comer. Me
gusta esta expresión, pues el mandato de no vivir
pensando, indica no permanencia en
el asunto. Según el Diccionario de la RAE, preocuparse significa: estar con temor o inquietud por
tratarse de un verbo de “afección psíquica”,
dependiendo de distintos factores… También como intransitivo pronominal significa ‘sentir
temor o inquietud por alguien o algo’ y ‘dedicar atención a alguien o algo’.
Según el
contenido bíblico, aquí se trata de una
preocupación ansiosa, inquieta, excesiva que resulta de una
falta de opción fundamental por Dios, esto es falta de fe como dice claramente
el v.30: Si Dios hace tan hermosas a las flores, que
viven tan poco tiempo, ¿acaso no hará más por ustedes? ¡Veo que todavía no han
aprendido a confiar en Dios! El discurso continúa planteando
cuestiones inquietantes v. 31 y 32. »Ya no se
preocupen por lo que van a comer, o lo que van a beber, o por la ropa que se
van a poner. La ansiedad desaparecerá en la medida en que
haya una verdadera búsqueda del Reino de Dios
y de su justicia, como dicen varias versiones, que más o menos equivale a lo
que dice la TLA en el v. 33: …que reconozcan a Dios como
único rey, y que hagan lo que él les pide. Así pues,
el pasaje no es una llamada a la falta de previsión, ni mucho menos una
invitación al no-trabajo. sino como expresan los vv. 26-30,
sino es llamada a la confianza en el Padre celestial, él no puede abandonar a
la persona humana, al cristiano o cristiana que vale a sus ojos mucho más que
las aves del cielo. Es preciso no dudar del poder benevolente del Señor (cf. 8.26;
14.31).
El
v. 32 presenta a los “paganos”
como
anti-modelos: ellos buscan todo eso con ansiedad. El lector se acordará de que
los paganos no se dirigen a Dios con confianza, porque no lo ven como un Dios providente que
conoce sus necesidades. El discípulo o discípula
de Cristo debe “buscar ante todo su Reino y su justicia” que es lo más importante, dice la versión TLA. La
expresión: lo más importante no excluye, sino
que más bien incluye, un “después”, es decir, si puede
haber ocupación legítima (no ansiosa) por las necesidades
fundamentales de la existencia.
2. De lo individual
a lo colectivo (Opción por el Reino de Dios y su justicia)
Lo que sí debe
ser una preocupación constante o lo más importante como
hemos dicho, será: buscar el Reino de Dios y su justicia. Y aquí sí que
convergen y se encuentran la lucha por la subsistencia y dignidad humana y el Reino
y la Justicia. Por ello el Reino es opción de lucha a favor del más vulnerable
y necesitado, del que está privado de sus necesidades básicas incluido el
alimento. Así que es válido preocuparse, luchar por el pan, por el vestido de
los vulnerables, pero solos no se puede hacer, si se puede hacer desde lo colectivo
y comunitario, como iglesia del Señor, como Comunidad Cristiana. Aquí cabe la
lucha por el Inmigrante creyente y no creyente que tiene que salir de su
contexto, de su país para buscar el pan y mejores condiciones de vida. También
los ismos como el racismo (lo estamos presenciando en las últimas semanas en Estados
Unidos y otras partes del mundo), el machismo, el clasismo, el esclavismo, el
fundamentalismo, incluso el virus Covid-19 propician o hacen más severa la
injusticia y la falta de pan.
Concluyo
y repito, en este pasaje Jesús no invitó a excluir la ocupación por el
sustento, pero sí que lo relativizó. Por tanto, implica que hemos de pasar del individualismo,
del solo vivir para tener el sustento como meta de vida, a la lucha colectiva.
Los cristianos hemos de pasar siempre del yo, de lo mío, al nosotros, al pan
compartido, por la causa de Cristo. Que Dios les permita seguir caminando como
Iglesia en ese sentido, y que Él les continúe fortaleciendo, dando paciencia y
sobre todo guardando su salud y sus vidas en este complicado tiempo de prueba. Dios
sea su fuerza. Amén.
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