En Mileto tenemos el importante discurso de Pablo a los presbíteros de la iglesia de Éfeso (20.17-38). Es el único discurso de Pablo en Hch dirigido a los cristianos, pues todos los demás discursos tienen como auditorio a personas y grupos fuera de la comunidad cristiana. Pablo siempre escribe sus cartas a las comunidades, a toda la Iglesia, a todos los santos. Aquí se dirige sólo a los presbíteros. El género literario es el de testamento, género muy conocido en la Biblia, como por ejemplo, el Testamento de Jesús en Lc 22.14-38 o Jn 14-17. Las cartas pastorales, especialmente la 2 Tim, tienen también el estilo de testamento. Estos testamentos son redactados normalmente por los discípulos, donde ellos expresan cómo entienden la mente o el pensamiento profundo de sus maestros. Lucas quiere en este discurso darnos un resumen del mensaje de todo el libro de Hch, especialmente de los caps. 15 al 28. El discurso de Pablo en Mileto nos revela no tanto la mente de Pablo, sino cómo entendía Lucas a Pablo en el contexto de su iglesia varias décadas después; puede darnos claves importantes para entender todo el libro de Hch, pues en él Lucas refleja mejor su intención al escribir este libro.
El discurso lo podemos dividir en 4 partes: 1) vv. 18-21: memoria de su ministerio en Asia; 2) vv. 22-24: situación actual de Pablo; 3) vv. 25-31: exhortación a los presbíteros; y. 4) vv. 32-35: testamento (Pablo deja la Palabra y su testimonio).
Pablo se dirige a los presbíteros de la Iglesia de Éfeso, que son los responsables de las comunidades. En el v. 28 se les llama también episcopos, cuya función pastoral es la de vigilar y conducir la comunidad. En tiempos de Pablo las comunidades no tenían mayor estructura, pues no existe todavía esa diferencia entre clero y laicos sino una variedad no orgánica de carismas, como apóstoles, profetas y maestros (13.1), evangelistas (Felipe: 21.8), profetisas (las hijas de Felipe: 21.9), etcétera. Los presbíteros son simplemente los animadores de las comunidades. En todo el NT nunca son llamados “sacerdotes”. Pablo, al despedirse, no deja estructuras, sino sólo los encomienda “a Dios y a la Palabra de su gracia, que tiene poder para construir el edificio”(v. 32).
El movimiento de Jesús antes de la Iglesia. Una interpretación liberadora de los Hechos de los Apóstoles. México, Dabar, 1998, pp. 190-192
El discurso lo podemos dividir en 4 partes: 1) vv. 18-21: memoria de su ministerio en Asia; 2) vv. 22-24: situación actual de Pablo; 3) vv. 25-31: exhortación a los presbíteros; y. 4) vv. 32-35: testamento (Pablo deja la Palabra y su testimonio).
Pablo se dirige a los presbíteros de la Iglesia de Éfeso, que son los responsables de las comunidades. En el v. 28 se les llama también episcopos, cuya función pastoral es la de vigilar y conducir la comunidad. En tiempos de Pablo las comunidades no tenían mayor estructura, pues no existe todavía esa diferencia entre clero y laicos sino una variedad no orgánica de carismas, como apóstoles, profetas y maestros (13.1), evangelistas (Felipe: 21.8), profetisas (las hijas de Felipe: 21.9), etcétera. Los presbíteros son simplemente los animadores de las comunidades. En todo el NT nunca son llamados “sacerdotes”. Pablo, al despedirse, no deja estructuras, sino sólo los encomienda “a Dios y a la Palabra de su gracia, que tiene poder para construir el edificio”(v. 32).
El movimiento de Jesús antes de la Iglesia. Una interpretación liberadora de los Hechos de los Apóstoles. México, Dabar, 1998, pp. 190-192
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