Oremos permanentemente por las necesidades de los miembros de la iglesia
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CULTO DE ORACIÓN Y ESTUDIO
Martes 18 de septiembre, 19 hrs.
Pioneros
del presbiterianismo: Brígido Sepúlveda (I) (Salmo 136.14-20)
Modera:
Hna. Lidia González
EL REV. BRÍGIDO SEPÚLVEDA (1845-1896)
El Rev. Brígido Sepúlveda nació en Villa García, N.L.,
el 8 de octubre de 1845. Su instrucción elemental la recibió en Monterrey bajo
los auspicios del obispo Berea, no pudiendo continuar sus tareas escolares se
dedicó a aprender el oficio de zapatero para ayudar al sostenimiento de su
familia.
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En los días aciagos de la intervención francesa conoció
al señor Santiago Hickey, ministro y agente de la Sociedad Bíblica y de él
recibió los primeros conocimientos en el Evangelio, doctrinas salvadoras que
abrazó con entusiasmo y fe y de las cuales inmediatamente se hizo predicador
celoso y propagandista infatigable. Recorría, con gran peligro de su vida, las
fronteras del Estado de Zacatecas, vendiendo Biblias. Tuvo el privilegio de
colaborar en la difusión de la Palabra de Dios con la señorita Melinda Rankin.
Emprendió una obra de progreso y regeneración social,
moral y religiosa en donde quiera que se encontraba. Fundó en Monterrey una
Sociedad de Obreros, que ha hecho mucho bien. Fue, además, el promotor y
fundador de varias agrupaciones liberales que han trabajado y trabajan aún en
pro de los sagrados derechos del hombre, en pro del progreso, de la ilustración
y de la libertad en sus más nobles y elevadas manifestaciones,
Desde 1877 el señor Sepúlveda se asoció al misionero
presbiteriano Enrique C. Thmson, y juntos viajaron por distintas partes. Viajó
por los estados de Nuevo león, Coahuila y Durango, visitando y organizando
pequeñas congregaciones en algunas de las cuales sirvió como pastor.
En el año de 1883, en la ciudad de Zacatecas, en la
reunión en que se organizó el Presbiterio de Zacatecas, el señor Sepúlveda fue
ordenado y así fue uno de los ministros constituyentes del inolvidable
Presbiterio de Zacatecas.
Durante su largo ministerio sirvió como pastor en las
iglesias de Cadereyta, Jiménez, Parras, Monclova, Zacatecas y Monterrey, que
fue su último pastorado.
Ya en los últimos días de su carrera tuvo el gozo de ver
que en su iglesia de Monterrey se verificaba un notable avivamiento y en
férvida plegaria, conmovido, exclamó: “¡Ahora Señor, despide a tu siervo,
conforme a tu Palabra, en paz; porque han visto mis ojos tu salud!”. Ya este
fiel siervo del Señor presentía que se acercaba su fin y así durmió en el Señor
el 19 de octubre de 1896. Sus últimas palabras fueron: “Nuevo en Cristo”.
Libro Conmemorativo de las Bodas de Diamante, 1947, pp. 30-31.
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PRÓXIMAS ACTIVIDADES
30 – Clase
unida: Laboratorio litúrgico/ Celebración de cumpleaños
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