sábado, 8 de septiembre de 2012

Letra 286, 9 de septiembre de 2012

EL CRISTIANISMO, RELIGIÓN DE LIBERTAD (II)
Jürgen Moltmann

2. El Mesías de la Libertad
La venida de Jesucristo al mundo, su predicación, su vida, su muerte y su resurrección, hay que entenderlos dentro del horizonte de espera, abierto por el Antiguo Testamento y su apocalipsis, del Dios venidero y de su Reino de Libertad. Los Evangelios nos muestran cómo Jesús, al predicar la proximidad de este Reino, habla con potestad de libertad (exousia), aporta libertad concreta al mundo. Llama bienaventurados a los pobres y a los tristes, abre las puertas de su Reino a los fatigados y oprimidos, promete la ley divina de la Libertad a los y publicanos-a los que están fuera de la ley-. En sus milagros otorga a los enfermos y paralíticos la libertad del cuerpo. Comiendo en la mesa de los proscritos y despreciados celebra con ellos el ágape del Reino venidero. Sufriendo y muriendo con los condenados y con los moribundos les promete la vida eterna. En el milagro de su Resurrección de entre los muertos y de su entrada en el futuro del Reino vieron los hombres un primer albor de la victoria sobre la muerte, el último enemigo del hombre y de Dios. En el Nuevo Testamento el hombre ve apuntar un brote concreto de libertad cada vez que Jesús trae algo de la soberanía divina a un mundo encadenado y alienado. Porque la libertad del hombre se entendió siempre como el correlato de la soberanía divina. Por esto en el Nuevo Testamento aparece el singular paralelismo entre Dios y hombre: todo es posible para Dios- todo es posible para el creyente. El que cree participa en la libertad y en el poder de Dios —y el poder está entendido aquí como poder de creación sobre las criaturas—.
        Con todo, en la predicación de Jesús, los hombres no encuentran aún la eterna actualidad del Reino de Dios, encuentran sólo la proximidad de este Reino. Jesús no trae a los hombres la plena realidad de la libertad, sino sólo algunos efectos de esta libertad. En la vida de Cristo, en su pasión y en su Resurrección, el “Reino de la Libertad“ produce efectos reales en medio del reino de la esclavitud v la necesidad. De este modo el “Reino de la Libertad “, en forma de “futuro “ que determina el presente, en actos concretos de liberación hace de este presente oprimido el anuncio consciente de lo que va a venir. El Reino de la Libertad determina el presente pero aún no como eterna presencia de la eterna libertad del mundo libre. Esta distinta presencia de la libertad se basa en que, según la comprensión cristiana, lo que libera al hombre de la antigua esclavitud no es una nueva soberanía: Jesús es el representante de la soberanía de Dios en el mundo y el Mesías de la verdadera libertad precisamente porque no busca la soberanía sobre el hombre sino que, recorriendo el calvario de la auto-alienación y la servidumbre, con el dolor de su propia alienación conduce a los humillados a su propia libertad. Si creemos que el Crucificado es el Mesías de la Libertad, no deberemos ver en Él al representante inmediato de Dios en la tierra, al modo como todos los pueblos han visto a sus dignidades religiosas. sino la crisis fundamental de toda soberanía del hombre sobre el hombre, porque Él es el que libera por medio de la esclavitud. Si nuestra fe en la majestad de Dios no se basa ya en el trono sino en la Cruz, lo que el Estado ha considerado oprobio se convierte ahora en el máximo honor, y toda soberanía política o social sufre un vuelco escatológico-revolucionario. Lo ínfimo pasa al más alto lugar. La gloria de Dios ya no sobre los tronos, sino sola resplandece en el rostro del Crucificado, en lo más opuesto a esta gloria. Es decir. la garantía del futuro de la Libertad no está en los tronos, en las soberanías y en las dictaduras, sino en lo más opuesto a todo esto: en la alienación, en la solidaridad con los débiles, en el amor.
Con ello queda superada de raíz la oposición entre los que dominan y los dominados. Por esto el cristiano espera la llegada de Jesucristo como “la aniquilación de todo principado, toda potestad y todo poder“ (1 Cor 15.24). Este futuro de la verdadera libertad anticipa sus efectos en la elección cristiana de los necios, de los débiles. de los humildes y de los despreciados (1 Cor 20.29), y en la correspondiente acusación de los sabios, de los poderosos, de los grandes, y de los que ocupan el privilegio de la gloria de este mundo.

3. El Apóstol de la Libertad
Las primeras comunidades cristianas que vivieron en suelo helenístico poseían un lema impresionante; rezaba así: “Aquí está el Espíritu y la Libertad “. En esta divisa quedan anuladas todas las diferencias humanas: las diferencias religiosas, políticas, sociales, e incluso las que se ha venido en llamar diferencias naturales: “Aquí no hay ni judío ni pagano, ni griego ni bárbaro, ni señor ni esclavo, ni hombre ni mujer: todos son una sola cosa en Cristo “. La vocación a la semejanza con Cristo, al mesianismo recíproco y al futuro común de la libertad e s un elemento nuevo que, elevando al hombre por encima de su nivel no-humano, penetra en los conflictos en los que los hombres, al afirmar el elemento positivo de su ser personal, se separan unos de otros. Por esto caen también las fronteras históricas y naturales que separan a los hombres: “Todo es vuestro; el mundo, la vida, la muerte; lo presente, lo venidero, todo es vuestro; pero vosotros sois de Cristo, y Cristo de Dios “ (1 Cor 3.21-23). “Todo es lícito, pero no todo conviene “ (1 Cor 6.12). “Todo es lícito pero no todo edifica'' (1 Cor 10.23). Exactamente lo contrario de lo que concluían Dostoievski y Sartre. Ellos decían: si no hubiera Dios todo sería lícito; los primitivos 'cristianos, en cambio: cerca del Dios de la libertad todo es lícito, todo es nuestro.
No es cuando Dios no existe que está todo permitido; es exactamente lo contrario: cerca de Dios, en el Espíritu de la Resurrección, todo es lícito, todo está permitido: el hombre se convierte en dueño absoluto de la Naturaleza y de la Historia, de su propia vida e incluso de su muerte. La predicación del apóstol no se dirige a limitar por medio de leyes esta libertad omnímoda, lo que hace es colocarla en el centro del amor que libera al prójimo y redime a toda criatura de su estado de opresión. Entonces, como ha resumido Roger G araudy, existir ya no significa entrar en las leyes de la historia y en el destino del mundo, existir significa ser liberado para una vida de decisiones libres y fraternales; y esto por obra del Futuro de la Libertad divina abierto en Cristo y en el Espíritu de la Resurrección. Gracias a esto comienza a ser posible una verdadera historia del hombre con el mundo en el mundo. Es difícil concebir una mayor elevación del ser humano. Comprenderemos esto mejor si comparamos este concepto escatológico de libertad por un lado con el cosmismo estoico y por otro con el acosmismo gnóstico. Ambas doctrinas, bajo las más variadas formas, se encuentran aún vivas en el mundo; tal confrontación no es, pues, un mero recuerdo de algo pasado.
Las características que, en el seno de la comunidad política, distinguen al hombre libre del esclavo, meras características externas debidas a acontecimientos pasados, pierden ahora todo interés; el sabio considera el núcleo y el meollo de su ser personal, su condición de ciudadano del mundo, practica su libertad interior por medio de una vida a-histórica e imperturbable en correspondencia con la lev del universo. “Es libre “, decía Epicteto, “el que vive como quiere “. La consumación de esta libertad es el amor fati. “¿Quiere el hado que yo tenga fiebre?-Yo también lo quiero. ¿Quiere que codicie algo? Yo también. ¿Quiere que muera? -También yo lo quiero“. Del cosmopolitismo del estoicismo el cristianismo tomó las ideas básicas de la libertad y la igualdad de todos los hombres: con todo, les imprimió una característica especial. Libres e iguales no lo fueron los hombres en la edad de oro del origen del linaje humano y no lo son tampoco en su núcleo esencial innato y a-histórico. Libres e iguales lo son los hombres ante un Dios cuyo Juicio y cuyo Reino están en camino, vienen con la historia del hombre. No es porque los hombres sean en el fondo iguales y libres por lo que tienen un futuro común; es precisamente lo contrario: es por el hecho de tener ante ellos un futuro común de libertad por lo que en este momento son ya iguales y libres.
Por esto no es posible pasar ante las desigualdades e injusticias de la historia sin ver en ellas algo que guarda relación con la igualdad y la libertad últimas: en las circunstancias históricas de cada momento se anuncia ya la común libertad y la libre comunidad. La lucha por los derechos y por la libertad de cada hombre no se basa en unos derechos innatos, sino en un futuro de libertad y comunidad que actúa ya sobre nuestro presente. - Con ello, en el cristianismo, la fe en la libertad, abriéndose paso a través de la idea estoica de libertad e n el cosmos, ha pasado a ser una comprensión escatológica de la libertad sobre el cosmos. La libertad cristiana no es amor fati sino amor contra fatum y por el Reino. La humanización de la Naturaleza no se adquiere, pues, neutralizando al hombre sino deificándolo, haciendo de él la imagen de Dios. La esperanza de la Naturaleza es su propia resurrección al mundo libre del hombre.
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LA NUEVA JERUSALÉN, ENCLAVE MILENARISTA EN PLENO SIGLO XXI
ALC Noticias, 7 de septiembre


Enclavada en el municipio de Turicato, Michoacán (occidente de México), la comunidad de La Nueva Jerusalén fue fundada en 1973 por el sacerdote católico Nabor Cárdenas Mejorada, primo del ex presidente de la República Lázaro Cárdenas, párroco en esos años del poblado de Puruarán, a fin de dar cauce institucional y comunitario a las supuestas apariciones de la Virgen del Rosario. Excomulgado por la Iglesia Católica, continuó durante más de tres décadas controlando la vida de la comunidad e instaurando un régimen religioso tradicionalista que duró hasta su muerte, en febrero de 2008. Las expectativas generadas por la mentalidad milenarista constituyen la razón de ser de este grupo que se ha impuesto de manera absoluta en ese lugar, sin ningún control político ni religioso.
Los recientes sucesos del mes de julio, en los que fue derribada la escuela primaria construida apenas en 2006 se pueden entender acercándose un poco al trasfondo que dio origen a la comunidad. Para ello, existen dos estudios magníficos: Margarita Warnholtz, La Nueva Jerusalén: un estudio de milenarismo en México. Tesis de licenciatura en Etnología. Escuela Nacional de Antropología e Historia, 1988; y Gustavo López Castro “Nueva Jerusalén, un pueblo del más allá”, en Relaciones, núm. 18, primavera 1984 (http://www.colmich.edu.mx/files/relaciones/018/pdf/GustavoLopezCastro.pdf).
Alicia Barabas ha hecho un resumen de lo acontecido desde la fundación de la comunidad: De acuerdo con la menuda descripción del movimiento en 1986, realizada por M. Warnholtz (1988), la Virgen anunciaba el próximo fin del mundo y la salvación de los que creyeran en ella. Prometía que, cuando la tierra ardiera en llamas, la Ciudad Santa se elevaría íntegra al cielo y los fieles gozarían desde entonces de abundancia, belleza, felicidad e inmortalidad.
“El cura de Puruarán [Papá Nabor] y la vidente fueron elegidos como mediadores de la deidad y encargados de la construcción de una ermita y del pueblo santo, que llevó el nombre de la bíblica Ciudad del Evangelio de San Juan. Muy pronto la Nueva Jerusalén se fue poblando con los conversos llegados de diferentes partes del país y el extranjero, que en 1980 sumaban tal vez 7 000 personas, un 40% de ellas indígenas de totonacas, nahuas, otomíes y chinantecos emigrados de sus áreas de origen, y las restantes generalmente ex campesinos sin reconocida filiación étnica residentes en el medio urbano. Este “pedazo del cielo en la tierra”, como llaman los fieles al pueblo santo para evidenciar su diferencia y autoexclusión del resto del mundo de pecadores, está bajo el absoluto control de la Virgen.
A través de sus mandatos y mensajes se ha estructurado la fisonomía del pueblo y todas las actividades de los conversos así como una compleja y estratificada organización socio-religiosa dividida por sexo que incluye distintas categorías de ‘sacralidad’, y que reproduce la organización de las deidades en el mundo celeste. Los rituales apropiados de la doctrina católica preconciliar, el impartir sacramentos y el sacerdocio propio, son parte de la nueva religión, que involucra por completo las creencias y la vida cotidiana de todos los habitantes. La membresía y la jerarquía de cada individuo dependen de su grado de “consagración” a la Virgen, lo que implica el cumplimiento estricto de una larga serie de reglas y preceptos; entre ellos, no salir del pueblo, no vacunarse ni acudir a la medicina occidental, no enriquecerse con el comercio, etc.
A través de la interpretación de esas señales y de los mensajes y órdenes que brindaba la Virgen acerca de los hechos cotidianos de relevancia para la vida de la comunidad, se fue estableciendo una realidad alterna que impregnaba todos los aspectos de la vida de los fieles hasta llegar a configurar una nueva identidad religiosa, legitimada por las frecuentes apariciones de la Virgen a todos sus elegidos. Es así que cada acto y actitud es supervisado por ella y la pertenencia plena se logra mediante el cumplimiento de sus mandatos”. (1)
Ante la muerte de Papá Nabor, acontecida en febrero de 2008, primero,(2) y los recientes acontecimientos, después, la nueva publicidad que recibe el lugar tiene implicaciones políticas inéditas, pues desde sus orígenes la comunidad tuvo una fuerte filiación priísta que sólo se modificó en los últimos años. El nuevo líder se hace llamar obispo San Martín de Tours y se ha reunido ya con las autoridades, pero el problema educativo está lejos de resolverse, lamentablemente, pues los gobiernos estatales, incluido el actual, han tolerado en demasía a los dirigentes religiosos.(3) Se esperaría que en los próximos meses se tomen determinaciones que mejoren la situación de la población estudiantil, calculada en 300 alumnos, pues afortunadamente muchas familias están reclamando el derecho de sus hijos a tener acceso a la educación básica. (LCO)

Notas
1)  A.M. Barabas, “Movimientos sociorreligiosos e identidad”, en Portal Educacional das Américas, www.educ www.educoas.org/Portal/bdigital/contenido/interamer/interamer_44/Zar44_Bar.aspx?culture=pt&navid=230.
2)  Arturo García Gaytán, “La Nueva Jerusalén: disputa por el paraíso”, en Contralíneas Michoacán, http://www.michoacan.contralinea.com.mx/archivo/2006/abril/htm/nueva_jerusalem.htm.
3) “Recorrido de secretario de gobierno a Nueva Jerusalén”, en http://laextra.mx/recorrido-de-secretario-de-gobierno-a-nueva-jerusalen/

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