EL CRISTIANISMO, RELIGIÓN DE LIBERTAD (III)
Jürgen Moltmann
Este sentido universal de la libertad lo explica Pablo en el octavo
capítulo de la Carta a los Romanos. Todo cuanto existe está sometido a la esclavitud
de la muerte pero no a causa de una condición trágica inherente a todas las
cosas sino en vistas de una esperanza futura. El mundo está humanamente abierto
para la manifestación de la libertad de los hijos de Dios. Por esto no son sólo
los creyentes, que son libres por el Espíritu, quienes sufren de la esclavitud
de su cuerpo mortal; la tortura de la coacción y cl a17heIo dc libertad aquejan
a toda criatura oprimida.
El futuro de la nueva
creación de Dios, por medio del hombre libre, traerá libertad al mundo, lo
sacará de la esclavitud de la nada y lo glorificará. Por esto el que abraza en
espíritu la libertad del Dios que viene, entra en un doble movimiento: el
movimiento de la esperanza y el del sufrimiento por la opresión del mundo en
que vive. El nuevo mundo será un mundo bajo el signo de la libertad de los
hijos de Dios, porque en el momento presente es ya un mundo bajo el signo de
Cristo, el Hijo de Dios. De ahí que Ia lucha por el advenimiento de este mundo
tenga siempre el sentido de una lucha por la verdadera y plena libertad. Este
proceso tiene su consumación en la parousía
del Hijo y de la filiación y por esto determina ya aquí la marcha de la
historia universal.
Pero cabe preguntarse ahora: si la libertad futura guarda una relación tan
universal con el dolor presente de todas las cosas, ¿de qué modo esta libertad
se encuentra anticipada en la fe cristiana? Esta libertad (se encuentra ya tan
presente en la fe y en la Iglesia que a éstas no les falte más que revelarla e,
incorporando en su seno la totalidad del mundo, inocularla en él? (Esta
libertad es un privilegio de los cristianos de la iglesia o una real anticipación
de un futuro, todavía a la espera, de la totalidad de lo creado? Según Pablo
los cristianos sólo poseen esta libertad en la esperanza, y por tanto en la
paciente espera de un Reino que aún no pueden ver. Por esto los cristianos no
están excluidos de la miseria general de la criatura oprimida sino que suspiran
con ella y por aquellos 'que han enmudecido. Suspiran no sólo por la esclavitud
del otro sino también por la esclavitud de su propio cuerpo. La tensión
esclavitud-libertad, libertad presente – libertad futura atraviesa el ser mismo
del cristiano. Su esperanza en la libertad I no le hace llevadera la esclavitud
real que sufre; todo lo contrario, para el cristiano la esclavitud es
insoportable porque cuando está cerca la libertad duelen más las cadenas de la
esclavitud. Por esto la esperanza del cristiano en la libertad no le lleva a
situaciones de privilegio ni a un autosuficiente segregacionismo Iglesia-mundo
sino a una solidaridad comprometida y luchadora con toda la creación doliente.
Si distinguimos entre los
efectos de la libertad y la efectividad (realidad) de la libertad, el espíritu
de la Libertad y el Reino de la Libertad, debemos decir que los creyentes sólo
poseen esta Libertad en el éxodo de la esclavitud, aún no en la tierra
prometida de la Libertad. La Iglesia la posee en lucha por el Reino de la
Libertad, aún no en el triunfo. Es decir, en este mundo el hombre posee la
libertad en el dolor de la alienación no en la resurrección aún; en la
historia, no en sí misma.
Esta diferencia es
importante porque una y otra vez ha sido difuminada por una iglesia triunfante. Si los cristianos
quisieran revestir el mundo con la libertad real que les es propia, su “grito”
de libertad, solidario con el de todos los hombres, se extraviaría en el
griterío de una ideología cristiana de auto-imposición eclesial. Los cristianos
dejarían de ver la libertad cristiana como el principio de la libertad de todas
las criaturas y la confundirían con la libertad de la iglesia. El movimiento de
esperanza dé libertad degeneraría en programa de realización del mundo, y la
representación de los otros en incorporación de éstos. Pero si los cristianos y
las Iglesias se dan cuenta de que no están aún en su propio Reino, de que es
sólo de un modo terreno como reciben los efectos de la libertad futura, se
enfrentarán en una múltiple revolución contra -las viejas y las nuevas formas
de esclavitud del hombre (1 Co 9.19: siendo libre me he hecho siervo de todos).
En el cuarto capítulo de la
carta a los Gálatas, Pablo llama a los cristianos “hijos de la libertad” porque
son “hijos de la promesa”. La libertad misma es su madre. Por la promesa han
nacido libres y herederos del futuro mundo de la Libertad. En sí mismos los
cristianos no son aún los libres, pero son ya los hijos y herederos de la
Libertad. Por esto Pablo no dice que Cristo les haya hecho libres, dice que les
“ha hecho libres para la Libertad”. Los cristianos no han sido colocados en el
estamento privilegiado de los hombres libres sino que han sido puestos en
camino hacia la ciudad futura de la Libertad, “la celestial Jerusalén”.
El “manteneos firmes” en la
libertad de Pablo (Gal. 5.1) no tiene el sentido del estoico “sé el que eres”;
hay que entenderlo en sentido escatológico: atente a aquello que debe ser tu
ser futuro. Los que creen en Cristo son, mes, libres en la medida en que se
identifican con su propio futuro y el de1 mundo. La diferencia entre el futuro
de la libertad y los efectos presentes de esta introduce, pues, al creyente en
la solidaridad del amor a toda la creación oprimida. Por el amor el cristiano
hace posible el futuro real. Por la solidaridad otorga a los mortales una nueva
esperanza. Si hubiera alcanzado el estadio de la plena libertad, el cristiano,
como el estoico y el gnóstico, sería indiferente al dolor de la esclavitud del
mundo. Pero éste no es el caso del cristiano; el cristiano sólo posee libertad
en cuanto que está apresado por los efectos del mundo libre del futuro; y esto
es lo que le fuerza a modificar el mundo concreto de la vida y del trabajo en
el sentido de la libertad. Los efectos del Espíritu no se manifiestan en una
actitud interior de distancia frente al destino del mundo sino en la
carismática vitalización y humanización de todas las circunstancias de la vida.
En todo derrumbamiento
violento de una situación de fuerza nace necesariamente una nueva situación de
violencia; es por esto por lo que el movimiento cristiano por la libertad tiene
un método distinto al de Espartaco. Sabemos por la carta a Filemón que Pablo manda
a Onésimo, el esclavo fugitivo, a su antiguo señor, pero ya no como esclavo
sino como algo más que un esclavo, como un hermano amado”, y esto, subraya Pablo,
“tanto en la carne como en el Señor” (vv. 15-16); es decir, su condición le esclavo cesa
no sólo en el espíritu, en el Señor, sino también en la carne.
El movimiento cristiano de
liberación sustituye el método de la lucha por el poder por otro método: socava
las situaciones de fuerza con los efectos de la libertad del futuro mundo libre
y con los efectos de la fraternidad del futuro mundo fraterno: al fin los
edificios de poder pierden toda consistencia y acaban por venirse abajo porque
se han hecho ya inservibles. Se trata, en el fondo, de un anarquismo escatológico
en nombre de la libertad divina que va a unir a todos los hombres en un abrazo
fraterno. Por esto, comparado con las revoluciones violentas de las situaciones
de fuerza que nos presenta la historia, el movimiento cristiano por la libertad
tiene un tono más paciente pero también más penetrante. No son sólo los poderes
concretos lo que hay que cambiar, es el poder mismo que no tiene lugar.
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ANUNCIA ROSI OROZCO
QUE CONTINÚA EN LA LUCHA CONTRA LA TRATA DE PERSONAS
ALC Noticias, 11 de septiembre, 2012
Luego de no conseguir los votos suficientes para acceder al Senado de la
República, la ex diputada ciudadana por el Partido Acción Nacional (PAN), Rosi
Orozco, de filiación evangélica, anunció a fines de agosto que presidirá el
Consejo Ciudadano Unidos Contra la Trata de Personas, días antes de concluir su
periodo legislativo, en el cual presidió una comisión sobre el tema y, junto a
diputadas de varios partidos, impulsó la ley sobre el particular, que
finalmente se aprobó en el mes de abril. El éxito de dicha iniciativa, que
asumió con especial intensidad, hizo que se sintiera con la fuerza suficiente
para aspirar a un escaño senatorial, pero quedó en tercer lugar en las
preferencias en el Distrito Federal, detrás de los izquierdistas Alejandra
Barrales y Mario Delgado.
Señalada, junto con su esposo Alejandro Orozco Rubio (de quien tomó el
apellido, pues en realidad se llama Rosa María de la Garza) por ser ambos
pastores y fundadores de Casa Sobre la Roca (filial del mismo movimiento en
Colombia, dirigido por la pareja de pastores-políticos César y Claudia
Castellanos, en quienes se inspiran), organismo religioso que alcanzó gran
notoriedad por su influencia en algunas políticas públicas de Felipe Calderón,
sobre todo en la creación de los Centros Nueva Vida para combatir las
adicciones, ha manejado un perfil político indistinto en relación con la
ideología del partido que la llevó a la Cámara de Diputados. La revista Proceso
ventiló ampliamente los acercamientos con Calderón y su esposa que le
permitieron, incluso, hacerse de una casa expropiada a narcotraficantes. El
libro de Rodolfo Montes, La cruzada de
Calderón (Grijalbo, 2011) ofreció
más detalles sobre esos contactos y el efecto de los mismos en la imagen
religiosa de la presidencia, los cuales inquietaron mucho a ciertas cúpulas
católicas que esperaban más apoyo, dado el manifiesto catolicismo que siempre
ostentó Calderón. Según Bernardo Barranco, éste pagó los favores a los Orozco
con puestos, recursos y redes de influencia, pues Alejandro fue nombrado
director del Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores (Inapam).
Barranco fue más explícito aún: “No es casualidad que la diputada Rosi Orozco,
con su iniciativa aprobada sobre trata de personas, se sienta, y así quiere que
la miren en su entorno, como una heroína patriótica haciendo un gran servicio a
la nación. Es evidente el malestar entre un sector de panistas que se siente
desplazado por el advenimiento de los Orozco”.
Lejos están ya los tiempos
en que todo protestante mexicano era priísta por necesidad u obligación. Y
lejos también quedaron aquellos años heroicos en que algunos militantes de esta
rama del cristianismo militaban en algún partido de manera convencional. Los
nombres de las figuras nacidas todas en el siglo XIX y que durante los
gobiernos revolucionarios y posrevolucionarios ejercieron cargos en la
administración pública o en alguna de las cámaras no son tan conocidos por las
nuevas generaciones. El de Aarón Sáenz es quizá el más notable, pues pudo ser
el candidato a la Presidencia en las elecciones de 1929, pero el hecho de ser
protestante fue usado en su contra. Los tiempos cambiaron y la ideología más
cercana a la de las comunidades evangélicas se movió bastante más a la derecha:
el PAN, de filiación católica, comenzó a tener simpatizantes en ellas, que se
alejaron casi inconscientemente del liberalismo de antaño.
En una entrevista concedida
a Milenio Televisión al conocerse su derrota electoral, Orozco anunció que no
descansará hasta erradicar la trata de personas y que seguiría su lucha desde
la sociedad civil. Además, reconoció que, de haber ganado, se alinearía
formalmente en las propuestas de Acción Nacional. Las iniciativas que tomará y
el seguimiento a las mismas pueden leerse en el sitio: http://unidoshacemosladiferencia.com, donde se percibe la
misma actitud oficialista de meses atrás.
Finalmente, el matrimonio
Orozco presentará el volumen Transformaciones
México en la librería Visión, de su propiedad, el 22 de septiembre próximo,
como parte de su nuevo posicionamiento, pues con anterioridad habían adelantado
el proyecto en la página web del mismo nombre (http://transformacionesmexico.com), adonde se palpa la misma
actitud institucional, lo mismo que en la revista, que coloca el membrete de “mexicanos”
por el de “cristianos”, utilizado en otros espacios (www.transformacionesmexico.com/
Revista.pdf). Uno de los proyectos
anunciados allí es precisamente el de la librería mencionada, a cargo de Emilio
Orozco. Antes, ambos habían publicado materiales en la línea de autoayuda en la
misma empresa que publica las obras de Carlos Cuauhtémoc Sánchez. Aprovechando
la discusión de la ley, ella dio a conocer Del
cielo al infierno en un día, co-escrito con Evangelina Hernández (www.editorialdiamante.com/diamante/index.php?option=com_content&view=article&id=268&Itemid=240&lang=es).
Alejandro, por su parte, lanzó Como limón
en la herida. Arde pero desinfecta (2005, www.editorialdiamante.com/
diamante/images/stories/catalogo/pdf/ limon.pdf), y Bartimeo
en 2008 (Thomas Nelson), reflexiones bíblicas. (LCO)
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