La Palabra (Hispanoamérica), Sociedades Bíblicas Unidas
1 Y ahora, Israel, escucha los preceptos y las normas que
les enseño a cumplir, para que vivan y entren a tomar posesión de la tierra que
les da el Señor, Dios de sus antepasados. 2 No añadan ni
quiten palabra alguna a lo que yo les mando, sino cumplan estos mandamientos
del Señor, su Dios, que yo les prescribo. 3 Con sus
propios ojos han visto lo que el Señor hizo con Baal Peor: a todo aquel que
siguió a Baal Peor, el Señor tu Dios, lo exterminó de en medio de ti; 4 en
cambio ustedes, que se mantuvieron fieles al Señor, su Dios, siguen hoy todavía
con vida.
5 Miren,
les he enseñado las normas y preceptos como me mandó el Señor, mi Dios, para
que los pongan en práctica en la tierra donde van a entrar para tomar posesión
de ella. 6 Obedézcanlos puntualmente, y así mostrarán a
los demás pueblos lo sabios y prudentes que son. Cuando oigan hablar de sus
leyes, dirán: “¡Qué sabiduría y sensatez tiene esa gran nación!”. 7 ¿Existe
acaso alguna nación tan grande que tenga dioses tan cercanos a ellos como lo
está de nosotros el Señor, nuestro Dios, cada vez que lo invocamos? 8 Y
¿qué nación hay tan grande cuyos preceptos y normas sean tan justas como toda
esta ley que yo les promulgo hoy? 9 Pero ten cuidado, no
permitas que se te olviden las cosas que han visto tus ojos ni dejes que se
aparten de tu memoria en todos los días de tu vida; cuéntaselas a tus hijos y a
tus nietos. […]
15 El
día que el Señor les habló desde el fuego en el Horeb, no vieron figura alguna.
Por lo tanto, cuídense mucho 16 de no pervertirse
haciéndose estatuas en forma de ídolos: sean imágenes de hombre o de
mujer; 17 de animales terrestres o de aves que vuelan por
el cielo; 18 de reptiles que se arrastran por el suelo o
de peces que viven en las aguas, debajo de la tierra. 19 Y
cuando mires al cielo y veas el sol, la luna, las estrellas y todos los astros
del firmamento, no te dejes seducir de manera que te postres ante ellos y los
adores. El Señor tu Dios se los ha repartido como dioses a todos los pueblos
que hay bajo el cielo. 20 A
ustedes, en cambio, el Señor los tomó y los sacó del horno de hierro de Egipto,
para que fueran el pueblo de su propiedad, como efectivamente ahora lo son.
No hay comentarios:
Publicar un comentario