domingo, 11 de noviembre de 2012

Letra 295, 11 de noviembre de 2012


PRIMER TALLER DE ELABORACIÓN DE DOCUMENTOS BÁSICOS DE LA IGLESIA PRESBITERIANA AMMI-SHADDAY
11 de noviembre de 2012

No ahorren esfuerzos para consolidar, con ataduras de paz, la unidad, que es fruto del Espíritu. Uno solo es el cuerpo y uno solo el Espíritu, como una es la esperanza a la que han sido llamados. Sólo hay un Señor, sólo una fe, sólo un bautismo. Sólo un Dios, que es Padre de todos, que todo lo domina, por medio de todos actúa y en todos vive. Cada uno de nosotros ha recibido el don en la medida en que Cristo ha tenido a bien otorgárnoslo.
Efesios 4.3-7, La Palabra, Sociedades Bíblicas Unidas

Antecedentes e introducción
1. Cada vez que una comunidad cristiana decide organizarse y establecer un orden para adorar a Dios, proclamar el Evangelio de Jesucristo, enseñar el contenido de las Sagradas Escrituras, llamar a otros/as a al conversión y servir al prójimo  recurre a la dirección del Espíritu Santo y echa mano de los elementos que éste pone a su disposición a través de la historia. Estas acciones reproducen históricamente la actuación de Jesús en el mundo (“Jesús recorría toda Galilea enseñando en las sinagogas judías. Anunciaba la buena noticia del Reino y curaba toda clase de enfermedades y dolencias de la gente”, Mateo 4.13; 9.35; 11.1) y actualizan su presencia en el mundo como parte del anuncio de la venida del reino de Dios a través de él, la comunidad y todos los signos que Dios realiza para ello y que hace comprensibles a los seguidores/as de Jesús (Juan 14.26).

2. El Nuevo Testamento da testimonio de la manera en que los apóstoles y los discípulos, hombres y mujeres, comenzaron, a partir de la tradición en que habían sido formados (“Por lo que a mí toca, les he transmitido una tradición que yo recibí del Señor…”, I Corintios 11.23a) a articular un conjunto de acuerdos y normas básicas de convivencia, doctrina y misión, a fin de que cada nuevo integrante las asumiera como base de su existencia y comportamiento en medio de la comunidad.

3. De este modo, la libre circulación de los dones recibidos por parte de Jesucristo (“Cada uno de nosotros ha recibido el don en la medida en que Cristo ha tenido a bien otorgárnoslo. Por eso dice la Escritura: Al subir a lo alto,/ llevó consigo prisioneros/ y repartió dones a los seres humanos”, Efesios 4.7-8), único Jefe y Cabeza de la Iglesia, comenzó a producir criterios y ordenanzas aceptados por todos/as para sobrevivir como comunidad cristiana incluso contra la oposición del mundo. Los primeros oficios y ministerios establecidos (apóstoles/as, diáconos/diaconisas, ancianos/as [presbíteros], obispos, pastores, maestros, evangelistas) sirvieron como base para los que, durante el tiempo de la Reforma se (re)establecieron para tratar de recuperar los lineamientos bíblicos.

4. Todo ello es el origen de los credos, catecismos, confesiones de fe, documentos de gobierno (“constitución”) y disciplina emanados de la tradición reformada (calvinista) que periódicamente se ponen al día para dar cumplimiento a la razón de ser de la Iglesia en el mundo. Hoy, ante el desafío histórico de elaborar documentos propios, hemos de tomar en cuenta todas las fuentes y antecedentes al respecto, en el orden adecuado: Sagradas Escrituras, credos antiguos, confesiones de fe y catecismos de las iglesias de la Reforma y demás confesiones.

Áreas de definición para elaborar documentos (propuesta de trabajo)
Como parte de los procesos organizativos de las comunidades e iglesias los documentos que consignan los elementos fundamentales de la vida de la Iglesia deben incluir los siguientes contenidos.

1. Creencias o doctrinas. Como en las diversas confesiones de fe que se e encuentran desde el Nuevo Testamento (I Corintios 15.3ss; I Pedro 3.18ss; I Timoteo 3.16) y en la historia de la Iglesia. De los credos históricos recibidos a la elaboración de confesión(es) de fe propias que deriven en catecismos o equivalentes y en principios básicos que normen la totalidad de la vida de la Iglesia.

2. Forma del culto y sacramentos. En la tradición reformada: superación del criterio sacrificial (misa), centralidad de la Palabra y adecuada relación entre Palabra y sacramentos.

3. Forma(s) de gobierno, propósito y auto-sostenimiento. Nombre de la iglesia, lema(s) y objetivos de su existencia. A diferencia de los modelos episcopal y congregacional, legítimos también dentro de la diversidad eclesiástica. Primacía de la voluntad inalienable e irrenunciable de los miembros: democracia representativa.

4. Reconocimiento de los dones, ministerios y oficios. Lugar de la ordenación (“imposición de manos”, I Timoteo 4.14; 5.22; II Timoteo 1.6) para los ministerios de hombres y mujeres. Equilibrio entre dones y funciones que impida el surgimiento de “jerarquías” (Marcos 10.42-45).

5. Modelos de proclamación, evangelización y misión. Recuperación del espíritu bíblico encaminado hacia una visión integral y profética del testimonio cristiano en todas sus manifestaciones.

6. Modelos y formas de servicio. Revisión del testimonio bíblico para delimitar acciones de diaconía efectiva en los diferentes niveles (Romanos 12.7a).

7. Relaciones con otras iglesias (y religiones, en nuestro tiempo). Un ecumenismo sano y participativo que contribuya a la unidad visible y espiritual de la Iglesia (Efesios 4).

8. Relación con los gobiernos o poderes humanos. Autonomía completa de la Iglesia para sus asuntos internos. Total transparencia para cumplir los requisitos establecidos.

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DE LA SEPARACIÓN INEVITABLE A LA UNIDAD
IMPRESCINDIBLE (IV)
Zwinglio M. Dias
Tiempo y Presencia (1983), Lupa Protestante,  14 de diciembre de 2011

La realización de esta tarea debe ser, por lo tanto, un esfuerzo común de todos/as. Tenemos que comenzar a pensar en nuestra identidad teológica, eclesial y pastoral o misionera a la luz de las diversas coyunturas nacionales que hemos de enfrentar al lado de nuestro pueblo.
Para lograr eso necesitamos relativizar nuestra importancia como institución. Si pretendemos ser ecuménicos asumiendo de hecho el valor de la comunión inter-eclesial, la legitimidad eclesial de otros cuerpos eclesiásticos, debemos asumir también la necesidad de una real convergencia eclesiástica entre nosotros en beneficio de nuestro pueblo. Hacer eso implica un esfuerzo para determinar el perfil de nuestra identidad eclesial. No basta con subrayar que somos calvinistas, presbiterianos auténticos, abiertos, progresistas, ecuménicos o lo que sea. Nuestra práctica eclesial, es decir, lo que hacemos en cuanto comunidades locales, debe responder de alguna forma a esa propuesta teórica que nos hemos dado. Si creemos en el valor de nuestra herencia, y si ésta forma parte de nuestra contribución al diálogo inter-eclesial, necesitamos conocerla en profundidad, además de tener el valor de hacerle correcciones en nuestro curso histórico y la humildad para reconocer sus límites, asumiendo los valores de otras tradiciones igualmente válidas y tan significativas como la nuestra.
Hay muchos otros elementos del calvinismo que necesitamos reaprender y reabsorber en nuestra práctica eclesial. Destaco este sobre un aspecto de la eclesiología, porque me parece fundamental. ¿Cómo asumiremos esa herencia más profunda y más sustancial frente al modelo eclesiológico que recibimos del trabajo misionero y que es tan distinto de la propuesta original y que, al mismo tiempo, modela a la mayoría de nuestras congregaciones? ¿Qué tipo de trabajo educativo de carácter formativo/informativo debemos desarrollar? ¿De qué modo podremos, a partir de ahora, pensar en términos de la producción/divulgación de nuestra reflexión teológica?
¿Cómo ser ecuménicos entre nosotros mismos? ¿Cuál es el elemento positivo que nos une como presbiterianos? Creo que no bastan las afirmaciones históricas de carácter general; es necesario algo más sólido y concreto que brote de nuestra práctica eclesial. ¿De qué manera, por qué caminos, podremos dar expresión real a todo esto?

De la Federación a la Iglesia
Estas preguntas me llevaron a pensar en el paso que pretendemos dar ahora. Espero, como todos ustedes, que el cambio de nombre de Federación de Iglesias Presbiterianas por el de Iglesia Presbiteriana Unida sea algo más que un cambio de razón social de la entidad jurídica formulada en 1978. Este cambio implica un proyecto que pretende ser realizado a largo plazo. Queremos ser el presbiterianismo que la Iglesia Presbiteriana de Brasil no logró ser porque perdió el rumbo dentro de la historia eclesiástica del país. Esto implica muchas otras preguntas que no pueden responderse ahora, pero que lo serán en la medida en que, durante nuestro caminar futuro, vayan siendo asumidas a partir de las prácticas concretas de nuestras comunidades y regiones eclesiásticas.
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MERKEL AGRADECE A LUTERO EL LOGRO DE UNA SOCIEDAD “MADURA Y RESPONSABLE”
Protestante Digital, 5 de noviembre de 2012

Merkel agradece a Lutero el logro de una sociedad Ángela Merkel, durante su intervención en el Sínodo de la Iglesia Evangélica de Alemania defendió en el sínodo de la Iglesia Evangélica alemana la libertad religiosa como derecho humano básico, y pidió a los católicos reconocer la figura de Lutero en el 5º centenario de la Reforma en 2017.
El cristianismo es “la religión más perseguida” en el mundo. Así lo manifestó Ángela Merkel, hija de un pastor protestante, al hablar en el reciente sínodo de la Iglesia Evangélica de Alemania (EKD, por sus siglas en alemán) en la localidad costera de “Lübeck”, en el Mar Báltico.
La canciller destacó que la protección de los cristianos perseguidos en el mundo es “una parte importante de la política exterior alemana”, porque la libertad religiosa es un “derecho humano básico”, que no se observa en todas partes.
“El fanatismo, la restricción de la libertad religiosa y el desprecio por la fe son parte del mundo moderno”, agregó Merkel, señalando en referencia al preámbulo de la Constitución alemana que “la República Federal, de manera expresa, no fue creada como sólo secular”. Y añadió “Creo que en un mundo secular, pero (también creo que) hay puntos en común con la religión cristiana que deben ser colocados en el primer plano” de la vida social.

Cinco siglos de la Reforma Protestante en 2017
La Reforma protestante comenzó 31 de octubre de 1517, cuando Martín Lutero protestó públicamente contra la venta de indulgencias, clavando sus 95 tesis en la puerta de la iglesia de Wittenberg.
Merkel mencionó en su discurso, a continuación de lo dicho anteriormente, el quinto centenario de la Reforma protestante, que la Iglesia Evangélica conmemorará en 2017, expresando un profundo agradecimiento por la obra de Martín Lutero, quien con su trabajo ayudó a definir la imagen de un ser humano “maduro y responsable”.
Ángela Merkel ha expresado también la esperanza de que las celebraciones previstas para dentro de en cinco años incluyan un “componente de misión” que puede alcanzar a las personas que viven lejos de la fe en Jesús.

El ecumenismo ante la Reforma
Ante la conmemoración de los cinco siglos de la reforma protestante en 2017 la Canciller alemana invitó a celebrar esta efeméride de la Reforma en un espíritu ecuménico, a pesar de que católicos y protestantes no han logrado ponerse de acuerdo sobre un marco común de las celebraciones.
Una invitación que señala directamente las declaraciones del Cardenal Koch, Presidente del católico Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos, que ha tildado a la reforma protestante de "pecado y "fracaso", expresando además que le gustaría asistir -en lugar de a una celebración de la memoria de la Reforma protestante- a una reunión en la que las confesiones reformadas pidieran disculpas y reconociesen sus errores.

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