EL SER HUMANO ESCLAVIZADO
Karl Barth, Instantes
Santander, Sal Terrae, 2005, p. 65.
“Seréis
como Dios”. Génesis 3.5
Es absurdo que el ser humano
quiera ser Dios. El ser humano se convierte en inhumano al pretender tal cosa.
Precisamente como siervo de Dios, podría y debería ser esencial e íntegramente
ser humano. ¡Cómo lucha consigo mismo al rebelarse contra este orden! Donde
piensa ensalzarse, se precipita a las profundidades. En el acto mismo de su
sublevación, el siervo se convierte en esclavo. Su obrar rompe y desfigura la relación
entre creador y criatura, entre Dios y ser humano. Convierte dicha relación, y
de un modo muy real, en una farsa indigna, provocando en el ámbito del ser
creado la mayor confusión imaginable, creando un mundo aparente en el que
“abajo” se convierte de pronto en “arriba”, el gran antes se convierte en un pequeño
después en el que toda medida resulta falsa, toda palabra se vuelve
contradictoria en sí misma, y cada acto se torna erróneo. Ello hace que también
el mundo creado se vea enseguida afectado. No puede ser de otro modo: el ser
humano que pretende hacer de Señor frente a Dios, se apodera ante todo del
señorío sobre los demás seres humanos, y los otros le saldrán al encuentro con
la misma pretensión. En este momento empieza la lucha por el poder -por el
poder de ambos sexos, por el poder de los individuos, de los pueblos, de las
clases y posiciones-, y con esa lucha la realización de un juicio mutuo que
será inmisericorde. Lo cual supone, sin embargo, la irrupción del caos en el
ámbito de la creación.
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Pedro Finkler
Madrid, Paulinas, 1981
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