HOY A LAS 17.30 TENDREMOS UN TALLER DE CAPACITACIÓN Y ACTUALIZACIÓN PARA OFICIALES DE LA IGLESIA. TODOS/AS ESTÁN INVITADOS
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CULTO
DE ORACIÓN Y ESTUDIO
Martes 27 de enero, 19 hrs.
Modera: D.I. Odavia Palomino L.
Llamamiento: Miqueas
4.9-14
Oración de ofrecimiento
Himnos:
“Venid, nuestras voces alegres unamos”
(73)
“En momentos así” (411)
Momentos de oración
Lectura bíblica: Amós 8
Tema: El profeta laico
Himno:
“Oh, yo quiero andar con Cristo” (544)
Ofertorio
Bendición pastoral
AMÓS, PROFETA LAICO
Jesús M. Asurmendi
En la historia de la
exégesis se ha preguntada muchas veces por el estatuto de los profetas. Ha
habido ásperas discusiones sobre la cuestión de si los profetas eran
funcionarios de la corte, empleados del templo o personas totalmente
independientes de las instituciones religiosas y sociales de la época. Al
comienzo de la exégesis crítica (finales del siglo XIX y comienzos del XX),
muchos autores pensaban que los profetas eran personalidades independientes de
toda institución, héroes solitarios, del tipo del profeta Elías, tal como lo presentan
los libros de los Reyes; otros pensaban, por el contrario, que eran
funcionarios de la corte o de los santuarios.
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Una
visión más equilibrada del problema ha subrayado la especificidad del
profetismo israelita, insistiendo en el hecho de que algunos profetas no eran
ni profetas funcionarios de la corte ni profetas cultuales, sino
independientes. Esta opinión es justa, pera conviene relativizarla en la medida
en que las características que pone de relieve no son propias tan sólo del
profetismo de Israel. En efecto, los textos de Mari demuestran que, en esta
ciudad a orillas del Éufrates, había, en el siglo XVIII A.C., “laicos”, hombres
y mujeres que no tenían nada que ver con la corte, con el culto, con el
“oficio” de profeta, pero que recibían también, de forma inesperada, mensajes
de la divinidad que tenían que transmitir a los interesados. La especificidad del
profetismo bíblico tiene que buscarse por tanto en otro lugar, aunque participe de esta concepción, de esta realidad
cualquier persona para ser su portavoz. Y nada indica que, una vez hecho
profeta, ese individuo lo siga siendo toda su vida. Los orígenes sociales, el
oficio, no constituyen ni el marco ni la condición para poder convertirse uno
en profeta.
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PRÓXIMAS ACTIVIDADES
25 –
Taller de capacitación y actualización para oficiales (I)
31 –
Plática con padres de familia
FEBRERO
“Si Jehová no edifica
la casa…”: la iglesia, proyecto
divino
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