domingo, 25 de enero de 2015

Actividades

HOY A LAS 17.30 TENDREMOS UN TALLER DE CAPACITACIÓN Y ACTUALIZACIÓN PARA OFICIALES DE LA IGLESIA. TODOS/AS ESTÁN INVITADOS

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CULTO DE ORACIÓN Y ESTUDIO
Martes 27 de enero, 19 hrs.
Modera: D.I. Odavia Palomino L.

Llamamiento: Miqueas 4.9-14
Oración de ofrecimiento
Himnos:
         “Venid, nuestras voces alegres unamos” (73)
       “En momentos así” (411)
Momentos de oración
Lectura bíblica: Amós 8
Tema: El profeta laico
Himno: “Oh, yo quiero andar con Cristo” (544)
Ofertorio
Bendición pastoral

AMÓS, PROFETA LAICO
Jesús M. Asurmendi

En la historia de la exégesis se ha preguntada muchas veces por el estatuto de los profetas. Ha habido ásperas discusiones sobre la cuestión de si los profetas eran funcionarios de la corte, empleados del templo o personas totalmente independientes de las instituciones religiosas y sociales de la época. Al comienzo de la exégesis crítica (finales del siglo XIX y comienzos del XX), muchos autores pensaban que los profetas eran personalidades independientes de toda institución, héroes solitarios, del tipo del profeta Elías, tal como lo presentan los libros de los Reyes; otros pensaban, por el contrario, que eran funcionarios de la corte o de los santuarios.
Una visión más equilibrada del problema ha subrayado la especificidad del profetismo israelita, insistiendo en el hecho de que algunos profetas no eran ni profetas funcionarios de la corte ni profetas cultuales, sino independientes. Esta opinión es justa, pera conviene relativizarla en la medida en que las características que pone de relieve no son propias tan sólo del profetismo de Israel. En efecto, los textos de Mari demuestran que, en esta ciudad a orillas del Éufrates, había, en el siglo XVIII A.C., “laicos”, hombres y mujeres que no tenían nada que ver con la corte, con el culto, con el “oficio” de profeta, pero que recibían también, de forma inesperada, mensajes de la divinidad que tenían que transmitir a los interesados. La especificidad del profetismo bíblico tiene que buscarse por tanto en otro lugar, aunque  participe de esta concepción, de esta realidad cualquier persona para ser su portavoz. Y nada indica que, una vez hecho profeta, ese individuo lo siga siendo toda su vida. Los orígenes sociales, el oficio, no constituyen ni el marco ni la condición para poder convertirse uno en profeta.
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PRÓXIMAS ACTIVIDADES

25 – Taller de capacitación y actualización para oficiales (I)
31 – Plática con padres de familia

FEBRERO
“Si Jehová no edifica la casa…”: la iglesia, proyecto divino

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