4 de enero, 2015
Ellos,
por su parte, animándose mutuamente para una tarea tan hermosa, respondieron:
—¡Manos a la obra y comencemos la reconstrucción!
Nehemías 2.18b, La Palabra
(Hispanoamérica)
La historia del regreso de algunos exiliados judíos (ya podía
llamárseles así) de Babilonia y de la reconstrucción de Jerusalén ha servido
muchas veces como símbolo o metáfora de los esfuerzos por reconstruir o volver
a levantar proyectos eclesiásticos en dificultades. El periodo posexílico,
caracterizado por los intentos de un nuevo inicio en la vida del pueblo de
Dios, representó la posibilidad de que, en diversos aspectos, se llevara a cabo
la reconstrucción de la vida, fe e identidad de los restos del antiguo Israel
que, en su forma monárquica, había pasado a la historia. De este modo, se puede
hablar de que, los líderes todos, aún con una visión teocrática, pero con
énfasis bien diferenciados, contribuyeron en áreas específicas. Nehemías se
encargaría de la parte política y social; el escriba Esdras, de un nuevo
acercamiento a la Ley y a la palabra divina, además de la recomposición social
(el problema de los llamados “matrimonios mixtos” y la xenofobia inherente); y finalmente,
Zorobabel y Hageo, de la reedificación del templo. Cada aspecto era
fundamental, pues únicamente al complementar las tareas podía ser posible lograr
el propósito común. Cuando se trazan los puentes con las comunidades eclesiales
de la actualidad, surge la gran tentación de equiparar o comparar los esfuerzos
de estos dirigentes con las necesidades del momento, lo cual no siempre
coincide con lo que se narra en los libros bíblicos correspondientes.
Los libros de Esdras y Nehemías, redactados como
una unidad textual, forman un conjunto. Ante las nuevas condiciones creadas por
el ascenso de la hegemonía persa que permitió el regreso de algunos exiliados,
el contexto histórico de ambos libros se mueve entre las esperanzas de los
dirigentes que encabezar el proyecto de reconstrucción, y la resistencia de los
pesimistas, esto es, los antagonistas de diversos signos que se oponían al
mismo. Apreciar la estructura de los textos puede resultar útil para comprender
mejor el espíritu de la época y el mensaje de los dos libros:
· Esdras 1-6: A partir del decreto de Ciro, los utensilios sagrados del templo son
llevados de vuelta por Sasabassar (1) y un grupo de exiliados regresa bajo
Zorobabel y Josué (2). Se construyó el altar y se dio inicio a la construcción
del templo (3), la construcción fue interrumpida a causa de la oposición de los
samaritanos (4), pero fue retomada y concluida (5-6).
·
Esdras 7-10: Esdras viaja a Jerusalén
(1-2) e impone la disolución de los matrimonios mixtos (9-10).
· Nehemías 1-7: Nehemías es comisionado y viaja a Jerusalén (1-2), inicia la
construcción de los muros de la ciudad, a pesar de la resistencia de los
samaritanos (3-4), realiza una reforma social (5), concluye las murallas (6) y
repuebla la ciudad de Jerusalén (7).
· Nehemías 8-10: Esdras lee la Ley frente al pueblo (8), realiza una ceremonia de
expiación, por causa de los matrimonios mixtos (9)y exige del pueblo el
compromiso de cumplir las exigencias de la Ley (10).
·
Nehemías 11-13: La ciudad de Jerusalén es
repoblada (11.1-3), la población fue inventariada en diversas listas, con
resalte para el clero (11.4-12.26), se procedió a la dedicación de las murallas
de Jerusalén (12.27-43) y se presentó un resumen de toda la época de Esdras y
Nehemías (12.44-13.3), mencionándose todavía las realizaciones de la segunda
misión de Nehemías (13.4-31).[1]
Esta visión panorámica
permite valorar, mediante una posterior lectura completa, si los resultados de
los esfuerzos de los dirigentes alcanzaron el gran propósito final o si
solamente se quedaron como un empeño loable por reconfigurar al pueblo de Dios en
medio de una historia muy diferente a la que vivieron sus antepasados. El
paquete textual es muy explícito en la presentación de los pros y contras de la
reconstrucción, como sucede en todo proceso similar. Cada suceso tuvo sus
propios conflictos y la esperanza que albergaron personajes como Nehemías,
atravesó por diversos periodos también. “En tiempos pos-exílicos la desventaja
político-económica de los judaítas de la tierra, delante del contexto de
dominación de Persia, era muy grande. Las ideas de un nuevo éxodo, entendidas
por la golah [la comunidad judía de la diáspora] como el trampolín para una
restauración de la gloria salomónica del reino de Israel, se fue perdiendo en
la medida en que los deportados eran confrontados con la dura realidad de la
región de Judá”.[2]
La importancia
de la clásica exhortación: “Levantémonos y edifiquemos…” de Neh 2.18b radica en
que es un resumen de los sentimientos y las esperanzas de una fracción del
pueblo que volvió al territorio perdido para iniciar una nueva etapa en la
historia del pueblo, que seguía considerándose a sí mismo, a pesar de todo, elegido
por Yahvé para dar testimonio a las demás naciones del mundo. Fue un llamado a realizar
el proyecto como una “obra de fe”, más allá de las reales posibilidades de éxito
y a enfrentar la oposición de todos los signos que tendrían en medio de su
trabajo. La revisión de los lugares concretos adonde lo llevarían a cabo muestra
que el liderazgo de Nehemías se complementó con la formación de una sólida red
de relaciones de todo tipo a fin de convencer progresivamente a los diversos sectores
para su realización: “La acción enérgica de Nehemías (2.18b)
tropezó con las más vivas oposiciones. Oposición interna por una parte de los
notables que tenían que colaborar con él (cf. Neh 3.5) y de algunos judíos
(falta de Betel y de Belén en la lista de Neh 3). Pero, sobre todo, oposición
de Sambalat, de Tobías y de Guesen (2,19)…”.[3] En pocas palabras, había
que enfrentar y derrotar a la oposición “interna” y “externa”, exactamente
igual que hoy, con las proporciones bien guardadas, pero también mediante una
sana identificación de los problemas y de la apertura de pistas posibles de solución.
[1] Nelson Kipp, “Esdras y Nehemías”, en Revista de Interpretación Bíblica
Latinoamericana, núm. 52, www.claiweb.org/ribla/ribla52/esdras%20y%20nehemias.html.
[2] Lília Dias Marianno, “Los/as extranjeros/as dicen:
‘Yahweh no nos excluirá de su pueblo!’. Manifiestos contra el imperialismo en la teología
de reconstrucción”, en Revista de Interpretación Bíblica Latinoamericana, núm. 48, www.claiweb.org/ribla/ribla48/los%20estranjeros%20dicen.html.
[3] Philippe Abadie, El libro de
Esdras y de Nehemías. Estella, Verbo Divino, 1998 (Cuadernos bíblicos, 95),
p.
52.
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