Gustavo Doré, El juicio final
7 Pero llegarán a su fin los mil años.
Entonces Satanás será
desencadenado 8 y tratará
de seducir a los habitantes de los cuatro puntos cardinales del mundo, a Gog y
a Magog, cuyos ejércitos, innumerables como las arenas del mar, se pondrán en
pie de guerra. 9 Y, efectivamente, se extendieron a lo ancho de la
tierra, sitiaron el campamento de los elegidos y pusieron cerco a la ciudad
bienamada. Pero un fuego se abatió sobre ellos desde el cielo y los devoró. 10
Y el diablo, el que los había seducido, fue arrojado al lago de fuego y
azufre donde, en compañía de la bestia y del falso profeta, sufrirá tormento
por siempre, día y noche sin cesar.
11 Vi luego un trono majestuoso y
resplandeciente; vi al que estaba sentado en él ante cuya presencia
desaparecieron el cielo y la tierra sin dejar rastro tras de sí; 12 y
vi a los muertos, tanto los humildes como los poderosos, que estaban de pie
ante el trono. Entonces fueron abiertos los libros y también fue abierto otro
libro: el libro de la vida. Los muertos fueron juzgados conforme a las acciones
que tenían consignadas en los libros. 13 Todos fueron juzgados
conforme a sus acciones: los muertos devueltos por el mar y los devueltos por
la muerte y el abismo. 14 Y la muerte y el abismo fueron
después arrojados al lago de fuego, es decir, a la segunda muerte. 15 Y
también fueron arrojados al lago de fuego aquellos cuyos nombres no están
inscritos en el libro de la vida.
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