ORACIÓN DE LA SERENIDAD (1943)
Reinhold Niebuhr (Estados Unidos, 1892-1971)

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ios, danos la gracia para aceptar con serenidad
las cosas que no pueden cambiarse,
coraje para cambiar aquellas
que deberían ser cambiadas
y sabiduría para distinguir
unas de otras.
Viviendo un día a la vez,
gozando cada momento en el tiempo,
aceptando la adversidad como un camino hacia la paz,
tomando, como lo hizo Jesús,
este mundo pecador tal como es,
no como a mí me gustaría,
confiando en que Tú harás todas las cosas buenas
si me rindo a ti voluntad,
De modo que pueda ser razonablemente feliz en esta vida,
y, contigo, supremamente feliz y para siempre en la venidera.
Amén.
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17 DE FEBRERO, FECHA CRUCIAL PARA LA
IGLESIA VALDENSE (I)

A medida que avanzó el movimiento,
recibieron la prohibición de predicar libremente, pues como apunta Tourn, “los
‘pobres’ pasan a ser de un movimiento de piedad a uno de protesta,
radicalizándose […] La consecuencia fue una toma de posición más dura de parte
del poder de la Iglesia, que decide exterminarlos como lo había hecho con todos
los disidentes” (p. 24). Por todo lo anterior, la Iglesia Valdense es la comunidad
“protestante” más antigua del mundo, aun cuando ese nombre no se utilizara aún,
dado que asumieron los postulados del movimiento reformado en 1532, en una
importante asamblea realizada en Chanforan, con la presencia de Guillermo
Farel, quien más tarde trabajaría con Calvino en Ginebra durante pocos años
(1536-1538), aunque él se encontraba en Suiza desde 1523. Un fruto importante
de esa adhesión fue el patrocinio casi total de los valdenses para la
publicación de la traducción francesa de la Biblia en 1535, por Roberto
Olivetán, primo de Calvino, quien escribió el prefacio. Todo ello marcó la
estrecha cercanía de este movimiento con la iglesia de Ginebra, pues más tarde
muchos de ellos se trasladaron a esa ciudad, a causa de los interminables hostigamientos
y masacres, de los cuales existen testimonios gráficos impresionantes.
Así transcurrieron siglos de
asesinatos, como la terrible matanza de abril de 1655, conocida como la “Pascua
de Piamonte”, que causó indignación en toda Europa (Tourn, op. cit., vol. 2, pp. 205-207), hasta que Oliver Cromwell exigió el
fin de tal conducta, amenazando con declarar la guerra a Saboya. Es famoso el
soneto de John Milton, “Sobre la última masacre en Piamonte”. Con ello
comenzarían a cambiar las cosas y el regreso a Italia desde Suiza aconteció en 1689;
es conocido como el “grandioso retorno” a los Valles bajo el mando de Enrique
Arnaud, reconstruido minuciosamente por Tourn (p. 233). En ese contexto es notable
el “manual de guerrilla” de Janavel (op.
cit., pp. 211-214). Algunos más se establecieron en Alemania (www.iglesiavaldense.com/historia/hechos-fundamentales/).

Ya en el siglo XIX, en 1858, muchas
familias valdenses emigraron a Uruguay, en donde fundaron poblaciones tan importantes
como Colonia Valdense, acaso el sitio más emblemático, aunque la presencia de esta
tradición tiene fuertes raíces también en Argentina, e incluso en Buenos Aires
y Montevideo existen comunidades muy representativas. Sobre esta nueva diáspora
escribió el pastor Marcelo Dalmás (también traductor de la obra magna de
Tourn): “El origen de esta emigración está relacionado con un movimiento
iniciado por las Uniones Cristianas de Jóvenes Valdenses que promovieron
asambleas populares a tal fin. Un entusiasta propulsor de esta emigración era
el pastor Miguel Morel, primer pastor valdense en pisar tierra uruguaya” (Historia de los valdenses en el Río de la
Plata. Iglesia valdense del Río de la Plata, 2009, pp. 13-14). La librería
de Colonia Valdense lleva el apellido de este pastor.


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UNA NUEVA Y VIEJA MIRADA SOBRE EL CRISTIANISMO (I)
Carlos A. Valle

Este circular recorrido religioso,
que domina esta primera parte llamada “Una crisis” puede ser considerada
aisladamente, porque no vuelve sobre esa experiencia salvo una referencia al
final de su extenso trabajo, donde se mezclan el ritual del lavado de pies con
una práctica de encuentro comunitario. De todas maneras se puede considerar que
le caben, al menos, dos posibles lecturas. Por un lado, un aporte tangencial a
lo que intenta compartir, como un encuadre que de valor a su argumentación. Por
otro lado, por la referencia a los variados comentarios personales, que ha
conservado en muchos cuadernos a lo largo de varios años sobre sus lecturas
bíblicas, a los cuales recurre con frecuencia y se ofrecen como una garantía de
autenticidad.
Es indudable que Carrère ha leído y
estudiando los textos bíblicos a los que alude. Pablo y Lucas son los dos
personajes que mayormente le atraen. Confiesa que no intenta novelar los
hechos, pero no puede evitar hacer una lectura interpretativa de lo mencionado
en los textos neo-testamentarios ampliando en su visión acontecimientos a los
que les da una interpretación peculiar. En buena medida, y cuando lo hace lo
explicita, no hace más que tomarse la libertad que durante siglos se han
arrogado los intérpretes de los textos bíblicos.
Llegado a este punto se abre un
planteo que ha marcado la comprensión de cualquier hecho que se procura
comunicar, y que tiene que ver con la complejidad que va de la comprensión del
hecho en sí, pasando por la versión de los testigos hasta la muy variada, y
muchas veces contradictoria, interpretación de lo sucedido. No resulta ajeno
recordar lo que Nietzsche afirmaba que “no hay hechos sino interpretaciones”.
El mundo moderno de la comunicación
ha entrado en un complejo esquema de comprensión de hechos, donde ronda la
imaginación de lo sucedido, el muy estudiado uso del lenguaje, la importancia
del silencio, la renuencia a la necesaria retractación donde correspondiere y a
la reiteración de sospechas donde las cosas no sucedieron pero pudieron haberlo
sido.
Entrar en este mundo reclamará un
análisis más detallado y profundo que puede ayudar a desentrañar hasta dónde es
posible conocer lo sucedido, cómo considerar la ficción como intento de
comprensión y mucho más. Se entiende que es importante tener esto en cuenta
para comprender lo que Carrère buscar compartir y está muy emparentado con toda
interpretación bíblica que no está exenta de tal escrutinio.
Si bien se podría no concordar con
lo que este libro comunica habrá que reconocerle la validez de su libertad para
hacerlo. Hacer un reclamo de autenticidad sobre temas que están más cercanos a
los mitos, frutos de elaboraciones desarrolladas por imperio de necesidades
religiosas, no pueden limitar los planteos de quienes genuinamente tienen la
libertad hacerlo.
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