1 JUAN 2:24-29
Esta epístola,
así como la de hebreos, está escrita en
una forma literaria distinta a la que se acostumbraba en una carta común, no
nombra ni a su autor ni a los destinatarios, aun cuando es intensamente
personal, tal como lo indica el uso frecuente del “yo” y el “vosotros” y comienza
con una introducción semejante al prólogo del cuarto evangelio y termina sin despedida ni la típica formula de bendición
que se encuentran en otras cartas. Sin embargo, las epístolas de Juan contienen
un mayor número de mandatos y principios
claros acerca de la separación del error, que cualquier otra parte de la
Palabra de Dios. Puede decirse que este escrito se asemeja más
a un sermón, en donde las exposiciones doctrinales van alternándose con las
exhortaciones y amonestaciones. Haciendo
alusión a que nuestra conciencia este siempre sensible a la santidad con un
absoluto sometimiento a la autoridad de la Palabra inspirada por Dios, a guardar un profundo vinculo de comunión
espiritual con nuestros hermanos en la fe, manteniéndonos separados de los
placeres del mundo y a buscar con la guía del Espíritu Santo el entendimiento
claro e instintivo de las doctrinas evangélicas acerca de la salvación del
alma, que es lo esencial de la fe, esto aunado a una profunda lealtad a esas
doctrinas y voluntad para defenderlas.
De los tres
temas principales que trata esta carta, hoy nos hablara el Señor sobre la verdadera
fe a través de la cual solo podemos
gozar de la justicia de Dios.
El versículo 24. “Lo
que habéis oído desde el principio, permanezca en vosotros. Si lo que habéis
oído desde el principio permanece en vosotros, también vosotros permaneceréis
en el Hijo y en el Padre”.
El
apóstol Juan había recibido de Jesús esta enseñanza y
la expone en su evangelio capítulo 8 versículo 31 “Dijo entonces Jesús a
los judíos que habían creído en Él: Sí vosotros permaneciereis en mi palabra,
seréis verdaderamente mis discípulos” por eso lo expresa con la confianza que le
brindaba el haberlo escuchado de los propios labios de Jesús.
De igual forma que en el
capítulo 14 versículo 23 ”Respondió Jesús y le
dijo: el que me ama, mi palabra
guardara; y mi padre le amara, y vendremos a él, y haremos morada con él”
La
seguridad que sentía Juan al describir esto se fundamentaba en el conocimiento
directo de estos hechos que había vivido al lado de Jesús, y debemos
puntualizar que no está queriendo decir que esto es verdad por ser lo más
antiguo lo del principio, sino que no podía existir otra versión legitima que
esta, la expresada por el propio Jesús
y que toda interpretación derivada de la mente humana era falsa llena de
supersticiones y aberrante a las enseñanzas del divino maestro que los había
instruido correctamente en la verdad. Por lo que los exhorta no solo a que la
tengan presente que la recuerden siempre, sino a que permanezcan en ella, que
la estén practicando diariamente hasta convertirse en un modo de vida, que no
la cambien que echen mano de su fe para continuar confiando y perseverando;
tener siempre presentes las maravillas y prodigios que vivieron al lado de su
maestro y que les dejo muy en claro que provenía del Padre.
Que
para ayudarlos a fortalecer y aumentar su fe y su esperanza, su Espíritu los acompañaría a través de su
palabra y si eran obedientes y fieles a ella darían testimonio de ser sus
discípulos, poniendo en práctica sus enseñanzas para que el mundo creyera. Por
ello el conocimiento de Jesucristo para nosotros es imprescindible separados de
Él nada somos y cuando hablamos del conocimiento de Él no pensemos que se hace referencia
a que sepamos de memoria su biografía y todos los hechos y milagros que
realizo, sino que con la inteligencia que fuimos creados busquemos lo que nos
revela en la Escritura podamos comprender y aprender su manera de pensar; la
manera de concordar con la sabiduría que le provenía del Padre en obediencia y sujeción en eso consiste
hacer su voluntad y entonces seremos
capacitados para realizar sus hechos. El apóstol Juan a diferencia de los autores
de los evangelios sinópticos, no busca la narrativa más exacta de los hechos de
Jesús, sino más bien busca introducirse con una visión más íntima de lo que se
encontraba en el pensamiento y en el corazón de Jesús, esto para Jesús
representaba mucho lo veía como un verdadero discípulo.
25 "Esta es la
promesa que nos ha ofrecido, aún la vida eterna".
La promesa que encierra
este versículo no es escatológica, es una promesa que desde hoy los creyentes
ya podemos empezar a disfrutar, estar en
Jesús y en el Padre y ellos haciendo morada en nosotros, nos lo ofrece desde hoy y hasta la
eternidad. Nos está diciendo si tú
abonas, riegas y cuidas obediente y permanentemente la semilla del evangelio
que ha sido sembrada en ti, ya puedes disfrutar desde ahora de la vida eterna,
porque ya fuiste liberado del miedo a la muerte segunda, tu no la vas a sufrir, Jesús la venció y ahora
tiene las llaves del Hades, ya no puede ejercer poder, ni dominio sobre ti, porque el reino de Dios ya fue instaurado y
solo resta esperar su plenitud y perfección cuando Jesús regrese lleno de
gloria a encontrarse con su amada esposa, su Iglesia. Pero hermanos también para los que no creen
hay algo, que atraen sobre si mismos aquí y ahora la perdida de la vida eterna.
Y mientras esperamos ese
momento a los creyentes nos invita a que nos gocemos, que nos contentemos con
lo que Él nos da, a hallar la felicidad con lo que tenemos sin amargar nuestra
vida deseando lo que no podemos tener, luchando por ser mejores personas con la
paz verdadera y la bendición que nos trae cuando Dios habita en nosotros
guiándonos fructificando nuestra vida espiritual creciendo día a día.
Pero muchas personas
inquietas no conformes con la sencillez de la doctrina del evangelio enseñado
por Jesús, desesperan y seducidos por la curiosidad, más que movidos por su fe, hurgan en la
Escritura buscando lo que a Dios no le plugo revelar sin apreciar lo que esta
revelado tan claramente y ocupan meses, años desgastando el conocimiento
adquirido en discusiones ociosas que a nada llevan, en lugar de poner en
práctica las enseñanzas de Jesús y ser verdaderos testigos y embajadores de su
reino y saben porque lo hacen, porque no están contentos con lo revelado, están
inconformes y quieren sobresalir en el conocimiento de Dios y no se dan cuenta
de que se alejan del propósito para el cual nos llamó el Señor, que es ser discípulos de Jesús y no tratar de
develar sus designios secretos. Y no quiero hermanos decir con esto que seamos
fundamentalistas y vivamos la Palabra de Dios a la letra, porque si así fuera
entonces Lutero no habría sido guiado por el Espíritu santo para encontrar la
verdad, él no la develo, el Señor lo guio para encontrar la verdad y descubrir
las mentiras que la iglesia de aquel entonces empleaba manipulando al pueblo de
Dios y lo más importante porque esto era justo.
El Señor
Jesús dijo, en el Evangelio de Juan 5:24 “De cierto, de cierto os digo: El que oye mi
palabra y cree al que me envió tiene vida eterna, y no vendrá a condenación,
sino que ha pasado de muerte a vida”.
Sabemos
que en el momento en que un inconverso cree que Cristo dio su vida por él,
recibe la vida eterna, y esa persona ha renacido espiritualmente, ha pasado a
formar parte de la familia de Dios. Por ello Juan se estaba dirigiendo a los
hijos amados, a los hijos de Dios, al decir Mirad cual amor nos ha dado el
Padre ¿Por qué? Porque ha entregado a su unigénito para darnos la salvación, y
con ello nos hace participes de la adopción, ahora somos Sus hijos ha concedido
su amor a sus hijos, y ellos responden a ese amor con una actitud de obediencia
hacia Él viviendo una vida de servicio, al igual que su hijo Jesucristo.
26. Os he escrito esto sobre los que os engañan.
Dios inspirando
al autor a que haga una exhortación a los creyentes a defender la verdadera fe
en Jesucristo, señalando las desviaciones de algunos seductores que, habiendo
sido de la comunidad, se apartaron de
ella. Estos negaban algunas de las
verdades fundamentales: como que Jesús
fuera el Mesías y que viniera como hombre verdadero a redimirnos de
nuestro pecado.
Desde el
principio del cristianismo hermanos observamos cómo se presenta en el hombre
esta terrible tentación de buscar en la precaria imaginación de su mente lo que
en la revelación no encuentra o no le satisface, y es entonces cuando su mente
entenebrecida por las tinieblas comienza a elucubrar interpretaciones que lejos
de provenir de la luz de Dios, provienen de las tinieblas de su falsa fe, lejos
de reconocer la justicia que alcanzamos por su sacrificio en la cruz, con estos hechos lo declaraban injusto y
mentiroso, porque en realidad no habían creído en el
evangelio y tratan de desvirtuar la verdadera fe para sacar al creyente del
buen camino y llevarlo a su perdición, por lo que solo unidos a Cristo podemos
gozar de su justicia, pues Él nos justifica ante el Padre concediéndonos la
virtud de contentarnos y conformarnos con la suprema voluntad de Dios.
Desde el
principio este escrito ha sido reconocido como carta circular del apóstol Juan
a las iglesias alrededor de Éfeso, para subrayar los hechos esenciales del
Evangelio y para amonestar contra herejías nacientes que luego produjeron una
forma corrompida y paganizada de cristianismo. La
carta fue escrita para poner en guardia a los cristianos de los enemigos de
Cristo, cuyas doctrinas presentan algunas semejanzas con las que los llamados
gnósticos propagarían más tarde por lo que se cree que este fue el comienzo de esas
tendencias.
El
cristianismo ya tenía unos 60 o 70 años de existencia y en muchas partes del
imperio romano ya era una religión importante y una influencia poderosa. Naturalmente, se habían presentado toda
clase de intentos de amalgamar el Evangelio con filosofías y sistemas de
pensamiento existentes.
Una forma de
gnosticismo que perturbaba a las iglesias de los tiempos de Juan y que exageraba
el valor del intelectualismo, y sostenía que en la naturaleza humana había un
irreconciliable principio de dualismo: que el espíritu y el cuerpo eran dos
entidades separadas y hostiles entre sí.
El pecado residía solamente en
el cuerpo; el espíritu podía tener sus raptos y el cuerpo podía hacer lo que
quisiera. Una vida de piedad mental
elevada y mística era del todo compatible con una vida sensual y
voluptuosa. Negaban la encarnación, en Éfeso el
dirigente de este culto un tal Cerinto que decía tener místicas experiencias
interiores y un elevado conocimiento de Dios pero era voluptuoso como los maestros
de error que perturbaban a las siete iglesias mencionados en (Apoc. 2:2, 6, 14,
15, 20, 21)
Pero como no
iba a oponerse Juan a estas herejías si había palpado con sus propias manos las
de Jesús encarnado, acompañándolo en su
ministerio y tomando el encargo de cuidar a su madre hasta su muerte y haciendo
de Jerusalén su centro principal de
trabajo hasta su destrucción, y una vez cerrada la edad apostólica, estableciéndose
después en Antioquia, que para entonces
era ya el centro numérico y geográfico de la población cristiana. Para
Juan era imprescindible combatir los argumentos de estos herejes, ya que
insistía siempre en que el conocimiento verdadero de Dios había de producir una
transformación moral, y que Jesús era la
manifestación verdadera, material y autentica de Dios en la carne. Y de ninguna manera hace mención a que es
verdad solo porque él lo dice, sino pidiendo que se dejen guiar por el Espíritu
de Dios el cual al unirnos a Jesucristo y al Padre nos hace uno solo con ellos
y nos capacita y compromete para ser diligentes y cuidar la proclamación del
evangelio puro.
La segunda
epístola a los corintios capítulo 3: versículos 4 al 6; 4 “Y tal confianza
tenemos mediante Cristo para con Dios”;
5 “no que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como
de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios”; 6 “el cual asimismo nos hizo ministros
competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la
letra mata, más el espíritu vivifica”.
Debemos evitar tratar de
construir nuestro ministerio sobre la base de la preparación y las habilidades
humanas exclusivamente, dejando a un lado las buenas obras que produce el estar
en comunión con el Espíritu de Dios, esforzándonos diariamente por dar testimonio
practicando el evangelio, ser sensibles hacia lo que le ocurre a los demás nos
enriquece espiritualmente si compartimos su aflicción.
27. “Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en
vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción
misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os
ha enseñado, permaneced en él”
En
el antiguo testamento, la palabra unción (aleifo) termino general usado
para una unción de cualquier clase: para ungir enfermos, para refrigerio físico
después de lavarse, para una especie de embalsamiento de cadáveres o en sentido
sagrado para ungir sacerdotes. Ya en
el Nuevo Testamento es crio la palabra empleada para unción y queda su
uso en un sentido más limitado y confinado a unciones sagradas y simbólicas; de
Cristo como el ungido de Dios, Juan lo
utiliza dos veces en los versículos 20 y 27
en un sentido metafórico; de que los creyentes tenemos la unción del
Espíritu Santo haciendo alusión a que a
través de Él conocemos todas las cosas y que no hay necesidad de que nadie nos
enseñe, porque la unción misma nos enseña todas las cosas refiriéndose a la
Palabra de Dios inspirada por el propio Espíritu. Con esto nos explica claramente que las
enseñanzas ajenas a la Escritura son inútiles, no porque en si mismas lo sean,
sino porque si el creyente ha sido ungido con el Espíritu Santo, él no iba a
inspirar a los hombres que la escribieron a describir cosas lejos del alcance
de nuestra inteligencia y mucho menos algo para que no lo entendiéramos, lo que
si es necesario entonces, es que cada
uno adquiera el conocimiento de Dios conforme a la medida de su fe entre más
estrecha sea nuestra relación con Dios, en la oración, la lectura de su Palabra
y sobre todo en su aplicación para que nuestra fe no sea muerta, Dios nos
permite alcanzar una mayor comprensión y conocimiento de ella, el Espíritu es
el único corrector y aprobador de la doctrina y quien nos garantiza que
conocimiento proviene de Dios y lo sella en nuestros corazones y en nuestras
mentes.
Pero
hermanos no debemos ser sistemáticamente excluyentes de toda fuente histórica, arqueológica,
antropológica y de cualquier índole, que pueda actuar en auxilio para extender
nuestro conocimiento de lo revelado en la Escritura, pero considerando siempre como eje rector de
nuestra fe la Palabra de Dios, porque solamente el Espíritu puede confirmarnos
cuando la enseñanza proviene de Dios, y
que Él es quien nos está hablando.
Juan
también hace mención que las enseñanzas de la unción, son verdaderas porque el Espíritu
es como un sello con el cual la verdad de Dios es testificada; y aun agrega y no es mentira indicando otro
oficio del Espíritu, que nos dota con juicio y discernimiento, para que no
seamos engañados por mentiras, para que no seamos indecisos y llevados por todo
viento de doctrina. Y por último hace nuevamente la exhortación a
permanecer en Él refiriéndose a Cristo, que los fieles retengamos el
conocimiento verdadero de Cristo.
28. “Y ahora, hijitos, permaneced en él, para que cuando se manifieste,
tengamos confianza, para que en su venida no nos alejemos de él avergonzados”
Ahora el Apóstol Juan habla amorosamente haciendo un llamado a
permanecer en Cristo, a los que han nacido de nuevo verdaderamente, a que
manifiesten esa nueva vida permaneciendo en sus mandatos y enseñanzas las
cuales no tienen contraparte en ninguna
sociedad en el mundo, ni en ningún otro orden religioso. Porque un verdadero creyente recibe una
notable identidad o unicidad con otros cristianos. No es impositivo en su conocimiento de Dios
ni transgresor, ni excluyente de quienes no piensan como él.
Tenemos que reconocer que a causa de la debilidad de nuestra carne aun
como cristianos que han experimentado una verdadera conversión, podemos albergar en nuestro corazón
sentimientos de hostilidad, lo cual significa que no nos hayamos convertido,
pero cristianos que profesan su fe por un lado, pero por otro muestran frialdad e indiferencia
persistente y ninguna necesidad de comunión con otros cristianos, demuestran
claramente una ausencia de verdadera fe, porque su comportamiento es constante en
cualquier lugar donde se desenvuelvan,
denotando una pequeñez espiritual, no cuentan con amistades
espirituales, no se involucran en ningún trabajo verdadero relacionado con el
evangelio, desdeñan particularmente a aquellos que revelan entusiasmo por las
cosas espirituales, de ahí el llamado del apóstol al pueblo de Dios para que nos
integremos a la Iglesia, a que permanezcamos y expresemos con actitud cristiana
nuestros vínculos con un amor profundo y de servicio al Señor porque es el
sello de la congregación del pueblo que ha nacido de nuevo. Y todavía más, con esto damos clara evidencia de nuestra conversión al estar
dispuestos a convivir y vincularnos en amor para trabajar para el Señor con
hermanos de otras denominaciones cristianas.
Nos recuerda que Jesús vendrá nuevamente no para juzgar a que
denominación pertenecemos para ser aceptados, sino que quiere encontrarnos
sirviéndole con amor, ejercitando y fortaleciendo nuestra fe, porque la fe no
es un conocimiento y aceptación siega y fría de Jesucristo, sino la acción viva
y verdadera de su poder que nos produce la perseverancia y la confianza de no
ser avergonzados a su regreso, sin miedo
a la tentación o a la muerte, porque los creyentes ya no tienen temor de
enfrentar el tribunal de Cristo viven sosegada y piadosamente esperando su
regreso.
29. Si sabéis que Él es justo, sabed también que todo el que hace
justicia es nacido de él.
La palabra justicia Dikaiosune=es el
carácter o cualidad de ser recto o justo. En la Escritura se usa para denotar
un atributo de Dios. El propio Jesús lo utiliza en sus dichos expresados en (Mt. 6:33) ”Más buscad primeramente el reino
de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”
En los tiempos del Antiguo Testamento
se creía que la justicia se podía alcanzar por medio de la perfecta observancia
de la Ley (La Tora) y emplearon métodos y vías para obtener la justicia que era
una constante en el mundo judío como en el caso de Job. Y respondiendo Bildad suhita las interrogantes
de Job le dijo:
(8:3) ¿Acaso torcerá Dios el derecho,
O pervertirá el Todopoderoso la justicia?
(8:6) “Si fueres limpio y recto,
Ciertamente luego se despertara por ti, Y hará próspera la morada de tu
justicia”
Aun desde su perspectiva de confusión
Job se preguntaba inquietantemente “¿y
cómo se justificará el hombre con Dios?” (Job. 9:2)
Pero ahora que contamos con toda la
Escritura completa podemos observar que tuvo que ser Dios mismo quien
encontrara la solución a este problema, proveyendo mediante la muerte y
resurrección de su hijo un medio de justicia al alcance del hombre, pero amados
hermanos desde la antigüedad en los tiempos de Job a nuestra era, tal pareciera
que no hemos avanzado aun teniendo la Escritura completa que nos da el
conocimiento perfecto de esta interrogante mucha gente desprecia aceptar,
reconocer, creer que Jesucristo murió por sus pecados.
(Heb.
5:12) “Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, tenéis
necesidad de que se os vuelva a enseñar cuales son los primeros rudimentos de
las palabras de Dios; y habéis llegado a ser tales que tenéis necesidad de
leche, y no de alimento sólido”
(Rom. 4: 3, 5) “Porque ¿Que dice la
escritura? Creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia” “Mas al que no obra, sino cree en aquel que
justifica al impío, su fe le es contada por justicia“
El apóstol Pablo utiliza para denotar
el don de la gracia de Dios a los hombres por el cual todos los que creen en el
Señor Jesucristo son introducidos a la correcta relación con Dios. Esta justicia es inalcanzable por obediencia
a ley alguna o por cualquier mérito propio del hombre o por cualquier otra
condición que no sea la de la fe en Cristo.
(2
Cor. 5:21) “Al que no conoció pecado, por
nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en
Él”
Es decir el pecador al creer en el
Señor Jesucristo es justificado y deja su condición de pecador, para ser en
Cristo todo aquello que Dios demanda que sea un hombre. Debido a que Abraham acepto la Palabra de
Dios, haciéndola suya mediante aquel acto de la mente y del Espíritu que recibe
el nombre de fe, y, como demuestra lo
que sucedió posteriormente, sometiéndose a su control, por ello Dios lo
acepto como uno que cumplió todas sus demandas.
Cuando la fe es ejercida de esta forma
el alma del pecador es llevada a una unión vital con Dios en Cristo, e
inevitablemente produce rectitud de vida, esto es, conformidad y contentamiento
con la voluntad de Dios.
La justicia es entonces un don de Dios
que se recibe por la fe, es así que venimos a ser hechura suya, creados en
Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparo de antemano para que
anduviéramos en ellas (Ef.2.10)
La
justicia es considerada la virtud suprema por excelencia; humanamente
hablando la justicia “sensu stricto” es “el hábito consistente en la voluntad
de dar a cada uno lo suyo” La
justicia no es algo subjetivo idealista inalcanzable para el ser humano, pero
imaginen que desde el principio una vez que sucedió la caída ¿cómo pueden dos hombres
ponerse de acuerdo en algo que consideran justo desde su particular y diferente
punto de vista? ¿Quién y con base en que
puede determinarse cuál de ellos tiene la razón? Caín como agricultor presenta
su ofrenda al Señor al igual que Abel que era pastor de ovejas y solo la
ofrenda de Abel es agradable a Dios y entonces surge la pregunta del lector
cual es la causa de la parcialidad Divina para considerar justa la ofrenda de
Abel y no así la de Caín? El texto no
expone cual es la causa de la preferencia Divina, aunque contiene algunos
puntos ambiguos, Psicológicamente nos impulsa a pensar que Caín
lo mato por celos o envidia, pero el texto no dice nada de eso. Otra comprensión posible es pensar que la
maldad previa de Caín implica su incapacidad de agradar a Dios, pero el texto
tampoco dice eso. El relato describe
que Caín se entristeció al no ser aceptado con su ofrenda, pero no debemos
deducir de ello que se produce un rechazo total de parte de Dios porque
estaríamos excluyendo la advertencia que el Señor le hace en el versículo 7
intentando evitar el desastre. Esta
historia toca temas muy profundos desde el punto de vista antropológico, moral
y religioso. De un modo ingenuo e infantil para el modo contemporáneo de
percibir la realidad, pero con una belleza que no puede ser despreciada. No debe extrañarnos que entre muchos autores
cristianos, ya se intuye la imagen de Jesucristo oculta en este pasaje,
relacionando la sangre del justo Abel con la de Cristo derramada en el calvario
como una anticipación al Misterio Pascual.
Sin embargo la crítica reciente, se ha visto en la narración un origen
de tipo etiológico. Caín sería un héroe legendario que se sitúa en un tiempo
remoto y que explicaría el origen del pueblo quenita. Lo cierto de todo esto es que ninguna
interpretación individual o colectiva logra determinar en qué consiste la
justicia de Dios para encontrar la ofrenda de Abel agradable.
Y veamos ahora el punto de vista
espiritual: La justicia no es subjetiva es objetiva y tiene que tomar vida en
el diario vivir del hombre y la mujer, pero no como un acto hueco, vacío que
tengo que hacer para que los demás me vean y gane su simpatía y reconocimiento.
La justicia pierde todo su virtuoso valor
ante la presencia del amor, cuando un hombre deja de hacer justicia para buscar
reconocimiento y encumbrarse en la sociedad puesto que estamos tan
alejados de la justicia que se ha convertido en una virtud escasa y llena
de conveniencia. Pero cuando el
creyente hace justicia por amor a su creador y a su prójimo entonces la
justicia deja su supremo valor humano y
se convierte en la actitud divina de Dios que tiene para mostrar su naturaleza
esencial (1 Jn. 4:7-8) “Amados, amémonos unos a otros; porque el
amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios” “El que no ama, no ha conocido a Dios;
porque Dios es amor”
Dios tuvo que echar mano de la
ley, para que esta fuera nuestro
yugo, como un espejo en el que pudiéramos
ver a través de nuestros actos lo que era bueno y lo que era malo, lo que era
recto delante de Dios y lo que era pecaminoso. Ahora en nuestra era podemos entender y
reconocer que el sacrificio de Jesucristo, al ser entregado por el Padre para
redimirnos no como un acto de complacencia o sentimiento de afecto, sino como
la más pura manifestación de su natural esencia y voluntad y que ahora no solo nos
justifica delante de Dios por la fe en Él, sino que al creer nos otorga el don inefable de su
Espíritu y con Él su fruto que es el amor, para que venga a hacer morada en
nosotros, lo cual significa que es nuestro Ayo Él se encarga de criarnos, educarnos
espiritualmente, como si fuéramos niños, esto implica ser conscientes de nuestra falta de
rectitud, de nuestra vida de pecado y reconocer que solamente unidos a Cristo y
a su amor podemos ejercitar la justicia hoy en este tiempo sirviéndole con amor
para gozar de su justicia por siempre hasta la eternidad, el profeta miqueas nos expresa lo que agrada
a Dios del hombre:
“Oh hombre, Él te ha declarado lo que
es bueno, y que pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar
misericordia, y humillarte ante tu Dios”
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