Lucas Cranach, el Viejo, Nacimiento con niños ángeles en adoración.
21 Esto no
significa que la ley esté en contra de las promesas de Dios. ¡De ninguna
manera! Porque si la
ley pudiera darnos vida eterna, entonces Dios nos hubiera aceptado por
obedecerla. 22 La Biblia dice
que el pecado nos domina a todos, de modo que el regalo que Dios prometió es
para los que confían en Jesucristo. 23 Antes de eso, la ley fue como una
cárcel, donde estuvimos encerrados hasta que vimos que podíamos confiar en
Cristo. 24 La ley fue
como un maestro que nos guió y llevó hasta Cristo, para que Dios nos aceptara
por confiar en él. 25 Pero ahora que
ha llegado el tiempo en que podemos confiar en Jesucristo, no hace falta que la
ley nos guíe y nos enseñe.
26 Ustedes han
confiado en Jesucristo, y por eso todos ustedes son hijos de Dios. 27 Porque cuando fueron bautizados,
también quedaron unidos a Cristo, y ahora actúan como él. 28Así que no importa si son judíos o no
lo son, si son esclavos o libres, o si son hombres o mujeres. Si están unidos a
Jesucristo, todos son iguales. 29 Y si están unidos a Cristo, entonces
son miembros de la gran familia de Abraham, y tienen derecho a recibir las
promesas que Dios le hizo.
1-2 Lo que
quiero decir es esto: Mientras el hijo es menor de edad, es igual a cualquier
esclavo de la familia y depende de las personas que lo cuidan y le enseñan,
hasta el día en que su padre le entrega sus propiedades y lo hace dueño de todo.
3 Algo así
pasaba con nosotros cuando todavía no conocíamos a Cristo: los espíritus que
controlan el universo nos trataban como si fuéramos sus esclavos. 4 Pero,
cuando llegó el día señalado por Dios, él envió a su Hijo, que nació de una
mujer y se sometió a la ley de los judíos. 5 Dios lo envió para liberar a todos los que teníamos
que obedecer la ley, y luego nos adoptó como hijos suyos. 6
Ahora, como ustedes son sus hijos, Dios ha enviado el Espíritu de su Hijo a
vivir en ustedes. Por eso, cuando oramos a Dios, el Espíritu nos permite
llamarlo: «Papá, querido Papá». 7 Ustedes
ya no son como los esclavos de cualquier familia, sino que son hijos de Dios. Y
como son sus hijos, gracias a él tienen derecho a recibir su herencia.
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