EL IMPORTANTE PAPEL DE LOS NIÑOS DE BELÉN EN EL
MENSAJE DE NAVIDAD DEL CONSEJO MUNDIAL DE IGLESIAS
www.oikoumene.org, 22 de diciembre de 2016
Mientras los cristianos de todo el mundo
esperan la llegada del Santo Niño a finales de diciembre, los niños de Belén
han tenido un papel especial en la preparación del mensaje de Navidad del
Consejo Mundial de Iglesias (CMI) de este año.
A través de
una colaboración entre el departamento de comunicación del CMI y el Rev. Dr.
Munib Younan, obispo de la Iglesia Evangélica Luterana de Jordania y de la
Tierra Santa, se invitó a los niños palestinos de varias escuelas de Belén a
hacer dibujos que ilustraran su visión de la historia de la Navidad.
El proyecto
forma parte de una intensificación de la colaboración en pro de una paz justa
en la Tierra Santa, y las contribuciones muestran una variedad de ilustraciones
de lo que eso significa para los niños de la Palestina de hoy.
“Creo que
la comunicación es esencial en la labor y el recorrido de una peregrinación de
justicia y paz juntos”, afirma la directora de Comunicación del CMI, Marianne
Ejdersten. “No podemos dar cuenta de la realidad que nos rodea ni articular
nuestra esperanza, si no nos comunicamos esos mensajes los unos a los otros y
al resto del mundo”.
“Invitar a
los niños a compartir sus propias reflexiones mediante dibujos tiene que ver
con eso, con la necesidad de reflexionar sobre el papel de la comunicación en
la construcción de comunidades justas y pacíficas. La comunicación para la paz
crea oportunidades para que las personas se planteen y valoren respuestas no
violentas ante los conflictos potenciales o reales”, añade Marianne Ejdersten.
Una vez
recibidos todos los dibujos de los niños, el CMI designó un jurado formado por
miembros de su personal para que seleccionara el mejor de todos. La ganadora,
Massa Zahdeh, es una estudiante musulmana de la escuela evangélica luterana Dar
al-Kalima, de Belén. Ahora su dibujo aparece en la portada de la postal de
Navidad oficial del CMI.
Durante su
visita al centro educativo, el 8 de diciembre, el CMI se encontró con un
orgulloso y alegre director de escuela, el doctor Anthony Nasser. “Es un gran
honor y una alegría, para mí y para los estudiantes, ver que el dibujo de Massa
Zahdeh con el mensaje de Navidad desde Belén, se reparte por las iglesias de
todo el mundo”, dijo el doctor Nasser; “esta es una iniciativa de paz que
alienta a los estudiantes a reflexionar sobre la paz justa en la Tierra Santa”.
Los
dibujos sirvieron de inspiración al secretario general del CMI para su mensaje
anual de Navidad, y también fueron la base para elaborar el vídeo de Navidad
del CMI de 2016.
Los
miembros del jurado del CMI fueron Semegnish Asfaw, Manoj Kurian, Isabel Phiri,
Frédérique Seidel, Pamela Valdés, Caroline Van der Veen, Ani Ghazaryan Drissi,
Marc-Henri Heiniger y Stanley Noffsinger.
La escuela luterana evangélica de Dar al-Kalima, de Belén (www.elcjhl.org/department-of-education/schools/bethlehem/)
fue fundada en el año 2000. Es mixta desde preescolar hasta el último curso de
secundaria y cree en la coexistencia pacífica entre todos los pueblos, y
especialmente en la armonía y la tolerancia entre los palestinos, los
cristianos y los musulmanes.
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MEMORIA MIGRANTE EN LA PRIMERA NAVIDAD (II)
Jorge Daniel Zijlstra
ALC Noticias, 12 de diciembre de 2016
En
el caso de Abraham resulta importante notar que la promesa de bendición inicia
con un llamado a la migración: “El Señor dijo a Abraham: Deja tu tierra natal y
la casa de tu padre, y dirígete a la tierra que yo te mostraré. Te convertiré
en una gran nación, te bendeciré y haré famoso tu nombre, y servirás de
bendición para otros. Bendeciré a los que te bendigan y maldeciré a los que te
maldigan. ¡En ti serán benditas todas las familias de la tierra!” (Gn. 12:1-3,
LPH). Ahí están las raíces que nutren la esperanza del pueblo, la historia de
Jesús y nuestra historia como parte de un pueblo migrantes y peregrino. El
pueblo de Israel definía su identidad migrante con orgullo y con memoria
activa.
Ejemplo
de esto son las indicaciones sobre cómo presentarse al altar del Señor
confesando la la identidad migratoria: “Un arameo errante era mi padre. Bajó a
Egipto y allí vivió como emigrante con un puñado de personas convirtiéndose en
una nación grande, fuerte y numerosa. Pero los egipcios nos maltrataron, nos
hicieron sufrir y nos impusieron una dura esclavitud. Entonces clamamos al
Señor, Dios de nuestros antepasados, y él escuchó nuestras súplicas y vio
nuestra miseria, nuestras fatigas y nuestra opresión. Por eso el Señor nos sacó
de Egipto con gran poder y destreza sin igual, con terribles portentos, señales
y prodigios; nos condujo a este lugar y nos dio esta tierra que mana leche y
miel. 10 Por eso ofrezco ahora los primeros frutos que produce esta tierra que
tú Señor, me has dado” (Dt. 26:5-10, LPH)).
En
la genealogía de Jesús también resulta significativa la memoria de un único
dato histórico mencionado por nombre -y en dos ocasiones-: “la deportación a
Babilonia” (Mt. 1:11-12). Deportación implica destierro, desplazamiento forzado
y migración; y pone otra vez de relieve el componente migratorio del pueblo de
Dios y las dificultades que conlleva la migración cuando tiene el agravante de
la violencia, las guerras y la explotación. El nacimiento de Jesús en el
contexto del desplazamiento forzado de su familia por el censo y en medio de un
pueblo con una profunda memoria migrante rescata la identidad del migrante de
nuestros días; a la vez que resalta la fe de un pueblo que ve la acción de Dios
incluso en los momentos más difíciles de la historia.
Así,
hoy podemos comparar los sufrimientos del Israel migrante o cautivo, con los
dolores y padecimientos de millones de migrantes estigmatizados por un
excéntrico personaje poderoso que tiene es su agenda la “brillante” idea de
resolver los problemas de su país construyendo un muro de separación, para así
“salvar” a su nación del peligro de los extranjeros y migrantes.
Como
si el problema de la sociedad moderna fueran las personas que migran y no los
multimillonarios que acaparan los recursos de las minorías con injusticias y
explotación. Sería importante recordar que los códigos legales de Israel,
reflejados en el Antiguo Testamento, proveen para el resguardo, la protección, la
hospitalidad y la justicia, tanto al extranjero que está de paso, como al que
reside en el país.
Y
volviendo al tema de las genealogías destaquemos que las mismas: “desempeñaron
un rol muy importante para el pueblo judío, igual como hacen para muchas personas
hoy en día. [porque las genealogías y las historias sobre nuestros antepasados]
Nos cuentan acerca de quiénes somos y de dónde venimos. [a la vez que]
Preservan, por medio de sus relatos, un registro de los valores de nuestras
familias de generación en generación.” Joseph Castleberry.
Las
genealogías despiertan las memorias y nos remontan al principio, a las raíces.
En la genealogía de Jesús, según Mateo en el versículo 1 y 18, aparece en el
texto griego la palabra “génesis” (origen, nacimiento) en directa referencia a
libro del Génesis. Y así como el libro de los orígenes presentaba el “génesis
del cielo y la tierra” (Gn. 2:4) Mateo nos presenta en 1:1-17 “el libro del
génesis de Jesús” que concluirá en 28:20 con la consumación (sunteleia)
del mundo. La consumación de los tiempos, en el paradigmático texto del Juicio
a las naciones (Mt. 25:31-46), incluye la acogida al forastero como una de las
señales del espíritu de Jesús que debe estar presente en la comunidad de
quienes le siguen. “Porque cuando tuve hambre, ustedes me dieron de comer;
cuando tuve sed, me dieron de beber; cuando tuve que salir de mi país, ustedes
me recibieron en su casa” (Mt. 25:34 TLA).
¿Y tu abuela dónde está?
“El primer
génesis de Jesús es su genealogía desde Abraham hasta José. Son 42 generaciones
exactas (seis veces siete generaciones). Con Jesús comienza la últi-
última
generación (1:17). Mateo sitúa así a Jesús en la historia de Israel, desde
Abraham hasta José. El eje en este génesis de Jesús son sólo hombres. Es un
génesis totalmente patriarcal. (P. Richard) Sin embargo, la genealogía de Jesús
conserva la memoria activa y reivindicatoria de cuatro mujeres a quienes
podríamos denominar ‘las abuelas de Jesús’. […]
Sobre
las abuelas de Jesús Ivoni Richter Reimer dice: “Son cuatro mujeres. Cuatro
tradiciones de mujeres. Historia de salvación en cuanto procesos salvíficos que
pasan por la historia y por los cuerpos de esas mujeres. Hacen parte de sus
experiencias, denuncias y esperanzas. Son rescatadas como tradición de mujer y
es así que van a hacer parte de la vida y de la memoria de la(s) comunidad(es)
de Mateo, y es por eso que van a entrar en el Evangelio de Mateo, bien al
inicio.
Todas
ellas —Tamar, Rajab, Rut y Betsabé— son mujeres marginadas dentro de
estructuras de poder patriarcal. Todas ellas van (re)creando espacios de poder
en la contra-mano de la historia oficial. Esa tradición de mujer es tan
importante para la comunidad y el Evangelio de Mateo, porque así otras
extranjeras, prostitutas, adúlteras, pueden reflejarse en ellas. Pueden mirar
hacia esa tradición de la historia salvífica y (re)construir su vida en
solidaridad con aquellas personas que, en la contra- mano de la historia,
fueron acogidas también por Jesús y viven en seguimiento de él”. (Ivoni Richter
Reimer). Por otra
parte, el Evangelio de Mateo en 1:18-25 nos presenta el otro génesis de Jesús,
el del Espíritu Santo, que le es revelado a María.
Su mamá también migró
Esas cuatro
mujeres son las que preparan el camino a María, la madre de Jesús, y a través
de quien Jesús y también el Espíritu, irrumpen en la historia, en un nuevo y
definitivo comienzo (génesis). María, una joven judía pobre, prometida en
casamiento a un joven carpintero del linaje de David, quedó embarazada en
condiciones de apariencia vergonzosa para su sociedad y dio a luz lejos de su
casa, obligada a una migración interna, a causa del censo, pero también alejada
de los comentarios, las miradas y los prejuicios de sus vecinos. María fue
visitada por sabios que, interpretando los signos de su tiempo, buscaban al rey
que estaba por nacer. Con las herramientas de su ciencia y la visión de las
estrellas, descubrieron lo que toda la creación estaba revelando, un
acontecimiento cósmico, único: el nacimiento de Dios en la tierra. Aquellos
extranjeros, peregrinos, caminaron desde otras latitudes con el firme propósito
de adorar a Jesús (Mt.2:2) y ofrendarle como rey, profeta y sacerdote (Mt.
2:11).
Lucas
nos recuerda que a la fiesta de la vida también acudieron los pastores,
marginales, pobres, que cuidaban los rebaños a las afueras de la sociedad, al
otro lado de la muralla, excluidos de la sociedad, privados del descanso y que
fueron sorprendidos por Dios, en el lugar de sus trabajos y afanes. Allí en la
oscuridad de la noche el resplandor de la gloria de Dios los arropó y oyeron la
voz del mensajero angelical que les invitaba a celebración por el cumplimiento
de la promesa mesiánica anticipada por los profetas. (Lc. 2:10-14, LPH). […]
Y
así continúa la historia; ayer María y hoy nosotros hacemos memoria. Memoria
del nacimiento y memoria de las y los migrantes. Los que luchan y sobreviven y
los que mueren. Los que buscan sus raíces y mastican sus nostalgias del mundo
nuevo que Jesús vino a empezar y los que sufren porque no ven las claras
señales de una liberación esperada, que es inminente (Is. 43:18-19). María,
dice el evangelio de Lucas (2:19), guardaba todas esas cosas en su corazón,
para hacer memoria de ellas, para recordarlas, del latín recordare, es decir
para volverlas a pasar por el corazón.
Que
así sea hoy entre nosotros. Rescatemos a las y los migrantes en esta navidad,
para que la gloria del cielo resplandezca en la tierra y traiga paz a quienes
buscan con buena voluntad el mundo nuevo que encarnó Jesús.
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