sábado, 3 de diciembre de 2016

Letra 497, 4 de diciembre de 2016

MÉTODO SENCILLO DE ORACIÓN PARA UN BUEN AMIGO (1535)
Martín Lutero

6. El sexto mandamiento: “No cometerás adulterio”.
Con esto aprendo, en primer lugar, lo que Dios me ha prescrito y espera de mí. Es decir: que debo llevar una vida casta, disciplinada y moderada en pensamientos, palabras y obras, y que no debo atentar contra el honor de las mujeres, de las hijas y de las criadas. Al contrario: tengo la precisión de cooperar a salvaguardar, a defender y hacer cuanto esté en mi mano y contribuya a la conservación de su honor y de su virtud. También estoy obligado a cerrar el pico a los murmuradores que manchan y roban la fama. A todo esto, estoy obligado y Dios quiere que así sea. No sólo se me manda que deje intactos a la mujer de mi prójimo y a sus deudos; tengo además la obligación de cooperar a que su virtud y su honor estén garantizados, de la misma forma que me gustaría lo hiciera mi prójimo conmigo y cumpliese este mandamiento por lo que a mí se refiere.
Segundo. Agradezco al Padre bueno y leal esta gracia, este beneficio de haber tomado bajo su protección y amparo en virtud de este mandamiento a mi esposa, mi hijo, mi criado, mujer, hija, criada, y haber prohibido con tan estrecho rigor que se atente contra su honor. Porque me ha dado un salvoconducto seguro, vela por su cumplimiento y, aunque tenga que mediar él mismo, no deja impune al que lo quebrante. Nadie puede burlarle; el culpable tendrá que pagarlo aquí abajo o apagar su deseo impuro en el fuego eterno. Dios ama la pureza y no perdonará el adulterio; a diario podemos ver que la cólera divina agarra a fin de cuentas a los impenitentes, a los malvados, y permite su vergonzosa perdición. De otra forma resultaría imposible garantizar por un momento la decencia y el honor de la mujer, del hijo, de los suyos contra el diablo impuro. El comercio sexual sería sencillamente como el de los perros y conduciría a la bestialidad, como de hecho sucede cuando Dios, encolerizado, retira su mano y permite que todo se vaya a pique.
Tercero. Confieso y reconozco mi pecado y el del mundo entero, por haber atentado durante mi vida contra este mandamiento con pensamientos, palabras y obras. No solamente he sido ingrato con esta enseñanza hermosa y este don; me he dedicado también a murmurar de lleno contra Dios por haber preceptuado esta pureza y esta castidad y por no haber permitido el libre curso y la impunidad a todas las posibles impurezas y maldades. He despreciado el estado matrimonial, me he burlado de él, he mantenido que estaba condenado, etcétera. No obstante, los pecados cometidos contra este mandamiento son los más llamativos y los que se notan con más claridad. No se anda con tapujos ni disimulo de ninguna clase. Me pesa, etcétera.

Cuarto. Ruego que Dios me conceda a mí y a todo el mundo la gracia de observar fervorosamente este mandamiento con caridad, para que, además de vivir en castidad nosotros, estemos dispuestos a ayudar y aconsejar a los demás para que hagan lo mismo.

__________________________________

EN EL CENTRO DEL MENSAJE (Lc 1.26-38)
Karl Barth
Adviento. Madrid, Studium, 1970


 
 
 
________________________________

MARTIN JUNGE: “ES POSITIVO EL IMPACTO DE LA CELEBRACIÓN CONJUNTA DE LOS 500 AÑOS DE LA REFORMA PROTESTANTE” (II)

Sabemos que la FLM lleva largos años de diálogo con la Iglesia Católica. ¿Considera usted que el documento conjunto Del conflicto a la comunión resume bien ese esfuerzo?
De hecho, esta conmemoración conjunta es fruto directo de los diálogos ecuménicos sostenidos por casi cinco décadas entre la Iglesia Católico-Romana, y la Federación Luterana Mundial. Es sobre la base de estos diálogos, y sobre los importantes acercamientos que ellos han podido forjar, que pudimos encarar una conmemoración conjunta con su claro mensaje de superar los conflictos del pasado y encarar la comunión que, sin ser una realidad actualmente, continuamos teniendo en nuestras oraciones y acciones ecuménicas. Destaco entre estos acuerdos ecuménicos particularmente la Declaración Conjunta de la Doctrina de la Justificación firmada en 1999, la cual identificó fundamentales consensos en aquella doctrina que en el siglo XVI dividió a la iglesia occidental.
El documento Del conflicto a la comunión es conciso, claro y honesto: narra conjuntamente los eventos de la Reforma del siglo XVI, hace un recuento de los asuntos teológicos en disputa y cómo estos asuntos han ido evolucionando desde entonces. Identifica tanto aquellos temas que hoy ya no constituyen diferencia, como aquellos que, hasta el día de hoy, representan un desafío para nuestros continuos diálogos, particular-mente la comprensión teológica del ministerio, de la iglesia y de la Eucaristía.

Los puntos de acuerdo son más que los de disensión, se dijo en los días pasados. ¿Hasta dónde se ha avanzado en el diálogo con el Vaticano?
Se ha avanzado mucho, y es solamente sobre la base de estos avances que pudimos plantearnos la idea de una conmemoración conjunta. De hecho, la conmemoración conjunta es un acto de responsabilidad teológica: invita a dejar atrás conflictos y a distanciarse de actos de violencia injustificables; a la vez, la conmemoración conjunta no relativiza ni minimiza las diferencias existentes, más las identifica como tareas pendientes. Y definitivamente, ubica estas diferencias en el contexto de la amplia base común que tenemos católicos y luteranos, que a partir del diálogo y de la cooperación en el área del servicio al prójimo no ha dejado de aumentar. A veces las iglesias lidiamos con nuestro pasado como si no tuviéramos futuro alguno. En esto veo el importante giro que dimos durante la conmemoración conjunta: sin obviar ni olvidar el pasado, sin minimizar las diferencias existentes, hemos enfatizado en lo que nos une y hemos declarado nuestra intención de volvernos al futuro al cual sabemos Dios llama a su iglesia. Esta convicción la basamos en el hecho que Jesucristo puso en oración la unidad entre los suyos. El mensaje de esta oración es inequívoco: la unidad importa y es importante.

Como se sabe, en ambos espacios hay todavía sospechas de acuerdos doctrinales extraordinarios. ¿Se justifican tales temores?
No sé exactamente a cuáles sospechas sobre acuerdos doctrinales extraordinarios se refiere. Como he indicado anteriormente, la agenda de temas que pendientes está claramente identificada y estamos decididos a continuar trabajando en ello, y a hacerlo responsablemente. Las perspectivas particulares de la Reforma del siglo XVI son importantes y en su gran mayoría tienen vigencia hasta el día de hoy. No estamos alentando procesos de unidad “amnésicos”, que no conocen de la historia y los importantes frutos que la Reforma del siglo XVI aportó tanto a la iglesia como a la sociedad en general. (LC-O)

No hay comentarios:

Apocalipsis 1.9, L. Cervantes-O.

29 de agosto, 2021   Yo, Juan, soy su hermano en Cristo, pues ustedes y yo confiamos en él. Y por confiar en él, pertenezco al reino de Di...