sábado, 23 de septiembre de 2017

Actividades

OREMOS POR EL NUEVO PROYECTO DE LA IGLESIA

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CULTO DE ORACIÓN Y ESTUDIO
Miércoles 20 de septiembre, 19 hrs.
Modera: A.I. Israel Núñez C.

Llamamiento: Salmo 46.8-11
Oración de ofrecimiento
Himno: “Me guía Él” (346)
Círculo de oración y testimonios
Lectura bíblica: Ezequiel 7
Tema: Anuncio de juicio
Himno: “Ahora soy de Cristo” (281)
Ofertorio
Bendición pastoral

EZEQUIEL 7
Julio Lamelas Míguez

E
l desastre final se anuncia en estos dos oráculos, uno breve y otro largo, de Ez 7,1-27. El texto presenta algunas dificultades de lectura debido a las correcciones sufridas, así como a las repeticiones y duplicaciones que aparecen en el mismo. No obstante, se pueden distinguir dos partes muy ligadas entre sí. En la primera (Ez 7,1-9) se anuncia el fin, "el turno, el momento, el día". El fin es el tiempo de la ira de Dios. La palabra clave es "fin" y en torno a ella giran expresiones como "día, hora, tiempo" (Ez 7,7), que después se repiten insistentemente en Ez 7,10.12.19. Se trata del "día" de la ira divina, que tiene su causa en las muchas abominaciones del pueblo. En la segunda parte de este capítulo (Ez 7,10-27) se describe esta ira divina en sus manifestaciones concretas y con imágenes violentas (véase Is 11,12; Job 38,13). La población se ha creído demasiado autosuficiente en relación con Dios. Ha confiado demasiado en su esplendor, en su potencia comercial, económica y militar, en sus riquezas personales y en el templo. Todo ello se ha convertido en objeto de orgullo y arrogancia, pero nada quedará de ellos.
A partir de Ez 7,10 se extiende el oráculo a un grupo más amplio. Del "tú" de los versos precedentes, referido a la tierra y a Jerusalén, la capital de Judá, se pasa a la tercera persona, "ellos", aplicado a sus habitantes. El profeta, después de dirigir su mensaje a Jerusalén, habla directamente a sus compañeros de exilio para explicarles la situación de "aquellos" sus conciudadanos que quedaron en su patria y que en ella recibirán el castigo de Dios por sus muchos pecados.
El día del Señor, del cual ya hablaba Amos, casi dos siglos antes de Ezequiel, y en el que esperaban los hebreos ya antes del siglo VIII a. C, entendiéndolo en sentido positivo y favorable, ha cambiado de significado en el siglo VI, época exílica. Al principio indicaba el momento de una especial y particular epifanía divina que comportaba el triunfo para el pueblo de Israel y la derrota para todos sus enemigos. Desde Amos hasta el exilio el día del Servar tiene connotaciones negativas hasta el punto de significar también para Israel castigo y desastre en proporciones cósmicas. Después del exilio adquiere de nuevo, como en tiempos de los profetas no escritores, características positivas y optimistas, con claros matices escatológicos, de modo que el día del Señor se identifica con el fin del mundo, que es manifestación divina en el premio y en el castigo al final de la historia. Muchos aspectos del día del Señor profético se encontrarán luego en el discurso escatológico de Jesús: Mt 24 y par.
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PRÓXIMAS ACTIVIDADES

30 – Reunión de varones. Expositor: Pbro. Samuel Gallegos G.

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