OREMOS POR EL
NUEVO PROYECTO DE LA IGLESIA
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CULTO
DE ORACIÓN Y ESTUDIO
Miércoles 20 de septiembre, 19 hrs.
Modera:
A.I. Israel Núñez C.
Llamamiento: Salmo
46.8-11
Oración de ofrecimiento
Himno:
“Me guía Él” (346)
Círculo de oración y
testimonios
Lectura bíblica: Ezequiel
7
Tema: Anuncio de juicio
Himno:
“Ahora soy de Cristo” (281)
Ofertorio
Bendición pastoral
EZEQUIEL 7
Julio Lamelas Míguez
E
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l desastre final se anuncia en estos dos
oráculos, uno breve y otro largo, de Ez 7,1-27. El texto presenta algunas
dificultades de lectura debido a las correcciones sufridas, así como a las
repeticiones y duplicaciones que aparecen en el mismo. No obstante, se pueden
distinguir dos partes muy ligadas entre sí. En la primera (Ez 7,1-9) se anuncia
el fin, "el turno, el momento, el día". El fin es el tiempo de la ira
de Dios. La palabra clave es "fin" y en torno a ella giran expresiones
como "día, hora, tiempo" (Ez 7,7), que después se repiten
insistentemente en Ez 7,10.12.19. Se trata del "día" de la ira
divina, que tiene su causa en las muchas abominaciones del pueblo. En la
segunda parte de este capítulo (Ez 7,10-27) se describe esta ira divina en sus
manifestaciones concretas y con imágenes violentas (véase Is 11,12; Job 38,13).
La población se ha creído demasiado autosuficiente en relación con Dios. Ha
confiado demasiado en su esplendor, en su potencia comercial, económica y
militar, en sus riquezas personales y en el templo. Todo ello se ha convertido
en objeto de orgullo y arrogancia, pero nada quedará de ellos.
A partir de Ez 7,10 se extiende el
oráculo a un grupo más amplio. Del "tú" de los versos precedentes,
referido a la tierra y a Jerusalén, la capital de Judá, se pasa a la tercera
persona, "ellos", aplicado a sus habitantes. El profeta, después de
dirigir su mensaje a Jerusalén, habla directamente a sus compañeros de exilio
para explicarles la situación de "aquellos" sus conciudadanos que quedaron
en su patria y que en ella recibirán el castigo de Dios por sus muchos pecados.
El día del Señor, del cual ya hablaba
Amos, casi dos siglos antes de Ezequiel, y en el que esperaban los hebreos ya
antes del siglo VIII a. C, entendiéndolo en sentido positivo y favorable, ha
cambiado de significado en el siglo VI, época exílica. Al principio indicaba el
momento de una especial y particular epifanía divina que comportaba el triunfo
para el pueblo de Israel y la derrota para todos sus enemigos. Desde Amos hasta
el exilio el día del Servar tiene connotaciones negativas hasta el punto de
significar también para Israel castigo y desastre en proporciones cósmicas.
Después del exilio adquiere de nuevo, como en tiempos de los profetas no
escritores, características positivas y optimistas, con claros matices
escatológicos, de modo que el día del Señor se identifica con el fin del mundo,
que es manifestación divina en el premio y en el castigo al final de la
historia. Muchos aspectos del día del Señor profético se encontrarán luego en
el discurso escatológico de Jesús: Mt 24 y par.
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PRÓXIMAS ACTIVIDADES
30 – Reunión de varones. Expositor: Pbro. Samuel Gallegos G.
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