viernes, 4 de octubre de 2019

Nehemías 10.1-10; 28-30 / Hebreos 4.1-11, TLA

38 Por todo esto que nos ha pasado, nosotros los israelitas nos comprometemos firmemente a obedecer a nuestro Dios. Este compromiso lo ponemos por escrito, sellado y firmado por nuestros jefes, los sacerdotes y sus ayudantes.
Yo mismo, Nehemías, firmé el documento de compromiso, pues era el gobernador, y también lo firmó Sedequías. La siguiente es la lista de todos los que firmaron el documento:
De los sacerdotes firmaron: Seraías, Azarías, Jeremías, Pashur, Amarías, Malquías, Hatús, Sebanías, Maluc, Harim, Meremot, Abdías, Daniel, Guinetón, Baruc, Mesulam, Abías, Mijamín, Maazías, Bilgai, Semaías. 9-13 Josué hijo de Azanías firmó, junto con quince hermanos descendientes de Henadad y Cadmiel.
28-29 Todos los demás ciudadanos, incluidos los sacerdotes, los ayudantes, los vigilantes de las entradas, los cantores y los servidores del templo prometieron obedecer todos los mandamientos de Dios. Todos estos se habían apartado de los extranjeros que vivían en esa región, para obedecer lo que está escrito en el libro de la Ley de Moisés. Lo mismo hicieron sus parientes y jefes, junto con sus esposas y sus hijos mayores de doce años.
30-39 Todos nosotros nos comprometimos a cumplir con lo siguiente: "Ninguno de nuestros hijos o hijas se casará con gente de otro país".

*

Por eso, mientras siga en pie la promesa de descansar con Dios, debemos tener cuidado. Sería una lástima que alguno de ustedes no pudiera recibir de Dios ese descanso. Porque nosotros oímos la buena noticia, igual que aquellos israelitas que salieron de Egipto. Sólo que a ellos no les sirvió de nada oírla, porque no creyeron en el mensaje. Nosotros, en cambio, los que sí hemos creído en la buena noticia, disfrutaremos de la paz y de la tranquilidad que Dios nos ha prometido. Pero a los que no creyeron, Dios les dijo:
Por eso, ya enojado decidí:

“No voy a permitirles
entrar en la tierra prometida,
donde los haré descansar.”
Dios dijo esto, refiriéndose a su descanso cuando terminó de crear el mundo. Porque en alguna parte de la Biblia se habla así del día sábado:
En el séptimo día

Dios descansó de todo su trabajo.
Y en cuanto a este punto, vuelve a decir:
Ustedes jamás entrarán

en mi lugar de reposo.
Los primeros en oír la buena noticia desobedecieron a Dios, y por eso no pudieron recibir su descanso. Pero la promesa de Dios sigue en pie, porque él nos dio una nueva oportunidad, como lo dijo por medio de David en el pasaje de la Biblia, que ya mencionamos:
Si hoy escuchan la voz de Dios,

no sean tan tercos.
Si Josué hubiera podido hacer que los israelitas descansaran realmente en paz y tranquilidad, Dios no habría hablado de otra oportunidad. Pero todavía esperamos el día en que nosotros, el pueblo de Dios, recibiremos el descanso que Dios nos ha prometido. 10 En ese día, el pueblo de Dios descansará por fin de su trabajo, así como Dios descansó del suyo. 11 Por eso, hagamos todo lo posible por obedecer a Dios, para que en ese día recibamos su descanso. No sigamos el ejemplo de los que no creyeron la buena noticia.

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