domingo, 13 de octubre de 2019

Letra 640, 13 de octubre de 2019


LA RECONSTRUCCIÓN INTEGRAL DEL PUEBLO DE DIOS
EL PROFETA ZACARÍAS (IV)
Samuel Amsler
Los últimos profetas. Ageo, Zacarías, Malaquías y algunos otros
Estella, Verbo Divino, 1996 (Cuadernos bíblicos, 90).

Visión central (4.1-6a + 10b-14)
Resultado de imagen para zechariah prophetEn medio de la noche es cuando va a surgir la visión más impresionante de todas. El profeta se muestra allí especialmente atento. Desea que el lector comprenda que no se trata de un simple sueño que haya tenido el profeta mientras dormía. No; se trata de una revelación que requiere por su parte la mayor vigilancia.
Aparece a los ojos del profeta un candelabro de oro llevando siete lámparas, cada una de las cuales brilla con siete llamas (vv. 2-3). La descripción de este candelabro muestra que no tiene la forma tradicional
de la menorah de siete brazos. Hay que representárselo más bien bajo la forma de un gran recipiente en pie y muy ancho, en cuyo borde superior están fijadas las siete lámparas con siete picos. El profeta se siente tan impresionado que confiesa que no comprende lo que está viendo (vv. 4-5).
En este momento del relato intervienen tres oráculos que desplazan la atención sobre Zorobabel y sobre su papel en la reconstrucción del templo (vv. 6b7.8-9 y 10). Una vez más es el redactor el que debió intercalarlas aquí, aunque de manera menos afortunada que otras veces, ya que aquí cortan el hilo del relato.
Introducida en el v. 6a, la identificación del candelabro por el ángel-intérprete se expresa en el v. 10b: el candelabro de oro no es otro más que el mismo Señor; las siete lámparas simbolizan sus ojos, de los que no se escapa nada en la tierra.
Segunda escena: aparecen dos olivos, uno a cada lado del candelabro (v. 11). Los va a identificar el ángel-intérprete: son los dos jefes actuales de la comunidad, el gobernador Zorobabel y el sumo sacerdote Josué, que van a recibir la unción de aceite (4,14).
Como vemos, la visión juega de manera sugestiva con la doble función del aceite, producto del olivo: el aceite es lo que alimenta las lámparas, pero sirve también para la unción del rey o del sacerdote. La declaración final evita utilizar el verbo específico de la unción, para dejar cierto misterio a la revelación. Pero la designación es clara: los jefes actuales de la comunidad son ya los que el Señor ha escogido para ser los ministros del reino que va a establecer sobre el mundo entero.
El v. 12 introduce una interpretación diferente de la visión: el profeta hace otra pregunta sobre las dos ramas de los olivos que alimentan el depósito del candelabro. Esta pregunta, que acompaña a la del v. 11, induce el sentido diferente que se dio más tarde a esta misma visión: el candelabro no representaría a Dios mismo, al que se considera demasiado transcendente para aparecerse a un hombre, incluso bajo una forma simbólica. Representa a la comunidad, sostenida y dirigida actualmente por sus dos jefes. Comprobamos que una misma visión se presta a varias interpretaciones ulteriores.
Así pues, la visión central trae esta buena nueva: el Señor que domina sobre toda la tierra ha escogido ya a los ministros de su reino. ¡Y esos ministros están ya presentes! La designación de dos ministros mesiánicos de la misma categoría es muy interesante. Refleja, en el mensaje de Zacarías, la distribución del poder tal como existía por aquella época en Jerusalén, en donde la comunidad estaba dirigida a la vez por un gobernador civil y por un sumo sacerdote. Esta distribución es frágil; por eso el profeta se inclina aquí por un equilibrio perfecto entre los dos poderes (cf. Zac 6.13b).

Visión suplementaria (3.1-7)
El relato de esta visión no sigue el mismo esquema que los demás. Es el mismo Señor el que da la visión y el profeta es capaz de identificar inmediatamente lo que ve. Asiste a una escena en el tribunal, presidido por un ángel que representa a Dios y ante el cual el sumo sacerdote Josué es acusado por un personaje llamado “Satán”. El término hebreo no es todavía un nombre propio, sino un nombre de función que se deriva de un verbo que evoca la hostilidad de un adversario. No se sabe de qué acusa a Josué. Pero el ángel que preside el tribunal lo desautoriza e impone silencio a sus críticas. En nombre del Señor que reside en Jerusalén, el ángel-presidente toma la defensa de Josué: se trata de un hombre valiosísimo, que el mismo Señor ha salvado, como a un tizón que se retira del fuego, para que restablezca el culto en el templo.
El profeta asiste entonces a una escena de investidura sacerdotal. Despojan a Josué de sus ropas sucias, símbolos de su pecado, y lo visten con vestidos limpios, traje de fiesta y turbante (vv. 4s). El ángel que preside la escena promete a Josué que, como responsable del culto en el templo, formará parte del círculo de ministros celestiales del Señor, con tal que vele por el cumplimiento de sus preceptos (vv. 6s).
He aquí cómo el profeta tenía que adaptar el mensaje de su visión central en función de la nueva situación, surgida con la desaparición prematura de Zorobabel. Pero he aquí también una manera incisiva de anclar la institución sacerdotal de Jerusalén en el mundo del Reino venidero. ¿No es el culto terreno una especie de repetición general con vistas al gran concierto que será el culto celestial?
_____________________________________

EL PROCESO DE RECONCILIACIÓN ENTRE ETIOPÍA Y ERITREA VALE EL NOBEL DE LA PAZ

De ser ampliamente ignorado por la esfera mediática global, a valer el premio Nobel de la Paz de 2019. La resolución del conflicto fronterizo entre Etiopía y Eritrea, después de dos décadas, figura hoy en todas las portadas y cabeceras después de que el Comité Noruego Nobel haya otorgado el galardón al primer ministro etíope, Abiy Ahmed Ali, “por su esfuerzo en lograr la paz y la cooperación internacional, y en particular, su iniciativa decisiva para resolver el conflicto fronterizo con la vecina Eritrea”.
“Me he sentido muy humilde y emocionado cuando he escuchado la noticia”, ha asegurado Ahmed Ali en una de sus primeras reacciones al anuncio del premio. “La paz es una comodidad muy cara en mi país. Esta es una buena noticia para África, para el este de África, donde la paz es una comodidad muy cara. Estoy seguro de que nos dará energía para trabajar hacia la paz juntos en nuestra región”, ha señalado el primer ministro etíope en declaraciones a la organización del Premio Nobel.
“Invitamos a todos los etíopes a permanecer en el lado de la paz. Esta victoria y reconocimiento es colectiva para todos los etíopes”, han señalado desde la oficina de Ahmed Ali.

Una corta pero intensa carrera política
Ahmed Ali se convirtió en primer ministro de Etiopía en abril de 2018, como consecuencia de las protestas contra el gobierno de Hailemariam Dessalegn. Apenas tres meses después, ya estaba negociando unos acuerdos de paz con Eritrea para poner fin a un conflicto fronterizo que ha marcado las realidades de ambos países durante los últimos veinte años.
Una paz que se formalizaba con la firma, en julio de 2018, por parte de Abiy Ahmed Ali y del autoritario presidente eritreo, Isaias Afewerki. “Cuando escuchamos por primera vez que comenzaban las negociaciones de paz, cada eritreo se llenó de gozo porque hemos estado orando por esto durante mucho tiempo”, señalaba entonces a Protestante Digital el responsable de una iglesia protestante en Eritrea.
“Cuando Abiy Ahmed Ali llegó se convirtió en primer ministro en abril de 2018, él dejó claro que deseaba retomar las conversaciones de paz con Eritrea. Rápidamente trabajó los principios de un acuerdo de paz”, han señalado desde el Comité Noruego Nobel.
Por segundo año consecutivo, el premio, que va acompañado de una dotación económica de más de 8 millones de euros, reconoce la labor de pacificación en el continente africano, ya que en 2018 se le otorgó al médico Denis Mukwege por su labor en la guerra de República Democrática del Congo. Galardón que compartió con la activista kurda yazidí Nadia Murad.
Protestante Digital,
11 de octubre de 2019


No hay comentarios:

Apocalipsis 1.9, L. Cervantes-O.

29 de agosto, 2021   Yo, Juan, soy su hermano en Cristo, pues ustedes y yo confiamos en él. Y por confiar en él, pertenezco al reino de Di...