jueves, 1 de abril de 2021

"Ha resucitado, tal y como lo había dicho", A.I. Edith Martínez Vázquez

4 de abril de 2021

¡Hoy es un día de celebración grandiosa, hoy celebramos la resurrección de Jesucristo, su victoria sobre la muerte, y junto con ello nos da vida, vida en abundancia y vita eterna! La promesa de que Cristo vendría a salvarnos está presente en todo el Antiguo Testamento; y en el Nuevo Testamento está el cumplimiento de su venida, su muerte, su resurrección y además la promesa de su segunda venida que esperamos con tanto anhelo. Este tema se basa en Mateo 28:1-15 el cual lo dividiremos en 3 puntos. 

1. Lo que Dios hace (Mateo 28.2)

Un gran terremoto

Un ángel del Señor removió la piedra; su aspecto era como un relámpago y su vestido blanco como la nieve. 

Esto nos hace recordar también lo que Dios hizo cuando murió Jesucristo: Mateo 27.51-53, Marcos 15.33: 

·    Un terremoto

·    Las rocas se partieron

·    Se abrieron sepulcros

·    Se rasgó el velo del templo

·    El sol se oscureció y hubo tinieblas  

Dios manifestó su presencia en este acontecimiento, cosas fuera de lo normal para el ser humano, pero ante la muerte de Cristo hubo oscuridad, aparentemente era el fin. Pero en la resurrección de Cristo: 

·    Es el amanecer

·    Es la nueva vida

·    Es la nueva oportunidad

·    Es la luz

·    Es el renacer 

Ya no hay poder en la muerte, hay poder en la vida y la vida es Jesucristo. Dios es grandioso en sus manifestaciones porque sus obras son grandiosas. Cuántas veces hemos visto manifestaciones divinas para guiarnos, para hacernos sentir su presencia a través de su Palabra, de personas, de mensajes que oímos o algo que vemos, porque Dios está en todo. Dios nunca nos deja, ni aún en la muerte, porque con Cristo estuvo cuidando cada detalle en su muerte, cuidando su cuerpo, dónde sería puesto, quién reclamaría su cuerpo, quiénes cuidarían de él; nunca se apartó de Jesucristo, como nunca se aparta de nosotros por muy negro que sea nuestro panorama o nuestra adversidad. 

2. La reacción del ser humano

Por un lado, las mujeres con temor y gran gozo; sentimientos encontrados, corrieron a dar las buenas nuevas y adorando a su Señor cuando salió a su encuentro: la dicha de ver nuevamente al Maestro amado. Por otro lado, la reacción adversa de los guardias quienes temblaron de miedo y se quedaron como muertos; avisan a los principales sacerdotes quienes les dan dinero para decir mentiras, decir que sus discípulos habían robado su cuerpo durante la noche.

Siempre existirán quienes no creen, quienes rechazan, quienes difaman, quienes engañan a otros; y también los que creen, los que confían en Dios y quienes ven a Dios en todo. Así que Dios está siempre, lo crean unos o no lo crean otros, Dios está presente. 

3. La esperanza que Dios nos da

El ángel dijo: “No está aquí, pues ha resucitado, como dijo…”, destacando la promesa cumplida. Juan 2.19: “Jesús dijo: Destruid este templo y en 3 días lo levantaré; más él hablaba de su cuerpo. Por tanto, cuando resucitó de entre los muertos, sus discípulos se acordaron de que había dicho esto y creyeron en la Escritura y la Palabra que Jesús había dicho”.

¿Cuántas promesas hay en su Palabra?, ¿cuántas tienes confirmadas que ha cumplido en tu vida?, ¿cuántas recuerdas?, ¿cuántas conocemos? La Biblia está llena de promesas gratas de Dios para los que confían y creen en Él; si las hacemos nuestras o las ignoramos es nuestra decisión, pero existen y están vigentes.

El ángel dijo a las mujeres: No teman (versículo 5). Jesús también dijo: No teman (versículo 10). Dios conoce nuestros temores y se ocupa de darnos confianza. Es necesario dejarle nuestros temores para emprender la acción que nos encomienda.

En esta narración la acción es: Ángel: “Id pronto y decid a sus discípulos que ha resucitado de los muertos…” (versículo 7). Jesús: “…Id, dad las nuevas a mis hermanos…” (versículo 10).

Una promesa cumplida alegra el corazón y la vida. Nos hace confiar en quien hizo la promesa. Nuestra esperanza de que Jesús fue a preparar lugar para nosotros nos motiva y refuerza nuestra esperanza; esperanza no sólo del futuro anhelado, sino su presencia constante con nosotros. Nunca se aparta, ni aún en la muerte se aparta. Pero esa esperanza no sólo es para nosotros, porque la encomienda es “ve y dilo”.

¿Sabes quién creerá en esta salvación?, ¿Compartes la alegría de saberte amado, de sentirte seguro de tu vida eterna en Cristo Jesús? ¿Cuántas veces has compartido esa buena nueva de salvación?

Hoy es un recomenzar, una nueva oportunidad para compartir el amor de Cristo con quienes necesitan de su amor. Hay mucha gente necesitada de amor y de esperanza; y aún más en esta pandemia. Hablemos de la esperanza que nos dan sus promesas cumplidas de Dios. Y hoy también es una nueva oportunidad para ti que aún no conoces el amor de Cristo, y hoy Cristo dice: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto vivirá” (Juan 11.25). ¿Lo crees?

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