viernes, 9 de abril de 2021

Isaías 35 / Hechos 3.1-10, TLA

 Isaías anunció: “¡El desierto florecerá

y la tierra seca dará fruto!
2 Todo el mundo se alegrará
porque Dios le dará al desierto
la belleza del monte del Líbano,
la fertilidad del monte Carmelo
y la hermosura del valle de Sarón.

3 Fortalezcan a los débiles,
den fuerza a los cansados,
4 y digan a los tímidos:

“¡Anímense, no tengan miedo!
Dios vendrá a salvarlos,
y a castigar a sus enemigos”.

5 Entonces se abrirán
los ojos de los ciegos
y se destaparán
los oídos de los sordos;
6 los que no pueden andar
saltarán como venados,
y los que no pueden hablar
gritarán de alegría.

7 En medio del árido desierto
brotará agua en abundancia;
en medio de la tierra seca
habrá muchos lagos y manantiales;
crecerán cañas y juncos
donde ahora habitan los chacales,
8 en pleno desierto habrá un sendero
al que llamarán “Camino Sagrado”. […]


*


1 Un día, como a las tres de la tarde, Pedro y Juan fueron al templo. A esa hora los judíos acostumbraban orar. 2 Todos los días, un hombre que nunca había podido caminar era llevado a una de las entradas del templo, conocida como Portón Hermoso. Ese hombre pedía limosna a la gente que entraba en el templo. 3 Tan pronto como ese hombre vio a Pedro y a Juan, les pidió dinero. 4 Ellos lo miraron fijamente, y Pedro le dijo: “Préstanos atención”.

5 Aquel hombre los miró atentamente, pensando que iban a darle algo. 6 Sin embargo, Pedro le dijo: “No tengo oro ni plata, pero te voy a dar lo que sí tengo: En el nombre de Jesucristo de Nazaret, te ordeno que te levantes y camines”.

7 Enseguida, Pedro lo tomó de la mano derecha y lo levantó. En ese mismo instante, las piernas y los pies de aquel hombre se hicieron fuertes 8 y, de un salto, se puso en pie y empezó a caminar. Sin más, entró en el templo con Pedro y Juan, caminando y saltando y alabando a Dios.

9 Todos los que lo veían caminar y alabar a Dios estaban realmente sorprendidos, pues no entendían lo que había pasado. 10 Sabían, sin embargo, que era el mismo hombre que antes se sentaba a pedir dinero junto al Portón Hermoso.

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