viernes, 27 de julio de 2007

Letra 34, 29 de julio de 2007


APRENDER A MORIR. “NO SOY PARA TI, MUERTE”
Hernán González G.

La Jornada, 23 de julio de 2007

Envía un lector cuyo nombre omite, algunos poemas del libro ¿Dónde está, muerte, tu victoria?, de Jerónimo Verduzco, monje franciscano nacido en Coahuila en 1923 y fallecido en Cuernavaca en 1996, ocho días después de haber sido atropellado por un automóvil.
“Si su anticlericalismo puede ser contenido por esta ocasión —escribe el devoto remitente—, seguramente a no pocos de sus lectores emocionarán los versos en torno a la muerte de alguien cuya vena poética, clara inteligencia, apacible temperamento y gran bondad le hicieron sembrar amistad y fe a su paso por esta vida”
Mire usted, en estos tiempos de confusión premeditada e inducida que agobian a México, la creciente intromisión de la Iglesia católica en la errática política o lo que por ésta entienden los metidos a gobernantes, obliga, como nunca, a abrir los ojos para identificar a los enemigos del país disfrazados con piel de oveja.
Someterse, avalar o permanecer indiferentes ante la manipulación descarada de la conciencia del pueblo mexicano por parte de la clerigalla y de sus voceros laicos, políticos visionudos e impúdicos empresarios, equivale a traicionar a México y contribuir a su sometimiento. La poesía, cuando no es confesional, puede ser, como decía Gabriel Celaya, “un arma cargada de futuro”, y de presente. Estos son algunos versos de fray Jerónimo Verduzco:

¿Cómo vendrás a mi encuentro?
¿Desnuda, cual negra daga?
¿Ardiente, cual roja llaga?
¿Implacable, como el centro
de una hecatombe? Muy dentro,
de lo más tuyo y más mío,
cobarde te desafío
y en mi soledad te llamo:
¿por qué con odio, te amo
y huyendo de ti, te ansío?

Llevo en mi carne una herida
y nadie, Muerte, lo sabe.
Canto triste como el ave,
cuando presiente, dolida,
la muerte en su voz prendida.
Tú sabes todo el abismo,
todo el negro cataclismo,
todo el grito silenciado
de mi secreto llorado:
¡porque tú eres mi yo mismo!

Juguemos Muerte, a la vida:
que tú eras un ruiseñor
en el tibio resplandor
de la noche estremecida...
y yo, una rosa nacida
para no morir jamás...
que tú eras, leve y fugaz,
una herida en el costado...
y yo, de ti enamorado,
era vida, ¡y nada más!

Si eres, Muerte, lo que no eras:
soledad, hueco, vacío,
¿por qué me recorre un río
de angustia cuando me hieres
con la vida que en mí mueres?
No existes, y tu presencia
cubre toda mi existencia
de dolor de parte a parte:
¿Es un delirio invocarte,
Muerte, júbilo y dolencia?

Me llaman Muerte, y soy vida.
Soledad, y soy presencia.
Tránsito, y soy permanencia.
Olvido, y en mí se anida
el Amor. Negra caída,
y yo levanto del suelo
la flor del intacto anhelo
que desemboca en el todo:
me llaman abismo y lodo,
¡y soy plenitud de cielo!

Ay, estimado fray, si los creyentes, digo yo, leyeran más poesía y menos encíclicas, probablemente su fe recuperaría una religiosidad individual, responsable y solidaria.

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FRIDA KAHLO: EL RETRATO DEL DOLOR (I)
Suzanne Hoeferkamp S.


La mayor parte de las pinturas de Frida Kahlo cuentan su propia historia; muchas de ellas son autorretratos. Se le ha aclamado como la primera artista en la historia del arte que revela su propia persona, su historia y sus emociones de modo tan complejo y, a la vez, tan directo. En su búsqueda de revelación, en su preocupación por entender el sufrimiento, se pintó a sí misma como un símbolo del dolor. Utilizó su dolor como un medio visual para dar expresión a su máxima inquietud, expresión del teólogo Paul Tillich que une los aspectos subjetivo y objetivo del acto de la fe: la fe con la cual uno cree y la fe que se cree.
Su característica más distintiva se manifiesta en la voluntad sin reservas de abrir su alma para que el público la contemple. Por medio de la autotrascendencia transformó la paradoja de su condición personal en un símbolo por excelencia de la condición humana. La obra de Frida sirve para ejemplificar cómo la razón busca la revelación. En símbolos que expresan su máxima inquietud, revela cómo el elemento participador lucha por dar expresión a la profundidad de la razón.
Frida Kahlo nació en la Ciudad de México el 6 de julio de 1907. A la edad de 18 años empezó a dibujar y pintar estando acostada mientras convalecía de un grave accidente que tuvo por resultado su inhabilitación permanente. El autobús escolar en que viajaba había sido embestido por un tranvía: un pasamano traspasó su espalda y su pelvis. Carlos Fuentes escribe: “En septiembre de 1925 un tranvía chocó con el autobús frágil en que ella viajaba y fracturó su columna vertebral, clavícula, costillas y pelvis. Su pierna atrofiada anteriormente por la poliomielitis ahora sufrió 11 fracturas. Su hombro izquierdo estaba dislocado para siempre y uno de sus pies quedó estropeado.”
Durante el resto de su vida lucharía con los efectos de esta desgracia y contra el dolor que le causó. Con la necesidad de llevar chalecos y corsés de yeso, tuvo una recuperación parcial, pero nunca pudo llevar sus embarazos a pleno término. Muchas veces postrada en cama durante meses enteros, fue intervenida quirúrgicamente unas 32 ocasiones antes de su muerte, en 1954. Su obra de alrededor de 200 pinturas (la mayor parte de las cuales son autorretratos) da testimonio de su lucha por sobrevivir.

Autorretrato con collar de espinas y colibrí (1940)
Esta imagen acentúa la cara de Frida Kahlo, que tiene por marco el follaje de su jardín, su mono mascota, su gato y la figura de un colibrí cuyas alas desplegadas siguen las líneas de sus cejas. Una enredadera tejida entre un collar de espinas saca sangre de su cuello. Detrás de sus hombros el gato negro aparece listo para brincar hacia el pájaro, y el mono, Caimito de Guayabal, que juega con el collar de espinas, posiblemente está haciendo las heridas más profundas. Estos símbolos son elementos que expresan la lógica de la acción creadora. La amenaza que implican dispara la lógica que comienza con la pregunta sobre la experiencia del abismo.
La pregunta sobre la máxima inquietud se dirige hacia el telos de la razón, lo Incondicionado. La pregunta tocante al abismo, el dolor del sufrimiento y la amenaza de la muerte, tal como se simbolizan en la enredadera de espinas con sus ramitas quebradas, señala hacia el carácter quebrantado de la situación humana, como también hacia la pasión de Cristo y la corona de espinas. Esta característica señaladora del símbolo es el elemento de participación que media entre lo concreto y lo absoluto, o sea entre los elementos divinos y humanos que se expresan por medio de la imagen de máxima inquietud.
En este retrato ejemplar de la expresión de máxima inquietud, el contenido de ella se expresa en símbolos que corresponden a los lazos entre lo humano y lo divino, es decir lo que representa el momento de la unidad de pregunta y respuesta: las ramitas quebradas y la corona de espinas que Frida lleva puesta como collar que expresa el sufrimiento.
La manifestación del Espíritu, mediante lo que se ha llamado acción creadora, es el nuevo paradigma que abarca la pregunta (lo humano) y la respuesta (lo divino). Este acontecimiento del Espíritu se expresa por medio de la unidad dinámica de la profundidad (el elemento del abismo: la cuestión del sufrimiento) y la forma (el elemento de la estructura significativa: el retrato total). La acción creadora surge de las espinas. Su símbolo, el pájaro suspendido en vuelo, señala hacia arriba a las cejas de Frida, cuya forma, a su vez, refleja más símbolos de autotrascendencia: los broches de mariposa de filigrana que sujetan su tocado y entre las hojas, las dos libélulas que, aparentemente de modo ambiguo, se transforman en flores. Cerrando y enmarcando este espacio, cada hoja en el fondo presenta al espectador su frente o su reverso veteado. El torrente de la vida que corre a través de las hojas, como a través de los demás elementos, une el cuadro en su totalidad.

El apóstol Pablo llega finalmente a Roma, Pablo Richard

El diálogo de Pablo con las autoridades judías de Roma (vv. 17-22) resume todo el proceso judicial de Pablo, narrado desde el capítulo 21 hasta ese día. En síntesis Pablo afirma su total inocencia ante la ley judía y romana. Pablo sufre el juicio únicamente “por la esperanza de Israel” (la resurrección universal) [...] Justifica también su apelación al César como necesaria, pues los romanos querían dejarlo libre y los judíos se oponían. [...] El testimonio de Pablo (v. 23) es sobre el Reino de Dios. Este tema aparece aquí y en el v. 31 (última frase de los Hch) y hace inclusión con 1,3 donde Jesús resucitado enseña sobre el Reino de Dios, también en una casa. El Reino de Dios es predicado también en lugares estratégicos en Hch: 8.12; 14.22 y 19.8; en 20.25 en forma abreviada con el mismo sentido. Pablo predica el Reino de Dios tomando como punto de partida la Ley y los Profetas (es decir la Biblia) y como punto de llegada Jesús. [...]
Finalmente: conversión de Pablo (vv. 25-28): En este último diálogo con los judíos Pablo llega a una conclusión solemne y definitiva: el pueblo judío, como pueblo, rechaza la salvación de Dios; esta salvación es ahora ofrecida a los gentiles; ellos la acogerán. [...] Pero ahora hay una diferencia decisiva: ya no se trata de una prioridad teológica y pastoral (primero los judíos, después los gentiles), sino de una conclusión definitiva: el pueblo judío ya no es el destinatario prioritario y necesario de la predicación evangélica. Pablo siempre esperó una conversión masiva del pueblo judío, por lo menos la conversión de una comunidad completa y significativa, como condición previa o etapa anterior a la conversión de los gentiles. Pablo subordinaba la conversión de los gentiles a la conversión primera del pueblo judío. Desde los inicios de Hch, el Espíritu Santo empuja a los primeros misioneros, y también a Pablo, directamente hacia los gentiles. Ahora Pablo finalmente da la razón al Espíritu Santo. Podemos decir que finalmente Pablo se convierte al Espíritu Santo y orienta definitivamente su estrategia misionera directamente a los gentiles. [...]

Reflexión pastoral
1. Pablo da por terminada la evangelización en la parte oriental del Imperio romano (“desde Jerusalén, en todas las direcciones, hasta el Ilírico”) y ahora decide ir a Roma y desde allí hasta el fin de la tierra. Pablo realmente cree en la fuerza de la Palabra de Dios que él ha anunciado, cree en su obra evangelizadora. Al despedirse de los presbíteros de Éfeso los encomienda a esta Palabra, que tiene la fuerza de construir el edificio (20,32). ¿Tenemos nosotros hoy esta fe de Pablo en la eficacia de la Palabra de Dios? ¿Creemos realmente que la Palabra de Dios que anunciamos tiene el poder de construir la Iglesia? Pablo en sus planes de viaje demuestra un espíritu misionero cuyo horizonte en todo el mundo habitado y conocido (de Jerusalén a España). ¿Tenemos hoy este universalismo misionero de Pablo?

2. Pablo decide ir a Roma (objetivo misionero), pasando antes por Jerusalén. La subida de Pablo a Jerusalén sigue los pasos de la subida de Jesús a Jerusalén. Pablo ahora ya no hace un viaje misionero, sino un viaje martirial, como discípulo de Jesús. Va consolidando las comunidades ya fundadas, se despide de ellas y les deja su testamento. Hagamos un estudio global de este nuevo rostro de Pablo y sistematicemos los puntos fundamentales de su testamento espiritual (especialmente su discurso en Mileto: 20,17-38).

3. Pablo en su viaje a Jerusalén va luchando con el Espíritu Santo. La voluntad del Espíritu es que Pablo no vaya a Jerusalén, sino directamente a Roma para continuar desde ahí la misión hasta el fin de la tierra. ¿Cuáles son los motivos de Pablo para ir a Jerusalén, a pesar de la oposición del Espíritu? ¿Cómo el Espíritu se manifiesta a Pablo? ¿Por qué Lucas nos narra este viaje de Pablo a Jerusalén? ¿Qué quiere enseñarnos con este viaje?

“Imitadores de Cristo”: Pastoral, teología y compromiso, L. Cervantes-Ortiz

I Corintios 4

Culto de acción de gracias por el 40º aniversario de ordenación del Dr. Salatiel Palomino López

25 de julio, 2007

Como testimonio y acción de gracias a Dios por la vida y ministerio del doctor Salatiel Palomino, nos acercamos a la Palabra divina para estimularnos mutuamente la fe y tomar nuevas fuerzas en el seguimiento de Cristo. Todo ello sin ninguna forma de “culto a la personalidad”, sino más bien en la búsqueda de entender cómo Dios moldea y utiliza vidas para reflejar su gracia y voluntad.

¿O es que el mandato y misión de profetas y maestros se acabó ya en la era apostólica? No se ha acabado, lo mismo que el mandato y misión de los apóstoles. ¿O es que han faltado hombres que cumplieran ese mandato y misión? El Espíritu de Dios no se ha descuidado, a la verdad, de suscitar en la Iglesia también estos dos carismas que para Pablo eran los dos más importantes después del de apóstol. Pero... acaso no se les dejó abrir la boca.
HANS KÜNG

La correspondencia corintia del apóstol Pablo es una veta interminable de insumos para valorar la vida de la Iglesia y los ministerios que se ejercen en su interior. La entrañable y conflictiva relación que estableció Pablo con la comunidad ubicada en ese puerto griego permitió o tuvo como fruto una de las reflexiones más situadas de todo el Nuevo Testamento, pues manifiesta el estrecho entramado entre teoría y praxis, teología y pastoral, que se produce cuando se busca aplicar la Palabra de Dios a las realidades comunitarias, siempre complejas.
Al apóstol de los gentiles esta tormentosa interacción con los y las corintios, reflejada en el texto de sus cartas, lo llevó, inclusive, a cuestionarse acerca de las razones y características de su propio ministerio, en función no solamente de lo acontecido en Corinto, adonde el apóstol pasó casi dos años (lo más parecido a un periodo pastoral), sino de las características que debe adquirir el servicio a Dios como una forma de existencia a la luz de las necesidades humanas tal como se expresan concretamente en las comunidades nacientes o ya consolidadas.
El tono apasionado con que escribe Pablo a los corintios alcanza alturas notables al referirse a su trabajo entre ellos y ensayar una especie de definición del ministerio cristiano a partir de su experiencia. Aunque no parece mucho tiempo el de su estancia en Corinto, si se compara con lo sucedido en Éfeso, el apóstol traza en líneas gruesas y firmes las características esenciales del ministerio y se atreve a plantear la tesis de la mimesis de Cristo y de su persona, esto es, un acercamiento a la posibilidad de repetir la existencia de Cristo en la vida de otros seres humanos, no mediante una improbable “unión mística”, sino más bien por medio de una estrategia de seguimiento fiel a las pisadas del Maestro, encaminada al engrandecimiento del Reino de Dios.

1. Siervos de Cristo y administradores de los misterios de Dios (4.1-8)
El apóstol Pablo no eludía el conflicto y hay quien dice que hasta lo propiciaba como una forma de clarificación y avance. En el cap. 3, puntualiza la dinámica con que funcionan los diversos colaboradores de Cristo en la edificación del cuerpo que es la Iglesia. Para ello, no duda en referirse por nombre a los diversos liderazgos que construyen sobre el fundamento básico que es Cristo mismo: Pablo, Apolo, Pedro, son momentos de un continuum dirigido pertinazmente por el Espíritu de Dios y, señala que conforme a la gracia de Dios que le fue dada (3.10, con lo que implícitamente reclama un lugar dentro del orden apostólico que, en otros lugares como II Corintios 11.5, exige abiertamente, al no sentirse menos que ninguno de los superapóstoles) practica una evaluación de la pluralidad generada por el Espíritu para edificar la Iglesia.
La terminología usada aquí resulta clave para profundizar en las dimensiones del servicio cristiano: servidores (hyperetes, un estrato social inferior al diakonos” ) de Cristo, pero al mismo tiempo administradores (oikonomos) de los misterios divinos. La servidumbre apostólica está en función directa del llamamiento que han recibido y de la pluralidad de posibilidades para realizar el servicio. No puede haber contradicción entre la multiforme manifestación de la gracia de Dios y la eventual emergencia de cúpulas o dirigencias. El apóstol se encargó de tratar con suficiente ironía a éstas en II Co 11-13, pues no cabe lugar para las jerarquías en el cuerpo de Cristo. De ahí que se diga que Pablo siempre pensó en la edificación de la comunidad y vio a la Iglesia institucional prácticamente como un mal necesario.
En el caso del segundo término, de ninguna manera Pablo piensa en los aspectos sacramentales al referirse a los misterios divinos. Se trata más bien, del uso de un lenguaje oculto manejado por la sabiduría aplicada al ministerio. Pablo desea poner en su lugar a los partidos que han surgido en Corinto y, en medio de esta diversidad, obviamente conflictiva, la perspectiva eclesiástica dominante tiene que ver con los misterios, mas no con aquellos con los que los corintios convivían cotidianamente. Un administrador no posee lo que administra, por lo tanto, debe dispensar aquello que está en sus manos y, al mismo tiempo, ser fiel a la encomienda. Flota en el ambiente la necesidad de una ética de la administración y del respeto por los demás administradores, pues así como Pablo reivindica su llamamiento y su papel apostólico, al mismo tiempo propone una forma de contrapoder opuesto al clientelismo del ambiente sociopolítico de su época. En otras palabras, y más allá del énfasis empresarial que pueda recibir hoy la palabra administrador, no hay margen para comportamientos basados en el espíritu de competencia o afirmación del poder, pues Pablo lleva hasta ese terreno la aplicación de los valores del Reino de Dios, sobre todo porque los miembros de la comunidad observan la conducta de sus pastores y porque lo que ahora llamamos ética ministerial debe estar al servicio de la multiforme edificación del cuerpo de Cristo. Y no se trata de una elección azarosa o fortuita sino de un compromiso permanente de vida.
Por lo anterior, Pablo pone en entredicho el juicio que la congregación corintia practica sobre los apóstoles porque aparece la peligrosa dicotomía entre persona y cargo, situación que se percibe en la esfera política como la separación entre actos públicos y privados o cuando la misma persona habla como ciudadano o funcionario. Ante Dios desaparece esta separación y es Él quien “valora la entrega personal al servicio, el cumplimiento del deber poniendo en el empeño toda la persona” Nuestras apreciaciones no necesariamente coincidirán con la valoración divina. Las palabras del v. 8, dirigidas a la comunidad son apasionadas y no exentas de amargura: “Ya estáis saciados, ya estáis ricos, sin nosotros reináis. ¡Y ojalá y reinaseis, para que nosotros reinásemos también juntamente con vosotros!

2. Sufrimiento, insensatez y debilidad en el ministerio cristiano (4.9-13)
Sin ánimo de reprochar nada a la comunidad, Pablo no vacila en asumir un tono sumamente personal al hablar de los sufrimientos propios del ministerio, además de incluir una serie de afirmaciones paradójicas sobre la insensatez y debilidad propias del mismo, a partir del contexto conflictivo que conoció y que sigue a larga distancia para conocer la marcha de la congregación corintia. La primera persona le sirve para aglutinar la experiencia vivida en clave cristológica y aunque suene a hipérbole todo lo mencionado (muerte, espectáculo, hambre, sed, desnudez y errancia, etcétera), la publicidad recibida ante los ojos de todo el mundo es “expresamente querida por Dios” y “así como la muerte de Jesús encerraba un significado para los espíritus, así también encierra la muerte de sus miembros [...], ya que unos hombres de naturaleza inferior a la suya alcanzan al morir con Cristo una gloria muy superior a la que ellos tienen”.
Aquí no se trata de otra cosa sino del camino de la cruz, en contraste con la “desagradecida volubilidad e inseguridad de los corintios”. Que nadie se llame a engaño en o que sucede durante los años de ministerio eclesiástico: trabajar de manera transparente y honesta no le garantiza a ningún ministro la aceptación o reconocimiento generalizado al interior de la Iglesia. Con ello en mente se puede servir libres de las cargas psicológicas o materiales que conlleva la preocupación natural por el perfil del ministerio que se realice. Así se abre la puerta para la mimesis, la imitación de Cristo.
El énfasis en el trabajo manual, tan subrayado siempre por el apóstol, dota a sus cartas y a su labor en general de un matiz peculiar, pues Pablo no es ni un desocupado ni un zángano (mantenido), pues está muy lejos del patrocinio de cualquier institución, política o institucional. Además, su pertenencia a un gremio específico (los hilanderos) lo ubicó en un espectro social determinado que le permitió entrar en contacto con las necesidades reales de la gente de la calle, no de una abstracción humana, algo fundamental para cualquier forma de ministerio.

3. La mímesis en el servicio eclesial: una nueva invitación al seguimiento (4.14-21)
El v. 14 retoma el lenguaje comedido y afectuoso propio de un pastor responsable y proyecta la reflexión paulina al plano de las indicaciones prácticas, aun cuando se sitúe en el ámbito de la simbolización cristológica y personal. Él ha engendrado una progenie en Cristo, debido a que es un paidagogos, un ayo, un preceptor único, reconocible en su unicidad, lo que le da el valor para afirmar, como en otras ocasiones, la posibilidad de practicar una mimesis ¿de su persona o de su percepción particular del hecho de Cristo en la vida de la humanidad? Pues parece que ambas cosas, dado que la encarnación inevitable del Evangelio es llevada hasta sus últimas consecuencias. Platón y Aristóteles están detrás del uso paulino del término que describe puntualmente “una “representación de acción”, una sustitución vital, una representación en el sentido teatral, pero lejos de la artificialidad de la comprensión corriente de esta palabra. En I Tes 1.6 (¡el primer escrito del Nuevo Testamento!)lo había dicho con respecto a la vida cristiana como ejercicio continuo de imitación de ambos, de Pablo y del Señor Jesucristo: vivir las pruebas ligadas a la recepción y a la proclamación de la Palabra [...], los sufrimientos de Cristo”. I Co 11.1 explicita el vínculo: “Imitadme a mí, así como yo imito a Cristo”: “se crea una cadena en la que cada uno reactualiza en su vida el movimiento de rebajamiento y de abandono de sí, haciéndose un ‘modelo’ [...] para los demás”. La escuela paulina radicalizó la propuesta: “Imitad a Dios” (Ef 5.2).
“La imagen de Cristo debe ser repetidamente reproducida en la multiforme realidad terrena, para que los fieles puedan percibir con mayor facilidad las posibilidades de imitación puestas a su alcance”. Es, pues la iconización permanente de Cristo y de sus proclamadores en el mundo, quienes, en línea de la humanización radical del Evangelio, se vuelven portadores de modelos de fe y servicio.

lunes, 23 de julio de 2007

498o. aniversario del natalicio de Juan Calvino (II)

La relevancia de Calvino en la historia de la Iglesia cristiana tiene relación directa con la forma en que él luchó por alcanzar la realización de una iglesia “verdaderamente reformada”, es decir, una comunidad de creyentes que, basados en una sólida autocrítica acerca de su obediencia la Palabra de Dios, revisan continuamente la razón de ser de su presencia en el mundo, siempre a la luz de su fidelidad al Evangelio del Reino de Dios.
De ahí el lugar tan relevante que le otorgó el reformador francés al estudio e interpretación de la Biblia, al grado de que, para muchos, él fue “el exegeta de la Reforma”, pues el trabajo de análisis y exposición de las Sagradas Escrituras le ocupó la mayor parte de su vida. Calvino comentó y predicó la mayor parte de los libros bíblicos, a excepción del Apocalipsis, por el que guardaba un enorme respeto.
Además, su preocupación por consolidar la fe cristiana atenta al devenir de los tiempos lo impulsó a reflexionar sistemáticamente sobre todo el conjunto de la doctrina. Por ello sus tratados constituyen hoy, todavía, un gran desafío, debido a la manera sólida e incisiva con que abordó los diversos temas.
Particularmente llamativos son sus acercamientos a los Diez Mandamientos y a la Oración del Señor, que le sirvieron como punto de partida para que, en la Institución de la religión Cristiana concentrara, poco a poco, los elementos centrales de la Reforma Protestante como un todo coherente. Esa es la razón por qué dicha obra ha sido reconocida como el gran resumen de la fe reformada.

Clausura de la Escuela Bíblica de Vacaciones

El principal objetivo de la Escuela Bíblica de Vacaciones es llevar el Evangelio a los niños y niñas de forma atractiva e instructiva. Además de esto, también es un medio para despertar el interés de los padres para el plan de la salvación. [...]
Las Escuelas Bíblicas de Vacaciones consisten en programas bien equilibrados, con música, lecciones bíblicas, historias, trabajos manuales, estudio de la naturaleza, salud, temperancia y recreación.
Piense en “centenas y millares de niños”atraídas a Cristo y en centenas de millares de padres ganados para Él. La Escuela Bíblica de Vacaciones es, en el momento, el principal enfoque evangelizador de la iglesia para los Ministerios de los niños. Abre la puerta la Escuela Sabática, escuela de la iglesia y club de conquistadores. Es una fuente productora para los clubes bíblicos en la vecindad, la “Hora de la historia”y grupos pequeños. [...]
“Y cualquiera que reciba en mi nombre a un niño como este, a mí me recibe” Mateo 18:5.
Una escuela que funcione durante 10 días es más efectiva porque permite a los dirigentes y maestros relacionarse y conocer mejor a los niños y a sus padres. Ofrece también más oportunidades para contactos que pueden convertirse en amistades duraderas. Generalmente, se despierta nuevo interés que puede llevar a una relación continua por medio de la “Hora de la historia” y otros eventos de la iglesia.
Un programa de cinco días es muy limitado para lograr buenos contactos a largo plazo. Algunas iglesias descubrieron que es más práctico y posible continuar por cinco domingos consecutivos, que abarca más que los escasos cinco días.
Cualquier plan que se use, siempre la Escuela Bíblica de Vacaciones será una forma de ganar y conservar personas en la iglesia. Es una oportunidad para estar con los alumnos durante varias horas por semana. El resultado es una relación familiar que hace del niño o niña un amigo para siempre.
Con 10 días (lunes a viernes) con dos a tres horas diarias, por la mañana o por la tarde y debe ser planificada con bastante antecedencia. Todo el material utilizado puede ser adquirido en las Asociaciones y Misiones.
La Escuela Bíblica de Vacaciones ha ayudado mucho a la iglesia en la conquista y conservación de todos los menores y adolescentes de la comunidad.
La Escuela Bíblica de Vacaciones es:
· Una oportunidad evangelizadora
· Un imán que atrae a los niños
· Una puerta abierta de nuevos hogares de la comunidad
http://ebv.conquismania.cl

Letra 33, 22 de julio de 2007

MAR ADENTRO (2004), DE ALEJANDRO AMENÁBAR, UN ALEGATO SOBRE LA EUTANASIA

España, 2004, 110 min.
Reparto: Javier Bardem (Ramón Sampedro), Belén Rueda (Julia), Lola Dueñas (Rosa), Mabel Rivera (Manuela), Celso Bugallo (José), Clara Segura (Gené), Joan Dalmau (Joaquín), Alberto Jiménez (Germán), Tamar Novas (Javi), Francesc Garrido (Marc).
Guión: Alejandro Amenábar y Mateo Gil.
Producción: Fernando Bovaira y Alejandro Amenábar.
Música: Alejandro Amenábar.
Fotografía: Javier Aguirresarobe.
Montaje: Iván Aledo.
Dirección artística: Benjamín Fernández.
Vestuario: Sonia Grande.

Sinopsis
Ramón (Javier Bardem) lleva casi treinta años postrado en una cama al cuidado de su familia. Su única ventana al mundo es la de su habitación, junto al mar por el que tanto viajó y donde sufrió el accidente que interrumpió su juventud. Desde entonces, su único deseo es terminar con su vida dignamente. La llegada de dos mujeres alterará su mundo: Julia (Belén Rueda), la abogada que quiere apoyar su lucha y Rosa (Lola Dueñas), una vecina del pueblo que intentará convencerle de que vivir merece la pena. La luminosa personalidad de Ramón termina por cautivar a ambas, que tendrán que cuestionar como nunca antes los principios que rigen sus vidas. Él sabe que sólo la persona que de verdad le ame será la que le ayude a realizar ese último viaje. (Filmaffinity )

Basada en hechos reales, Mar adentro narra la historia de Ramón Sampedro, un hombre tetrapléjico que durante 25 años luchó para conseguir una muerte digna y cuyo caso desencadenó un gran debate social. Prohibida la eutanasia en España, Sampedro acudió varias veces a los tribunales expresando su deseo de morir legalmente, pero fue inútil. El joven pero consagrado director Alejandro Amenábar lleva ahora su dramática historia al cine, consiguiendo excelentes críticas, multitud de premios (incluyendo el Oscar a la mejor película de habla no inglesa) y un enorme éxito de taquilla. (Filmaffinity)

Comentarios
Hermosa y conmovedora, maravillosamente narrada, Mar adentro destila sensibilidad, veracidad y talento. Bardem cautiva con una interpretación que estremece a golpe de voz y miradas. Belén Rueda supone un feliz descubrimiento, y el resto del reparto deslumbra por su realismo. La dirección es suave, tierna, enriquecida por multitud de pequeños detalles. En definitiva: Mar adentro es una película imprescindible. A mí me emocionó por su inteligencia y sutileza. Supongo que como a muchos. A Ramón Sampedro, en cambio, la que de verdad le gustaría sería la secuela.
Pablo Kurt, Filmaffinity

Mar adentro es de las películas más estremecedoras que he visto en mucho tiempo. Amenábar también consigue que te rías en medio de la tragedia de Ramón Sampedro. Todo es magistral en una película que sale del corazón. Javier Bardem está más allá del elogio, pero Belén Rueda y los secundarios también.
Carlos Boyero, El Mundo

Magnífica, vital, llena de un hirviente sentido del humor y de una refrescante idea de vivir.
E. Rodríguez Marchante, ABC

Hermosa, excepcional, inteligente, arriesgada y narrativamente muy hábil.
Diego Galán, El País

El film fracasa en transmitir la experiencia de terror claustrofóbico de un hombre que tituló su libro Cartas desde el infierno. [...] The Sea Inside presenta una paradoja. Nada ambigua en su defensa de la eutanasia por un lado, presenta a un Ramón que insufla a los que le rodean un alto sentido de las posibilidades de la vida. Mr. Bardem, crea un complicado personaje, imprevisible e ingenioso, con alma de poeta.
Stephen Holden, The New York Times

Una experiencia tremendamente conmovedora, desde la poderosa actuación de Javier Bardem hasta la evocadora banda sonora, compuesta por el director Alejandro Amenábar
Claudia Puig, USA Today

VENTILAR EL TABÚ. APRENDIENDO A MORIR
Hernán González G.

La Jornada, 7 de marzo de 2005

En su inteligente ensayo Morir con dignidad. Un alegato a favor de la responsabilidad (Madrid, Trotta, 2004), el teólogo suizo Hans Küng, a quien en 1979 el Vaticano le retiró la licencia eclesiástica para enseñar, aunque no la libertad de pensar por sí mismo, supone que “si Dios ha confiado la vida entera a la responsabilidad del ser humano, entonces esa responsabilidad ha de ejercerla también sobre la fase final de su vida”. [...]
Aún en cartelera, deben verse las oscarizadas cintas Mar adentro —premio a la mejor película extranjera—, del chileno-español Alejandro Amenábar. [...] Junto a las espléndidas actuaciones de Javier Bardem, Belén Rueda, Mabel Rivera, Lola Dueñas y Clara Segura, y un libérrimo guión del propio Amenábar y Mateo Gil, Mar adentro se premia por sí sola, dada la personalidad, inteligencia, lucidez y humor negro del personaje central, el tetrapléjico Ramón Sampedro, quien luego de tres décadas de permanecer paralizado en una cama y 25 de solicitar a las autoridades españolas el derecho a morir asistido, el 12 de enero de 1998 grabó en video su suicidio gracias a la ayuda de varios amigos que compartieron la responsabilidad, sin que a la postre las leyes españolas pudieran condenarlos. ¿Por qué?
Porque cuando los inculpados en asistir a Sampedro en su suicidio iban a ser juzgados, más de 12 mil españoles enviaron cartas a las autoridades, con su nombre y dirección, afirmando: “Yo también ayudé a morir a Ramón Sanpedro”, y los celosos pero impertinentes jueces hubieron de desistirse. La gran omisión de Mar adentro es esa saludable reacción que tuvo un sector de la sociedad y que a la postre le dio valor jurídico y político a la libre decisión de Sampedro. ¿Acaso con estas premiaciones querrá Hollywood aparentar su desaprobación al fundamentalismo demencial de Bush y asociados? A saber.

MAR ADENTRO
Antes de valorar el guión de Mar adentro, escrito a cuatro manos por Alejandro Amenábar y Mateo Gil, hay que decir que la mayoría de las cosas que en él se nos cuentan son verdad, de hecho hay algunas que están calcadas de la realidad, como el video de la muerte de Sampedro, uno de los momentos más duros y sobrecogedores del film. Sin embargo, algunos personajes y situaciones están alterados en beneficio de la simplicidad y síntesis de la historia. Por ejemplo, Julia y Rosa, las dos coprotagonistas, son el reflejo de muchas de las mujeres que hubo en la vida de Sampedro, aunque los guionistas han intentado mantener las situaciones reales intactas. Igual ocurre con algunos de los familiares. [...]
Frases como "Lo único peor a que se te muera un hijo es que quiera morirse" o "La persona que realmente me ame será la que me ayude a morir" atestiguan cómo la muerte es el tema central de la película. Sin embargo, gracias a unos insertos humorísticos y al tono paródico de algunas situaciones (milimétricamente calculadas para sacar al público de un estado anímico triste y deprimente), la película se digiere fácilmente y, a pesar de su lento devenir, no aburre (aunque quizás le sobren unos quince minutos en conjunto).
http://www.cineybso.com/cine/res/m/cine_res_mar_adentro.htm
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PROPONEN REFORMA PARA ABRIR PUESTOS DE ELECCIÓN A CURAS
José
Contreras

Crónica, 15 de julio

El senador del PAN, Felipe González González, propuso que durante las discusiones en torno a la reforma del Estado se analice la posibilidad de modificar el artículo 130 de la Constitución, para permitir que los ministros de culto sean postulados a cargos de elección popular. En entrevista, el legislador afirmó: “los sacerdotes y cualquier mexicano deben tener todo el derecho de participar en política; México es el único país en el que se niega a cierto sector de la población ese derecho por cuestiones de profesión o de ministerio”.
Añadió: “¿Por qué le tienen miedo a que se aborde este tema? Yo pienso que ahora que se discute la reforma del Estado es una buena oportunidad para preguntarnos si deseamos que las cosas se queden como están o si estamos dispuestos a permitir que los ministros de culto ejerzan plenamente sus derechos”.
Aseguró que el país ya está listo para superar esos temas tabúes y entrarle sin miedo a la discusión. En todo caso, dijo, se podría hacer uso de las figuras de plebiscito o referéndum para consultar a la población si desea que se realicen cambios al marco jurídico. El ex subsecretario de Gobernación indicó que antes de defender posturas a favor o en contra, lo importante es que realice la reforma constitucional al 130, que permita a los curas participar en política. Aclaró que no se trata de beneficiar con una reforma de este tipo exclusivamente a la Iglesia católica, pues en el país existen diversas iglesias que han adquirido cierto grado de relevancia y que por lo tanto tienen derecho a incidir en la vida política del país. [...]

miércoles, 18 de julio de 2007

Misión, pastoral y organización: la despedida de Pablo en Mileto

15 de julio, 2007

Hay en la vida de Pablo, analizada como totalidad, dos grandes opciones o pasiones, que orientan toda su práctica apostólica: la verdad del Evangelio y la unidad del Pueblo de Dios. En ciertos momentos de la vida de Pablo la defensa de la verdad del Evangelio puso en peligro seriamente la unidad del Pueblo de Dios; en otros momentos la defensa de la unidad arriesgó la verdad del Evangelio. Es muy difícil, hasta el día de hoy, defender simultáneamente la verdad del Evangelio y la unidad de la Iglesia. Normalmente la defensa de una pone en peligro la otra. En la vida de Pablo las dos opciones se combinaron de una manera dialéctica y fructífera.
PABLO RICHARD


1. Éfeso, Jerusalén, Roma: el itinerario del ministerio paulino
La despedida de Pablo de los ancianos de la comunidad de Éfeso en Mileto es uno de los momentos más dramáticos de todo el libro. El apóstol de los gentiles se ha propuesto viajar a Jerusalén, a sabiendas de que la oposición generada por su trabajo como heraldo de Cristo lo conducirá, irremediablemente, al conflicto político con Roma. El ensamblaje de la narración funciona como un preparativo para a conclusión del libro, esto es, la llegada del Evangelio, a través de la persona del apóstol, a la capital del imperio. En este tránsito, basado en la acción directriz del Espíritu Santo, se han sucedido personas, lugares y episodios. El genio literario de Lucas concentra su atención en la labor misionera de Pablo con el fin de completar un periplo que, necesariamente, va más allá de los meros detalles.
Uno de los grandes méritos de esta historia es la forma en que Lucas abarca o identifica la continuidad de la expansión del Evangelio en Occidente con la persona de los apóstoles y la ubicación geográfica: así, presenta un arco que va de Pedro a Pablo y, geográficamente, desde Jerusalén hasta Roma. El círculo está por cerrarse, pero antes el apóstol practica un corte transversal de su trabajo tomando como modelo a la comunidad de Éfeso. Los dos años y tres meses que vivió allí se ven correspondidos por el reencuentro y separación con aquellos que quedaron en la ciudad para ejercer un liderazgo marcado por la órbita paulina: se trataba de hacer exactamente lo mismo que él, es decir, hacer crecer la Palabra de Dios en la ciudad. Este objetivo central no debe verse disminuido por ningún concepto. La cita de Pablo con los ancianos es un reconocimiento explícito a su trabajo pastoral y organizativo, un auténtico espaldarazo para los desafíos que vendrían después, pues no hay que olvidar que cada generación de creyentes debería resolver la forma del testimonio cristiano sin involucrar a las anteriores, pues su responsabilidad histórica es intransferible, de ahí la importancia de las palabras de Pablo al pasar la estafeta a los nuevos responsables de la iglesia de Éfeso.

2. Pasado, presente y futuro de la expansión del Evangelio en tiempos de Pablo
La autoridad paulina está basada en lo realizado con anterioridad, en su “humildad y lágrimas”, en su debate continuo con los judíos, en una predicación “de provecho” y en la insistencia inclusiva al dirigirse a judíos y griegos (vv. 18-21). Este comportamiento resumido se refiere a su esfuerzo inicial que no esconde nada del mensaje cristiano: “Pablo lo enseña todo, no oculta nada a la comunidad: es fiel a la totalidad e integridad de la tradición”. En otras palabras, se trató de un ministerio sin fisuras.
La segunda parte de la alocución paulina (vv. 22-24) está orientada hacia el presente, en el cual Pablo va camino a Jerusalén, “obligado” e informado por el Espíritu acerca de los sufrimientos que le esperan. Pero, paradójicamente, esta manera de contar lo sucedido coloca a Pablo en una suerte de oposición al Espíritu, pues éste manifiesta una voluntad de universalizar el Evangelio y el apóstol aún se remite a sus orígenes. Como bien comenta Richard: “Pablo se orienta a Jerusalén; el Espíritu Santo, por el contrario, se revela en cada ciudad” [...] La estrategia del Espíritu, avalada por la comunidades, es la misión a los gentiles (de Roma al fin del mundo). Pablo, al ir a Jerusalén, pone en peligro su vida y la estrategia del propio Espíritu Santo”. El Espíritu es, de este modo, inspirador, orientador y acompañante de la evangelización. El Espíritu coloca, como decía Justino Mártir, Padre de la Iglesia, las semillas del Verbo (sporas tou Logou) en todas las culturas, siempre apuntando hacia la inculturación del mensaje cristiano, a su encarnación e integración en cada cultura.
La tercera parte es una exhortación pastoral sobre el futuro de las comunidades, en el que se atisban los problemas doctrinales. Luego de proclamar su inocencia y la visión totalizante de su predicación (v. 27), afirma las responsabilidades de los ancianos: él se va para siempre y ellos reciben la responsabilidad total. El concepto de tradición apostólica, ahora invocado por el Vaticano de nueva cuenta, de una manera excluyente:

Quinta pregunta: ¿Por qué los textos del Concilio y el Magisterio sucesivo no atribuyen el título de "Iglesia" a las Comunidades cristianas nacidas de la Reforma del siglo XVI?
Respuesta: Porque, según la doctrina católica, estas comunidades no tienen la sucesión apostólica mediante el sacramento del Orden y, por tanto, están privadas de un elemento constitutivo esencial de la Iglesia. Estas comunidades eclesiales que, especialmente a causa de la falta del sacerdocio sacramental, no han conservado la auténtica e íntegra sustancia del Misterio eucarístico, según la doctrina católica, no pueden ser llamadas "Iglesias" en sentido propio.

Como comenta Richard: “Nace aquí el concepto de Tradición Apostólica, no como una ortodoxia a conservar, sino como una fidelidad a la integridad del Evangelio predicado”. Se reafirma así el poligenismo (muchos orígenes) y el policentrismo (muchos centros) de la Iglesia, puesto que el Espíritu está en todas partes. De ahí que el término más adecuado para los ancianos (presbíteros) no sea del de sacerdotes sino el de epíscopos (obispos), un concepto más ligado a la colegialidad que al autoritarismo. Por tanto, se sientan las bases de la horizontalidad de la autoridad y el poder intraeclesiásticos. Con ello en mente podrán enfrentarse, sin una autoridad centralizada, los embates de la herejía, es decir, de las desviaciones del mensaje evangélico.

3. Pablo, modelo de pastoral y misión
¿Cómo entender un planteamiento de este tipo si la mala fama del apóstol aparentemente nos lo vuelve tan lejano, sobre todo por su peculiar manera de entender la fe, la autoridad e incluso las relaciones de género? ¿No es él de quien se dice que “inventó el cristianismo” pues, aparentemente, falseó la elementalidad del mensaje de Jesús de Nazaret para convertirlo en una religión vertical, autoritaria y misógina? ¿No aparece esto bien planteado en el hipotético encuentro con Jesús en La última tentación, de N. Kazantzakis? ¿No es él el culpable de la pérdida de alegría de los creyentes y el antecedente directo del confesionario y el psicoanálisis?

En un tiempo en que necesitamos asumir con valentía espiritual y autonomía nuestros dones y carismas al servicio del pueblo y nuestras propias responsabilidades delante de Dios, Pablo se nos presenta afirmando la libertad como la condición propia de la vida cristiana. Lucha intrépidamente hasta el fin para defender su propia libertad de iniciativa. Con su manera de ser, su personalidad y su vida, nos deja la lección de que las instituciones son importantes y hasta necesarias, pues no son otra cosa que la organización de las relaciones humanas concretas. Pero el cristiano necesita madurar en la fe para llegar a comprender que ellas son relativas. Pertenecen al mundo de la ley y están sujetas a la caducidad. Su única utilidad está en ser “pedagogo para Cristo”. Tienen que servir a la libertad y al amor y, por lo tanto, su destino está en ser superadas por éstos (cf. Ga 3).

Estamos, pues, ante la necesidad de releer los modelos de pastoral, misión y organización que hemos heredado y de reconstruir nuestra mentalidad eclesiástica para adecuarla mejor a los designios del Espíritu, si es que deseamos situarnos en la línea del Evangelio proclamado por Jesús de Nazaret y sus apóstoles.

viernes, 13 de julio de 2007

Ser iglesia “Ammi-Shadday”: un espacio donde Cristo sea el centro, L. Iván Jiménez J.

25 de marzo de 2007

Juan 14:5-7

Este domingo damos por concluidas nuestras reflexiones en este espacio sobre lo que significa ser iglesia cristiana y que propósitos, objetivos y metas tenemos como tal. Hemos aprendido y recordado varios temas que forman la base de nuestra Iglesia: el amor al prójimo como prioridad en nuestra adoración a Dios, la necesidad de recuperar los conceptos de “comunidad”, ser la Iglesia que Jesucristo quería que fuésemos. También ser una comunidad donde todos nos sintiéramos parte de ella y, por lo mismo, incluir a todos y todas en ella. Como parte de nuestros objetivos y metas recordábamos la importancia del servicio (diaconado) dentro de la comunidad, también la predicación de la Palabra y la impartición comunitaria de los sacramentos, la necesidad e importancia del culto dominical y varios temas más. Tratamos de reflexionar en pocos domingos sobre la esencia de la Iglesia cristiana. Sin embargo, me parece, que falta algo más. De todos estos temas, ¿qué podemos decir en particular de nuestra iglesia “Ammi-Shadday”?, ¿hay algo que decir en particular para nosotros integrantes de esta comunidad cristiana?


Sin duda es una cuestión importante y a la vez complicada. Trataré de decir el porqué de esta dificultad. Resulta que nuestra iglesia Ammi-Shadday es diferente en muchos aspectos con respecto a las demás congregaciones presbiterianas. Algunos ya sabrán cuáles son estas diferencias. Al contrario de la aplastante mayoría de congregaciones de nuestra denominación aquí aceptamos y reconocemos el ministerio de la mujer dentro de las iglesias, por ejemplo, tenemos ordenadas ancianas y diaconisas de Iglesia, y seguramente no tendríamos problemas si una pastora atendiera nuestra vida espiritual. Otra diferencia: consideramos que todos nosotros tenemos gran importancia dentro de nuestra comunidad y que podemos aportar, todos y todas, mucho de nuestros talentos, vocaciones y dones para mejorar nuestra congregación. También consideramos que es toral para la vida de la Iglesia cristiana la ayuda y acompañamiento hacia los que menos tienen y de los que más necesitan de nuestro apoyo. Como un último ejemplo, de una muy larga lista de elementos que hacen especial nuestra congregación, diré que somos un grupo de hermanas y hermanos con un muy particular interés por reflexionar con profundidad lo que dice la Palabra de Dios y por ello dedicamos importantes espacios para este fin como el culto dominical tanto a mediodía como por la tarde, la Escuela bíblica dominical y muy diversos espacios más. Hacemos lo posible por aprender nuevas cosas relativas a nuestra fe.

Como decíamos, esto hace muy diferente a nuestra congregación en relación con otras de la misma denominación, pero también la convierte en todo un reto para el predicador y, aún más, proporciona nuevos desafíos a todos nosotros como iglesia. Tal vez se nos presentan nuevos retos siguiendo la ya conocida sentencia: “al que mucho se le es dado mucho se le exigirá.” El primer problema con el que nos enfrentamos es claro: saber que retos tenemos frente a nosotros. No nos podemos quedar conformes habiendo comprendido la importancia del ministerio de la mujer; sí, eso es importante, pero no es lo único que debemos aprender. Aún quedan muchos aspectos por pulir y reflexionar como congregación.

Paradójicamente, en mi opinión, el primer reto no es aprender algo nuevo sino recordar algo ya aprendido. Para esto diremos lo mismo que Pablo dijo a Timoteo y que nosotros hemos dicho recientemente en algunos espacios, pero que es bueno retomar: “Acuérdate de Jesucristo” (2 Timoteo 3.8). A primera vista esto se ve realmente absurdo. ¿Cómo Pablo le dice a Timoteo, amigo suyo, encargado de una comunidad cristiana, que se acuerde de Jesucristo?, y aún más: ¿cómo nos atrevemos a decir a una iglesia cristiana que se acuerde de Jesucristo?, ¿no resulta esto contradictorio?

Una iglesia cristiana obviamente está fundamentada de Jesucristo… o bueno, eso queremos creer. Lo cierto es que todas las iglesias cristianas, y la nuestra no es la excepción, corren el riesgo de olvidar al Jesucristo de los evangelios y construir sus propios ídolos con nombre de “Jesucristo”. Digámoslo con más claridad. Cuando “olvidamos” a Jesucristo (tal como Pablo lo diría), es decir, cuando dejamos de escudriñar la Palabra, cuando por diferentes causas perdemos el celo por reflexionar, por aprender más del mensaje de Dios, de las Escrituras, empezamos a distorsionar (voluntaria o involuntariamente) el mensaje de Jesucristo sucede que, como no reflexionamos, meditamos, estudiamos la Palabra, pues comenzamos a olvidar lo ya aprendido y empezamos a desviarnos de nuestra fe. Así comienzan los grandes problemas de la historia cristiana. Alguien, algún día, dijo que el ministerio de la mujer no era importante, es más que la mujer era “un hombre defectuoso”. El problema realmente no es que alguien lo hubiera dicho sino que miles (o millones) de congregantes aceptaron ese dicho sin escudriñar lo que realmente Dios dice al respecto… millones que creen en esto y que aun hoy siguen pensando en ese sentido. Otro día un hombre expresó que Dios sólo había creado a semejanza e imagen suya a las personas de tez blanca y que, por lo tanto, los hombres y mujeres de color no eran creación de Dios sino del diablo y por tanto se les podía esclavizar. Nuevamente el problema no es que lo haya dicho alguien sino que miles y miles de congregantes oyeron esos discursos, los aceptaron y los llevaron a la práctica sin reflexión alguna.

Un tercer y último ejemplo. No diremos nombres pero hace poco alguien dijo que la guerra en Irak es parte del mandato de Jesucristo de ir y llevar el Evangelio a todo el mundo y, como en los ejemplo anteriores, miles de personas lo siguen sin una reflexión bíblica. Estaremos de acuerdo que ese “Jesucristo” que autoriza la masacre en una guerra, que rechaza a la mujer y que manda oprimir grupos minoritarios no es el Jesucristo revelado en los Evangelios. Ese “Jesucristo” es un ídolo. A grandes rasgos a eso se refiere Pablo en estas breves palabras: Olvida a Jesucristo-ídolo (que tú has creado) y acuérdate de Jesucristo-revelado.

Tal vez en aspectos más locales (por no decir pequeños) podamos estar creando a un Jesucristo-ídolo. Descubrir esto lo debemos hacer cada uno de nosotros y también lo debemos hacer como comunidad. Tal vez en lugar de confesar a un Jesucristo-amor confesemos a un Jesucristo-rechazo; tal vez en lugar de confesar a un Jesucristo-unidad confesemos a un Jesucristo-separación; tal vez en lugar de confesar a un Jesucristo-aceptación-en-amor confesemos a un Jesucristo-condena. Basados en la Revelación debemos siempre buscar por medio de la reflexión y el estudio al Dios revelado y así estar dispuestos a modificar a cada momento la imagen de Dios que tengamos con el fin de ser congruentes con el mensaje Evangélico que predicamos. Por tanto, de esta manera siempre será vigente, aun para el cristiano más experimentado, la recomendación de Pablo: “Acuérdate de Jesucristo”.

Pero, ¿quién es este Jesucristo que predicamos y en el cual creemos?, ¿quién fue este hombre Jesucristo de quien también confesamos es Hijo de Dios? Estas son preguntas siempre vigentes en la vida del cristiano. Hay una doble pregunta que siempre debiera estar en el corazón de la Iglesia: ¿Quién fue Jesucristo?, y ¿quién es Jesucristo hoy? Predicamos al Jesucristo que vivió, murió y resucitó; que en vida realizó milagros y enseñó grandes cosas, que al morir se solidariza con nosotros y nos salva, y que resucitó venciendo a la muerte y ofreciendo la vida; por eso preguntamos ¿quién fue Jesucristo? Pero también confesamos al Cristo que vive hoy; que se refleja en personas y situaciones determinadas, y que tiene un mensaje actual y nuevo para cada uno de nosotros; por eso preguntamos ¿quién es Jesucristo hoy?

La mejor manera de comenzar en la resolución de estas interrogantes es revisar lo que dijo Jesucristo de sí mismo. Por esto hemos elegido el pasaje ya leído para nuestra reflexión. “Yo soy el camino, la verdad y la vida” (Juan 14.6). Tres elementos interesantes y que dan mucho para hablar: camino, verdad y vida. Me parecen que estas tres palabras resumen de un modo maravilloso el mensaje y misión de Jesucristo. Si queremos ser verdaderamente iglesia cristiana, debemos basarnos de manera absoluta en el mensaje evangélico de Jesucristo.

Jesucristo es el Camino. Es Camino porque El ha mostrado ya por donde podemos andar. Al ser humano como cualquiera de nosotros y al disfrutar de alegría y placer, al padecer dolor y momentos difíciles como cualquiera de nosotros nos ha mostrado ya como enfrentar los momentos de la vida. Con alegría y con gran celebración cuando estamos de fiesta y cuando estamos en buen momento (por ejemplo, las bodas de Caná); con firmeza en la fe cuando se está a prueba (p.e. las tentaciones del desierto); con prudencia cuando la situación no amerita el desgaste (p.e. sus huidas a otros poblados); con radicalidad cuando es necesario y no existe otro medio (p.e. la denuncia de los vendedores y sacerdotes en Jerusalén); y sobretodo con amor hacia todos y todas, sin importar su condición, tal como lo hizo en cada momento de su ministerio.

El Camino que muestra es el del amor. Amor que no por ser tal solapa, permite o calla ante las situaciones que son contrarias a la Palabra de Dios. Es Camino de Amor porque perdona al otro, porque hace del otro su prójimo, porque es una continua entrega del yo por los demás. Es Camino de Amor porque no hay espacio en ese sendero para rechazar a alguien, ni para condenar a nadie, sino que es Camino que debe ser andado en unidad, hombro con hombro, en solidaridad con el pequeño y a la par de los demás compañeros y compañeras del sendero. Con esto verdaderamente llegaremos al conocimiento pleno de Dios. Una iglesia que camina por el Camino-Jesucristo-Amor será siempre una iglesia cristiana.

El Camino que ofrece Jesucristo es el del Amor. Claro, llevará también una cruz. En este Camino hay que cargar también la cruz que advierte Jesucristo. Pero ésta no es una carga, aunque es pesada y tampoco condena aunque es instrumento de muerte, sino que libera y da vida (verdadera vida) porque es llevada por todos, juntos, soportando el peso del hermano y la hermana de junto en amor, ayudándonos como iglesia, todos unidos, a cargar esta cruz para que entre todos pese menos.

Jesucristo también es la Verdad. Es Verdad porque es el primer y último criterio en nuestras decisiones. El criterio Verdad es aquel que nos lleva a decidir, en primer lugar, en libertad. Somos capaces cada uno de nosotros para tomar nuestras decisiones de manera individual. Ayudados por el Señor, en compañía de la iglesia y en la libertad individual podemos decidir el rumbo, la dirección, de nuestras vidas. El criterio Verdad también nos lleva a que, al decidir, no consideremos todo de manera egoísta sino conscientes de nuestro prójimo. Bajo este criterio nunca podremos decidir (y por tanto hacer) nada que lastime o vaya en contra de los demás.

De manera casi lógica decimos: el criterio Verdad no nos permite vivir en Mentira. Aquí retomamos parte de lo que hemos dicho con anterioridad. Vivir bajo la Verdad nos lleva a buscar siempre al Dios verdadero, a reflexionar sobre el verdadero mensaje del Evangelio, y el verdadero significado de la vida cristiana. Siempre que vivamos bajo este criterio de Verdad no podremos aceptar que se nos predique la Mentira, de que nos quieran engañar (sea quien sea pastor, gobernante, amigo, compañero) e imponernos estatutos equivocados.

Finalmente, y por el momento, decimos que el criterio Verdad nos lleva a una autocrítica como congregación. Es fácil vivir en algún momento bajo el criterio Mentira y hacer a un lado, no aceptar o incluso rechazar lo que pase dentro de nuestras filas. Sin embargo, la confesión de Jesucristo-Verdad nos lleva a aceptar, reconocer y saber nuestras fallas, las cuales con normales, humanas e incluso edificantes, para poder madurar y crecer con la resolución que demos a ellas.
Siempre que vivamos bajo el criterio de Verdad podremos disfrutar de una “verdadera” vida como iglesia e individuos, alejada de las ficciones y siempre dispuesta a crecer, madurar y de esta manera ser mejor.

Pero el pasaje que redacta Juan nos da un tercer criterio: Vida. Jesucristo es Vida también. La Iglesia debe ser cuidadosa por ser siempre defensora de la Vida y no ser un instrumento más de los aparatos y sistemas de muerte que prevalecen en la sociedad que nos rodea. Es necesario aclarar lo siguiente: hay muerte biológica pero también consideramos como “muerte” los ataques hacia la psique, hacia la mente y sentimientos, del ser humano.

A lo largo de la historia la Iglesia, tristemente, ha sido herramienta de la Muerte. Recordamos a la Santa Inquisición, las Cruzadas o la persecución hacia los judíos en la II Guerra Mundial por parte de algunas iglesias alemanas. En el contexto en el que vivimos probablemente ya no suceda esto. Pero si podemos llegar a ser herramientas de muerte en el segundo sentido que mencionábamos.

Con nuestras actitudes, con nuestra conducta o nuestras palabras podemos lastimar y “matar” la buena voluntad, las buenas intenciones y la inocencia de nuestros hermanos y hermanas. Conocemos todos los medios por los que podemos hacer lo mencionado. Al contrario de esto, nuestra congregación debe ser (como lo ha sido) un espacio se promueva las acciones en pro de la Vida, no sólo de la “orgánica” (por decirlo de algún modo) sino en el sentido completo de Vida, es decir, vida plena. En la que el organismo (el bios) esté en armonía son los sentimientos y pensamientos (la psique) para ser así hombres y mujeres íntegras, completos, creciendo en perfecto desarrollo.

La Iglesia siempre deberá porque sus miembros vivan plenamente, se desarrollen en libertad, en bienestar (material y espiritual), en plenitud. La Vida es el mensaje central del Evangelio. A partir de la Vida leemos y descubrimos al Dios en el que creemos. Es el mensaje de la resurrección, es nuestra confesión básica: la vida plena.

Hermanos y hermanas, siempre que estemos en el Camino que es Jesucristo, viviendo bajo el criterio de Verdad al que Él nos invita, y defendiendo y promoviendo la Vida plena tendremos a Jesucristo como centro de nuestra existencia. En Jesucristo encontramos el sentido de la Iglesia. Él es su fundamento. Todo lo que haga la Iglesia cristiana deberá ser acorde al Camino, a la Verdad y a la Vida de Jesucristo. Cuando estamos reunidos en su nombre Jesucristo es entonces comunidad y fraternidad; es camino, es verdad y es vida.

Hermanos y hermanas, siempre recordemos a Jesucristo. “Acuérdense de Jesucristo”, el que es revelado en los Evangelios, el que predicó al Dios verdadero, el que mostró el Camino, predicó la Verdad y defendió la Vida. Sólo teniendo a Jesucristo como centro de nuestra comunidad, como fundamento en su constitución y como criterio en sus decisiones seremos verdadera comunidad cristiana. Amén.

jueves, 12 de julio de 2007

Suplemento Letra, núm. 32, 15 de julio de 2007

RESPUESTAS A ALGUNAS PREGUNTAS ACERCA DE CIERTOS ASPECTOS DE LA DOCTRINA SOBRE LA IGLESIA (Fragmento)

Cuarta pregunta: ¿Por qué el Concilio Ecuménico Vaticano II atribuye el nombre de "Iglesias" a las Iglesias Orientales separadas de la plena comunión con la Iglesia católica?
Respuesta: El Concilio ha querido aceptar el uso tradicional del término. "Puesto que estas Iglesias, aunque separadas, tienen verdaderos sacramentos y, sobre todo, en virtud de la sucesión apostólica, el sacerdocio y la Eucaristía, por los que se unen a nosotros con vínculos estrechísimos",(13) merecen el título de «Iglesias particulares o locales»,(14) y son llamadas Iglesias hermanas de las Iglesias particulares católicas.(15)
"Consiguientemente, por la celebración de la Eucaristía del Señor en cada una de estas Iglesias, se edifica y crece la Iglesia de Dios".(16) Sin embargo, dado que la comunión con la Iglesia universal, cuya cabeza visible es el Obispo de Roma y Sucesor de Pedro, no es un simple complemento externo de la Iglesia particular, sino uno de sus principios constitutivos internos, aquellas venerables Comunidades cristianas sufren en realidad una carencia objetiva en su misma condición de Iglesia particular.(17)
Por otra parte, la universalidad propia de la Iglesia, gobernada por el Sucesor de Pedro y por los Obispos en comunión con él, halla precisamente en la división entre los cristianos un obstáculo para su plena realización en la historia.(18)

Quinta pregunta: ¿Por qué los textos del Concilio y el Magisterio sucesivo no atribuyen el título de "Iglesia" a las Comunidades cristianas nacidas de la Reforma del siglo XVI?
Respuesta: Porque, según la doctrina católica, estas comunidades no tienen la sucesión apostólica mediante el sacramento del Orden y, por tanto, están privadas de un elemento constitutivo esencial de la Iglesia. Estas comunidades eclesiales que, especialmente a causa de la falta del sacerdocio sacramental, no han conservado la auténtica e íntegra sustancia del Misterio eucarístico,(19) según la doctrina católica, no pueden ser llamadas "Iglesias" en sentido propio.(20)

El Sumo Pontífice Benedicto XVI, en la audiencia concedida al suscrito Cardenal Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, ha aprobado y confirmado estas Respuestas, decididas en la Sesión Ordinaria de esta Congregación, y ha ordenado que sean publicadas.

Notas
12. Concilio Ecuménico Vaticano II (CEV II), Decreto Unitatis redintegratio, 3.4.
13. CEV II, Decreto Unitatis Redintegratio, 15.3; Cf. Congregación para la Doctrina de la Fe, Carta Communionis notio, 17.2: AAS 85 [1993-II] 848.
14 CEV II, Decreto Unitatis redintegratio, 14.1.
15 Cf. CEV II, Decreto Unitatis redintegratio, 14. 1; Juan Pablo II, Carta Encíclica Ut unum sint, 56 s: AAS 87 [1995-II] 954 s.
16 CEV II, Decreto Unitatis redintegratio, 15.1.
17 Congregación para la Doctrina de la Fe, Carta Communionis notio, 17.3: AAS 85 [1993-II] 849.
18 Cf. Ibidem.
19 Cf. CEV II, Decreto Unitatis redintegratio, 22.3.
20 Cf. Congregación para la Doctrina de la Fe, Declaración Dominus Iesus, 17.2: AAS 92 [2000-II] 758.

Dado en Roma, en la sede de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el 29 de junio de 2007, solemnidad de los Stos. Apóstoles Pedro y Pablo.

William Cardenal Levada, Prefecto
+ Angelo Amato, S.D.B., Arzobispo titular de Sila , Secretario

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ALIANZA REFORMADA MUNDIAL CUESTIONA LA DECLARACIÓN VATICANA SOBRE LA CONDICIÓN DE LAS IGLESIAS REFORMADAS (JULIO 10, 2007)
http://warc.jalb.de/warcajsp/side.jsp?news_id=1211&part_id=0&navi=22


La Alianza Reformada Mundial (ARM) escribió al Vaticano el 10 de julio, cuestionando la clarificación de Roma sobre el estatus de las iglesias no-Católico Romanas, señalando que la afirmación “nos retrotrae a un tipo de pensamiento y una atmósfera que prevalecía antes del Concilio Vaticano Segundo”. La carta del secretario general de la ARM, Setri Nyomi, dirigida al Cardenal Walter Kasper, presidente de la Pontificia Comisión para la Unidad Cristiana, es la siguiente.

Estimado Cardenal Kasper:

Hemos conocido la declaración pronunciada por la Congregación para la Doctrina de la Fe y ratificada y confirmada por el Papa Benedicto XVI con respecto a ciertos aspectos de la Doctrina de la Iglesia, del 10 de julio 2007.

Nos sentimos desconcertados por una declaración de este tipo en este momento de la historia de la iglesia. En un tiempo de fragmentación social en todo el mundo, la una iglesia de Jesucristo en la que todos participamos debería afirmar su testimonio común y afirmar nuestra unicidad en Cristo. La declaración dada a conocer el 10 de julio, desafortunadamente le da una interpretación a lo que se ha afirmando en Lumen Gentium 8 que nos retrotrae a un tipo de pensamiento y a una atmósfera que prevalecía con anterioridad al Segundo Concilio Vaticano. Esto no es bueno para la confianza mutua que se ha ido desarrollando en nuestros diálogos bilaterales.

Encontramos especialmente problemática la afirmación que, “Estas Comunidades eclesiales que, específicamente por su falta de un sacerdocio sacramental, no ha preservado la genuina e íntegra substancia del Misterio Eucarístico no pueden, de acuerdo a la doctrina Católica, ser llamadas ‘Iglesias’ en su sentido más pleno”.

Desde el Concilio Vaticano II, nuestros diálogos han procurado comprender y sobreponerse a las diferencias que hemos tenido durante siglos, y construir acuerdos comunes en aquellos temas que son comunes a nuestra fe cristiana compartida. El resultado especialmente de los diálogos reformado-católico “Hacia una comprensión común de la Iglesia” y “La Iglesia como comunión del testimonio común del Reino de Dios” han dado esperanzas para el viaje de sobreponernos a la diferencias y a afirmar la unicidad de la Iglesia de Jesucristo.

Una reivindicación exclusivista que identifica a la Iglesia Católico Romana como la una iglesia de Jesucristo, tal y como podemos leer en la declaración del día de la fecha, va en contra del espíritu de nuestro llamado cristiano hacia la unión en Cristo. Nos hace cuestionar la seriedad con que la Iglesia Católico Romana toma los diálogos con la familia Reformada y otras familias de la iglesia. Nos hace cuestionar si realmente estamos orando juntos por la unidad Cristiana. Esto es un momento desafortunado dado que estamos a punto de publicar los resultados de nuestra tercera serie de diálogos bilaterales.
Por el momento, damos gracias a Dios que nuestro llamado a ser parte de la iglesia de Jesucristo no depende de la interpretación del Vaticano. Es un don de Dios. Al recibir este don, valoramos a la Iglesia Católico Romana como parte de esta familia (tal y como fue expresado en el informe final “Hacia una comprensión común de la Iglesia”, publicado en 1991). Oramos por el día en que la Iglesia Católico Romana vaya más allá de sus reclamos exclusivistas a fin de que vaya más allá en la causa de la unidad Cristiana por la cual oró nuestro Señor Jesucristo – para que el mundo crea (Juan 17:21). Apreciamos la relación que mantenemos con el Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad Cristiana y ansiamos recibir una explicación sobre el significado de la declaración de referencia.

Que Dios bendiga su ministerio

Sinceramente,
Setri Nyomi (Rev. Dr.) Secretario general

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BUSCA LA IGLESIA BORRAR EL CONCEPTO DE LAICISMO
EN LA CARTA MAGNA
Gabriel León Zaragoza, La Jornada, 9 de julio de 2007


El representante legal de la Arquidiócesis Primada de México, Armando Martínez, afirmó que en el país es importante "que trascendamos de un Estado laicista a un Estado aconfesional (sin confesión alguna)", al anunciar que la Iglesia católica presentará en breve a los partidos políticos y al Congreso de la Unión "un paquete de reformas" constitucionales a los artículos tercero, 24 y 130, entre otros, de la Carta Magna, con el fin de alcanzar "una verdadera libertad de religión, sin dejar atrás el Estado laico". Por otra parte, el vocero del arzobispado, Hugo Valdemar, confirmó a La Jornada que está en la agenda de la Iglesia lo de las nuevas reformas en materia eclesial y que ya ha estado "trabajando en el tema de la libertad religiosa" con el senador panista Federico Döring.

Explicó que el tema "se pone en agenda" porque a tres lustros de las enmiendas de 1992 "no sólo la Iglesia dice que es una ley imperfecta, sino que expertos en derecho ven las limitantes en las que es preciso ir caminando". Se busca, abundó, "hacer coherente la Carta Magna, no se trata de otra cosa".

Educación religiosa
A 15 años de la aprobación de la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público, Martínez Gómez explicó en conferencia que el arzobispado le encargó promover una serie de reformas en las que se buscará que el Estado provea de educación religiosa a los escolares.

"Todos los padres tienen el derecho de libre educar (sic) a sus hijos, pero no necesariamente a una educación laicista, como la que tenemos, sino que debe de ir mucho más allá. Debe de ir en una verdadera libertad en la que los padres puedan determinar si quieren una educación religiosa para sus hijos y el Estado pueda proveer de esta educación religiosa", expuso luego de la misa dominical oficiada por Norberto Rivera Carrera en la Catedral Metropolitana.

Se pretende modificar el artículo 24 constitucional para garantizar "plenamente" la libertad de culto, en el que los clérigos puedan hacer públicas sus posiciones "no partidistas, pero sí políticas" desde sus espacios religiosos. Dijo que el derecho a tener una posición política "está en la vida común de todos los ciudadanos", y los ministros de culto, como ciudadanos, tienen derecho de expresarse en torno "a un determinado tema público, que no es un tema partidista".
[...]

10 de julio, 498o. aniversario del natalicio de Juan Calvino (I), L. C.-O.

15 de julio de 2007

Exactamente dentro de dos años se cumplirán los 500 años del natalicio de Juan Calvino (1509–1564) figura señera de la Reforma Protestante del siglo XVI, en Noyon, Francia. Fue él quien logró consolidar el rumbo de este movimiento para que fuera capaz de sobrevivir ante los embates de la modernidad naciente, aun cuando la tradición reformada como tal dio inicio en Zürich con la obra de Ulrico Zwinglio, quien fallecería muy joven en un campo de batalla.

Como reformador de la segunda generación, desarrolló y profundizó lo realizado por Lutero y Zwinglio. Cuando Calvino tenía 9 años, Lutero inició la lucha reformadora y así, al llegar a ser un ávido estudiante de letras clásicas y derecho, experimentó la ruptura de la iglesia de su época. Veinte años más tarde, reconocido ya como un sólido erudito avecindado en París, entra en contacto con el movimiento reformista y comienza a cambiar su manera de pensar acerca de Dios y la fe. Acababa de publicar un libro sobre la obra del filósofo latino Séneca y no imaginaba los caminos que recorrería apenas tuviera que salir rumbo al exilio debido a sus ideas, plasmadas genialmente en la Institución de la Religión Cristiana (1536), su obra maestra.

En 1533 vivió lo que calificó como una “súbita conversión”. A partir de entonces, todo su talento se dedicó a renovar profundamente la misión de la Iglesia, pues Dios reorientó su vida para consagrarla a su servicio. Basilea, Estrasburgo y Ginebra fueron las ciudades que lo vieron crecer hasta convertirse en una referencia inevitable de la Iglesia de todos los tiempos.

La despedida del apóstol Pablo en Mileto, Pablo Richard

En Mileto tenemos el importante discurso de Pablo a los presbíteros de la iglesia de Éfeso (20.17-38). Es el único discurso de Pablo en Hch dirigido a los cristianos, pues todos los demás discursos tienen como auditorio a personas y grupos fuera de la comunidad cristiana. Pablo siempre escribe sus cartas a las comunidades, a toda la Iglesia, a todos los santos. Aquí se dirige sólo a los presbíteros. El género literario es el de testamento, género muy conocido en la Biblia, como por ejemplo, el Testamento de Jesús en Lc 22.14-38 o Jn 14-17. Las cartas pastorales, especialmente la 2 Tim, tienen también el estilo de testamento. Estos testamentos son redactados normalmente por los discípulos, donde ellos expresan cómo entienden la mente o el pensamiento profundo de sus maestros. Lucas quiere en este discurso darnos un resumen del mensaje de todo el libro de Hch, especialmente de los caps. 15 al 28. El discurso de Pablo en Mileto nos revela no tanto la mente de Pablo, sino cómo entendía Lucas a Pablo en el contexto de su iglesia varias décadas después; puede darnos claves importantes para entender todo el libro de Hch, pues en él Lucas refleja mejor su intención al escribir este libro.

El discurso lo podemos dividir en 4 partes: 1) vv. 18-21: memoria de su ministerio en Asia; 2) vv. 22-24: situación actual de Pablo; 3) vv. 25-31: exhortación a los presbíteros; y. 4) vv. 32-35: testamento (Pablo deja la Palabra y su testimonio).

Pablo se dirige a los presbíteros de la Iglesia de Éfeso, que son los responsables de las comunidades. En el v. 28 se les llama también episcopos, cuya función pastoral es la de vigilar y conducir la comunidad. En tiempos de Pablo las comunidades no tenían mayor estructura, pues no existe todavía esa diferencia entre clero y laicos sino una variedad no orgánica de carismas, como apóstoles, profetas y maestros (13.1), evangelistas (Felipe: 21.8), profetisas (las hijas de Felipe: 21.9), etcétera. Los presbíteros son simplemente los animadores de las comunidades. En todo el NT nunca son llamados “sacerdotes”. Pablo, al despedirse, no deja estructuras, sino sólo los encomienda “a Dios y a la Palabra de su gracia, que tiene poder para construir el edificio”(v. 32).

El movimiento de Jesús antes de la Iglesia. Una interpretación liberadora de los Hechos de los Apóstoles. México, Dabar, 1998, pp. 190-192

La evangelización en el libro de los Hechos: Pablo en Éfeso

Domingo 8 de julio de 2007

1. Éfeso en el ministerio de Pablo
En el Nuevo Testamento hay ciudades que marcan procesos y etapas dentro de los mismos en la divulgación del mensaje cristiano. A la inicial y vernácula ubicación de los seguidores de Jesús de Nazaret en Jerusalén, corazón de la nación judía, le sigue un proceso doble, que hoy tendríamos que identificar necesariamente con la globalización o mundialización de todo: mercancías, información, comunicación, entretenimiento. Se trata de la urbanización y la cosmopolitización de las comunidades que exigió de los portadores del mensaje un enorme esfuerzo religioso, espiritual, teológico y cultural, todo ello dentro de un proceso más grande que bien podría calificarse de occidentalización. No olvidemos que uno de los sueños del apóstol de los gentiles fue llegar hasta Hispania, al provincia romana antecesora del país que conquistaría violentamente a los pueblos mesoamericanos y traería, paradójica y supuestamente, el mismo mensaje de Pablo de Tarso.

Esta identificación del apóstol, teólogo, pastor y misionero con algunas ciudades localizadas fuera del Cercano Oriente, pusieron en evidencia su capacidad para lograr, como diríamos hoy, inculturar el mensaje de salvación, esto es, para hacerlo dialogar con la cultura que lo recibe. Habitualmente, la mirada triunfalista con que se lee el itinerario misionero paulino, basada en el posterior “triunfo constantiniano” de la Iglesia, hace a un lado el hecho de que a Pablo le tocó abrir brecha a contracorriente de las mentalidades y prácticas religiosas de su tiempo y que se encontraba en una enorme desventaja porque, siendo judío, fue también el heraldo de una fe que no coincidía con los componentes de su tradición. Aquí, aunque duela, hay que reconocer que el carácter sectario con que dio inicio el cristianismo palestinense propiciaba una enorme dificultad para su recepción, incluso antes de llegar a territorio europeo.

Los episodios que vive el apóstol según los narra Hch 19 ejemplifican el conflicto por hacer digerible e inteligible el judeocristianismo a un ambiente que progresivamente, con la presencia prolongada del apóstol como testimonio vivo, ingresa al imaginario colectivo de la población. Además, la relación Pablo-Éfeso debe dividirse en dos partes: la que se expone como problemática y a flor de piel, y la estancia de dos años en que Pablo conoce el ambiente y trabaja, primero en relación con los judíos y después en otro lugar.

2. ¡Grande es Artemisa (Diana) de los efesios!
El gran rival del Evangelio de Jesucristo es la diosa Artemisa (Diana), cuyo templo llegó a contarse entre una de las maravillas del mundo antiguo, hoy tan de moda nuevamente. Pablo bautiza, enseña y hace milagros, una triada que viene directamente de la labor de Jesús según los evangelios. Luego del encuentro con los discípulos de Juan Bautista, Pablo entra de lleno al conflicto religioso cuando algunos judíos lo imitan en su labor exorcista. Los demonios responden diciendo que conocen a Jesús y saben quién es el apóstol, pero que no conocen a sus imitadores. Sobre esto, las palabras de Justo L. González, son sumamente incisivas, pues luego de plantear las características de la lucha contra el misterio del mal en nuestra época (“La victoria sobre los demonios de hoy”), a propósito del “demonio sarcástico”, observa:

La iglesia hace un pronunciamiento contra la injusticia social, y escucha la voz de los demonios sarcásticos de hoy: “¿ustedes van a combatir la opresión, cuando sus iglesias están gobernadas por caciques que mandan como si fueran señores feudales? ¿Ustedes se quejan de la injusticia económica, cuando entre ustedes hay injusticias semejantes? ¿Ustedes predican el gozo de la salvación, cuando en sus iglesias hay que andar con caras largas, como si el mundo estuviese de luto?”. Lo que tales voces nos están diciendo es muy semejante a lo que el demonio sarcástico les dijo a los exorcistas ambulantes: “Conozco a Jesús, y sé quién es Pablo; pero ustedes, ¿quiénes son?”. Los que manejan el mundo de hoy saben, siquiera de un modo confuso, que las enseñanzas y la vida de Jesús tienen algo que ver con las injusticias entre los humanos. Quizá hasta sospechen que sus obras se oponen al poder de Jesús. Pero saben también lo fácil que es señalar la distancia que nos separa a nosotros de ese Jesús y su poder.[1]

A este conflicto sigue la confrontación directa con la religión como gran negocio: un platero demanda a Pablo por competencia desleal: los efectos económicos del Evangelio o el impacto de ¿la verdadera religión? El problema es que toda la religión es potencial y realmente un negocio, bueno malo, pero negocio al fin. Es malo cuando no se obtienen ganancias, pero puede canalizarse como una forma efectiva de servir a las personas, primero, para dar sentido a sus vidas, y segundo, para asumir proyectos vitales consistentes. El conflicto entre religiones puede únicamente enmascarar conflictos de otra índole, especialmente económicos, pero su realidad simbólica vehicula la capacidad de cada religión para sostener estructuras sociales e ideológicas muy específicas.

Artemisa, hermana de Apolo, era la diosa griega de la Luna. En Éfeso se le rendía un culto en cierto modo pre-helenístico, representando más la fertilidad que la virginidad que significaba para los griegos, de ahí el número de senos que cuelgan de su cuerpo, aunque algunos dicen que se trata de testículos de toros. A la diosa se la representa con una corona amurallada, símbolo de Cibeles y, al igual ella, la Artemisa de Éfeso era servida por esclavas llamadas megabyzae. La religión se desnuda y se evidencia: es el negocio perfecto, pues ofrece cosas intangibles e incomprobables a cambio de lo más concreto y material. El cinismo de los plateros efesios encuentra fácilmente sus equivalencias en los mercaderes actuales de la religión.

3. Consecuencias para hoy
Hay varios niveles de aplicación: primeramente, el concepto de misión que debe manejar la Iglesia ante el cinismo en todas las escalas. Seguirles el juego es aceptar, por ejemplo, que la misión cristiana es una empresa como cualquier otra y que debe regirse por los mismos patrones. Segundo, la necesaria humildad, ajena a cualquier forma de triunfalismo, que debería presidir los esfuerzos por hacer creíble el Evangelio. Tercero, la lectura cultural de los ambientes que “recibirán” el mensaje cristiano.

Todo ello ante los reacomodos de los conceptos de misión y evangelización que están siendo revisados y entendidos ahora no como modelos unívocos y absolutos son como algo sujeto a revisión por las exigencias de la época. Una nota periodística del 6 de julio señala que estamos delante de personas “alérgicas a la fe” y que, incluso, al menos en Europa, cuna o segunda cuna del cristianismo occidental, ha surgido “una suerte de intolerancia a la verdad” o, incluso, una suerte de Cristofobia, en palabras del obispo polaco Wojciech Polak.[2] Pero ese diagnóstico del ambiente espiritual parece no afectarnos, y debería influir en la modificación de nuestra disposición para la evangelización en todos sus niveles.

Las palabras de González lo resumen muy bien (“Los que sirven al bolsillo”): “Al igual que Lucas, tenemos la obligación de tratar de comprender lo que está sucediendo a nuestro derredor, y de comprenderlo en el sentido profundo de hacer un análisis de los poderes e intereses que están en juego […], lo más importante, es ser fieles en medio de todos esos intereses”.[3]
Notas
[1] J. González, Hechos de los apóstoles. Buenos Aires, Kairós, 2000 (Comentario bíblico iberoamericano), p. 352.
[2] “Roman Catholics warn of continuing vocations crisis”, en Ecumenical News International, 6 de julio de 2007, www.eni.ch.
[3] J. González, op. cit., p. 361.

Apocalipsis 1.9, L. Cervantes-O.

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