OREMOS
TODOS/AS POR LA ESCUELA BÍBLICA DE VACACIONES
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CULTO DE ORACIÓN Y ESTUDIO
Martes
10 de julio, 19 hrs.
Pioneros
del presbiterianismo (VI): Grayson Mallet Prevost (Salmo 78.38-50)
Modera:
Raúl Jiménez
GRAYSON MALLET PREVOST (1823-1896) (I)
Elías Amador
Los antecesores del Dr. D.
Julio Mallet Prevost pertenecían a la agrupación de los protestantes llamados puritanos, que procedentes de la Provincia de Bretaña en Francia, o quizá de
Suiza, fueron desterrados en virtud del famoso edicto de Nantes.
Filadelfia
fue la primera residencia de esos infortunados colonos, y entre ellos estaban
los progenitores del Dr. Prevost, quien vino a este país el año de 1846 con la
expedición invasora del Gral. Zac. Taylor, en calidad de cirujano o practicante
de medicina.
Residió
un poco de tiempo en el Saltillo y después vino a Fresnillo en cuya ciudad se
radicó definitivamente.
Allí
trabó relaciones de amistad con la familia de D. Severo Cosío, hombre honrado,
instruido y liberal, de convicciones íntimas, muy estimado en la sociedad y que
hizo después un papel notable como Gobernador de Zacatecas y como escritor
público de ideas luminosas, reformistas y reposadas.
El Sr.
Cosío tenía una hija, Da Mariana, con la cual se casó el Dr.
Prevost, el año de 1850, no sin tener que luchar bastante para celebrar su
matrimonio con ella, pues aunque la familia del Sr. Cosío no era fanática, las
exigencias de aquella sociedad en aquélla época, obligaron al Dr. A ir a
celebrar su enlace a Brownsville, cerca de Matamoros, a fin de no tener que abjurar
ante la intransigencia de la iglesia católica, sus creencias religiosas
evangélicas.
No
obstante, el Dr. Y su esposa tuvieron que sufrir desde luego algunas molestias
procedentes de la animadversión y la intolerancia de algunas personas.
En
dicho matrimonio el Dr. Prevost ha tenido hijos e hijas, cuyos nombres son:
Anna, Julia, Isabel, Andrea, Virginia, Severo, Carlota, Washington Mallet,
María, Haminea y Beatriz.
El Dr.
vivió después en Zacatecas, donde pasó la mayor parte de su tiempo, ejerciendo
la profesión de medicina, en la cual formó una extensa y productiva clientela,
que siempre supo estimar su ciencia, sus convicciones religiosas y su carácter
benévolo y filántropo.
En el
ejercicio de sus deberes religiosos el Dr. Prevost, tolerante siempre y
juicioso, no dejaba por eso de predicar a Cristo o de propagar las luces del
Evangelio, ya fuese en su propio hogar a sus íntimos amigos, o ya de alguna
otra manera.
El Faro, 15 de junio de 1896, pp. 92-93.
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