sábado, 7 de julio de 2012

Actividades


OREMOS TODOS/AS POR LA ESCUELA BÍBLICA DE VACACIONES

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CULTO DE ORACIÓN Y ESTUDIO
Martes 10 de julio, 19 hrs.
Pioneros del presbiterianismo (VI): Grayson Mallet Prevost (Salmo 78.38-50)
Modera: Raúl Jiménez

GRAYSON MALLET PREVOST (1823-1896) (I)
Elías Amador

Los antecesores del Dr. D. Julio Mallet Prevost pertenecían a la agrupación de los protestantes llamados puritanos, que procedentes de la Provincia de Bretaña en Francia, o quizá de Suiza, fueron desterrados en virtud del famoso edicto de Nantes.
Filadelfia fue la primera residencia de esos infortunados colonos, y entre ellos estaban los progenitores del Dr. Prevost, quien vino a este país el año de 1846 con la expedición invasora del Gral. Zac. Taylor, en calidad de cirujano o practicante de medicina.
Residió un poco de tiempo en el Saltillo y después vino a Fresnillo en cuya ciudad se radicó definitivamente.
Allí trabó relaciones de amistad con la familia de D. Severo Cosío, hombre honrado, instruido y liberal, de convicciones íntimas, muy estimado en la sociedad y que hizo después un papel notable como Gobernador de Zacatecas y como escritor público de ideas luminosas, reformistas y reposadas.
El Sr. Cosío tenía una hija, Da Mariana, con la cual se casó el Dr. Prevost, el año de 1850, no sin tener que luchar bastante para celebrar su matrimonio con ella, pues aunque la familia del Sr. Cosío no era fanática, las exigencias de aquella sociedad en aquélla época, obligaron al Dr. A ir a celebrar su enlace a Brownsville, cerca de Matamoros, a fin de no tener que abjurar ante la intransigencia de la iglesia católica, sus creencias religiosas evangélicas.
No obstante, el Dr. Y su esposa tuvieron que sufrir desde luego algunas molestias procedentes de la animadversión y la intolerancia de algunas personas.
En dicho matrimonio el Dr. Prevost ha tenido hijos e hijas, cuyos nombres son: Anna, Julia, Isabel, Andrea, Virginia, Severo, Carlota, Washington Mallet, María, Haminea y Beatriz.
El Dr. vivió después en Zacatecas, donde pasó la mayor parte de su tiempo, ejerciendo la profesión de medicina, en la cual formó una extensa y productiva clientela, que siempre supo estimar su ciencia, sus convicciones religiosas y su carácter benévolo y filántropo.
En el ejercicio de sus deberes religiosos el Dr. Prevost, tolerante siempre y juicioso, no dejaba por eso de predicar a Cristo o de propagar las luces del Evangelio, ya fuese en su propio hogar a sus íntimos amigos, o ya de alguna otra manera.

El Faro, 15 de junio de 1896, pp. 92-93.

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