El séptimo ángel dio
un toque de trompeta: voces potentes resonaron en el cielo: Ha llegado el
reinado en el mundo de nuestro Señor y de su Mesías y reinará por los siglos de
los siglos.
Los
veinticuatro ancianos sentados en sus tronos delante de Dios se inclinaron
hasta el suelo y adoraron a Dios diciendo:
Te damos gracias,
Señor, Dios Todopoderoso,
el que es y el que
era,
porque has asumido
el poder supremo
y el reinado.
Los paganos se
habían enfurecido,
pero llegó el tiempo
de tu ira,
la hora de juzgar a
los muertos
y de dar el premio a
tus siervos los profetas,
a los consagrados,
a los que respetan
tu Nombre,
pequeños y grandes;
la hora de destruir a
los que destruyen la tierra.
En
ese momento se abrió el templo de Dios que está en el cielo y apareció en el
templo el arca de su alianza. Hubo relámpagos, estampidos, truenos, un
terremoto y una fuerte granizada.
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