lunes, 17 de junio de 2013

Actividades

CULTO DE ORACIÓN Y ESTUDIO
Martes 18 de junio, 19 hrs.
Modera: A.I. Rubén Núñez C.

Llamamiento: Salmo 8
Oración de ofrecimiento
Himno: “El mundo es de mi Dios” (67)
Momentos de oración
Lectura bíblica: II Reyes 9.14-24
Tema: Asesinato de Joram de Israel
Himno: “Lugar hay donde descansar” (338)
Ofertorio
Bendición pastoral

JEZABEL, LA REINA MALDITA
Pierre Buis

En el libro de los Reyes se habla muy poco de las reinas. Algo se habla de ellas para los reyes de Judá, en cuya reseña se da siempre el nombre de la madre del rey. Y algunos detalles de los relatos nos dejan adivinar que la reina-madre tenía una gran influencia: podía ocasionalmente asegurar la regencia del reino, lo cual explica en parte el reinado de Atalía en Jerusalén durante seis años.
Pero, para los reyes del Norte, sólo se menciona a una reina, que figura entre los personajes más detestados de la Biblia. Es Jezabel, hija del rey de Tiro y esposa de Ajab. Este matrimonio, concertado por sus padres Omrí y Etbaal, tenía videntemente un interés político: sellar un tratado de alianza entre los dos reinos. Desde Salomón debió de haber muchos casos de este tipo; si se habla de éste, es porque la fenicia chocó con los profetas, que siempre la consideraron como la “bestia negra”.
Si hacemos caso a los relatos del ciclo de Elías, Jezabel no se habría contentado con practicar el culto a su dios nacional, Baal, como hacían las esposas de Salomón, sino que se habría convertido en su propagandista, manteniendo en su corte a un grupo de profetas de Baal (y quizás a uno de los profetas de Aserá, la madre de los dioses). Y lo que es más grave todavía, había respondido a las protestas de los profetas del Señor con una persecución sistemática (1 R 18.4.13; 2 R 9.7), ensañándose especialmente con Elías (1 R 18.10; 19.2).
El conflicto se fue desarrollando en varias direcciones. La venganza de la sangre de los profetas le corresponderá a Jehú. Este reyes investido por Elías, pero a través de Eliseo y más tarde de uno de sus discípulos (2 R 9.1-7). Cuando Jehú ataca a Jorán, hijo de Ajab y de Jezabel, lo hace por “las prostituciones y hechicerías de su madre” (2 R 9.22). Al llegar a Yezrael, manda echar por la ventana a la reina, que se había adornado para salir a su encuentro.
Otro aspecto del conflicto es el asesinato de Nabot, que Elías condena con estas palabras: “Los perros se comerán a Jezabel en la plaza de Yezrael” (1 R 21.23). La predicción se realiza, pero el relato de 2 Re 9 se ha organizado de tal modo que no acabamos de ver cuál es el papel que representa entonces Jehú: se advierte un matiz de respeto y de piedad en la orden que da: “Ocupaos de esta desgraciada y enterradla, porque es hija de un rey” (2 R 9.34). Creo que sería preferible traducir “maldita”, en vez de “desgraciada”; Jehú no le desea la desgracia, pero constata que la maldición ha caído sobre ella. […]
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PRÓXIMAS ACTIVIDADES

23 – 2ª reunión de matrimonios jóvenes
26 – Testimonio de evangelización

28-30 – Visita a Guerrero

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