domingo, 30 de junio de 2013

Marcos 14.1-9



La Palabra (Hispanoamérica)

1 Faltaban dos días para la fiesta de la Pascua y de los Panes sin levadura, y los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley andaban buscando el modo de tender una trampa a Jesús para prenderlo y matarlo. 2 Decían, sin embargo: —No lo hagamos durante la fiesta, a fin de evitar una alteración del orden público.

3 Estaba Jesús en Betania, en casa de un tal Simón, a quien llamaban el leproso. Mientras se hallaba sentado a la mesa, llegó una mujer que llevaba en un frasco de alabastro un perfume de nardo auténtico y muy valioso. Rompió el frasco y vertió el perfume sobre la cabeza de Jesús. 4 Molestos por ello, algunos comentaban entre sí: “¿A qué viene tal derroche de perfume? 5 Podía haberse vendido este perfume por más de trescientos denarios y haber entregado el importe a los pobres”. Así que murmuraban contra aquella mujer. 6 Pero Jesús les dijo: —Déjenla. ¿Por qué la molestan? Lo que ha hecho conmigo es bueno. 7 A los pobres los tendrán siempre entre ustedes y podrán hacerles todo el bien que ustedes quieran; pero a mí no me tendrán siempre. 8 Ha hecho lo que estaba en su mano preparando por anticipado mi cuerpo para el entierro. 9 Les aseguro que, en cualquier lugar del mundo donde se anuncie la buena noticia, se recordará también a esta mujer y lo que hizo.

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