CULTO DE ORACIÓN Y ESTUDIO
Martes 14 de enero, 19 hrs.
Modera: A.I. Israel
Núñez Castro
Llamamiento: Salmo
43
Oración de ofrecimiento
Himno: “Cantemos al Señor” (78)
Himno: “Alma, bendice al
Señor” (82)
Momentos de oración
Lectura bíblica: II Reyes 25
Tema: Sitio
y conquista de Jerusalén
Himno: “Ama el pastor sus
ovejas” (238)
Ofertorio
Bendición pastoral
¿CON QUÉ QUEDARSE DEL LIBRO DE LOS REYES?
Pierre Buis
Hemos encontrado numerosos mensajes en las páginas de este libro. ¿Podemos
definir ahora cuál es el mensaje esencial, la lección que hay que sacar por
encima de todo? Más en concreto, ¿qué efecto pudo producir este libro
en sus primeros lectores? Eran posibles dos lecturas: una pesimista, la otra optimista.
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Pesimista: el sistema estatal instituido por David no aseguró al pueblo de Israel ni la posesión tranquila del suelo ni la fidelidad a la alianza. Ésta se rompió y quedaron anuladas las promesas a los antiguos. Dios dio varias oportunidades a los dos reinos, pero el balance es francamente negativo. Está claro que el pueblo de Dios no puede ser una nación como las demás.
Optimista: a pesar de su final dramático, esta historia conoció momentos felices, horas gloriosas, cambios inesperados hacia el bien. Israel ocupó su lugar en el mundo y en la historia. La mayor parte de las promesas se realizaron durante un tiempo notable. Y no se perdió todo: las guerras y las deportaciones no fueron un genocidio. Aunque disperso, el pueblo sigue existiendo. Y tiene todavía un jefe: Jeconías, un descendiente de David, reconocido como rey por los babilonios (2 Re 25.27-30), y su descendencia está asegurada. La misma prueba es un signo de que el Señor no se ha retirado de la historia: sigue aún activo en ella.
La primera lectura podría
llevar a la desesperación, a una resignación estéril. Pero puede también
invitar al lector a reconocer sus infidelidades y a cambiar de vida. En todo
caso, a ello es a lo que nos invita la segunda lectura. No habrá porvenir sin
una conversión profunda de todo el pueblo. Hay que notar que esta conclusión no
se indica en el libro (excepto en 1 Re 8.46-51), quizás porque se trata de algo
evidente.
A partir de aquí se puede
imaginar el porvenir de muchas maneras:
1. No habrá porvenir: Israel ha dejado de representar su papel.
2. Habrá un porvenir para el pueblo, pero es inútil
imaginárselo y programarlo. Lo que hay que hacer simplemente es confiar en el
Señor (ésta es poco más o menos la conclusión de Lv 26.42-45).
3. El pueblo de
Dios seguirá existiendo, pero de una forma muy distinta, quizás incluso sin un
territorio nacional, sin templo y sin culto. Es lo que vivirán aquellos que
escojan seguir viviendo en la diáspora.
4. Dios restablecerá el reino de David,
pero con instituciones corregidas y con un pueblo renovado al que se le dará un
“corazón nuevo”. Puede presentarse ya su programa, como lo hacen Ezequiel (Ez
34-38) y, en otro sentido, la segunda parte del libro de Isaías (Is 40-66).
A lo largo de la historia de la Iglesia ha habido muchas veces la tentación de ver en el libro de los Reyes unos modelos de sociedad, siendo así que los critica a todos ellos, mostrando que terminaron en un fracaso. También se buscó esos modelos en los personajes cuya historia se nos narra; pero los retratos que de ellos se nos ofrecen son demasiado esquemáticos y convencionales para poder servir de modelos. Este libro puede hablar a los hombres de hoy solamente por los datos y las reflexiones que hemos sacado en la segunda parte de este Cuaderno. Habrá que quedarse sobre todo con su mensaje crítico, que denuncia una concepción simplista de la retribución y que desacraliza las instituciones. Lo más interesante sigue siendo la hermenéutica de la historia que en él se lleva a cabo y que puede ayudarnos a nosotros a reconocer la acción de Dios en el corazón de la historia que se construye a nuestro alrededor y por medio de nosotros.
PRÓXIMAS ACTIVIDADES
19 – Taller con familias/ Presentación
de oficiales y ministerios
21
– Culto de estudio y oración: Profetas
26
– Presentación de oficiales y ministerios/ 1er Taller de lectura bíblica: Génesis 1-11
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