sábado, 25 de enero de 2014

Letra 355, 26 de enero de 2014

EN TORNO A LA APLICACIÓN DEL PERDÓN. IMPLICACIONES TEOLÓGICAS, SOCIALES Y JURÍDICAS
Máximo García Ruiz
Actualidad Evangélica, 17 de enero de 2014

20120929-1Una de las peticiones del Padre Nuestro se centra en pedir a Dios perdón por nuestras deudas o, en el lenguaje de la versión moderna más depurada, La Palabra: “por el mal que hacemos”. En cualquier caso, hay un condicionante: “como también nosotros perdonamos a nuestros deudores (o bien, ‘a quienes nos hacen mal’)”.
El tema del perdón tiene profundas connotaciones teológicas, sin olvidar sus implicaciones sociales y jurídicas. La palabra perdón trasmite la idea de expiación, por lo regular relacionada con un sacrificio, como ocurre en el Antiguo Testamento. Desde el punto de vista teológico el perdón hace referencia al pecado, y pecado, en la acepción etimológica comúnmente aceptada, significa “no dar en el blanco, errar”. Ahora bien, el recorrido bíblico nos lleva a la idea de que pecar es infringir una ofensa a Dios, incumplir sus mandamientos en su sentido más amplio. Y este incumplimiento, de acuerdo con la enseñanza vetero-testamentaria, lleva implícito un castigo: la expulsión del Paraíso, es decir, la interrupción de una relación personal con Dios.
Siguiendo con el trasfondo teológico, la forma de resolver la condena derivada del pecado se lleva a cabo mediante un acto de expiación. Es decir, borrar la culpa purificándose de ella por medio de algún sacrificio. Toda la enseñanza del Antiguo Testamento gira en torno a esa idea: la expiación de los pecados, hasta el punto de que la festividad más solemne y representativa del judaísmo llegó a ser precisamente la Fiesta de la Expiación. Y si avanzamos en el proceso de la revelación, llegamos al Nuevo Testamento y nos encontramos con que su núcleo central es, precisamente, la expiación que Cristo hace a favor de los pecadores. Uno de los verbos que se utilizan para expresar esta expiación es “remisión”; otras formas de expresarlo son “liberar” o “perdonar”.
Ahora bien, la concesión del perdón, de la liberación, de la remisión de pecados o de la expiación, se lleva a cabo mediante dos posible vías: una, pagando uno mismo el precio del rescate; dos, apropiándose el rescate pagado por otro; en el caso que nos ocupa, la redención hecha por Cristo a favor de los pecadores, se enmarca en el segundo caso. Llegados a este punto, observamos que, si bien el precio para redimir la culpa ha sido ya satisfecho, su aplicación no se lleva a cabo urbi et orbi como si  de una amnistía general se tratara, o de forma indiscriminada, sin tener en cuenta la actitud individual. La aplicación del perdón es selectiva, individualizada y precedida siempre por un acto de voluntad del propio individuo que la recibe; una voluntad que ha de expresarse mediante una solicitud consciente unida a un compromiso de no reincidencia (“vete y no peques más”, le dice Jesús a la mujer adúltera, de la misma forma como pudo decírselo al usurero Zaqueo o al digno Nicodemo). Se trata de un acto de gracia, un indulto, que es preciso granjearse mediante una actitud personal que exige una motivación expresa por medio de una solicitud personal concreta, y se pone de manifiesto porque existen muestras de arrepentimiento.
Decíamos, y así es, que el término perdón tiene, además, implicaciones sociales. Con motivo de la excarcelación de muchos presos que han sido causa de enorme sufrimiento a la sociedad, bien sea desde la delincuencia común unida a crímenes nefastos, o bien desde el terrorismo irracional de quienes cambiaron el lenguaje de las palabras por el de las armas para reivindicar sus aspiraciones políticas, la sociedad española ha reaccionado de forma airada expresando su repulsa a esas excarcelaciones, tanto por la repugnancia y el miedo que les produce volver a compartir los espacios públicos con delincuentes irredentos que no han mostrado ningún signo de regeneración ni arrepentimiento, como por considerar que el precio pagado con un número determinado de años de privación de libertad no es suficiente para compensar el daño causado.
Sin entrar en los discutibles y con frecuencia injustificables casos de indulto que concede el Gobierno a determinadas personas que han sido previamente condenadas por un juez, frecuentemente incomprensibles para la ciudadanía, podemos decir que la repugnancia y la indignación de amplios sectores de la sociedad al ver pasear por las calles de su ciudad a criminales no arrepentidos, son sentimientos justificados desde el punto de vista moral, pero se trata de emociones no medibles ni aplicables desde el tercero de los ámbitos que planteamos, es decir, desde el jurídico. La justicia divina es una y la humana es otra; los aspectos morales y éticos tienen una forma de ser medidos y los actos delictivos socialmente, otra; en una sociedad en la que se proclama la separación de la Iglesia y el Estado, una cosa es el espacio destinado a la/s religión/es y otra el que dirimen los estados legalmente constituidos en lo que a la aplicación de la justicia se refiere. 
Desde el punto de vista jurídico, el delincuente es condenado en aplicación de unas leyes que pueden ser más o menos justas, pero que son las que el juez tiene que aplicar y, una vez que el reo haya cumplido su condena, esté o no arrepentido del acto cometido, haya o no haya solicitado el perdón, la justicia no puede actuar de otra forma que no sea poniéndole en libertad. Confundir estos espacios y envenenar con mensajes torticeros y manipuladores a la gente, es un flaco favor que se le hace a la sociedad, venga de donde venga.
La religión tiene un papel importante que cumplir entre los ciudadanos, contribuyendo a formar a las personas en valores éticos que coadyuven a crear una conducta moralmente aceptable y positiva. Pero debe dejar a los diferentes agentes sociales, sean políticos, jurídicos o culturales, que cumplan su cometido en absoluta libertad, conforme al marco legal que pueda conferir un estado democrático moderno. Y si de religión cristiana se trata, el marco para entender y aplicar el perdón está claramente establecido: se pide a Dios el perdón del mal causado, con independencia de la restauración civil que fuere necesario hacer y las consecuencias derivadas del mismo, y se hace a partir de un sincero arrepentimiento, desde la disposición a aplicar esa misma actitud perdonadora a quienes nos han causado algún mal.
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EXCOMULGAN A MUJER DE IGLESIA PRESBITERIANA PORQUE LA ORDENARON PASTORA
Sandra de los Santos
Chiapas Paralelo, 23 de enero de 2014
www.chiapasparalelo.com/noticias/chiapas/2014/01/excomulgan-a-mujer-de-iglesia-presbiteriana-porque-la-ordenaron-pastora/

Red de Mujeres Libres en Cristo. Foto: Cortesía.La jerarquía de la iglesia presbiteriana del centro norte de Chiapas excomulgó a Cira Hernández Gutiérrez debido a que fue ordenada pastora, y sancionó a los pastores que participaron en la celebración de su ordenación. México es el único país a nivel mundial en el que no se permite la ordenación de pastoras dentro de la iglesia presbiteriana debido a que así lo decidieron los jerarcas de esta iglesia a nivel nacional.
A pesar de la oposición de quienes dirigen la iglesia, un grupo de pastores, que han conformado la Comunión de Iglesias Presbiterianas y Reformadas de Chiapas (CODIPRECH), decidió ordenar como pastora a Cira Hernández Gutiérrez, quien se venía desempeñando desde hace 25 años como misionera y es Licenciada en Teología. Cira Hernández es la tercera mujer pastora ordenada a nivel nacional dentro de la iglesia presbiteriana y la primera en Chiapas.
Las y los integrantes de la Comunión de Iglesias Presbiterianas y Reformadas de Chiapas consideraron que no existe un impedimento teológico para negar la ordenación de las mujeres. “Hace unos años se discutió a nivel nacional la importancia de que las compañeras mujeres fueran también ordenadas pastoras porque el ministerio de Jesús está basado en la inclusión no en la exclusión. Además de que existen antecedentes bíblicos de que Jesús quiso que las mujeres fueran sus apóstoles. María Magdalena fue la enviada de Jesús para que fuera a hablar de su resurrección” dijo el pastor Reynaú Santiago.
La pastora Gloria González, la primera mujer ordenada para dar los sacramentos dentro de esta iglesia, consideró que la posición de quienes dirigen el presbiterio muestra la intolerancia de estos hombres de caminar con las mujeres en la construcción de una comunidad incluyente. “Tantos hombres y mujeres fuimos creados a semejanza de Dios”.
Cira Hernández Gutiérrez tiene 52 años estudió en el seminario, al igual que sus compañeros pastores, la Licenciatura en Teología y durante 25 años fue misionera y realizaba todas las actividades de un pastor, pero no se le permitía dar los sacramentos. Hasta que fue ordenada el pasado mes de diciembre del 2013. Sin embargo, el 11 de enero la excomulgaron, precisamente, por su ordenación. Le dijeron que podía ser aceptada nuevamente, pero si rechazaba el nombramiento a lo que se negó.
“Estoy segura que no hice nada malo. Que no falte a la voluntad de Jesús. Necesitamos construir una Iglesia incluyente” señaló Cira Hernández Gutiérrez, quien continuará como pastora, aunque ya no dentro de la estructura jerárquica de la Asamblea General Presbiteriana.
La Comunión de Iglesias Presbiterianas y Reformadas de Chiapas profesan su fe bajo los mismos cánones religiosos que la Iglesia presbiteriana a nivel nacional, la diferencia es que están a favor de la ordenación de las mujeres como pastoras, aceptan a todos los grupos diversos que existen entre los fieles de esta religión y también participan en grupos ecuménicos.
La sede de la comunión es la Iglesia Jesucristo Puerta de Salvación que se encuentra ubicada en el Fraccionamiento San Isidro Buenavista de Tuxtla Gutiérrez. Sus cultos son los domingos a partir de las 10:00 de la mañana.
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AVANZA ENCUENTRO SOCIAL, PARTIDO DE EVANGÉLICOS
Reforma, 22 de enero de 2014

La Agrupación Política Nacional Encuentro Social [www.pesbc.org/], vinculada con iglesias evangélicas, avanza en el procedimiento ante el IFE para convertirse en partido político. De acuerdo con el último reporte del organismo electoral, hasta el momento ha reunido los requisitos —aunque falta la fase final— y se perfila junto con Movimiento Regeneración Nacional (Morena) para obtener el registro.
En 2003, Encuentro Social se alió con Convergencia, y en 2006 firmó una alianza con Felipe Calderón durante su campaña presidencial. Gracias a esa alianza su dirigente, Hugo Éric Flores, pastor de un grupo evangélico, fue senador suplente del PAN y oficial mayor de la Semarnat. Pero en 2007 fue inhabilitado hasta 2020 para ejercer cargos públicos, acusado de fraude en programas forestales. Un proceso que aún está en litigio.
Encuentro Social recibió su registro como partido local (PES) en Baja California el 30 de octubre de 2006, y en 2007 apoyó al candidato panista y hoy Gobernador José Guadalupe Osuna Millán. En 2009 PES buscó aliarse con el PRI y su dirigente trató de ser diputado federal.
De acuerdo con su programa, el PES trata de preservar valores y principios morales a través del ejercicio de la política, y se ubica ideológicamente en el centro. En sus estatutos se pronuncian por la observancia de los derechos humanos y ciudadanos "en un marco de respeto a la vida, la moral y las buenas costumbres".
Su dirigente ha reconocido en diversas ocasiones que aunque la mayoría de sus miembros profesan la religión evangélica, no son un partido evangélico, pues están abiertos a incluir a quienes comparten su visión política, aunque tengan otra religión.
Según sus principios, no comparte la idea de la participación política de la Iglesia sino en la colaboración de gente justa y honesta y creen en la separación de Iglesia y Estado.
Sin embargo, grupos de evangélicos admitieron que Flores intentó reunir adeptos para la realización de asambleas. De 200 distritales requeridas, en diciembre Encuentro Social ya había superado las 180 asambleas.
Una vez que concluya enero para que las organizaciones realicen todas las asambleas requeridas, el IFE tendrá seis meses para acreditar la legalidad y entregar el registro que les dará acceso a las prerrogativas.
 
Piden cumplir la ley

La Arquidiócesis de México pidió a las autoridades electorales cumplir la legislación antes de otorgar registro para partido político a un grupo de evangélicos. En entrevista, el vocero de la institución eclesial, Hugo Valdemar, indicó que la Iglesia católica no está en desacuerdo con que los ministros de culto puedan participar en ese tipo de actividades, pero hay una ley que es clara, dijo, y es necesario obedecerla.
     Ante la probabilidad de que Encuentro Social, dirigida por un pastor evangélico, obtenga registro como partido, Valdemar afirmó que primero es necesario que constitucionalmente se garantice el derecho de los ministros a ser votados y posteriormente otorgar registro como partidos a estos grupos. "No lo vemos mal, pero hay una legislación y hay que obedecerla, las autoridades tienen por supuesto la obligación de respetarla y si él (Éric Flores) tiene registro como ministro de culto no puede darse esta participación", advirtió.
     Refirió que mientras en otros países la ley no prohíbe la participación de grupos religiosos en política, en México aún se restringe ese derecho a los ministros. Aclaró que la religión católica no busca participar en la política, porque el propio derecho canónico lo prohíbe, pero el Estado no puede prohibírselos, pues es un asunto de derechos humanos. 

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