CULTO DE ORACIÓN Y ESTUDIO
Martes 28 de enero, 19 hrs.
Modera: A.I.
Pablo Gil M.
Llamamiento: Salmo
41
Oración de ofrecimiento
Himnos: “¡Cuán grande es Él!”
(74)
“El Señor es mi fuerza”
(146)
Momentos de oración
Lectura bíblica: Lamentaciones 2
Tema: Las
lamentaciones de Jeremías (II)
Himno:
“El que habita al abrigo de Dios” (683)
Ofertorio
Bendición pastoral
SEGUNDA LAMENTACIÓN: JERUSALÉN DESTRUIDA
Jerusalén se ha
visto de pronto oscurecida como por una nube, la nube de la ira divina. En un
momento ha sido precipitada la magnificencia de Israel, es decir, su
esplendor entre los otros pueblos. Y de nada le sirvió para evitar la
catástrofe la presencia del templo de Jerusalén, morada de Yahvé, escabel de
sus pies, porque vino el día de su ira, es decir, de la reivindicación de los
derechos de la justicia divina ultrajada. Por encima de las predilecciones que
pueda tener Yahvé para con su pueblo están las exigencias de justicia y
santidad inherentes a su mismo ser.
v. 2. En el turbión de la guerra enviada por Yahvé
desaparecieron los puntos vitales de la vida nacional: primero, los pastizales de
Jacob o Israel, fuente de su obra, y después las fortalezas de Judá, o
fortificaciones que se escalonaban a través del país como primera defensa de
Jerusalén, la hija de Judá. Y, por fin, la suerte fatídica llegó al rey y a sus
príncipes El representante de la teocracia israelita fue profanado, por
permisión divina, al ser maltratado por sus enemigos. El profeta piensa en la
trágica suerte del desgraciado rey Sedecías, al que le fueron arrancados los
ojos en Ribla (Alta Siria), por mandato de Nabucodonosor, después de haber
asistido a la muerte de sus hijos.
v. 3. Israel, con su presunta potencia humana,
sucumbió ante el embate del furor de la ira de Yahvé. La única garantía de
seguridad del pueblo elegido era la protección de Dios, pero El retiro su
diestra frente al enemigo. El escudo de Israel era Yahvé, pero, en vez de
protegerle, le entregó al enemigo, y la guerra se encendió con ardorosas llamas,
que todo lo consumieron.
v. 4. Es más, no sólo Yahvé negó su protección a
Israel, sino que la atacó positivamente como arquero que tiende su arco como
enemigo y “afirma su diestra”, destruyendo cuanto es agradable a su vista, alusión
probable a la destrucción total de los palacios y templos que constituían el
legítimo orgullo de los judíos. O quizá con esta frase se refiera el autor a la
juventud florida de Judá caída en el combate. La ira divina prendió como fuego
devastador en la tienda de la hija de Sión, e.d., en la ciudad de Jerusalén,
concebida como tienda de campaña atacada por una razzia enemiga.
profetas_lamentaciones.htm
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PRÓXIMAS ACTIVIDADES
FEBRERO: ¿QUÉ NECESITAMOS PARA SER CONSTANTES?
2 –
Santa Cena
6-9 –
Visita a Guerrero
9 –
Reunión de Consistorio/ Matrimonios
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