domingo, 29 de enero de 2017

Letra 505, 29 de enero de 2017

THOMAS MÜNTZER (1490-1525) (I)
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Resultado de imagen para muntzerProminente entusiasta del tiempo de la Reforma y dirigente en la Guerra del Campesinado, nació en Stolberg, Turingia, antes de 1490 y murió decapitado en Mühlhausen, Sajonia, el 27 de mayo de 1525.

Su juventud
De su juventud sólo se saben unos pocos hechos aislados. En 1506 ingresó en la universidad de Leipzig y en 1512 era estudiante en la de Francfort. En la primera mitad de 1513 se enroló en una liga contra el arzobispo Ernst de Magdeburgo; en 1515 era preboste en Froshe cerca de Aschersleben, tras lo cual parece que llevó una vida errática durante varios años. A comienzos de 1519 estaba en Leipzig, donde todavía vivía en el tiempo de la disputación. Parece que le causó buena impresión a Lutero, pues le recomendó a Johann Silvanus de Eger (Egranus), como predicador en Zwickau. A finales de 1519 era confesor de las monjas bernardinas en el monasterio de Beutitz cerca de Weissenfels. Pero como no podía quedarse en un lugar durante una cierta cantidad de tiempo, entró pronto en Beutitz en dificultades. Evidentemente no tenía una idea seria de sus deberes, como se desprende de una declaración de Lutero en el sentido de que a veces omitía la fórmula para la transformación de los elementos en la administración de la Cena. Es difícil asumir que alguna vez reconociera la autoridad del círculo de Wittenberg, considerando su naturaleza independiente; pero el nuevo movimiento le había atrapado, como resultado de su estudio de Eusebio, Jerónimo, Agustín y las actas de los concilios de Constanza y Basilea. El estudio de la Teología Germánica, recomendado por Lutero, y de las obras de Tauler y otros místicos no ejercieron una considerable influencia sobre él.

Actividades en Zwickau
Con la aprobación de Lutero aceptó una invitación de Zwickau donde Egranus había introducido la Reforma, quedando envuelto en disputas con los monjes. Durante una ausencia temporal de Egranus, Müntzer fue su sustituto como predicador de la iglesia principal en Zwickau. Sus primeros sermones delataron sus extremistas tendencias, por sus vehementes ataques sobre la actividad pastoral de los monjes, a quienes acusó de avaricia y engaño, obteniendo el favor de los ciudadanos que tenían aversión a los frailes mendicantes por su riqueza. El consejo de la ciudad no escuchó las quejas de los católicos, pidiendo al duque Juan que prohibiera cualquier molestia a los predicadores del evangelio. Müntzer se volvió más y más agresivo, especialmente tras su traslado de la iglesia a Santa Catalina, al regreso de Egranus. Injurió a todos los que le contradijeron, haciéndoles sospechosos de ser oponentes del evangelio. Desde ese tiempo dos principios movieron sus acciones: primero, la pretensión de una inspiración inmediata del Espíritu guiándole en palabra y obra; segundo, la tendencia  a  organizar  una  comunión de santos llenos con el Espíritu. Encrespó a los laicos contra el clero, congregó a los elegidos en conventículos y les pidió que designaran a doce apóstoles y setenta y dos discípulos. 'Los laicos deben ser nuestros prelados y pastores', anunció, tal como Nicolás Storch, un sastre, a quien alabó como versado en la Biblia y de quien dio testimonio de poseer el Espíritu. De este modo entró en dificultades con sus colegas en la ciudad, especialmente con Egranus, quien incitó al pueblo a destituirlo por la fuerza. El 16 de abril fue depuesto y con Marcus Thomæ se fue a Praga para establecer su iglesia espiritual entre los utraquistas.

En Bohemia. Obras sobre la liturgia
Predicó en diferentes iglesias en alemán y latín, hallando adherentes entre la nobleza, pero sus salvajes invectivas contra el clero hicieron imposible que se quedara. Fue de lugar en lugar, siempre anunciando su evangelio espiritual y proclamando la inminente llegada del Anticristo. A pesar de su rechazo, tuvo que tener en 1522 una conversación con Lutero, en la que se intercambiaron fuertes palabras. Desde Nordhausen, donde estuvo al menos a finales de ese año, fue antes de Pascua de 1523 a Alstedt, siendo aceptado por el consejo de la ciudad como predicador a prueba de la iglesia de San Juan. Aquí comenzó inmediatamente aquellas reformas del servicio de la iglesia conocidas principalmente por sus tres obras litúrgicas: Deutsch kirchen ampt. Vorordnet aufzuheben den hirterlistigen Deckel, unter welchem das liecht der Welt vorhalten war... (Alstedt, sin fecha); Deutsch evangelisch Messe, etwann durch die bepstischen pfaffen im latein zu grossem nachteil des christenglaubens von ein opfer gehandelt (Alstedt, 1524) y Ordnung und berechnunge des teutschen ampts zu Alstadt durch Tomam Müntzer, seelwarters in vorgangen osteren aufgericht (Alstedt, 1524).
Aunque en comparación con otras declaraciones esas obras muestran una cierta moderación, sin embargo delatan su tendencia característica. En las primeras dos obras puso especial énfasis sobre los himnos; toda la liturgia, a excepción de la colecta y el sermón, debía ser cantada. Su tercera obra proporciona un relato de la disposición del servicio en la iglesia, tal como existía en 1523 y explica en manera interesante y original las partes individuales del culto. Las tres obras muestran su sentido artístico, gusto eclesiástico, alta capacitación y extenso conocimiento, poseyendo un alto grado de originalidad; también revelan el propósito de construir y no derribar. Sin embargo, la creciente desaprobación de Lutero puede explicarse fácilmente. Estaba ofendido por el fuerte énfasis puesto en el Espíritu, el bajo lugar en el que el sermón quedaba y por la polémica actitud contra el círculo de Wittenberg y la formalidad del culto. Las incendiarias alocuciones de Müntzer indujeron al conde Ernst de Mansfeld a prohibir la asistencia a los servicios de Müntzer. Éste atacó e injurió violentamente al conde y en una carta dirigida al elector el 4 de octubre de 1523 se ofreció a ser juzgado según el derecho divino, contentándose el elector con la promesa de Müntzer de desistir de hacer futuras invectivas desde el púlpito, que no eran para la edificación del pueblo. De esta forma Müntzer ganó esta partida y sin obstáculos continuó con sus sermones de insurrección.

Enseñanza revolucionaria en Alstedt
A comienzos de 1524 publicó Protestation oder empictung Tome Müntzers von Stolberg am Hartzs seelwarters zu Alstedt seine leren betreffende unnd tzum anfang von dem rechten Christen glawben, unnd der Tawffe, que fue seguida por Von dem getichten glawben auff nechst Protestation aussgangen Tome Muntzers Selwerters zu Alstedt. La primera publicación, en la que asumía las maneras de un apóstol o profeta, era un ataque a la doctrina de los teólogos de Wittenberg, aunque Lutero mismo no es mencionado.
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LA EVANGELIZACIÓN A LA MANERA DE CRISTO
Consejo Mundial de Iglesias
www.oikoumene.org/es/resources/documents/commissions/mission-and-evangelism/together-towards-life-mission-and-evangelism-in-changing-landscapes

1.  Sin menoscabo de las diferentes dimensiones de la misión, “la evangelización” consiste esencialmente en una sistematización explícita e intencional del Evangelio, en particular, “la invitación a la conversión personal a una nueva vida en Cristo y a ser sus discípulos”. Las diferentes iglesias tienen entendimientos divergentes acerca de cómo nos llama el Espíritu a evangelizar en nuestros contextos. Para algunas, la evangelización es ante todo orientar a las personas hacia la conversión personal por medio de Jesucristo; para otras, la evangelización es ser solidarios y dar un testimonio cristiano sobre la base de la presencia de los pueblos oprimidos; otras, además, consideran la evangelización como uno de los componentes de la misión de Dios. Las diferentes tradiciones cristianas se refieren a aspectos de la misión y la evangelización de diversas formas; sin embargo, aún podemos afirmar que el Espíritu nos llama a todos a un entendimiento de la evangelización arraigado en la vida de la iglesia local en la que el culto (leitourgia) está inextricablemente ligado al testimonio (martyria), al servicio (diakonia) y a la comunidad (koinonia).
2.  Evangelizar es comunicar la buena nueva de palabra y obra. Evangelizar mediante la proclamación verbal o la predicación del Evangelio (kerygma) es una acción profundamente bíblica. Sin embargo, si no demostramos lo que decimos con nuestros actos, nuestra evangelización carece de autenticidad. La combinación de declaración verbal y de acción visible da testimonio de la revelación de Dios en Jesucristo y de sus designios. La evangelización está estrechamente relacionada con la unidad: el amor recíproco es una demostración del Evangelio que anunciamos (Juan 13:34-35) mientras que la desunión es un obstáculo para el Evangelio (1 Corintios 1).
3.  Hay ejemplos históricos y contemporáneos del servicio humilde y fiel que han desempeñado muchos cristianos en sus contextos locales, con la ayuda del Espíritu, para aportar vida en su plenitud. Por otra parte, muchos cristianos que vivieron y trabajaron como misioneros lejos de los respectivos contextos culturales lo hicieron con humildad, mutualidad y respeto; el Espíritu de Dios a su vez suscitó en esas comunidades la necesidad de transformación.
4.  Lamentablemente, muchos métodos y prácticas de evangelización han traicionado en lugar de encarnar el Evangelio. Cuando eso ocurre, estamos llamados a arrepentirnos. Imitar a Jesús en la misión entraña afirmar la dignidad y los derechos de los otros. Estamos llamados a servir a los otros como lo hizo Cristo (véase Marcos 10:45; Mateo 25:45), sin explotación y sin utilizar cualquier forma de seducción. En esos contextos individualizados, puede ser posible confundir la evangelización con la compra y venta de un “producto”, en cuyo caso nosotros decidimos qué aspectos de la vida cristiana queremos adoptar. Por el contrario, el Espíritu rechaza la idea de que la buena nueva de Jesús para todos pueda consumirse según pautas capitalistas, y el Espíritu nos llama a la conversión y la transformación a nivel personal, lo que nos lleva a proclamar la plenitud de vida para todos.
5.  La evangelización auténtica está arraigada en la humildad y el respeto a todos, y prospera en el contexto del diálogo. Promueve el mensaje del Evangelio, de curación y reconciliación, de palabra y obra. “No hay evangelización sin solidaridad, ni hay solidaridad cristiana que no implique comunicar el mensaje del reino que ha de venir”. Así pues, la evangelización sirve de inspiración para la edificación de las relaciones interpersonales y comunitarias. Esas relaciones auténticas se sustentan mejor en las comunidades religiosas locales, y sobre la base de contextos culturales locales. El testimonio cristiano lo es tanto por nuestra presencia como por nuestras palabras. En situaciones en las que el testimonio público de la fe no es posible sin arriesgar la propia vida, el mero hecho de vivir el Evangelio puede ser una poderosa alternativa.
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DEL CONFLICTO A LA COMUNIÓN, UN DOCUMENTO INELUDIBLE
Protestante Digital, 27 de enero

La verdadera teología y el conocimiento de Dios se encuentran en Cristo crucificado.
M. Lutero, Disputa de Heidelberg (1518)

Todos los protestantes interesados en su historia, identidad y misión, luteranos o no, deberían conocer en profundidad el documento Del conflicto a la comunión. Conmemoración conjunta luterano-católico romana de la Reforma en el 2017, coeditado por la Federación Luterana Mundial (FLM) y el Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos (PCPUC) (Maliaño, Sal Terrae, 2013), traducción del Dr. José David Rodríguez, prólogo de Karlheinz Diez, obispo Auxiliar de Fulda, y Eero Huovinen, obispo emérito de Helsinki, fruto de una serie de reuniones iniciadas varios años atrás.
Hay que subrayar, especialmente para quienes no están muy informados, que este tipo de diálogos inter-confesionales lleva realizándose desde hace varias décadas y tiene un carácter multilateral: católicos, reformados, luteranos, pentecostales, menonitas, anglicanos, ortodoxos y un buen número de iglesias libres se reúnen continuamente para dialogar y establecer, desde sus semejanzas y diferencias, acuerdos que permitan el avance en el testimonio y en el trabajo comunes. Ése es un rostro del ecumenismo que, por no alcanzar las primeras planas de los medios, tampoco consigue impactar, lamentablemente, a las diversas comunidades cristianas alrededor del mundo. Basta con asomarse a la red informática para ponerse un tanto al día acerca de estos diálogos y acuerdos.
Sus antecedentes están marcados por fechas significativas, tal como lo explica el propio documento en la introducción: Ya en 1980, la celebración del 450 aniversario de la Confesión de Augsburgo ofreció a luteranos y católicos la oportunidad de desarrollar un entendimiento común de las verdades fundamentales de la fe, al señalar a Jesucristo como el centro viviente de nuestra fe cristiana. En el 500 aniversario del nacimiento de Martín Lutero en 1983, el diálogo internacional entre católicos y luteranos obtuvo la afirmación conjunta de un número de inquietudes fundamentales de Lutero. El informe de la comisión lo designó como “Testigo de Jesucristo” y declaró que “los cristianos, ya sean protestantes o católicos, no pueden ignorar la persona y el mensaje de este hombre”. (p. 9)
Otra etapa muy importante fue la Declaración conjunta sobre la doctrina de la justificación, firmada el 31 de octubre de 1999 la cual, como se explica también, “se elaboró a partir de dicho trabajo preparatorio [de 1980] y del trabajo producido por el diálogo estadounidense sobre Justificación por la Fe [1985], y ratificó la existencia de un consenso en las verdades básicas de la doctrina de la justificación entre luteranos y católicos” (p. 21). […]
El documento recuerda que, a pesar de lo anterior, todavía existen ideas muy contrapuestas, en ambos espacios confesionales, acerca del significado de la reforma de la iglesia, además de la importancia que han adquirido, en años recientes, las iglesias del Sur, las cuales “no ven los conflictos confesionales del siglo XVI necesariamente como sus propios conflictos, aun cuando estén conectadas a las iglesias de Europa y de América del Norte a través de distintas comuniones cristianas mundiales, con las que comparten un fundamento doctrinal común” (p. 14). Esta expansión del cristianismo en otras latitudes puede permitir que el diálogo ecuménico se profundice y alcance nuevas dimensiones espirituales, litúrgicas y teológicas. Pero el documento subraya bien que “el ecumenismo no puede fundamentarse en el olvido de las tradiciones” y plantea preguntas relevantes: “¿cómo podrá ser recordada en 2017 la historia de la Reforma?
(LC-O)

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