LA RECONSTRUCCIÓN INTEGRAL DEL PUEBLO DE DIOS
VOCACIÓN Y FIDELIDAD
Samuel Pagán
Desde el nombre del reformador, que se relaciona con la idea de consolación, hasta la posición que
ocupó en el imperio persa, la vida de Nehemías es un modelo que debe
estudiarse, entenderse y compartirse.
El informe de la condición de los
judíos en Judá y la situación de la ciudad de Jerusalén despertó en Nehemías un
sentido de solidaridad y compromiso con su pueblo similar al que demostró
Esdras. La vocación de Nehemías está relacionada con una situación de crisis
real en el pueblo judío: no con conveniencias ni prestigio personal.
En el análisis del concepto de
vocación, se relacionan las motivaciones y los incentivos que poseen las
personas que desean ser líderes. Para algunos, el liderazgo y la vocación
pueden estar relacionados con el prestigio, el poder y la autoridad. Se
confunden la verdadera razón de ser-de un creyente y el objetivo del liderazgo
cristiano. El líder sirve, comparte, ayuda, orienta, dirige. El objetivo no es
utilizar las posiciones de privilegio para el lucro personal, ni para el
beneficio de solo un sector de la comunidad. El servicio debe ser el propósito
y la motivación que debe servir de base y marco de referencia a cualquier
creyente que quiera ser líder y desarrollar su vocación cristiana; un líder vive
para servir. Es la necesidad del pueblo la que despierta las verdaderas
vocaciones. El reconocimiento personal no debe ser un objetivo para el
creyente, sino el resultado de la fidelidad a Dios y el producto de un
compromiso serio con las necesidades de la gente a la cual sirve.
La vocación de Nehemías revela su
hondo sentido de fidelidad a Dios en medio de un imperio y una cultura
politeísta Nehemías supo' vivir y convivir en medio de una sociedad pluralista
y permisiva y mantener los valores de su religión en alto. Además, supo
utilizar su posición como oficial del rey persa para beneficiar y servir a su
pueblo. Los logros alcanzados dentro de las estructuras políticas del imperio
persa no le impidieron-ser fiel a Dios y a su comunidad.
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EL CONTEXTO DE LAS ACCIONES DE NEHEMÍAS
Esteban Arias Ardila
Israel cae bajo los babilonios en 597.
En 538 Ciro, jefe guerrero y popular entre la tribu
de los persas, conquista a Babilonia. Con la conquista de Babilonia se anexionó
además Siria, Asiria y Palestina que estaban gobernadas por Nabónides, rey
babilonio. En 529 muere Ciro y lo sucede Cambises, quien en el 525 anexionó al
imperio a Egipto. Gaumata, un usurpador, sucede a Cambises pero este último es
derrotado por Darío.
Darío I, más conocido como Darío
el Grande, consolidó el imperio creando una red de carreteras y un sistema de
recaudación de impuestos. También expandió aún más el imperio, pero las guerras
que mantuvo en las fronteras occidentales contra los griegos (499) no tuvieron
el fruto esperado. Su hijo Jerjes I, que fue entronizado en el 486, tampoco
logró ninguna victoria contra los griegos. En el 465 Jerjes y el príncipe
heredero Darío mueren asesinados en un atentado, tras lo cual sube al poder
Artajerjes I.
Esta es la época en que Nehemías
tramita su regreso a Judá para encargarse de la dirección de la reconstrucción
de las murallas y el templo en Jerusalén, que habían sido destruidos por los
babilonios. Ahora los persas se ponen sobre el control de Palestina y sus
alrededores, a través de sus emisarios Esdras y Nehemías, lo cual genera
resistencia entre los habitantes más influyentes de la región que querían
recuperar el control.
El capítulo 1 muestra que el
único impulso de Nehemías fue la noticia del emisario de Artajerjes que había
regresado de una visita oficial a Judá. Sin embargo, sabemos que algunos años
después, en el 448, la revuelta de Megabises, uno de los gobernadores de
Palestina, modificó la situación en favor de Judá.
Después de derrotar dos veces a
los ejércitos del cuñado Artajerjes, Megabises obligó al rey a aceptar un
acuerdo mediado por la reina Amestris, su hermana. El acuerdo, sin embargo, no
debe haber dejado tranquilo al emperador, pues Megabises gozaba del apoyo y de
la simpatía de los demás gobernadores de la región. Se tornó pues imperiosa la
necesidad de tener aliados seguros en el área. El grupo judaíta, presente en la
corte entre los cuales se encontraba Nehemías, debe haber presionado, a su vez,
con el objetivo de recuperar los destinos de Judá. Esta es pues la coyuntura
propia de la misión de Nehemías (Gallazzi, 1998, pp. 55-72). […]
Estamos de acuerdo con los
estudiosos de Nehemías en que el texto puede ser dividido en tres partes:
1.
El retorno y la
reconstrucción con apoyo del rey persa (caps. 1-7)
2.
La ley como sustento
del proyecto imperial persa (caps. 8-10);
3.
La imposición del
proyecto persa en Palestina, a pesar del esfuerzo de los opositores y su
proyecto alternativo (caps. 11-13).
En la primera parte, Nehemías es
comisionado y viaja a Jerusalén (caps.1-2). Luego, Nehemías inicia la
construcción de los muros de la ciudad, a pesar de la resistencia de los
samaritanos y demás gobernadores de la región (caps. 3-4), realiza una reforma
social producto de la protesta de las mujeres y demás gente del pueblo que se
sentían ahora esclavizados en su propia tierra (cap. 5), concluye las murallas
valiéndose de grupos de autodefensa (cap. 6) y repuebla la ciudad de Jerusalén
(cap.7).
En la segunda parte (Neh 8-10),
Esdras lee la Ley frente al pueblo y con este hecho se justifica la
reedificación de Jerusalén que de alguna manera, está ocultando la pérdida de
territorio y el control político imperial por parte de los persas (cap. 8),
realiza una ceremonia de expiación, por causa de los matrimonios mixtos, que
alerta contra el proyecto de los sabios y las sabias como el de Ruth, que
incluye un credo histórico que recuerda la salida de Egipto, con lo cual sustenta
una de nuncia contra la esclavitud en su propia
tierra que ya había sido denunciada en el capítulo 5 (cap. 9) y exige del
pueblo el compromiso de cumplir las exigencias de la Ley (cap. 10).
En la tercera parte, la ciudad de
Jerusalén es repoblada (11.1-3), la población fue inventariada en diversas
listas, con resalte para el clero expresado a través de un género literario
propio de los documentos de la corte (11.4-12.26), se procedió a la dedicación
de las murallas de Jerusalén (12.27-43) y se presentó un resumen de toda la
época de Esdras y Nehemías (12.44-13.3), mencionándose todavía las
realizaciones de la segunda misión de Nehemías que recupera, de hecho, el
espacio ganado en su ausencia por sus enemigos que pretendían, a nuestro
juicio, instaurar un orden nacionalista y orientado por la propuesta de las
sabias de Jerusalén en la época del Cantar de los Cantares y libros como el de
Ruth (13,4-31).
LA FORMACIÓN DE UNA TRADICIÓN
Philip Benedict
Se puede decir que la tradición
reformada tuvo dos nacimientos. De manera más directa, nació en Zúrich a
partir del encuentro entre la visión reformadora de Ulrich Zwinglio y la
cultura política de las ciudades suizas. Zwinglio era un ardiente erasmiano
convertido en crítico de Roma. Su concepción madura de un cristianismo renacido
incluía una gran preocupación por el mejoramiento moral de la comunidad y el
deseo de purgar la adoración de todas las características materiales y no
literarias.
Las autoridades cívicas de la
recientemente independiente y poderosa Confederación Suiza militar ya habían
comenzado a supervisar la vida moral y religiosa de la comunidad Poco después
de llegar a Zúrich en 1519, Zwinglio se convirtió en el principal predicador
evangélico en una ciudad donde la agitación para el cambio se desarrolló rápidamente.
De inmediato, heraldo y defensor de las aspiraciones reformistas, Zwinglio
también fue moderado y políticamente lo suficientemente astuto como para ganar
y retener el apoyo de los padres de la ciudad. Al canalizar el deseo de cambio
de una manera que preservó y reforzó la unidad de la comunidad cívica, moldeó
en 1524–25 la primera reforma cívica en una región que finalmente sería testigo
de muchas.
Las características esenciales de
la reforma de Zúrich incluían un estilo de culto consistentemente austero que
buscaba eliminar todas las características del catolicismo medieval que carecen
de una base bíblica explícita; una insistencia en la prohibición de adorar las
imágenes grabadas y la consiguiente remoción de retablos, pinturas y esculturas
de las iglesias de la ciudad; un simple servicio eucarístico entendido como un
memorial de la última cena de Cristo; y un nuevo tribunal de moral de gestión
cívica encargado de implementar un conjunto de leyes morales reformadas.
Zúrich y sus teólogos seguirían
siendo leales a este patrón de reforma, y la ciudad se convirtió en un centro
para su difusión a otras ciudades y territorios, primero en la región
circundante y luego en gran parte de Europa.
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