¡Jesucristo nos ha
hecho libres! ¡Él nos ha hecho libres de verdad! Así que no abandonen esa
libertad, ni vuelvan nunca a ser esclavos de la ley. Pero quiero decirles algo:
Si ustedes se circuncidan, lo que hizo Cristo ya no les sirve de nada. Les
advierto una vez más: cualquiera que se circuncida está obligado a obedecer la
ley. Los que quieren que Dios los acepte por obedecer la ley, rechazan el amor
de Dios y dejan de estar unidos a Cristo. En cambio, a nosotros, el Espíritu
nos da la seguridad de que Dios nos acepta porque confiamos en Cristo. Gracias
a lo que Cristo hizo, ya no importa si estamos circuncidados o no. Lo que sí
importa es que confiamos en Cristo, y que esa confianza nos hace amar a los
demás.
¡Ustedes
iban muy bien! ¿Quién les impidió seguir obedeciendo el verdadero mensaje? Con
toda seguridad no fue Dios, pues él mismo los invitó a obedecerlo. No hay duda
de que un solo falso maestro daña toda la enseñanza. Puesto que somos
cristianos, estoy seguro de que ustedes estarán de acuerdo conmigo. Y no tengo
la menor duda de que Dios castigará a quien los está molestando, sea quien sea.
[…]
Hermanos,
Dios los llamó a ustedes a ser libres, pero no usen esa libertad como pretexto
para hacer lo malo. Al contrario, ayúdense por amor los unos a los otros. Porque
toda la ley de Dios se resume en un solo mandamiento: “Cada uno debe amar a su
prójimo, como se ama a sí mismo”. […]
http://issuu.com/igl-ammi-shadday/docs/bol25-120617
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