Después de la muerte
de David, Adonías fue a ver a Betsabé, la madre de Salomón. Ella le preguntó: —¿Vienes
como amigo o como enemigo? Él contestó: —Vengo como amigo, y quiero pedirte un
favor. Betsabé le dijo: —Dime de qué se trata. Entonces Adonías le respondió: —Tú
sabes que el reino de Israel era para mí. Todo el país esperaba que yo fuera el
rey. Pero ahora el rey es mi hermano Salomón, porque así Dios lo ha querido.
Sólo quiero pedirte un favor. No me lo niegues. Ella le dijo: —¿Qué es lo que quieres?
Él le contestó: —Te ruego que le pidas al rey Salomón que me dé como esposa a
Abisag, la joven de Sunem. Estoy seguro de que él no se opondrá. Betsabé dijo: —Está
bien. Voy a hablar con él.
Así
que Betsabé fue a hablar con el rey Salomón. […] El rey Salomón le contestó a
su madre: —¿Por qué me pides eso? Él es mi hermano mayor, y además el sacerdote
Abiatar y el general Joab están de su parte. ¿No quieres que también le dé el
reino? […]
Luego,
el rey le dijo al sacerdote Abiatar: “Vete a Anatot, tu tierra. Mereces morir,
pero no te mataré ahora, porque tú fuiste quien llevaba el cofre del pacto de
Dios cuando mi padre David lo trajo a Jerusalén, y además lo acompañaste en los
momentos más difíciles”.
De esta manera, Salomón expulsó a Abiatar del servicio sacerdotal. Así se cumplió lo que Dios había dicho en Siló acerca de la familia de Elí, de que no seguirían siendo sacerdotes.
http://issuu.com/igl-ammi-shadday/docs/bol24-120610
De esta manera, Salomón expulsó a Abiatar del servicio sacerdotal. Así se cumplió lo que Dios había dicho en Siló acerca de la familia de Elí, de que no seguirían siendo sacerdotes.
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