COMUNIDAD CIVIL Y COMUNIDAD CRISTIANA
(III)
Karl Barth
A la comunidad cristiana le es dado poder
comprender la necesidad de la existencia de la comunidad civil. Ella sabe que
todos los hombres (cristianos o no-cristianos) precisan "reyes", es decir,
que es necesario que se encuentren bajo un orden legal, exterior, relativo y
provisorio, protegido por poderes y por autoridad superiores. Sabe que la forma
auténtica, original y definitiva será revelada en el Reino eterno de Dios y en
la justicia eterna de su gracia. La comunidad misma lo proclama en primer y
último término bajo esta forma eterna. Mientras tanto, alaba a Dios porque
"en este mundo todavía no redimido" este orden tiene una forma
exterior, relativa y provisoria, que hacen de él una morada útil y eficaz;
aunque este mundo tenga de Jesucristo un conocimiento muy imperfecto, en
ocasiones lamentable y otras veces no tenga de él ninguna noción. Este orden
legal, exterior, relativo, provisorio y no obstante útil y eficaz es la
comunidad civil. La comunidad cristiana -y en realidad ella sola- sabe hasta
que punto es necesaria la comunidad civil. Su conocimiento del Reino y de la
gracia de Dios le permiten comprender el alcance del orgullo humano y sus
consecuencias catastróficas. Sabe lo peligroso que es el hombre y el peligro
que presenta para si mismo. Le conoce como pecador, es decir, como un ser
siempre dispuesto, si no se le retiene, a abrir las compuertas del caos y de la
nada, poniendo así punto final al tiempo que Dios le concede.
Para la comunidad cristiana este tiempo que se
le otorga al hombre no puede ser otra cosa que un "tiempo de gracia"
en el doble sentido de la palabra: el plazo que se le concede para permitir que
él reconozca y alcance la gracia de Dios; y una prórroga que Dios le concede
por gracia justamente para este fin. La propia comunidad cristiana existe en
este tiempo que Dios le concede al hombre, esto es, allí donde la vida temporal
del hombre está todavía protegida contrala irrupción del caos, en un plazo que
en realidad debería haber vencido hace ya mucho tiempo. Reconoce la comunidad cristiana
el instrumento visible de esta protección en la existencia de la comunidad
civil, y particularmente en los esfuerzos que hace el Estado en el nivel de las
posibilidades exteriores, relativas y provisorias para humanizar la condición
del hombre e impedir que acontezca lo peor, dándoles a todos (cristianos y
no-cristianos: porque este orgullo humano es virulento entre los unos tanto
como entre los otros) la garantía de un orden político que tiene el poder de
castigar a los malos y recompensar a los buenos —,¡que vea cada uno donde se
encuentra! (Rom. 13.3; 1ª P. 2.14). La comunidad cristiana sabe que sin este
orden político no habría tampoco un orden cristiano. Sabe -y por esto alaba a
Dios- que le es permitido vivir al abrigo de la comunidad civil, como el
círculo más pequeño dentro del círculo grande (véase O. Cullmann, "La
realeza de Cristo y la Iglesia en el Nuevo Testamento", 1941).
*
En virtud de esto, la comunidad cristiana
reconoce en la existencia de la comunidad civil, lo mismo que en su propia
existencia, -sean sus funcionarios y representantes Cristianos o no y sin
entrar a considerar su personalidad como individuos- un acto de la voluntad
divina(ordenación, institución, creación) ; es decir una exousía que existe y actúa de acuerdo con la voluntad de Dios (Rom.
13.1),, En la comunidad civil, en el Estado, no estamos en medio de un producto
del pecado, -no obstante los errores y elementos arbitrarios que se manifiesten
en él-sino en una constante de la providencia y del orden universal de Dios,
que, para el bien del hombre, está destinado a ser un contrapeso de su pecado:
en una palabra, estamos en presencia de un instrumento de la gracia divina. De
esta forma comparte su origen y su centro con la comunidad cristiana. La
comunidad civil es un orden de la gracia divina por cuanto expresa también la
paciencia de Dios en su relación con el hombre pecador y el mundo no redimido.
Es la señal de que la humanidad que está todavía (o de nuevo) expuesta al
pecado y consecuentemente a la cólera de Dios, no ha sido abandonada por Dios
en su estado de ignorancia y ceguera, sino de que Él le conserva la vida
La comunidad civil tiene como meta proteger al hombre contra la irrupción
del caos y así darle tiempo: tiempo para la predicación del evangelio, para el arrepentimiento,
para la fe. Mientras cuida "dentro de los límites de la inteligencia y de
las fuerzas humanas" y "bajo amenaza y ejercicio de la fuerza"
que se establezca un derecho humano y (en el sentido absolutamente exterior,
relativo y provisorio que esto implica) un régimen de libertad, paz y
humanidad, deja libre a los individuos que la componen para cumplir con su función
precisa que es la de servir a la providencia de Dios y a su plan de salvación.
La comunidad civil no posee una existencia separada del orden de Jesucristo y
con fundamento propio: es -fuera de la Iglesia, pero no fuera de este orden- un
factor del Reino de Jesucristo. Según el Nuevo Testamento, forma parte de las
"potestades" que han sido creadas en El y que El tiene en sus manos
(Col. 1.16). Como tales no pueden separarnos del amor de Dios (Rom. 8.37) porque,
como lo demostró la resurrección de Jesucristo, están a su disposición. El
dispone de ellas según su voluntad (Mt. 28.18). La actividad del Estado es
también, por consiguiente, servicio a Dios, según la palabra del apóstol (Rom.
13.4). Como tal, esta actividad puede pervertirse, de la misma forma que las
obras de la Iglesia tampoco están exentas de este peligro.
El Estado puede tener la cara y el carácter de Pilato, pero aun en esta
situación no cesa de actuaren virtud del poder que ha recibido de Dios (Jn.
19.11). La perversión del Estado y su gravedad se pueden medir solamente cuando
uno se acuerda que ha recibido la tarea y la responsabilidad de servir a Dios.
Por más pervertido que esté no puede escapar de este Dios cuya ley lo mide. La
comunidad cristiana reconoce pues, con "respeto y gratitud hacia Dios, que
el Estado es una bendición de orden divino" (Declaración de Barmen, tesis
5). Distingue esta bendición en la santificación, por cierto muy superficial,
relativa y provisoria, de un mundo impío que permanece gracias a la existencia
del orden y del poder político. La pregunta, sobre la actitud concreta que este
reconocimiento del Estado implica para la Iglesia en tal o cual caso
particular, tiene que quedar abierta todavía. De todas formas hay una actitud
que desde ya queda excluida: la de la indiferencia, la de un cristianismo
apolítico. En ningún caso la Iglesia puede permanecer indiferente o neutral
frente a una institución que está evidentemente tan estrechamente unida a su propia
misión. Esto significaría manifestar aquella indiferencia de la cual nos habla
Rom. 13.2, que es, en última instancia, dirigida contra Dios mismo y que
acarrea condenación.
La Iglesia tiene que permanecer siendo la Iglesia. Debe limitarse a ser
aquel círculo más pequeño trazado en el interior del reino de Cristo. La
comunidad cristiana ha recibido una responsabilidad que no puede ceder a la
comunidad civil y que no puede realizar usando los métodos de aquélla, de la
misma forma que el Estado, por su parte, no podría desempeñar su papel tratando
de imitar a la Iglesia. Tampoco conduciría a nada bueno para el Estado si,
según lo aconseja R. Rothe, la comunidad cristiana tratara sencillamente de
diluirse dentro de la comunidad civil, renunciando a su misión particular que
expresamente le fue confiada.
La comunidad cristiana proclama la soberanía de Jesucristo y la esperanza
del Reino de Dios que viene. Por su propia naturaleza la comunidad civil no
tiene nada que ver con esta tarea: no le corresponde dar un mensaje de esta
naturaleza. Está llamada a recibir el mensaje de la Iglesia y por su parte no
está en condiciones de referirse a la autoridad y a la gracia de Dios. Está
limitada a aceptar la intervención de una instancia fuera de ella misma. No
ora: está limitada a saber que se ora por ella. Está cerrada a las grandes
preguntas que plantea la existencia humana: su misión es darle un límite y una
protección en una forma totalmente superficial, relativa y provisoria. Debe
admitir que estas preguntas tienen su respuesta fuera de ella. En principio, no
puede contener a la hybris humana y
no está en condiciones de levantar una barrera invulnerable a toda la
amenazante irrupción del caos que resulta de ello. En este caso la comunidad
civil no puede hacer otra cosa que reconocer que también aquí la última palabra
y la última ciencia pertenecen a otra autoridad. Tanto en su pensamiento como
en su lenguaje la comunidad civil está oscilando, en lo que se refiere al
hombre, entre un optimismo infantil y un pesimismo desmesurado. ¿No es cierto
que ella espera de cada uno de nosotros prodigios de virtud cívica, y que
sospecha al mismo tiempo de las peores intenciones con la misma naturalidad?
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PRIMER
CULTO REGIONAL: D.F.
Con gran regocijo, gratitud y tremenda expectación espiritual, se reunió
el presbiterianismo en el Centro de nuestro País. Nos dimos cita en el Centro
de Convenciones Banamex el sábado 2 de Junio a las 16:00 hrs., para llevar a
cabo el solemne culto de gratitud a nuestro buen Dios por los 140 años de
presencia presbiteriana en México, y los 65 años de haberse conformado la R.
Asamblea General.
Ante la presencia de más de dos mil presbiterianos, se llevó a cabo este
solemne acto, con la alegría y el gozo puesto por delante, y la participación
de algunos grupos musicales de diversos estratos de iglesias Presbiterianas que
alabaron el nombre del Señor, previo al culto oficial. Sin embargo, dentro del
orden del culto, las intervenciones especiales estuvieron a cargo del coro
magno con cerca de 300 voces, que para la gloria de Dios entonaron solemnes
himnos que nos elevaron a la misma presencia del Señor, resaltando su
misericordia, gloria, honor, majestad y poder.
El poderoso mensaje de la Palabra de Dios, estuvo a cargo del Rev. Dr.
Jerry Pillay Presidente de la Comunión Mundial de Iglesias Reformadas, quien
instó a la Iglesia a seguir manteniendo la unidad, la fe y comunión con el
Señor. Así como a seguir proclamando el evangelio de Jesucristo, y extender
cada día más el reino de Dios entre los hombres.
En este acto también se hizo entrega de reconocimientos a los ex presidentes de la R. Asamblea General del Centro de nuestro país, y sus
alrededores. A Dios sea la gloria.
Asimismo nuestro reconocimiento al Comité de celebración del centro, por
su valiosísima organización y trabajo bien coordinado, todo para la gloria de
Dios.
SEGUNDO
CULTO REGIONAL: VILLAHERMOSA
Uno de los cultos regionales grandemente esperado por las expectativas
planteadas, lo fue el del Estado de Tabasco. Por fin llegó el gran día 9 de
junio del 2012. Desde las 14 horas, y bajo los rayos abrasadores del sol que
irradiaba con su majestuosa luz el Estado de Tabasco; comenzaron a darse cita
en el Parque Tabasco 2000 de la Cd. de Villahermosa, los autobuses que
transportaban al personal que integraría el magno y majestuoso coro.
Desde las 17:30 horas, y ante la presencia de 18 000 presbiterianos tabasqueños
reunidos en el lugar del evento, y con la alegría y entusiasmo de los diversos
grupos musicales, tríos y cantantes solistas que con gran regocijo y gratitud
entonaron sus cantos, se tributó la adoración musical al que vive y reina por
los siglos de los siglos hasta las 19:00 horas. Hora en que hizo su entrada al
Parque Tabasco la juventud presbiteriana tabasqueña, que portaban la antorcha
del presbiterianismo en México, y que hizo su recorrido por las Iglesias Presbiterianas
de los diferentes municipios de Tabasco, iniciando su recorrido un mes antes de
este magno evento.
Ya con la alegría, el entusiasmo desbordado y con el fervor espiritual de
los presbiterianos presentes, representantes de las diversas iglesias que
integran los 6 Presbiterios y el R. Sínodo de Tabasco en el Sureste de nuestro
País; se dio inicio al magno culto de gratitud a nuestro buen Dios por los 140
años de presencia presbiteriana en México, y los 65 años, de haberse conformado
la R. Asamblea General.
En este solemne acto, las participaciones especiales estuvieron a cargo
del coro magno integrado por 2,000 voces y el Trío Diamante, que para la gloria
de Dios entonaron solemnes himnos que nos elevaron a la misma presencia del
Señor, resaltando su misericordia, gloria, honor, majestad y poder entre otras
cosas.
Así como la interpretación de algunos coros compuestos especialmente en alusión a esta magna celebración.
El poderoso mensaje de la Palabra de Dios estuvo a cargo del Rev. Jhonny Alicea Báez, Director General de Misiones de la Iglesia Reformada de América. Quien viajó desde Michigan, E.U., para ser partícipe de esta grandiosa bendición. Un día antes estuvo impartiendo conferencias para pastores y líderes, y para la juventud presbiteriana de Tabasco, en las instalaciones del Seminario Teológico Presbiteriano del Sureste; eventos que también fueron muy motivadores y de grande bendición. A Dios sea la gloria.
En este acto también se hizo entrega de reconocimientos a los ex – directivos de la R. Asamblea General del Estado de Tabasco. Gracias a Dios, este evento se transmitió a través del canal 16 y por internet a través de www.tvx.com.mx
Agradecemos a nuestro buen Dios sus misericordias y provisión, para la celebración de este acto. Así mismo nuestro reconocimiento al Comité de celebración, y a la Directiva del R. Sínodo de Tabasco, por su valiosísima organización y trabajo coordinado, todo para la gloria de Dios.
http//:presbiterianosag.com.mx
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