La Palabra, SBU
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También derribó el altar de Betel y el santuario
construido por Jeroboam, el hijo de Nabat, con el que hizo pecar a Israel;
quemó el santuario hasta reducirlo a cenizas y quemó igualmente el poste
sagrado. 16 Josías giró el rostro y al ver los sepulcros que
había en el monte, mandó recoger los huesos de los sepulcros y los quemó sobre
el altar, para profanarlo, cumpliendo así la palabra del Señor proclamada por
el hombre de Dios que predijo estos hechos. 17 Luego preguntó: —¿Qué
monumento es ese que veo? La gente de la ciudad le respondió: —Es la sepultura
del hombre de Dios que vino de Judá y profetizó todo lo que acabas de hacer
contra el altar de Betel.
18 Entonces Josías ordenó: —Déjenlo. Que nadie toque sus
huesos. Y así se respetaron sus huesos junto con los del profeta que había
venido de Samaria.
19 Josías eliminó también todas las construcciones de los
santuarios locales construidos por los reyes de Israel en las ciudades de
Samaria para provocar la indignación del Señor e hizo con ellos lo mismo que
había hecho en Betel. 20 Luego degolló sobre los altares a todos los
sacerdotes de los santuarios que había allí, quemó sobre ellos huesos humanos y
regresó a Jerusalén.
21 Entonces el rey ordenó a todo el pueblo: — Celebren la
Pascua en honor del Señor, su Dios, según está escrito en este Libro de la
Alianza. 22 No se había celebrado una Pascua como esta desde la
época en que los jueces gobernaban a Israel, ni durante el período de los reyes
de Israel y de Judá. 23 Esta Pascua en honor del Señor se celebró en
Jerusalén el año décimo octavo del reinado de Josías.
24 Finalmente, Josías eliminó también a los brujos y
adivinos, así como los dioses familiares, los ídolos y todas las aberraciones
religiosas que encontró en el territorio de Judá y en Jerusalén, cumpliendo así
las cláusulas de la ley escritas en el libro que el sacerdote Jilquías había
encontrado en el Templo.
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