15 de marzo de 2015
Dilema es sinónimo a duda, a disyuntiva, a
problema, a pregunta. En esa amplitud de connotaciones tomaremos este término
para relacionarlo al tema del crecimiento numérico de la iglesia. Y si, la
realidad religiosa contemporánea con iglesias afanadas en el crecimiento y con
la aparición de las mega-iglesias y sus modelos, suscita no solo duda y
problema, sino también complejo y culpa a las pequeñas iglesias que,
contradictoriamente, son la mayoría. De ahí las preguntas o dilemas que esta
nueva situación plantea: ¿A qué se debe el crecimiento de las iglesias
pentecostales y carismáticas en nuestro tiempo? ¿Por qué no es así en las
iglesias históricas? ¿El crecimiento numérico es signo de bendición o de
manifestación divina? ¿Qué nos dice la Biblia al respecto? ¿Cómo debe crecer la
iglesia? ...
Veamos, grosso modo, algunos aspectos que favorecen esta tendencia o afán por el
crecimiento, y detengámonos en el pasaje de Hechos 2.37-47 con el propósito de
encontrar orientación para la misión de la iglesia hoy.
Nuestro contexto
pro-religioso
Vivimos
desde hace algunas décadas en un nuevo contexto cultural que algunos llaman
como “posmoderno”. Una característica de este nuevo tiempo es el retorno de lo
religioso, en contraste de la época anterior de negación y rechazo.
En
este contexto, a inicios de los noventa, irrumpen las iglesias carismáticas o
neopentecostales en la escena religiosa latinoamericana. Aparecen con un nuevo
discurso y prácticas, distintas a las iglesias históricas e incluso a las
pentecostales. Estas nuevas iglesias pondrán el énfasis en el crecimiento y en
lo público.
En
este contexto también se revitalizan y aparecen otras religiones, desde las
autóctonas hasta las orientales y otras.
Esto
nos lleva a hacer algunas observaciones y orientaciones:
·
Este
contexto favorece a todas las religiones. La gente de nuestro tiempo está
buscando relacionarse con lo divino, y las religiones les ofrecen caminos
distintos. De ahí que nosotros debemos preguntarnos: ¿Qué estamos haciendo para
atender esta necesidad?
·
También
debemos mirar de forma crítica sobre las estrategias y formas de crecimiento de
las mega-iglesias. Aquí no podemos generalizar, pero el crecimiento de varias
de estas iglesias responde a un estudio del mercado religioso, a trabajo de
poses o imagen pública, a discursos superficiales que atiende a necesidades
religiosas creadas, etc.
·
También
debemos preguntarnos cómo responder al tema del crecimiento; en qué sentido
crecer. Varias de las mega-iglesias no han crecido en su responsabilidad social
o en la denuncia profética o en la equidad de género aunque tengan a pastoras
dentro de su liderazgo.
Nuestro pasaje y el
crecimiento
Hechos
2.37-47 nos habla del crecimiento como resultado de procesos y experiencias,
distintas a muchas de las que vemos en nuestro tiempo.
·
Los
discípulos habían sido parte de un proceso de formación teológica y práctica
que no aprobaron sino hasta ver a Jesús resucitado, y hasta ser re-enseñados
por él mismo en el tema y realidad del reino de Dios (Hechos 1.3). Es en esta
nueva condición, en espera obediente, cuando son llenos del Espíritu en
Pentecostés y, en un contexto adverso,
cuando inician la predicación valiente del evangelio (Hechos 2).
·
El
crecimiento que se da testimonio en el versículo 41 –tres mil personas– no es
resultado del acomodo del discurso al contexto, sino a la interpelación
valiente –denuncia incluida– de los galileos a los judíos que cincuenta días
antes habían llevado a Jesús a la cruz... El crecimiento que debemos anhelar
debe ser aquel que sea resultado de la confrontación e interpelación a la gente
a partir de la proclamación del reino de Dios.
·
El
versículo 37 es un clamor, resultado a la interpelación del apóstol Pedro. Es
un “¿qué haremos?” que espera orientación y guía. Es un “¿qué haremos?” que
también en nuestro tiempo se escucha en las multitudes, clamor que la iglesia
debe responder con responsabilidad y alegría.
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