TIEMPO PROPICIO
Karl Barth, Predigten
1954-1967, pp. 215-217
Instantes. Santander, Sal Terrae, 2005, p. 94.
Mi tiempo está en tus manos.
Salmo
31.16
“C
|
ualquier instante que desperdicies, no habrá eternidad alguna que te lo
restituya”. ¿Qué sabemos nosotros si lo que ahora rechazamos consciente o
inconscientemente es algo mínimo y prescindible o, por el contrario, el giro
decisivo que determinará, hacia atrás y hacia delante, todo nuestro ser en el
tiempo? En este preciso momento no se puede soñar ni con lo pasado ni con lo
futuro. Ahora hay que velar, hay que recibir o actuar, hablar o callar, decir
sí o no. Puesto que, al existir ahora, estamos sometidos a Dios y ante su
presencia, no hay escapatoria posible ante la importancia del ahora, no hay
disculpa alguna para descuidar o malgastar el instante presente. Pero no por
ello están ausentes de nuestro ahora su gracia y su misericordia.
Lo alegre de nuestro presente es en
realidad esto: que en él, dado que Dios es el primero y realmente presente, no
estamos abandonados por él ni entregados a nosotros mismos, ni en nuestra
imbecilidad y apatía ni en nuestro descuido y mal uso de lo que él nos ofrece;
por el contrario, en cada ahora podemos contar también con que perdona los
pecados, ampara a los hijos descarriados, deja que los cansados peregrinos, pese
a todo, den sus pasos cortos y vacilantes; que su sabiduría está por encima de
nuestra necedad, y su bondad por encima de nuestra maldad; y que vigila aunque
nosotros durmamos y soñemos con el pasado y el futuro, cuando deberíamos
aprovechar nuestro ahora, que ya no volverá.
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Clase unida
MODELOS DE IGLESIA PARA HOY
Como muy
bien saben ustedes, los que se tienen por gobernantes de las naciones las
someten a su dominio, y los que ejercen poder sobre ellas las rigen
despóticamente. Pero entre ustedes no debe ser así. Antes bien, si alguno
quiere ser grande, que se ponga al servicio de los demás; y si alguno quiere
ser principal, que se haga servidor de todos. Porque así también el Hijo del
hombre no ha venido para ser servido, sino para servir y dar su vida en pago de
la libertad de todos.
Marcos
10.42-45, LPH
DOS PLANTEAMIENTOS BÁSICOS
1. ¿Quiso el Jesús histórico una única forma institucional de iglesia?
a) Si
entendemos por Iglesia la gracia, la liberación, la irrupción del Espíritu, la
nueva creación, la Jerusalén celeste y el Reino de Dios, entonces Cristo quiso
a la Iglesia y no pretendió otra cosa en este mundo, con su vida, mensaje,
muerte y resurrección.
b) Si
entendemos por Iglesia la institución visible, su organización sacramental, su
institución ministerial jerárquica, sus estructuras sociológicas al servicio de
la gracia del Reino, su auto-comprensión teológica, etcétera, entonces la
pregunta de si Jesucristo quiso una Iglesia asume un aspecto muy diferente. Es
más una cuestión histórica que sistemática, aun cuando la respuesta histórica
influya enormemente en la comprensión sistemática de lo que es y debe ser la
Iglesia.
2. Un balance adecuado entre los aspectos comunitarios e
institucionales
a) La
Iglesia-institución no se basa, como comúnmente se dice, en la encarnación del
Verbo, sino en la fe en el poder de los apóstoles inspirados por el Espíritu
que los hizo transponer la escatología al tiempo de la Iglesia y traducir la
doctrina del Reino de Dios a una doctrina sobre la Iglesia, realización imperfecta
y temporal del Reino.
b) Si la
Iglesia nació de una decisión de los apóstoles impulsados por el Espíritu,
entonces el poder de decisión comunitaria, disciplinar y dogmática pertenece
esencialmente a la Iglesia. Si ella misma nació de una decisión, entonces
seguirá viviendo si cristianos y hombres de fe en Cristo resucitado y en su
Espíritu renuevan permanentemente esa decisión y encarnan a la Iglesia en
nuevas situaciones.
Leonardo Boff, Eclesiogénesis. Las
comunidades de base reinventan la iglesia. 4ª ed. Santander, Sal Terrae, 1984
(Presencia teológica, 2), pp. 77-78, 93.
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ALGUNOS DATOS SOBRE EL INICIO DE LA CONGREGACIÓN (IV)
A.I. Hiram Palomino L.
L
|
uego de una serie de búsquedas, nos convocamos
para resolver la cuestión acerca del lugar al que Dios nos llevaría, pues Él
ahora ponía ante nosotros un gran reto de fe, al demandar que edificáramos casa
para su santuario. Hubo incertidumbre e incluso desánimo, sin embargo, ahí
estuvo siempre el consejo pastoral del pastor Palomino, pero sobre todo, la
convicción de que por la fe lo podríamos lograr. El pasaje bíblico que fue el
detonador para emprender este gran paso de fe y que nos consolidó como iglesia,
fue I Crónicas 28:9-10: “Y tú Salomón hijo mío, reconoce al Dios de tu padre y
sírvele con corazón perfecto y con ánimo voluntario; porque Jehová escudriña
los corazones de todos, y entiende todo intento de los pensamientos. Si tú le
buscares, lo hallaras; más si lo dejares él te desechará para siempre. Mira,
pues, ahora que Jehová te ha elegido para que edifiques casa para el santuario;
esfuérzate y hazla”. Después de muchos intentos por adquirir alguna propiedad
para este gran propósito, el Señor puso los medios para conseguir este predio.
La vida de
la iglesia ha girado en torno a la presencia de Cristo expresada eficazmente
mediante la predicación de la Palabra y la administración de los sacramentos.
En 1993, y como pastor fundador tuvimos la presencia de Jerry Cross y su esposa
Peggy; de 1994 a 1999, el doctor Palomino López y Laura Taylor; entre 1999 y
2006, Rubén Arjona Mejía. Desde 2007 a la fecha ha estado a cargo el presbítero
Leopoldo Cervantes-Ortiz, primero como pastor fraternal, y a partir de marzo de
2011 como titular. En 1994-1995, Francisco Ruiz (Q.E.P.D.); 1994-1996: Alberto
Arenas M.; 1995-1999: Hugo Gallardo Duarte; 1999-2001 Eliseo Vílchez Blancas y
su esposa Deniz Ramírez Vargas; 2001: Saúl Rodríguez; así como el estudiante L.
Iván Jiménez Jiménez.
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LAS MUJERES OLVIDADAS EN LA HISTORIA DE LA IGLESIA: KATHERINE
ZELL (I)
Lisandro Orlov, ALC
Noticias, 26 de febrero de 2015
La Reforma Protestante es conocida por
repudiar la idea medieval católica romana que la virginidad era espiritualmente
superior al matrimonio y a la familia. Esto fue positivo para las mujeres
porque los roles básicos a los que las confinaron en gran medida ya no fueron
considerados viles y pocos honorables. Sin embargo, la fuerte postura de la
Reforma contra la vida monástica, y el cierre de conventos, clausurando para
las mujeres protestantes, cierra lo que había sido una opción principal para el
ministerio de la mujer. Una mujer de espiritualidad e inteligencia
excepcionales ya no podía sobresalir por sí misma a través del sistema
monástico, tal como ocurrió con Hildegarda de Bingen. Sin embargo, las mujeres
protestantes todavía encuentran formas de eludir las restricciones impuestas
sobre ellas por las enseñanzas protestantes. Una de esas formas de eludir las
restricciones consistió en la de casarse con un líder protestante, y así fue
como Katherine Zell (1497-1562) encontró un lugar para su ministerio.
No
he podido encontrar ninguna información acerca de los primeros años de vida de
Katherine Zell: dónde nació, quiénes fueron sus padres, o cualquier otro
detalle. En este sentido los prejuicios de la Reforma contra las mujeres en el
ministerio puede jugar un papel significativo, ya que mientras la investigación
católico-romana y la documentación de las vidas completas de sus santos parece
igualmente cuidadosos tanto de hombres como de mujeres, una mujer en los
comienzos de la Reforma tal como Zell parece haber sido de interés para los
historiadores protestantes sólo después de su matrimonio con el predicador
luterano (y ex sacerdote católico) Mateo Zell. La única información que pude
encontrar acerca de la vida temprana de Katherine Zell proviene de sus propios
labios:
Desde que tenía 10 años he sido
una estudiante y una especie de mujer de iglesia, muy dado a asistir a los
sermones. Me encantaba y frecuentaba la compañía de los sabios, y conversé mucho con ellos, no sobre bailes,
mascaradas, y otros mundanos placeres, pero sobre el Reino de Dios”.
Mateo
Zell finalmente fue excomulgado de la Iglesia Católica por casarse, pero
Katherine defendió su matrimonio señalando que los sacerdotes católicos de la
época eran conocidos por sus amantes y sus seducciones, y que el matrimonio con
un sacerdote era el ministerio de una mujer que “levantaba de la degradación
moral al clero”. Mateo Zell ciertamente parecía considerar a su esposa como su
socia y compañera en el ministerio: Como la misma Katherine dijo, “Mi marido y
yo nunca hemos tenido 15 minutos desagradables No podríamos tener mayor honor
que morir desechados entre los hombres y crucificados sobre dos cruces y aún
allí tendríamos palabras de consuelo de uno para con el otro”.
El
ministerio principal de Katherine fue el acoger a los refugiados protestantes y
ministros itinerantes. Según el historiador de la iglesia Philip Shaff en su Historia
de la
Iglesia cristiana, los ministros
de la Reforma informaron que “ella dialogó con ellos sobre la teología de
manera inteligente que la clasifican por encima de muchos doctores.” Para los
opositores que insistían en que ella debía guardar silencio, ella dijo: “Me
recuerdas que el apóstol Pablo le dijo a las mujeres el permanecer en silencio
en la iglesia. Pero les recuerdo la palabra de este mismo Apóstol que afirmó que
en Cristo ya no hay varón ni mujer, y la profecía de Joel: ‘Yo derramaré mi
Espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán’”.
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